Esta sección presenta información sobre un fenómeno significativo de la vida
política del peronismo en los años de su proscripción. Se trata de la multiplicidad de medios de prensa que se pusieron en movimiento en torno al debate de ideas,
estrategias políticas y posicionamientos de figuras o grupos en los años que corren
desde la caída del peronismo hasta 1969.
Esta primera enumeración de los medios gráficos, presenta un primer cuadro
que debe ser completado y profundizado. Como es sabido, se trata de un proceso que ha comenzado a estudiarse en los últimos años, por lo que sigue habiendo un
numeroso lote de materiales que todavía no han sido abordados.
Para acercarse a esta temática y al solo efecto de periodizar realizamos una
división de lo que se conoce como fenómeno de “resistencia peronista” hablando de una primera(1955-1958), segunda (1959-1962), tercera (64-65) y cuarta (66 en a adelante). Esa distinción obedece a las diferentes condiciones impuestas por los
gobiernos que proscriben al peronismo así como a las diferenciadas estrategias de
lucha que se propone el movimiento peronista y los distintos protagonismos que
asumen los diversos actores que lo componen.
En tiempos de la Revolución Libertadora, unida al proceso conocido como
“resistencia peronista”, floreció una prensa que se inscribe en el mismo fenómeno.
Sueltos, periódicos, semanarios buscaron dar cauce a la voz de los excluidos del
sistema político. Buscaban dar orientación a la masa “vacante”. Intentaban afirmar
la identidad en derrota. Lo hacían en condiciones adversas. El gobierno proclamaba la ahora recuperada “libertad de prensa”, que fue negada para los caídos en desgracia, los opositores, los nostálgicos de la “segunda tiranía”, para los seguidores del “tirano prófugo“.

Es importante recordar que el movimiento político peronista, cuya expresión
desde el gobierno estuvo garantizada merced a un sistema de piezas periodísticas –
la denominada “cadena” de medios oficialistas- en 1955 pasó, también en términos
informativos, a la intemperie del llano.

Del manejo y control de talleres, imprentas, editoriales y del estratégico
acceso al papel, las posibilidades de expresión quedaron, por una parte sometidas a
una economía de subsistencia y por la otra a las cortapisas represivas de rigor. En
esas condiciones de precariedad y desamparo prolifera, durante las
administraciones militares de la “Revolución Libertadora”, la prensa de la
“resistencia”.
Esos medios, muchos de efímera duración, constituyeron las líneas de
continuidad de la existencia de un movimiento político que siguió siendo mayoritario pero tenía menguados sus recursos de expresión.
En esas condiciones de precariedad y desamparo proliferó la prensa de las
“resistencia(s)” del peronismo.
Las características que asumieron las publicaciones en los primeros períodos
respondían a las condiciones socio-políticas dominantes. Generalmente no se
trataba de medios regulares, sino de sueltos, periódicos y en muchos casos
semanarios de mayor volumen que buscaban dar cauce a la voz de los excluidos del sistema político.
Con el acceso del radicalismo intransigente al gobierno, se relajaron las
restricciones y la actividad de esta prensa, en continuidad con lo que venía
sucediendo, tuvo sostenes más firmes. La recuperación de posiciones en los
sindicatos y en la CGT y el restablecimientos de márgenes de libertad para el ejercicio del periodismo gráfico, no obstante, tampoco garantizaron la salida de una prensa de manera orgánica y regular. Esto se prolongó durante el período de Illia, aunque ajustado a las coyunturas políticas (Operativo Retorno, por ej) salieron mayor número de publicaciones.
Tras el golpe de Onganía las publicaciones se vincularon a los organismos de
representación del peronismo o intentos realizados desde la CGT por llegar de
Diccionario del peronismo 1955-1969 Página 1397
manera sistemática a las mayorías mediante un Semanario que concitó la
colaboración de importantes periodistas de la época.
Instaurada la dictadura de la “Revolución Libertadora” la palabra del
peronismo se expresó a través de medios “residuales” del período anterior como El
Líder y De Frente en la prensa nacional y NorteyRenovaciónen el ámbito local de la provincia de Buenos Aires. Muchas otras publicaciones periódicas así como diarios fueron intervenidos y reorientados en favor del gobierno de la Revolución
Libertadora, pagando el costo de ser consideradas parte de la ex “cadena” oficialista.
Las oficinas centrales de la Sociedad Alea (ubicadas en Bouchard y Viamonte, fueron intervenidas, y su responsable, el ex-gobernador de la provincia de Buenos Aires Carlos Vicente Aloé, fue acusado por una comisión investigadora especial
dependiente de la Vicepresidencia de la Nación. Se difundieron imágenes a través
del periodismo “libertador”, mostrando las instalaciones de la oficina central, su caja fuerte y un departamento blindado –dos habitaciones, living-comedor, baño y cocina con paredes de cemento armado de 45 centímetros– con “túneles de escape”
especialmente construidos para la fuga de los “jerarcas del régimen”.
Por decreto del Poder Ejecutivo el ex diputado radical Ernesto Sanmartino
quedó a cargo de El Plata, El Argentino y El Atlántico en la provincia de Buenos
Aires. Alberto Erro, connotado directivo de la S.A.D.E. (Sociedad Argentina de
Escritores) y presidente de A.S.C.U.A. (Asociación Cultural Argentina para la
defensa y superación de Mayo) asumió en la empresa Alea y en la Editorial
Democracia. Los diarios El Laborista, Democracia y Noticias Gráficas que
dependían de él, fueron entregados a distintos sectores políticos. La Epoca fue dado a los abogados socialistas Walter Constanza y Luis Pandra. El Laborista fue para el Partido del mismo nombre orientado por Cipriano Reyes. Noticias Gráficas y Democraciafueron dirigidos por Ricardo Mosquera, de filiación radical
intransigente, quien promovió la organización de una cooperativa para el primer
medio y una fusión con el grupo Alea para el segundo. El antiguo editor Antonio
Zamora tomó la conducción de El Día de La Plata.

Otras empresas periodísticas privadas también fueron intervenidas como
Crítica, La Razón o La Epoca y de particular importancia, por su dimensión, la
Editorial Haynes con El Mundo, El Hogar, Mundo Argentino, Mundo Deportivo,
Mundo Agrario, entre otros, donde se sumaron directores designados por el
gobierno militar. En este caso el interventor – director fue José P. Barreiro,
intelectual ligado al Partido Socialista Democrático. Bajo su dependencia como
interventor – director del semanario El Mundo figuró el escritor Ernesto Sábato.
Otras publicaciones dejaron de salir por las clausuras e intervenciones, las
interdicciones de bienes y el enjuiciamiento o el apresamiento de sus dirigentes. En este campo resulta preciso ubicar la situación de Clase Obrera(Movimiento obrero comunista de Puiggrós y Astesano), La Verdad y Frente Obrero (grupos trotskistas de Nahuel Moreno), Mundo Peronista(de la Escuela Superior Peronista orientados por Raúl Mendé y Enrique Olmedo), Actitud(de la Confederación General de Universitarios), Revista de la UES(de la Unión de estudiantes secundarios), Conquista (de la Juventud Peronista), entre otras. Otra fue la situación del periódico de la C.G.T. que en un primer momento continuó editándose, luego fue intervenido y tras un tiempo de interrupción en su salida actuó como vocero de la gestión gubernamental, a partir de enero de 1956.
El gobierno militar, entonces, distribuyó los medios entre sectores afines y,
sobre todo, se encargó de limitar las posibilidades de expresión de los peronistas en la prensa gráfica, habiendo heredado, además, la facultad de administrar las cuotas de papel, un insumo clave y determinante para la expresión pública que había caracterizado a la actividad de la prensa en la Argentina.
El lugar de la palabra escrita era aun más importante para los peronistas, no
solo porque operaban sobre ellos restricciones políticas, sino porque también les
estaban vedadas la participación en los medios de radiodifusión. Los actores y
cantantes relacionados con el peronismo fueron borrados de la nómina de
convocados por los populares programas radiales y, finalmente, la Revolución
Libertadora sancionó la ley Nacional de Radiodifusión. La medida impedía el ingreso de capitales extranjeros y la concentración de medios (limitando la cantidad de licencias por operador y la transmisión en redes) pero prohibía la participación de quienes habían ejercido cargos públicos durante los gobiernos de Perón.
Aún antes de dicha medida, que fue prohijada por la Junta Consultiva
Nacional, el Estado intervino Alea, “La Razón” y la Asociación Promotora
Teleradiodifusión (APT) y, al hacerlo, automáticamente comenzó a dirigir las radios El Mundo, Splendid y Belgrano, respectivamente dependientes de las organizaciones mencionadas. A cargo de la primera quedó Augusto Bonardo, de Splendid el capitán (R.E.)Hugo Bonnet y de Belgrano el escribano Raúl Quiroga.
Sin que la televisión contara de manera significativa, la decodificación pública
de la realidad y su comunicación dependía extraordinariamente del acceso a la
prensa escrita.
Entre las nuevas publicaciones de inscripción peronista que salieron al ruedo
se destacó El 45, dirigido por Arturo Jauretche, tras el cierre de El Líder.
Federalista, dirigido por José A. Güemes, tuvo entre sus plumas a Raúl Scalabrini
Ortiz.
Comenzaron a circular periódicos asociados a distintos grupos juveniles como
Combate, animado por militantes vinculados al Poder Judicial; La chuza del grupo
de La Matanza en el que se destacaba José M. Bevilacqua o la hoja llamada El
Cabecita, promovida por Carlos Lizaso en la zona de Vicente López.
En las provincias argentinas se desarrollaron iniciativas para dar voz a los
caídos. En Santa Fe apareció La Argentina luego continuada por Soberanía a cargo
de Nora Lagos, directora hasta el 16 de septiembre de 1955 del diario La Capital de Rosario. En Bahía Blanca aparece Surestada, animada por José Cafasso retomando en espejo temas de El 45 y Federalista. En Chaco salió Debate, como vocero de las posiciones de un peronismo local en proceso de recomposición.
En el campo nacionalista hizo su aparición José Luis Torres dirigiendo
Política y Políticos por ocho números, marcando una tendencia que será retomada
por otros medios de ese espacio: la reivindicación del lonardismo y el nacionalismo económico que lo llevaron a recuperar la Constitución de 1949, denunciando la “restauración liberal”.
Ante las limitaciones sufridas, como fleco suelto y en la estela de El Líder, en
diciembre de 1955, fue publicado El Lidercito, “diario clandestino de la prensa libre”.
Reapareció la revista Qué, de neto corte antiperonista en sus primeras
entregas. Luego, al calor de los alineamientos de la fuerza que guiaba Arturo
Frondizi, fue girando en su prédica hacia posiciones que buscaban dialogar con el
peronismo proscripto. La incorporación de las plumas de Raúl Scalabrini Ortiz y
Arturo Jauretche, contribuyeron a ello.
Para inicios del año 1956 las voces del peronismo se apagaron. Se implantó el
Decreto 4161. Salieron algunas expresiones menores comoVoz Femenina orientada
por Ofelia Decivo de Saint Bonet. En la segunda mitad del añoPalabra Argentina de Alejandro Olmos cobra fuerza por sus denuncias y por la magnitud de sus ediciones.
De manera simultánea sectores nacionalistas animaron Azul y Blanco,
Revolución Nacional y Bandera Popular buscando incidir en las orientaciones de
los sectores populares que continuban identificándose con el peronismo. Qué se
reorientó tras la alianza Frigerio-Frondizi e integró en su staff voces representativas de la intelectualidad y el periodismo peronista.
El año 1957, resultó prolífico en iniciativas marcando un lento proceso de
recuperación de espacios para el peronismo. Osvaldo Méndez orientó Consigna y
Nueva Consigna. Hernán Benítez publicóRebeldía y comenzó a salir El Soberano y más tarde El Hombre, dirigidos por Leopoldo Darío Alcari. Fermín Chávez, Héctor Tristán y Mario Massouh hicieron salir efímeramente una nueva serie De Frente.
Bernardo Iturraspe editó Tres Banderas y Compañeros! El periódico Norte, de
Alberto Manuel Campos, salió a la palestra como perspectiva de afirmación
ortodoxa. Apareció otra empresa periodística dirigida por una mujer del peronismo: Línea Dura bajo la conducción de María Granata. Nueva Generación peronista fue animada por Alfredo Policastro y El
Guerrillero por Mario Massouh, como voz del grupo del Comando Nacional de la
Resistencia Peronista que respondía a Marcos y Lagomarsino. Pero…que dice el
Pueblo circuló bajo la responsabilidad de Aldo Paciello y la orientación del militar
retirado Federico Gentiluomo, detenido en la prisión de Magdalena. A su vez, Angel Bengochea dirigió Palabra Obrera como parte de la estrategia entrista del
trotskismo de Nahuel Moreno. Por ese tiempo, se publicó Columnas del
Nacionalismo Marxista, dirigido por Eduardo Astesano, con la activa colaboración
de Fermín Chávez. Otras voces se sumaron desde el interior del país: El Populista y Lealtad desde Catamarca, y Ya desde Tucumán.
El año 1958 vio nacer Voz Peronista, “muleto” de Norte formalmente dirigido
por Antonio Abertondo, Interior, de Enrique Osella Muñoz, EL 17 de Norma
Keneddy, Batalla de Héctor Tristán, Palabra Prohibida y Volveremos de Luis
Sobrino Aranda. La continuidad de Línea Dura como órgano “oficial” del
movimiento, antes de ser sucedido en las preferencias por Norte, de Alberto Manuel Campos, tiene émulos en Bahía Blanca con La Nueva Argentina, dirigido por Adrian López Camelo. A su vez, reaparece Voz Femenina orientada por Ofelia Decivo de Saint Bonet.
En 1959 sale la publicación Revisión, dirigida por Alberto Mondragón, que
incursionó en la temática histórica. También salió El Montonero, dirigida por
Guillermo Abregú Mittelbach y Marcelo B. Ferreryra.
En el año 1960 salieron Santo y Seña, El Popular y P.V. dirigida por Ramón
Landajo.
En la provincia de Mendoza, en solidaridad con la formación de Uturunco,
salió El guerrillero, dirigida por Carlos Burgos, referente de la Juventud Peronista
local.
En agosto de 1960 comenzó a publicarse Trinchera de la Juventud Peronista,
como boletín de la Mesa Ejecutiva de la Juventud Peronista de Capital Federal y Gran Buenos Aires.
En septiembre de 1961 apareció la publicación Recuperación, orientada por
Américo Barrios. Perón volvió a usar el seudónimo Descartes para firmar sus
intervenciones en el medio.
En el año 1962, el dirigente sindical Miguel Gazzera dirigió la publicación
Descartes.
En el año 1963 la C.G.T. publicó su periódico y boletines informativos.
En el ámbito político y militante salieron Relevo orientada por Eduardo
Astesano; Justicialismo dirigida por el sindicalista de la Sanidad Amado Olmos y
Democracia, 18 de marzo y Compañero a cargo de Mario Valotta. Más tarde, salió
Patria Libre, dirigida por Fernando García della Costa. De manera intermitente,
continuaba publicándose Trinchera de la Juventud Peronista. A esas publicaciones
se sumó Retorno, orientado por José Constantino Barro.
En el año 1964, en el diario Crónica fueron publicadas las notas de Américo
Barrios, tituladas “Con Perón en el exilio”. El éxito de ventas los obligó a reproducir
las mismas en Así, otro medio del grupo de Héctor García. Luego fueron publicadas
en formato libro.
En julio de 1964, bajo la dirección de Ricardo Carpani, salió publicada la
Revista Programa.
En el ámbito universitario circularon 4161 y Combate.
En 1965 la Agrupación Lealtad de Vicente López publicó En Marcha.
Por su parte Ortega Peña y Duhalde publicaron Unión Latinoamericana,
revista dedicada a temas históricos que daba lugar a manifestaciones de la
agrupación C.O.N.D.O.R..
Desde mayo de 1966 Antonio Valerga fue el responsable de El Puente,
publicación de largo aliento elaborada en el partido de Moreno, que contó con la
colaboración de Enrique Pavón Pereyra, Jorge Sulé, Alberto Mondragón, Luis Soler Cañas, Miguel Tejada, Bernardo Iturraspe, entre otros.
José Alonso, como instrumento de la organización que lideraba en el
sindicalismo, publicó el semanario …De Pie! entre marzo y julio de 1966.
En el año 1966 Manuel G. Cascella publicó El Pampero (segunda época). En
1967 salió Unica Solución a cargo de Alejandro Villafañe y Juan García Elorrio publicó Cristianismo y Revolución.
Fermín Chávez animó la Revista Ahijuna, de temática histórico-cultural.
Bernardo Alberte, delegado de Perón, dirigió Con Todo, desde el año 1968 y
Juan García Elorrio comenzó a publicar, el mismo año, Che Compañero.
La CGT de los Argentinos, bajo la dirección de Rodolfo Walsh, sacó su propio
semanario desde mediados de 1968.
En el ámbito sindical aparecieron diversas publicaciones pertenecientes a
sindicatos. Sin resultar exhaustivos, mencionamosContacto, El Obrero Gráfico y
Dinamis, entre otras.
En noviembre de 1968 comenzó a publicarse la revista Antropología Tercer
Mundo, orientada al mundo universitario, dirigida por Guillermo Gutiérrez.
Otros medios de prensa en los que se fue expresando la voz del peronisimo o
de sus fracciones son las de publicaciones que si bien no son consideradas propias
del movimiento dan lugar a escritores, periodistas o figuras del peronismo. La
mencionada Qué dirigida por Frigerio y luego por Scalabrini Ortiz; las de orientación
nacionalista Mayoría y Azul y Blanco orientadas por Tulio Jacovella y M. Sánchez
Sorondo respectivamente. O Lucha Obrera dirigida por Esteban Rey en 1955,
Política dirigida por J.A.Ramos en 1960 y Lucha Obrera (segunda época) animada
por Ernesto Laclau entre 1964 y 1966 así como IzquierdaNacionalorientada por
Jorge E. Spilimbergo, representativas de fracciones afines al peronismo.

Referencias:
Diccionario del peronismo 1955-1969 Página 1404
Baschetti, Roberto.“Veinte años de publicaciones resistentes peronistas: 1955-1975”. En Baschetti,
Roberto. Documentos de la Resistencia Peronista. 1955-1970. Vol.1. Buenos Aires, De La Campana,
2012.
Carman, Facundo. El poder de la palabra escrita. Revistas y periódicos argentinos (1955-1976).
Buenos Aires, BN, 2015.
Ehrlich, Laura. Rebeldía, una voz heterodoxa en el periodismo peronista, 1957-1958. En Revista
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Ehrlich, Laura. Voces y redes del periodismo peronista. en Revista ProhistoriaN° 17. Rosario, 2012.
Ehrlich, Laura. Nacionalismo y arquetipo heroico en la juventud peronista a comienzos de la década
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Gorza, Anabella. Mujeres, política y periodismo en la Argentina de los años cincuenta. La Resistencia
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2011.
Gorza, Anabella. La militancia femeninia en la Resistencia a través de la prensa opositora (1955-
1958). Nora Lagos y los periódicos La Argentina y Soberanía. En Revista de Historia Americana y
Argentina. N° 1. Buenos Aires, 2016.
Julio Melon Pirro y Darío Pulfer