(Mercedes, Provincia de Buenos Aires, 30 de agosto de 1923 – Pilar, Provincia de Buenos Aires, 30 de agosto de 1977).

            Alias: “La Tía Tota”.

            Nació en Mercedes en 1923. Su padre, José Cirullo, tenía un almacén y despacho de bebidas. Su madre, Carmen Aguirre, era ama de casa.

            Tras la crisis del 30, por razones económicas, se trasladaron a la Capital Federal.

            Años después, conoció a Héctor Juan Carnaghi, con quien tuvo una hija en el año 1950, de nombre Carmen María.

Tras el golpe militar “Pirilo” Carnagui, obrero ferroviario, comenzó a militar en la resistencia peronista. Tras el levantamiento de Valle estuvo preso en Las Heras y Devoto, por más de un año. Recuperó la libertad por seis meses, cayendo nuevamente preso. Fue salvajemente torturado en la cárcel de Olmos, lo que le trajo secuelas para su movilidad.

Rosa Cirullo integró como vocal el Consejo Metropolitano del Partido Justicialista en 1964, junto a Niembro, Framini, Iturbe, Delia Parodi y Nélida De Miguel. Se opuso a las tendencias vandoristas.

En el momento de la visita de Isabel Martínez de Perón a Buenos Aires, a mediados de los ’60, tras escuchar un improvisado discurso, le dijo “me parece que vos sos muy ‘chiquita’ para un General como el nuestro, tan grande”.

Enviudó a principios de los años setenta.

En el acto que Juventud Peronista y Montoneros realizó, luego de una misa en la Iglesia “San Juan El Precursor” del barrio de Saavedra, el 26 de julio de 1973, expresó:

Evita vive en nosotros porque cada uno de nosotros somos Evita. Nosotros somos los soldados de Perón, nosotros activistas, nosotros militantes, nosotros combatientes, nosotros pueblo en lucha como ella quería (…) Estuvimos peleando en la Resistencia, y en las cocinas de nuestras casas se gestó la lucha de un pueblo que marcó una época histórica. Vamos a hacer política y no el estúpido feminismo que tanto despreciaba Evita, donde el enemigo parece ser el hombre, cuando en realidad es el sistema liberal, que no solo oprime a los humildes, sino que sepultó a la mujer.

Al morir Perón, declaró a la publicación Causa Peronista, dirigida por Dardo Cabo:

A Perón yo lo quería mucho, lo quería de corazón… Si no lo hubiera querido tanto… Le entregué mi juventud, y aparte de haberle entregado la mía, la de mi marido, de toda mi generación, le entregamos los hijos. Y así nomás no se entregan los hijos a una causa.

En ese momento declaró su solidaridad con el gobierno de Isabel Perón. En 1975 integró el Consejo Superior Peronista por la rama femenina.

Comenzó a colaborar con la organización del Partido Peronista Auténtico.

Se negó a irse de la Argentina pese a las reiteradas amenazas de la Triple A.

El 4 de agosto de 1976 fue secuestrada en su domicilio de Villa Martelli, provincia de Buenos Aires, junto a su hija Carmen María que se negó a separarse de ella. Ambas fueron vistas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y luego en Coordinación Federal, donde fueron asesinadas el 30 de agosto y sus cuerpos dinamitados en Fátima –Partido de Pilar, provincia de Buenos Aires- junto a otros 17 militantes políticos.

Una plazoleta con su nombre puede verse hoy en día en calle Alberti, vereda par, entre Cochabamba y la bajada de la Autopista 25 de Mayo.

Fuentes:

Declaraciones de Rosa H. Cirullo de Carnaghi. Causa Peronista. Número 1. Julio 1974.

Referencias:

Baschetti, Roberto. Rosa H.Cirullo. Militantes peronistas uno por uno. Disponible en: https://robertobaschetti.com/cirullo-rosa-haydee/

Darío Pulfer