(Córdoba, s/d –Córdoba, s/ d).

            Apodo: “El Negro”.

            Sindicalista.

            Comenzó su actuación gremial en tiempos del peronismo clásico.

            Se desempeñó como Secretario General del Sindicato de Comercio de la Provincia de Córdoba.

            Tras el golpe militar de 1955 se enroló en la resistencia peronista en Córdoba.  La distribución clandestina de volantes y manifiestos mimeografiados, la fabricación casera y lanzamiento de “cócteles molotov”, la colocación de “caños”, la edición del efímero diario “17 de Octubre”, la formación de comandos también clandestinos, sabotajes, atentados personales, obtención de casas seguras para las reuniones, la distribución de la revista “De Frente” de Buenos Aires resultaron frecuentes.

            En mayo de 1957 perdió el control del gremio AGEC por 32 votos, con padrón adulterado y fraude, a manos de sectores afines al gobierno militar, entre los cuales había comandos civiles revolucionarios.

            Integró el Consejo Asesor de la CGT regional Córdoba bajo la intervención del Comandante Jorge Suárez de la Fuerza Aérea, teniendo un rol relevante. Fue designado secretario gremial. Era uno de los pocos dirigentes del período previo.

            Luego presionaron para la normalización de la regional, lo que sucedió el 1 de julio en el que fue electo Atilio López como Secretario General y Aspitia como adjunto. Al no aceptar las posiciones de los sectores “auténticos” u “ortodoxos” de organizar una regional únicamente peronista fueron denominados despectivamente “legalistas”.

            Desde este espacio promovieron el paro del 12 de julio de 1957.

            Abogó por el voto en blanco en las elecciones de convencionales constituyentes de julio de 1957.

            Tuvo un rol fundamental en la recuperación de la CGT Regional Córdoba, en junio de 1957. Integró  su Comisión Directiva, junto a Atilio López, Fortunato González, Juan Zárate, entre otros. Desde allí, ante el fracaso de la normalización de la CGT nacional, promovieron encuentros de delegaciones regionales.

En octubre de 1957 sesionaron 30 delegaciones regionales de la CGT. Se constituyó una comisión coordinadora en la que se integró Aspitia por la región centro.

El segundo fue convocado en La Falda. En un principio soportaron resistencias de referentes nacionales y se desarrollaron ásperas discusiones en las que terciaron Aspitía y Atilio López en nombre de la CGT cordobesa. Finalmente, en los hechos, al reunirse el plenario, se hicieron presentes dirigentes de nivel nacional con alta representatividad lo que legitimó el espacio y permitió elaborar el Programa de La Falda.

            El gremialismo cordobés asumió la responsabilidad de difundir las instrucciones de Perón en favor de Frondizi. Encontraron resistencias en las bases. Varios dirigentes nacionales debieron hacerse presentes para implementar la medida.

            Esa instrucción incluía el voto a la fórmula provincial, encabezada por Arturo Zanichelli, quien valoró ese aporte en su triunfo. Ni bien asumió reconoció a la CGT como interlocutora válida, visitando la sede gremial de la calle Vélez Sársfield, estableciendo una vinculación directa con esa instancia.

            La figura de Atilio López iba en ascenso, eclipsando de manera relativa el papel de Miguel Aspitia.

            En julio de 1958, Aspitia concurrió al Congreso Ordinario de la Confederación General de Empleados de Comercio, cuando se dirimía la conducción del gremio. En la oportunidad fue rechazado su pliego, por maniobras del grupo oficialista de Armando March.

            Al realizarse las elecciones del SMATA cordobés, Aspitia apoyó un candidato no peronista. Se impuso Elpidio Torres. Ello implicó un desgaste y la pérdida de prestigio en el ámbito de la nueva dirigencia que se iba gestando.

            Sin embargo, en 1960, Aspitia dirigió la CGT cordobesa junto a Juan Zárate. Apoyó al gobernador Zanichelli ante la amenaza de su destitución, convocando a un paro general en el mes de abril. Luego repudió su destitución, en junio de 1960.

            En el prolongado conflicto de la DINFIE, del mes de octubre del mismo año, la figura de Aspitia perdió predicamento. Desde la CGT levantaron una medida de fuerza en solidaridad con los huelguistas y despedidos y un grupo enardecido de trabajadores tomó la sede gremial de Vélez Sársfield, agredió a Aspitia y provocó su renuncia al cargo.

            Décadas más tarde, Aspitia escribió unas memorias sobre sus años de actuación en el gremialismo.

            El abogado laboralista Lucio Garzón Maceda anotó sobre su figura: “Con cierta aureola de ser un peronista con mucha experiencia, crítico, con ribetes anarcos”.

Fuentes:

Aspitia, Miguel C. Memorias de un gremialista. Córdoba, Servicio Gráfico, 1992.

Instituto Nacional Juan D.Perón. Plan Conintes y Resistencia Peronista. Buenos Aires, INJDP, 2010.

Referencias:

Bustos, Ilda y otros. El Negro Atilio. Un trabajador. Un líder sindical combativo. Un militante político revolucionario. Córdoba, CGT-UNC, 2014.

Ferrero, Roberto. Del mutualismo al Navarrazo. Breve historia del movimiento obrero de Córdoba. Córdoba, Corredor Austral-UEPC, 2021.

Darío Pulfer