Colección conformada por treinta y cinco libros de ensayo político, histórico y  literario, publicados en Buenos Aires entre 1959 y 1966 por la editorial A. Peña Lillo, editor.

            En una época de expansión de la producción de bienes culturales y a la vez en plena proscripción del peronismo, la Colección se destacócomo proyecto político y editorial con relevantes logros de difusión, aunqueno fue considerada por los medios prestigiosos de la época. Su editor, Arturo Peña Lillo,reunió textos dispersos de autores atravesados por la censura y la persecución. Amalgamados en libros de pequeña materialidad, confluyeron en una posterior identidad editorial reconocible, ligada al revisionismo histórico, al pensamiento nacional y al peronismo de los años 70s.

            En la Colección publicaron, entre otros autores, Jorge Abelardo Ramos, Arturo Jauretche, Rodolfo Kusch, Rodolfo Ortega Peña, Horacio Ferrer, José María Rosa y José Gobello, e incluso el propio editor Arturo Peña Lillo en 1965 publicóen la Colección un libro de su autoría, Los Encantadores de Serpientes (Mundo y Submundo del Libro).

            Los primeros títulos de la Colección pretendieron claramente actuar sobre la realidad política de la época. En el primero de ellos, Historia política del ejército argentino. De la Logia Lautaro a la industria pesada, que salió a la calle el 31 de octubre de 1959, su autor, Jorge Abelardo Ramos, analizó dos sujetos históricos: las Fuerzas Armadas en relación a las políticas estatales y la clase obrera. Durante 1959 la presidencia Frondizi desplegaba un plan de estabilización económica que incluía,  entre otras medidas restrictivas, el congelamiento de salarios.  En respuesta, amplios sectores del movimiento obrero peronista retiraron el apoyo condicional que le habían otorgado en las elecciones del año anterior. Ramos hizo en su libro un encendido diagnóstico de las alianzas políticas que se habían formado desde 1955, para desarticular las que se habían construido entre 1945 y 1955. Es decir, daba una respuesta política, racional y detallada, a dos preguntas que se hacían tantos: ¿Por qué el peronismo había sido derrotado y por qué ahora era nuevamente traicionado por Frondizi? Así, Ramos encontró un eje que fue tomado pocos años después como principalísimo por la generación de lectores liderados por Ortega Peña y Duhalde. Señaló como condición indispensable para sumarse a la construcción de proyectos políticos, la presencia de “las masas” en las alianzas políticas; resaltando así la presencia del pueblo como sujeto histórico protagónico.  

            El empresariado industrial, otro sujeto social relevante, era el protagonista del segundo título de la Colección,  Esteban Rey, el autor, era integrante del grupo de Ramos.  En el tercer título, también de fines de 1959, Peña Lillo editó por primera vez a Arturo Jauretche. Política Nacional y Revisionismo Histórico, fue imaginado como libro a partir de la asistencia de Arturo Peña Lillo a una conferencia de Jauretche. El libro proponía al revisionismo histórico como objeto de estudio y desarrolló su concepción de la necesidad de adoptarlo como versión del pasado para construir una política nacional. Luego, la publicación de La Historia Falsificada de Ernesto Palacio,  se incluía como reedición en La Siringa dando mayor fuerza y legitimidad a las ideas de Jauretche. Una característica de la Colección fue que la gran mayoría de los textos eran primeras ediciones, muy probablemente textos especialmente escritos para la Colección. Luego con el título 11, de Octubre de 1960, se incorporaba otro historiador revisionista: José María Rosa, con El Pronunciamiento de Urquiza a través de los documentos diplomáticos brasileños y orientales. Se destacan otras dos obras del mismo signo en la Colección. Una,  Alberdi y el Mitrismo, de Fermín Chavez.  Y la otra, El Asesinato de Dorrego, de Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde. Éste fue quizá el título más importante de las obras revisionistas de la Colección, tanto por el protagonismo político que tuvieron sus autores en los años setenta, como porque ellos consideraron que provocaron una ruptura en el revisionismo, más teórico-política que generacional. 

            El movimiento obrero fue motivo de atención en la Colección, en otro título insoslayable, y el más citado de La Siringa, Del Anarquismo al Peronismo. Historia del Movimiento Obrero Argentino, de Alberto Belloni, publicado a inicios de 1960. Se constituyó en una obra de referencia al interior y al exterior del peronismo al tratarse del primer estudio sobre el movimiento obrero durante ese periodo. Era, a su vez, la primera interpretación teórica de la historia del movimiento obrero argentino, cercana ideológicamente al propio peronismo. Publicado en el contexto del enfrentamiento sindical al gobierno de Arturo Frondizi, situó entre los militantes la ardua discusión acerca de las adhesiones partidarias que se decidían en ámbitos sindicales y laborales.

            Otros títulos políticos de La Siringa eran presentados como análisis de problemáticas nacionales escritos por protagonistas de los años peronistas. Tal el caso del número 8,  Electricidad y Liberación Nacional. El caso SEGBA, de Jorge del Río.

            El equipo autoral se completó con autores del mismo sesgo, en ensayos literarios: intercalados con los títulos históricos y políticos había otra línea de publicaciones que dio una identidad menos conocida a la Colección. Las obras que confrontaban con las ideas dominantes del campo literario, como Verdad y Mentira de la Literatura Argentina, de Arturo Cambours Ocampo, y otras que se orientaban hacia un componente literario con fuerte tono gauchesco y tanguero, como La poesía gauchesca rioplatense. Popular y Culta, de Fernando Casullo; Poemas del bajo fondo (Viento que lleva y trae) de Enrique Cadicamo; El tango: su historia y evolución, de Horacio Ferrer y Breve Diccionario Lunfardo, de José Gobello y Luciano Payet.

            La Siringa fue relevante en espacios de la historia cultural y política argentina. En primer lugar, la evidencia de sucesivas reediciones de algunos de sus títulos, los miles de ejemplares vendidos en kioscos de diarios y revistas, demuestra que tenía un público lector fiel e importante.  Esto se refuerza con la evidencia de que la Colección fue formadora de lectores y muchos de sus títulos se leyeron en clave política, como acto de militancia y de formación para la posterior acción política. Las lecturas registradas de títulos de La Siringa atravesaron toda la década del 60 y se prolongaron durante la del 70. Se trató de lecturas en clave de resistencia ante las prohibiciones, y como parte insoslayable de la militancia política. Y de lectores que consideraron sus lecturas como herramienta de formación política y a la vez práctica de resistencia. Un caso relevante es el de Gustavo Rearte, fundador de la Juventud Peronista en 1957, integrante de su primera Mesa Ejecutiva y miembro destacado de los grupos de la resistencia peronista, entre ellos del Comando Juan José Valle. Rearte, en 1961 fue detenido y alojado en la prisión de Caseros; desde allí escribió en 1962 a Arturo Peña Lillo solicitándole el envío de ejemplares de sus publicaciones. En la carta, dirigida a “Sr. A. Peña Lillo. Editorial Siringa” le explicaba que había sido baleado, luego apresado y se encontraba “en proceso federal por resistencia a la autoridad, abuso de armas y supuestas actividades terroristas”. Justificaba su pedido de libros relatando el episodio de su detención y agregaba que “ni aun en la cárcel queremos perder un instante, la oportunidad de elevar nuestra capacidad combativa elevando el índice del conocimiento, ya que en la determinación exacta de nuestra significación histórica está la fuerza creadora de un destino al cual no seremos merecedores, si no nos mostramos capaces de superar las contingencias propias de la lucha misma”.Así Rearte, militante de la resistencia y preso político, no sólo conocía La Siringa, sino que veía en sus primeros títulos, editados hasta 1962, año de la carta, el material adecuado para enriquecer su militancia política. Además confiaba en el editor la elección de qué libros podía servirle leer con ese fin, dado que no le pedía ningún título en especial, sino los que Peña Lillo decidiera.

            Casos como el citado contribuyen a sostener que el editor construyó discursivamente una comunidad de lectores, convocándolos como parte esencial de la propuesta. Así, los objetivos del proyecto editorial fueron comunicados en la misma materialidad de sus títulos. Desde el primero de ellosse incluyó un texto de retiración de tapa idéntico. El editor escribía allí: hay libros y hay lectores, no hay un problema de falta de deseo de lectura, sino que los potenciales lectores no logran hacerlo porque los libros les son inalcanzables por lo elevado de su precio. Hay entonces un editor que pretende llegar a sectores sociales que, limitados económicamente, no pueden comprar libros, y les dice que el problema son los costos altos de producción, pero eso se puede resolver creando libros muy baratos, para ello se harán ediciones de gran tirada, convoca a los lectores a una empresa común: la supervivencia de la Colección dependerá de que haya muchísimos lectores que compren los libros. Además, será posible el bajo precio porque se resignará calidad material y estética: los libros de La Siringa son deliberadamente rústicos, de muy mal papel, de pequeño tamaño, letra mínima, casi folletos.

            La Siringa tuvo lectores destinatarios que consideraron sus lecturas como herramienta de formación política y a la vez práctica de resistencia, y la Colección devino así en un puente entre la generación protagonista de las transformaciones de la sociedad durante los gobiernos del primer peronismo y la de los años 70.  

Referencias:

De Sagastizábal, Leandro y Alejandra Giuliani. Un editor argentino. Arturo Peña Lillo. Buenos Aires,Eudeba, 2014.

Giuliani, Alejandra. «Semblanza de Arturo Peña Lillo (Valparaíso, 1917 – Buenos Aires, 2009)». En Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes – Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIX-XXI) – EDI-RED, 2017.: http://www.cervantesvirtual.com/obra/arturo-pena-lillovalparaiso-1917-buenos-aires-2009-semblanza-848949/

Peña Lillo, Arturo. Los encantadores de serpientes (Mundo y submundo del Libro). Buenos Aires, A. Peña Lillo, editor. (Colección La Siringa, 31).

Peña Lillo, Arturo. Memoria de Papel. Los hombres y las ideas de una época. Buenos Aires, Continente, 2004.  

Alejandra Giuliani