(Tres Arroyos, Provincia de Buenos Aires, 1 de enero de 1941 – Coronel Brandsen, Provincia de Buenos Aires, 8 de enero de 1977).

            Sobrenombre: Lito.

            Nació en Tres Arroyos donde vivió su primera infancia con sus padres María Campano y Armando Cabo (ver entrada). Su media hermana, Virginia Cabo, fue fruto de la unión de su padre con Blanca Cabo. Estuvo casado con la dramaturga y periodista María Cristina Verrier con quien tuvo una hija,María Cabo, nacida en 1968 y fallecida tempranamente, luego del asesinato de su padre en 1977.

            Cursó estudios en el Colegio San José de Calasanz, institución tradicional fundada en 1891. A los 14 añossufrió la pérdida de su madre en el marco del bombardeo a la Plaza de Mayo. Aunque su educación formal se vio interrumpida, es posible que el lema “Piedad y letras” del colegio donde varios años fuera pupilo incidiera tanto en su profesión de fe católica como en el interés por la lectura, manifestado a Perón desde la cárcel de Ushuaia.En tal sentido, hacia 1964 trabajaba como corrector en el periódico La Ley. Antes de integrar la redacción de la revista Nuevo Hombre bajo la dirección de Enrique Walker (julio de 1971 a enero 1972), formó parte del equipo periodístico del mensuario Extra de Bernardo Neustadt. Tras su incorporación a Montoneros, dirigió el semanario El Descamisado hasta su clausura en abril de 1974. Colaboró también con La Causa Peronista y, ya en la cárcel de Sierra Chica, con El Auténtico. Sus conexiones con el mundo del periodismo fueron, pues, variadas.

Puede presumirse que el hijo de Armando Cabo, no debió estar al margen de las acciones desarticuladas de la Resistencia peronista que años más tarde calificaría de epopeya. Este hecho, la familiaridad con el catolicismo y la convicción nacionalista lo habrían aproximado a un grupo elitista y políticamente alejado del peronismo como el Movimiento Nacionalista Tacuara, por el que pasó entre 1960 y 1961. Su identificación con el peronismo, lo llevó a crear con otros jóvenes el Movimiento Nueva Argentina (MNA). Con la inestabilidad propia de esos años, participó tanto en la actividad política como en la acción directa: desde la campaña que apoyó al dirigente textil Andrés Framini en las elecciones de 1962, a diversos actos de sabotaje. Entre ellos el atentado de agosto de 1964 contra el ex presidente Arturo Frondizi, mientras se desarrollaba un banquete-homenaje.

            El desencanto con la política proscriptiva liberal ya había decantado por la violencia como medio de lucha para alcanzar la Revolución Nacional que proclamara el M.N.A.. En efecto, por entonces, con sus 23 años –servicio militar mediante-, había sido encarcelado cuatro veces con cargos por asociación ilícita y daños con explosivos en el marco del Plan CONINTES. La relación con sindicalistas del gremio de su padre se evidenció en algunas de estas acciones, en particular su conexión con Augusto T. Vandor, al que cuestionaría posteriormente. El metalúrgico junto con  Paulino Niembro, del mismo gremio, testimonaron en su favor tras el atentado de aquel año. La defensa por parte de Fernando Torres, abogado de la UOM y la CGT, tanto en esa como en la causa de 1966, ratifican tales apoyos.

            De ahí que formara parte de la custodia de Isabel Martínez de Perón cuando llegó al país en octubre de 1965, papel del que fue alejado meses después, cuando la esposa de Perón tomó distancia del vandorismo. A comienzos de ese año, 1966,  la vocación “salvífica” del M.N.A. fue puesta en evidencia por Maria Cristina Verrier en la nota que le hiciera para la revista Panorama junto a otros jefes del espectro nacionalista. La entrevista marcaría la relación que desembocó en el “Operativo Cóndor”.

            Así, el 28 de septiembre de 1966, a meses del golpe militar que dio origen a la “Revolución Argentina” y la dictadura de Juan Carlos Onganía, un grupo de dieciocho jóvenes (entre ellos Verrier), dirigidos por Dardo Cabo, desvió un avión de Aerolíneas Argentinas para hacerlo aterrizar en las islas Malvinas. La acción, cubierta por Héctor R. García, director del diario Crónica y de la revista Así, contó con la participación de varios trabajadores metalúrgicos y el apoyo de ese gremio. De hecho, el propio Vandor le habría brindado algún soporte. No está claro, en cambio, si el operativo fue realizado por el M.N.A., como señalan algunas interpretaciones.

            El patriotismo encarnado en la causa Malvinas y la cobertura mediática favorecieron la repercusión del hecho aunque en las islas la presencia de los “cóndores” se limitara al izamiento de una bandera y a una entrevista con el gobernador inglés. Sin hechos violentos, el regreso al continente fue sucedido por un juicio con sentencias divergentes: la mayoría permanecería18 meses en la cárcel de Río Gallegos, mientras que Cabo, A. Giovenco y J. C. Rodríguez cumplirían tres años de prisión en Ushuaia.

            Liberado en mayo de 1969, dirigió el grupo militarizado “Descamisados”, fundado por Norberto Habegger y Horacio Mendizábal un año antes. Responsable de distintos atentados, es incierta la participación que algunos le atribuyen en los asesinatos de Augusto T. Vandor –al mes de salir de prisión- y de José Alonso (1970), dos sindicalistas que ejemplificaban el burocratismo y la corrupción de la CGT denunciados por Cabo en sus artículos periodísticos.

            En ese momento su trabajo como periodista, fue paralelo al acercamiento a formas de acción política crecientemente militarizadas. Así, en 1972 se incorporó a Montoneros con el grupo que dirigía. Con las elecciones que llevaron a Héctor J. Cámpora a la presidencia, comenzó a dirigir El Descamisado (marzo de 1973), semanario de Montoneros, firmando las notas editoriales. Para entonces también era jefe de la agrupación político-militar de Capital Federal. A comienzos de 1975 participó junto con algunos viejos dirigentes –su padre entre ellos- en la organización del Partido Peronista Auténtico impulsado por Montoneros.

            En el marco de las disposiciones represivas del gobierno de María Estela Martínez de Perón, el 17 de abril de 1975 Dardo Cabo fue detenido en San Justo, Morón, junto a Juan Carlos Dante Gullo, Emiliano Costa y otros militantes acusados de participar en la operación de cobro de parte del rescate de los hermanos Born, secuestrados por Montoneros meses antes. Preso en Sierra Chica y luego en La Plata, durante la dictadura militar fue asesinado en un operativo de traslado junto con uno de sus compañeros en enero de 1977.

Fuentes:                                              

Verrier, María Cristina “Ellos quieren salvarnos”, Panorama, febrero de 1966, N° 33, pp. 106-111.

Referencias:

Anguita, Eduardo y Martín Caparrós. La Voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina. Vol. III La patria socialista (1973 – 1974). Buenos Aires, Norma, 1997.

Baschetti, Roberto “Cabo, Dardo Manuel” https://robertobaschetti.com/cabo-dardo-manuel/

Gutman, Daniel Historia de la primera guerrilla urbana argentina. Buenos Aires, Ediciones B, 2003.

López, Carlos Siete banderas, siete destinos. Buenos Aires, Editorial de la imprenta del Congreso de la Nación, 2020.

Palermo, Vicente  La vida breve de Dardo Cabo. Pasión y tragedia del peronismo plebeyo. Buenos Aires, Siglo XXI, 2021.

Ruffini, Marta “Poder y violencia en Argentina durante la década de 1960. La trama del atentado al ex presidente Arturo Frondizi”, Nuevo Mundo Mundos Nuevos: https://doi.org/10.4000/nuevomundo.69324

Gillespie, Richard, Soldados de Perón. Los Montoneros. Buenos Aires, Grijalbo, 1987.

Tarcus, Horacio “Cabo, Dardo”.Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas: http://diccionario.cedinci.org

María Liliana Da Orden