Buenos Aires,c.1925 – Buenos Aires, s / d.).

            En tiempos del peronismo clásico Torres fue el apoderado legal del Partido Peronista.

            A la caída del gobierno de Juan D. Perón se apersonaba diariamente a la sede partidaria. Sorprendido, recibía telegramas de renuncia de importantes dirigentes de su fuerza política.

            Su tarea como abogado del Partido se amplió y desplazó a un nuevo campo: la defensa de presos políticos y gremiales, constituyéndose en un letrado de referencia para el peronismo proscripto. 

            Además de su vínculo central y permanente con el mundo gremial se destacó por algunas acciones singulares.

            Fue el único letrado que interpuso un recurso para evitar que la dictadura militar del General Aramburu disolviese el Partido Peronista. Lo hizo el 30 de diciembre de 1955. Su solicitud fue desestimada alegando que contradecía los “fines revolucionarios”.

            Tuvo a su cargo la defensa de John Willliam Cooke, figura destacada en el proceso de crítica y resistencia a la Revolución Libertadora. Compartió la defensa con Federico Cooke, tío de John. Por su parte Torres visitaba en la penitencieria casi a diario a Cooke después de su detención, convirtiéndose así en mensajero para distintos interlocutores.

            En noviembre de 1955, fue defensor de Guillermo Patricio Kelly, dirigente máximo de la Alianza Libertadora Nacionalista, cuyo local de San Martín 359 había sido bombardeado con tanques tras el golpe militar.

            Después del levantamiento de Valle y Tanco fue detenido por ser portador de cartas de John W. Cooke a Enrique Oliva, Alicia Eguren y Perón. Las había querido retirar en un portafolio de Ushuaia y en el momento que quería salir del penal fue interceptado: las conversaciones habían sido grabadas. Fue alojado en la celda contigua a la de Cooke. En ese momento era abogado de Oliva y estaba tramitando su salida a un país no limítrofe, lo que quedó suspendido por este hecho.

            La prisión duró hasta diciembre de 1956. Compartió la cárcel con Manuel Buzeta, los hermanos Mel, Saúl Hecker y Alberto Manuel Campos, periodista director del periódico Norte. En la cárcel de Las Heras conoció a Oscar Bidegain y se reencontró con Ricardo Obregón Cano a quien trataba desde hacía tiempo.

            Además de la defensa legal del ex – director de la revista De Frente, Torres fue quién se ocupó de la documentación relativa al proceso de legalización del matrimonio Cooke-Eguren.

            En el año 1957, cuando las condiciones políticas comenzaban a liberalizarse, Torres continuó con su tarea de letrado de sindicatos, siendo factor fundamental en el proceso de recuperación de la CGT y de la formación de las 62 organizaciones gremiales peronistas. Desde ese año pasó a ser el abogado principal de la U.O.M.

            Junto con ello se dedicó a la defensa de militantes de la resistencia peronista como Juan Carlos Brid.

            En reconocimiento de su labor Juan D. Perón y John W. Cooke lo integraron en el Comando Táctico del peronismo, creado en diciembre de 1957. Se trataba de la primera instancia local de intermediación para el territorio nacional en vistas de las elecciones de 1958.  Torres fue transmisor de la orden de votar por Frondizi. Así lo hizo con sus defendidos, algunos de ellos todavía presos.

            Ni bien asumió Frondizi se encargó, en su condición de apoderado general titular del Partido, designado por el Comando Táctico por exprsas instrucciones del General Perón – tal como hizo saber a través de una solicitada- reclamó la restitución de la personería jurídica y política al P.P. así como la devolución de sus bienes. En su escrito alegó que el Decreto Ley 3855-55 era inconstitucional; que había dejado de tener efecto con el fin del gobierno de facto; que el peronismo era un movimiento nacional popular argentino; una fuerza democrática, respetuosa del federalismo, que bregó por la liberación económica y se hallaba sujeta a la normas de la Constitución Nacional. Por otra aparte sostuvo que la apropiación de los bienes del Partido Peronista era una lisa y llana confiscación contraria al artículo 38 constitucional. El juez actuante, Amílcar E. Cardoso, despachó en el día su fallo, rechazando la solicitud y dándole trato de cosa juzgada. Torres, de manera inmediata, presentó un recurso ante la Cámara Penal en lo Penal Especial, que oficiaba de Tribunal de alzada, haciendo reserva de derechos para llegar al a Suprema Corte de Justicia.

            Al crearse el Consejo Coordinador y Supervisor del peronismo, por resolución del Consejo Superior de fecha 16 de octubre de 1958,  Torres fue de la partida junto a Delia Parodi, Ceferina Rodríguez de Copa, María Elena Solari de Bruni, Carlos Aloé, Oscar Bidegain, Alberto Rocamora, Rodolfo Arce, José Barro, Pedro San Martín, Manuel Damiano, Julio Troxler, Juan C. Brid, José Paris y  Adolfo Phillipeaux. Por ser miembro del Consejo y a instancias del delegado Campos se constituyó en abogado del Consejo Coordinador y Supervisor del Partido Peronista.

            En enero de 1959 anotició a los dirigentes del Frigorífico Lisandro de la Torre de una reunión entre Frondizi y sus legisladores para avanzar en la privatización de la planta.

            Benito Moya, con el apoyo de Lucía Aráoz de Lamadrid, debían colocar una bomba en la empresa Siam para amedretar a sus ejecutivos. La explosión anticipada hirió a un lustrabota. Vandor y Torres se ocuparon de su salida del país, siendo acompañado por Juan Carlos Brid quien lo ayudó a salir por Tartagal. Aráoz de Lamadrid sufrió una pena de detención de tres años.

            A fines de 1959 visitó, junto al mismo Campos  a Juan D. Perón en Ciudad Trujillo. Se avecinaban elecciones en el país y Perón recibía a un sinnúmero de  dirigentes sindicales y políticos.

            Por sus actuaciones se fue perfilando como abogado del principal gremio de la época, la U.O.M.

            En tiempos del Conintes la actividad de Torres se volvió frenética. Formó parte del grupo de abogados de la CGT junto a Isidoro Ventura Mayoral, Guillermo Ferrnado y Carlos Perette para la defensa de presos gremiales.

            Por otra parte, participó de la presentación colectiva de habeas corpus en favor de 111 “presos CONINTES” cuyas penas “sumaban en conjunto 777 años de presión”. La interposición de este recurso de amparo ante la Justicia fue presentada públicamente mediante una conferencia de prensa conjunta realizada en el Sindicato de Prensa, gremio ligado a la órbita del PC. La reunión era representativa de los grupos más activos en favor de esta causa: el Sr. Oscar Spina (presidente de COFADE), el profesor Urbano Díaz y el Dr. Julio Viaggio (por la LADH), el Dr. Fernando Torres (asesor legal de la UOM-las “62”- del Consejo Coordinador del Partido Peronista), el señor Di Pascuale (“62 organizaciones”), el Dr. Tieffenberg (PSA), el profesor Ernesto Giudice y el Dr. A Birgin (por el PC). La presentación, además, contaban con el aval de un número significativo de sindicatos, partidos políticos opositores, estudiantes universitarios y secundarios e intelectuales que, según los organizadores, representaba la “unidad de acción de ciudadanos de distintas posiciones ideológicas y políticas”. En la revista Soluciones de noviembre de 1959, espacio de convergencia entre comunistas y peronistas combativos, denunció la complicidad parlamentaria con el sostenimiento de las leyes violatorias del estado de derecho.

            Por la situación que se vivía en el país de manera intermitente viajaba a Uruguay, hospedándose en la casa de  Alberto Manuel Campos,  ex delegado de Perón.

            Formó parte del Centro de Abogados Justicialistas junto a Pedro Michelini, Hugo Alfredo Benedicto Anzorregui, Ildefonso Cavagna Martínez, Natalio Carvajal Palacios, Emilio Pasini Costadoat, Carlos Olivera Avellaneda, los hermanos Sarrabayrouse Varangot, Diego Vicini, Oscar Salvadores, Jorge Ernesto Funes y Saturnino Funes. La organización estaba orientada a la representación de sindicatos y a la defensa de derechos laborales.

            En 1962, tras la captura policial del militante juvenil y obrero metalúrgico Felipe Vallese, será Fernando Torres quien asumirá las demandas judiciales solicitando su aparición con vida. Esta tarea será encomendada por el líder de la U.O.M., Augusto Timoteo Vandor. En la tarea será acompañado por Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña. Con esa finalidad interpuso un hábeas corpus en el juzgado de doctor Ángel Bregazzi por Vallese y el resto de los detenidos al día siguiente de los hechos. La policía negó tener detenidos. Torres repitió el trámite en La Plata, con el mismo resultado. Al recibir el papelito que Vallese había entregado a Ambrosio Ovidio Brochero, un preso común próximo a obtener la libertad, el abogado se presentó en la comisaría de San Martín y una vez más le contestaron que no estaba en ese lugar. Torres llegaría a pedirle al juez federal de San Martín el allanamiento de la comisaría, pero eso no sucedió.

            Tiempo después, tras el fallido atentado contra Arturo Frondizi, perpetrado por jóvenes pertenecientes al Movimiento Nueva Argentina –Dardo y Cabo y Américo Rial- estrechamente ligado a la U.O.M. por entonces será Torres quien asumió la defensa de Cabo asociado a Eduardo Luis Duhalde que defendía  a Rial.

            Tras la sustracción del sable corvo de San Martín del Museo Histórico Nacional se constituyó en defensor de uno de los partícipes del operativo, Maneul Gallado.

            Fernando Torres apoyó el Plan de Lucha de la CGT, así como la estrategia de Vandor contra el gobierno de Illia, de lo que se arrepentiría más tarde llegándoselo a confesar al ex presidente.

            Tras el Operativo Cóndor, Fernando Torres asumió la defensa de Dardo Cabo y su grupo. A los nueve meses logró la libertad para la mayoría de ellos, salvando los casos de Cabo, Giovenco y Rodríguez condenados a tres años debido a sus antecedentes penales.

            Con motivo de los sucesos de la confitería Real en Avellaneda, en el que perdió su vida Rosendo García, Torres fue acusado por Rodolfo Walsh de alterar los restos del saco de la víctima del tiroteo.

            A principios de los años setenta, Torres trabó una relación más estrecha con Norberto Centeno. Ello se reflejó en el abordaje de casos de manera conjunta.

            Tras el golpe militar de 1976 fue defensor de detenidos políticos y gremiales. Entre quienes salvaron su vida por su intervención se cuenta el hijo del delagado de Perón, Alberto Manuel Campos, de nombre Carlos Alberto: al saber que el Ejército lo había secuestrado interpuso un amparo y logró que fuera trasladado de Campo de Mayo a Villa Devoto. Ejerció la defensa de Juan Carlos  Dante Gullo, de Lorenzo Miguel y otros dirigentes sindicales y políticos.

            En el año 1982 participó en La Habana del Congreso de la Federación Sindical Mundial, en representación de Lorenzo Miguel y de la UOM. Allí conoció al líder de Montoneros, Mario E.Firmenich.

            En tiempos de la transición democrática asumió la defensa Firmenich, por recomendación de Obregón Cano y Bidegain. Por momentos, no se restringió a lo estrictamente legal, fungiendo, una vez más, de mensajero político.

            En testimonios postreros decía: “No hice sectarismo, y menos con los presos”.

Fuentes

Carta de Alicia Eguren a César Marcos. 9 de mayo de 1956.

Carta de John W. Cooke a Alicia Eguren. Mayo-agosto 1956.

Carta de John W. Cooke a Alicia Eguren. 25 de julio de 1957.

Semanario Norte. El peronismo exige personería política. 8 de mayo de 1958.

Referencias:

Eguren, Alicia, Escritos. Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2023.

Ferraresi, Alfredo; Galasso, Norberto. Historia de los trabajadores argentinos (1857-2018). Buenos Aires, Colihue, 2018.

Mazzeo, Miguel. El hereje. Buenos Aires, Tren en movimiento, 2016.

Julio C. Melon Pirro y Darío Pulfer