(Rosario, 4 de abril de 1938- 23 de abril de 2022).

            Nació en la zona sur de la ciudad de Rosario, allí residieron sus padres y transcurrió su infancia. Cursó sus estudios secundarios en la Escuela Superior de Comercio Libertador General San Martín. Se recibió de abogado en 1963, en la Universidad Nacional del Litoral y ejerció de forma continua como abogado laboralista.

            Integró la resistencia peronista rosarina desde sus inicios;  durante la dictadura cívico-militar de la autodenominada Revolución Argentina fue defensor de presos políticos, entre ellos los pertenecientes a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), quienes protagonizaron el levantamiento de Taco Ralo en la provincia de Tucumán.

            Estuvo detenido en la Jefatura de la Policía Federal en Buenos Aires, mientras ejerció la defensa de Amanda Peralta, una de las fundadoras de las FAP y lo hizo en reemplazo de su abogado Isidoro Ventura Mayoral,  en junio de 1971, circunstancia en la que falsificaron su documento para poder ingresar y llevar adelante el asalto al Buen Pastor, la cárcel de mujeres.

            Fue defensor de Roberto Quieto, dirigente de la Fuerzas Armadas Revolucionarias y luego de Montoneros, cuando fue apresado en 1974 y detenido en la Delegación Rosario de la Policía Federal; es a raíz de estas y de otras defensas y por su adscripción al peronismo revolucionario que  sufrió numerosos atentados en casa de sus padres, en su domicilio particular y en su estudio jurídico.  

            Sus compañeros y compañeras de militancia de la resistencia indican que su teléfono estaba escrito con carbonilla en las paredes del barrio Saladillo, un barrio de trabajadores y trabajadoras ubicado en el sur de la ciudad de Rosario. El número estaba destinado a quienes necesitasen la defensa profesional de sus derechos civiles, políticos y laborales. Esto mismo sucedió en el barrioVilla Manuelita.

            En 1968 creó en Rosario, junto con  Héctor Quiagliaro  y  Mario Aguirre, ambos dirigentes de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), la CGT de los Argentinos, y se desempeñó como su representante legal. Allí articuló ambas tareas, la ya mencionada representación legal y la defensa de presos políticos. 

            En ese mismo año, participó de la Asociación Gremial de Abogados. Para enfrentar a la dictadura impulsó la creación de la Agrupación de Abogados de Rosario, cuyos integrantes se dedicaron a la presentación de Habeas Corpus con el objetivo de preservar la integridad física de los detenidos y recursos de amparo frente a la negativa de las autoridades municipales y provinciales para realizar actos políticos, entre ellos la conmemoración del 17 de octubre.

            En 1969, durante los sucesos del Rosariazo, fue uno de los abogados que estimuló la creación en el marco del Colegio de Abogados de una comisión específica para la defensa de los militantes, trabajadores y estudiantes arbitrariamente detenidos.

            Con anterioridad, había puesto en marcha con Luis Lescano y otros compañeros de militancia, la Comisión de Movilización del Movimiento Peronista de Rosario, dicha Comisión estuvo integrada por militantes de la Unión de Estudiantes del Litoral, el Frente Estudiantil Nacional, el Movimiento Juventud Peronista, la Juventud Peronista en Lucha, el Movimiento Revolucionario Peronista y militantes de organizaciones barriales y gremiales. La Comisión de Movilización, estrechamente ligada a la CGT de Rosario y a gremios como la Asociación de Trabajadores del Estado, desarrolló y coordinó la militancia de Resistencia a la dictadura y tuvo una significativa participación en los dos Rosariazos.

            Desde muy joven fue un estudioso de la historia argentina, lector incesante, analista y difusor del revisionismo histórico, dentro y fuera del movimiento peronista. Compartió encuentros con Arturo Jauretche, cuando este último visitaba Rosario. Admiró entre otros líderes históricos, a San Martín, Manuel Dorrego, Juan Manuel de Rosas, Hipólito Yrigoyen, Ricardo Caballero, Juan Perón y Eva Perón. Sobre el político radical Caballero coordinó un libro. 

            Se preocupó por reconocer los momentos de la historia argentina en  que se desarrollaron proyectos políticos que defendieron la soberanía nacional, por la emergencia de liderazgos y  fenómenos sociales y políticos de bases populares.      Desde 1963 a 1975 se desempeño en diversos cargos docentes, en la cátedra de Historia Constitucional Argentina en la Ex Escuela de Derecho de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas  de la Universidad Nacional del Litoral, fue  profesor titular de Historia Argentina I y  II en la carrera de Licenciatura en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional del Rosario, y profesor de “Introducción a la Historia”, entre otras materias. Fue director “ad-honorem” del Instituto de Investigaciones Históricas y del  Departamento de Historia  durante los años 1973 y 1974. 

            Recibió amenazas de muerte en repetidas oportunidades, debió abandonar su domicilio a finales de 1975; en el último atentado a su casa la sentencia de muerte escrita en una pared del dormitorio fue firmada por Boinas Verdes.

            En 1976, durante la última dictadura militar, obtuvo asilo en la Embajada de México en Argentina, permaneció allí con su esposa y con otros dirigentes peronistas, entre ellos Héctor Cámpora, su hijo Héctor y Juan Manuel Abal Medina, hasta que logró salir, sin que le fuera otorgado un salvoconducto, hacia el Distrito Federal de México. Pasó su exilio en México acompañado por su esposa, allí nacieron sus dos hijos, y trabajó durante esos años en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social de México.

            Regresó al país en enero de 1985, continuó trabajando como abogado laboralista y docente universitario.

            Recuperó su cargo de profesor de Historia Argentina II en abril de 1986, momento en que se inició la normalización de esta institución de estudios superiores, durante la transición democrática.              Fue impulsor y miembro del Ateneo Arturo Jauretche de Rosario. Participó en el documental “Me llamo Brandazza…me secuestra la policía”, referido a la detención seguida de muerte de “Tacuarita” Brandazza en el año 1972.

            Se abocó a escribir una historia del sindicalismo en Argentina, que permanece inédita.

Fuentes:

Entrevista a Celia Béguelin, Rosario, octubre de 2021

Referencias:

Bereciartúa, Leticia, “Abogados y defensas políticas, 1968-1973”,Rosario 2013,  Tesis de Licenciatura, Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario.

Scocco, Marianela, “La conformación del movimiento de Derechos Humanos de Rosario (1970-1985), Rosario, 2018. Tesis de Doctorado, Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario.

Seminara, Luciana (coord.), El Colegio de Abogados: cien años de historia, Colegio de Abogados, Rosario, 2021.

Videla, Oscar; Zanella, Eduardo, Cuestión social, radicalismo y revisionismo en Ricardo Caballero, Imago Mundi, Buenos Aires, 2004.

Entrevista a Celia Béguelin, Rosario, octubre de 2021

María Mercedes Prol