(Buenos Aires, 1940- Buenos Aires, febrero de 2022).
Alias: “El Petiso”.
Su padre fue rematador, al igual que su abuelo de origen italiano. Su madre se llamaba Manola. Hijo de una familia de clase media beneficiada por las condiciones que había creado en el país el primer peronismo, según decía, concluyó sus estudios secundarios y se preparaba para entrar en la Facultad de Derecho cuando se produjo el golpe de 1955.
Sin antecedentes orgánicos en el nacionalismo ni en el peronismo militante de la UES, sentía simpatías hacia el gobierno. Comenzó a participar de los grupos que se reunían en la mítica esquina de Corrientes y Esmeralda. Sus convicciones se acercaban al nacionalismo defensivo y sus amigos más cercanos militaban en la Alianza Libertadora Nacionalista. Ya dentro del peronismo, en un primer momento, Spina, junto a Jorge Rulli, los hermanos Rearte y Susana Valle formaron parte del Comando Valle. Luego continuaron con Rulli en la zona Centro, aunque mantuvieron vínculos con los otros grupos.
Confrontaban en las carteleras de los diarios fraguando discusiones. Con los antiperonistas muchas veces concluían a los garrotazos. A los que visualizaban en posiciones afines los invitaban a sumarse a la esquina de Corrientes y Esmeralda.
Otra técnica era la colocación de fotos o bustos de Perón o Evita y si algún paseante comentaba algo lo enfrentaban.
La confrontación fundamental se producía con los Comandos Civiles Revolucionarios y la disputa era por el control de la calle y del centro de la ciudad mediante la agitación y la movilización. En una ocasión se toparon con un grupo en la calle Lavalle, desarmándolos y apropiándose de las pistolas. Las acciones de difusión eran artesanales: con servilletas tomadas de bares y pizzerías y un sello armaban volantes; con latas de pomada rellenas de azufre y clorato de potasio armaban bombas de estruendo para ser colocadas en los tranvías, entre otras.
El grupo sufrió intentos de atentados en los cafés que frecuentaban: Suárez, La Paz y Costa Azul (el de Corrientes y Esmeralda).
Para las elecciones de febrero del 1958 no votó, al integrar un grupo juvenil que recibió la dispensa por parte de Perón para hacerlo. En tiempos de Frondizi, en la esquina emblemática colocaron un carro de asalto de la Policía. Ello llevaba a detenciones constantes derivadas a la Comisaría 3ra y 1ra.
Llegaron a reunir cerca de 300 militantes. Se fueron conformando distintos grupos (Montoneros de Perón, Eva Perón, comandos Valle, 45, 17 de octubre o zonales de Quilmes, Berazategui, La Plata).
Se reunían en las sedes de los sindicatos de farmacia, telefónicos, metalúrgicos o en sanidad. Articulaban sus acciones con las 62 organizaciones peronistas para las huelgas.
Formó parte de la Junta Coordinadora Nacional Provisoria de la Juventud Peronista que sesionó el 6 de septiembre de 1958 y dio a conocer su Declaración de Principios.
Con los grupos juveniles apoyaron la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre en enero de 1959. Colocaron barricadas, derribaron postes de luz y levantaron los adoquines de la calle para evitar el ingreso de la policía. Con la intervención militar y el desplazamiento de tanques fue quebrada la resistencia.
Participó junto a Felipe Vallese, Pepe Azcurra, Envar El Kadri, Gustavo Rearte, Pocho Rearte, Brito Lima, “Tuli” Ferrari y otros del asalto al barrio de Aeronáutica en Ezeiza. Iban divididos en tres grupos, tocándole a Spina un ingreso lateral. El grupo central tomó las armas y huyeron caminando. En su retirada fue en dirección al regimiento de La Tablada, encontrándose en el camino con Vallese y Pocho Rearte que se encontraban desorientados. Fueron junto a Liniers y luego se dispersaron. Portaban un brazalete que decía Ejército de Liberación Nacional. Para esta época, según testimonio del mismo Spina, estaban más cerca de las concepciones de la revolución argelina que del modelo cubano.
Fue detenido en septiembre de 1960 en la Plaza San Martín con motivo de una marcha reivindicativa de la Revolución Libertadora. Había vaciado un cargador contra la marcha desde 100 metros. Fue detenido y trasladado al penal de Las Heras para agruparlo con otros participantes de Ezeiza ya detenidos. Fue juzgado y sancionado con una pena de seis años de reclusión e inhabilitación durante el tiempo que dure la condena. Fue trasladado a Magdalena y luego a Neuquén, coincidiendo en el espacio de detención con miembros de la organización Uturuncos. Compartió la celda con Jorge Rulli y Casano. En la prisión conoció a Abraham Guillén, veterano de la Guerra Civil española, cercano a Cooke en la revista De Frente y organizador de un plan de resistencia ante el golpe de 1955, periodista de El Laborista e inspirador del grupo Uturunco, quien los instaba a formarse. Al poco tiempo Guillén fue liberado por la campaña pública que se había desarrollado a su favor, dejándoles su último libro La agonía del imperialismo y el mandato de formarse.
Spina en la cárcel de Magdalena (derecha).
En ese tiempo su padre presidió la Comisión de Familiares de Detenidos (Cofade).
Estuvo preso tres años y junto a Jorge Rulli salió en libertad con opción de salida del país. Se trasladaron a Uruguay. Poco después, regresó al país.
En el año 1963, cuando se aprestaba a asumir el nuevo gobierno de Arturo Illia, junto a Alcides Bonaldi, Manuel Gallardo, Osvaldo Agosto, Luis Sansoulet y Ricardo Ibarra sustrajeron el sable de San Martín del Museo Histórico Nacional dejando un comunicado en el que exigían la ruptura de relaciones con el Fondo Monetario Internacional y la supresión de los contratos petroleros. El sable fue devuelto por Aníbal Demarco tiempo después.
Dos años después volvió sobre sus pasos y el 19 de agosto de 1965 ingresó en el Museo Histórico Nacional retirando el sable. Esta vez estuvo depositado en un guardamueble hasta junio del año siguiente en que fue recuperado por el Ejército.
En mayo de 1968 fue detenido bajo la acusación de participar en el asalto a un banco de Lavallol en el que perdieron la vida un empleado y un sargento. Estuvo encarcelado en Coordinación Federal. En 1972 le dieron la opción de salir del país. Partió a Perú y se fue alojado en la casa del también exiliado Darcy Ribeiro. Luego se trasladó a Chile y entró clandestinamente al país para la campaña electoral de 1973.
Formó parte del gobierno municipal desempeñándose como responsable de espectáculos públicos.
En el año 1974, junto a Carlos Maguid intentó generar una opción superadora mediante la Asamblea de Unidades Básicas, Agrupaciones y Militantes de la Juventud Peronista de las contradicciones que se desataban entre la JP y el gobierno. Por esas acciones fue incluido en los listados de “prescindibles” de la Revista El Caudillo. Formó parte de la JP Lealtad teniendo trato asiduo con el General Perón.
Tras el golpe de 1976 se mantuvo en la clandestinidad por más de un año. Luego se exilió a Brasil. Regresó al país en la transición democrática. Falleció en el año 2014.
Fuentes:
Testimonio de Héctor Spina. En Instituto Nacional Juan D. Perón. Plan Conintes y resistencia peronsita 1955-1963. Buenos Aires, INJDP, 2010.
Referencias:
Anzorena, Oscar. Historia de la Juventud Peronista 1955-1988. Buenos Aires, Del Cordón, 1988.
Hernández, Pablo J. Las JP. De Darwin Passaponti a Ramón Cesaris. Buenos Aires, Fabro, 2010.
Mendoza, Juan J. El guerrero de la periferia. Biografía de Jorge Rulli. Buenos Aires, Del Nuevo Extremo, 2011.
Darío Pulfer