En enero de 1958 comenzó a publicarse Abanderada, producto del trabajo de las hermanas Antonia y Yorga Salomón, de la zona de Pompeya en el sur de Buenos Aires.

            Bajo el lema sanmartiniano de que “Es la tempestad que nos lleva al Puerto” e identificadas con el periódico rosarino Soberanía, dirigido por Nora Lagos, salieron a la calle desde una posición de resistencia intransigente. 

                En las elecciones llamaron a votar en blanco criticando de manera cerrada al gobierno de la “libertadora” y a la “oligarquía egoísta y ególatra”.

            Eran cuatro páginas, tamaño tabloide. Se extendió por espacio de seis entregas, llegando a marzo de 1958.

            Estaba enteramente compuesta por artículos escritos por las hermanas Salomón, ambas maestras de profesión.

            Tenían sección fija titulada “Cartas del proscripto”.

                En la presentación escribieron: “Recién amanecemos a la vida y nos echamos al vuelo con la emoción infinita de los pájaros. Nuestra hoja, entregada a los vientos, irá desde las quebradas norteñas hasta el blanco sur, irá por esa larga anchura, desde los picos nevados y circulará por las calles de la urbe pletórica ante nuestros ojos asombrados…La lucha será ardua. Pero luchar es vivir. Más allá de la vida no hay lucha.  No tenemos temor, porque nos hemos endurecido en la lid, así como la corteza del quebracho es áspera y ruda bajo los embates del aire y del sol. Nos empujan los ideales, esos mismos ideales que alimenta. Nosotros solo somos un jirón del pueblo, de nuestros hermanos y estamos indefinidamente a su servicio. Vivimos su propia angustia y gozamos con su triunfo. No nos anima sectarismo alguno, ni ambicionamos posición alguna. Solo queremos luchar junto al pueblo, arder en su propia llama y hacer flamear la bandera de la liberación, porque estamos con Dios y con la Patria. Creemos en la justicia social, en la soberanía política y en la independencia económica. Y creemos en el gran pueblo argentino”.[1]

            El número 2 llamó a votar en blanco.[2]  Denunciaron el secuestro y la prohibición de la venta callejera de la hoja.  Esta edición corrió la misma suerte que la del primer número y la Policía Federal quemó los ejemplares en el Parque de los Patricios.

            Antonia Salomón asumió la dirección a partir de la tercera entrega porque “los gorilas nos amenazan con llevar presas a las directoras responsables. Así cuando caiga una, la otra quedará al pie del cañón”.[3]  Agradecían a los canillitas que se arriesgan a “vocear Abanderada en la calle a pesar de la persecución”.

            Insistían: “Perón está entre nosotros. También votará en blanco…Votando en blanco  hará inclinar la cerviz de los verdugos y el pueblo será respetado”.[4]

             Contra todas las evidencias, siguieron sosteniendo que la postura de Perón había sido el voto en blanco. Acusaban al Comando Táctico de confundir al pueblo y llamaban a la oposición al nuevo gobierno[5].

            Por las intimidaciones sufridas y el ahogo financiero dejan de salir.

Julio Melon Pirro y Darío Pulfer


[1] ABANDERADA, Número 1, 29 de enero de 1958.

[2] ABANDERADA,. Número 2, 5 de febrero de 1958.

[3] ABANDERADA, Número. 3, 12 de febrero de 1958.

[4] ABANDERADA, Número 4, 19 de febrero de 1958.

[5] ABANDERADA, Número 5, 3 de marzo de 1958.