(Junín, Provincia de Buenos Aires s / d, Buenos Aires, 1986).
Alias: “Porota”.
Nació en Junín, en las cercanías de la casa de Eva Duarte. Tenía tres hermanas, dos maestras como ella y otra costurera.
María Elena era la mayor.
Tras asumir la presidencia Juan D. Perón, Eva Duarte hizo que las hermanas Márquez se trasladaran a la Capital Federal.
María Elena fue censista y partícipe de la Fundación del Partido Peronista Femenino.
En la década del ’50 combinó docencia con una intensa militancia política.
Tras el golpe de 1955, fue cesanteada de su cargo. Colaboró con Juan Vigo en la organización de los comandos de la resistencia peronista de la Capital y el Gran Buenos Aires. En esa tarea, contactó a Vigo con numerosos referentes locales.
Trabajaba como enlace y tenía conocimiento de todos los comandos.
Cuñada de Alfredo Stagnaro, uno de los dueños de la fábrica Piccaluga, empresa textil en la que trabajaban unos cuatro mil obreros.
Formó parte de la dirección de los Comandos “Coronel Perón”, motorizados por Enrique Oliva.
Colaboró en la confección de El Grasita, órgano de los Comandos, siendo la proveedora de la primera tecnología: un reproductor a gelatina que utilizaba en la docencia.
Vigo recordó de este modo ese momento: “Actuó a mi lado sin cejar un solo instante, ni poner horario, hasta que cayó detenida. Servía de enlace y llevaba en la memoria toda la organización de los comandos. Jamás conocí otra persona que, como ella, me contestase, al instante, que colectivo, ómnibus o tranvía había que tomar para llegar a determinado punto de la ciudad o del Gran Buenos Aires. Su discreción, responsabilidad en el trabajo, actividad y reserva, corrían parejos con su fe peronista. Pocas veces encontré una mujer que, como ella, reuniera tantas condiciones e hiciera menos ostentación de sus valores. Sencilla, parca en el hablar, baja, morochita, era una típica representante de nuestra mujer de pueblo, de pura raigambre criolla”.
Tiempo después, se enroló en la conspiración de Valle. Fue detenida. Estuvo presa varios meses y tomó la opción de salir del país. Se radicó en Chile, integrándose a las tareas del Comando de Exiliados de ese país. Mantuvo vínculo estrecho con Alicia Eguren y visitaba a Cooke en la Penitenciaría llevándolo información y materiales.
A su regreso al país, en 1957, fue testigo de la fundación de las 62 organizaciones gremiales peronistas.
Colaboró en Voz Femenina, publicada en esos años y dirigida por Ofelia Decivo Braica de Saint Bonnet
Se opuso a la firma del Pacto Perón-Frondizi. Votó en blanco en las elecciones de febrero de 1958.
El Consejo Nacional de Educación, presidido por Clotilde Sabatini de Barón Biza, la reintegró en sus tareas en 1958.
En los años ’60 su escuela fue elegida para desarrollar el proyecto experimental de jornada completa. De manera simultánea se desempeñó como educadora de adultos.
En 1972 formó parte de la comisión de educación del Frente Justicialista de Liberación.
Fue candidata a diputada nacional en las elecciones del 11 de marzo de 1973, bajo el lema “una maestra peronista al Congreso”. No fue electa.
En la última dictadura logró conservar su cargo en la escuela ‘República del Paraguay’
En abril de 1983, participó de la preparación del Primer Congreso de Cultura y Educación del Justicialismo, organizado por la Comisión del mismo nombre del Partido Justicialista que comenzaba a reorganizarse. Dicho congreso reunió más de 1.700 participantes de todo el país. Fue electa secretaria redactora de la comisión referida a la situación de los docentes.
Falleció en 1986, después de una larga y difícil enfermedad.
Referencias:
Baschetti, Roberto. María Elena Márquez. En Peronistas revolucionarios, uno por uno.
Cichero, Marta. Cartas peligrosas. Buenos Aires, Planeta, 1993.
Gorza, Anabella. Mujeres peronistas en instancias de organización partidaria. Una comparación a partir de los periódicos La Mujer de la Esperanza (1947) y Conquista (1963-1964). En Estudios Sociales del Estado. Número 11, 2020.
Vigo, Juan. Crónica de la resistencia. La vida por Perón. Buenos Aires, Peña Lillo, 1973.
Julio Melon Pirro y Darío Pulfer