Mirá, la mayoría de la muchachada que comenzamos en el 56/57 ya estábamos insertos en el peronismo. En mi caso, por mi padre que tuvo actuación el9 de junio con el coronel Cogorno en La Plata, en la toma del regimiento 7 de lntantería.
Yo tenía trece años y desde mi casa veía los aviones Gloster que bajaban y ametrallaban el regimiento. Fue un día bastante triste, porque ahí empezamos a darnos cuenta que el enemigo no tomaba las cosas en broma, y digo empezamos porque la realidad para nosotros fue muy cruda. Encontrarte con que a tu padre lo pueden fusilar, cuando aún no sabíamos de este tipo de muertes en la Argentina.
Bueno, empezamos a juntarnos entre las familias que llorábamos a los que habían fusilado y las familias que éramos perseguidas y ahí nos fuimos conociendo los hijos de los peronistas. Esa fue la primer conformación de los grupos, aunque todavía no nos habíamos definido como Juventud Peronista, pero sí éramos en esencia la Juventud Peronista.
Y en nosotros nació realmente un grito de corazón, un grito de rebeldía, y ese grito, nuestro grito de bronca, era «¡V¡va Perón, Carajo!».
Yo vivía en La Plata, que era una zona netamente peronista. Tenemos que decir que en Berisso, Ensenada y La Plata se reunían aproximadamente cien mil operarios: estaban la destilería, los dos frigoríficos más grandes, el grupo ferroportuario más importante adonde habían actuado muchos dirigentes. Todavía la gente recordaba mucho a Mercante. También estaban los dirigentes del astillero y los del puerto. Con todos ellos nos fuimos formando un poquito y se nos ocurrió que debíamos tomar la iniciativa y empezamos a organizarnos como JP.
Nuestra primer consigna fue «voto en blanco». No creímos que la directiva de votar a Frondizi fuera de Perón … el disco de pasta no llegó, únicamente existió la copia de la carta firmada por John W. Cooke, Frigerio, Frondizi y Perón, y no nos conformaba. La JP votó en blanco.
Además, nosotros ya nos sentíamos dirigentes. Perón estaba a 17.000 kilómetros de distancia, y nosotros estábamos acá y la cosa no iba. Frondizi era gorila, Alende era gorila, Frigeno era gorila. Habían sido Comandos Civiles y todo aquel que había sido Comando Civil era nuestro enemigo. Habían matado a nuestros padres, habían roto las casas, nos habían echado de la escuela, la persecución fue grandísima. Fue permanente, tan permanente fue que el artículo 4161 nos marcó a todos: estaban prohibidos los símbolos, los discos, las canciones, el nombrarlo a Perón, el nombrar al peronismo, el ponerse el escudito; todo hecho que estuviese ligado al peronismo no era sólo mala palabra, era muerte.
Entonces nosotros teníamos un enemigo identificado. Y Frondizi también era el enemigo, no nos ofrecía garantías yahí fue la primer desobediencia a Perón, que después nos dimos cuenta que no fue tanta porque a la hora de contar los votos éramos más de lo que nosotros creíamos yeso nos dio la primera pauta para ya organizarnos bien. Ahí fue cuando tomamos la C.G.T. de La Plata como sede de la JP. En el subsuelo de la C.G. T. nos llegábamos a reunir un grupo de hasta cuarenta compañeros.
Yo era el vocero de la JP de La Plata. Alguien tenía que poner la cara, y yo era el más pendejo y entonces dijeron «este boludito que tenemos acá», y pasé a ser el vocero de la JP. ¿Porqué? Simple, sacaron comunicado de prensa en ese momento era ir preso y meter preso a un menor. .. todavía creíamos en la legalidad yeso era un poco la cosa. Si yo caía preso salía a los dos o tres días, cuando mucho me comía dos o tres sopapos y el «nunca más lo hagas, pibe». Llamaban a mi casa y me devolvían.
Entonces, ahí constituimos la JP. Inmediatamente viene la amnistía, nos empezamos a estructurar y nos conectamos primero con Berisso. Conformamos una mesa de JP con Berisso, que presidía Roberto Horvath, y por Ensenada un compañero que se llamaba Aparicio. Se conformó una mesa, que se llamaba «Mesa de Enlace La Plata-Berisso-Ensenada». Inmediatamente tomamos contacto con Buenos Aires y ahí nos conectamos con Rulli, con Cacho El Kadri, Gustavo Rearte, Carlitos Caride, Spina, Brito Lima, Osvaldo Agosto, Julio Bornik, Norma Kennedy, Aponte y toda la muchachada.
La JP de Buenos Aires (Capital) empieza en las calles. Se constituye ella misma época que nosotros. No había una conducción, era una Mesa donde estaban los compañeros que habían empezado a hacerel rejunte de todos, yque habían surgido como conducción.
Acá hay que decir las cosas como son, porque en esa época no estaban claros todos los tantos, lo úpico que estaba claro era que nosotros creíamos que acá había que hacer pelota a los enemigos y como no teníamos ni armas, ni medios, ni estrategias ni tácticas, había un grito que era «Viva Perón» y empezarnos a organizar para que vuelva. La necesidad era esa y entonces el compañero que había dado un par de cadenazos más al frente del diario La Prensa o el compañero que discutía mejor, ese surgía como dirigente.
La actividad que se había dado como ejercicio de la JP era la de recuperar las organizaciones gremiales. Los que habían quedado al frente de los sindicatos eran los interventores gorilas: o eran comunistas o socialistas, o conservadores o eran milicos, porque en ese momento estaban todos juntos contra nosotros.
Fuimos ocupando sindicatos, esa fue una de las funciones que tuvo la JP, y de ahí íbamos armando estructuras. Lo mismo sucedió en La Plata, tomamos FOETRA que quedó Rodríguez; tomamos UPCN; tomamos ATE, que quedó Logiuratoy Babi Molina.
Uno de los grupos que nosotros másadmiramos y quemás participación tuvo fue la Alianza Libertadora Nacionalista. Había compañeros trabajadores dentro de la ALN. El caso de La Plata es característico, en La Plata estaba el chino Palma ex secretario general de la C.G.T., que era de la ALN. Nos en señó mucho esa gente. Sobre todo nos enseñó a manejar armas, y a armar cachiporras, ya cómo pegar ya cómo romper asambleas, y a cómo actuar en una manifestación.
También hubo instrucción de unos pequeños grupos de viejos anarcos. Nosotros aprendimos varias cosas de los anarquistas, sobre todo a armar las primeras bombas con las cajas de Quaker y los primeros instrumentos que descarrilaban a los tranvías. El vehículo más rápido y el más barato era el tranvía y los descarrilábamos porque era el que llevaba a los trabajadores a Berisso; entonces creábamos un paro de productividad muy grande. Lo empezamos a hacer como las cosas que hacen los chicos y después nos dimos cuenta que era un arma política valiosa. Yo digo que empezamos como los indios, en pelotas, con el arco y la flecha…
La mayoría no habíamos seguido en la escuela, o sea nos habían cortado el secundario. Entonces se planteaban algunas cosas, escribir volantes y había hasta faltas de ortografía. Luego el tiempo hizo que nos empezáramos a capacitar, sobre todo los compañeros que estuvieron mucho tiempo presos. Tenían mucho tiempo para eso. Como el caso de Carlos Caride, que estuvo preso nueve años en total.
Entre que estudiábamos a la noche, militábamos de madrugada e íbamos a trabajar, yo te digo que mi vida era de veinticuatro horas; dormía en ellaburo porque al ir a trabajar al frigorífico me protegían mucho los compañeros que sabían que estaba en la militancia, hasta me habían falsificado el documento para hacerme pasar como mayor.
El Swift seguía siendo propiedad de los ingleses, o sea que tenía un patrón que era mi enemigo directo, por eso me interesaba trabajar ahí. Además porque había compañeros muy experimentados. Los trabajadores de la carne de Berisso eran casi todos europeos: polacos, alemanes, tanos. Bueno, ellos nos enseñaron mucho y además nos querían y protegían mucho. Había de todo, socialistas, anarquistas, comunistas.
Yo recuerdo que dormía a más de cuarenta metros de altura, en los fardos que había o en las estibas de sal. Allí nos protegían, nos avisaban para la hora de comer y bajábamos, robábamos unos churrascos, y los hacíamos arriba de los caños conductores del agua caliente. Así nos alimentábamos. Para pasar algún mensaje, algún volantito que podíamos hacer con sellos, uno por uno, nos poníamos dentro de una zorra e íbamos de un tramo a otro hablando con los compañeros. En los volantes poníamos «Perón, única solución» o «Viva Perón» o «Perón vuelve» o «Huelga nacional» o «El enemigo es el patrón».
Nosotros todavía considerábamos, porque así nos lo decían nuestros mayores, que si íbamos a producir un hecho revolucionario o iba a haber un intento para tomar el poder lo íbamos a hacer a través de grupos cívico-militares; que era el Ejército argentino había muchos militares patriotas, nacionalistas y peronistas. Por ese entonces comenzó a aparecer una organización que se dió en llamar COR (Central de Operaciones de la Resistencia), cuyo jefe era el generallñíguez. La gente que retornó después de la amnistía, los suboficiales y oficiales que habían estado el 9 de junio, mi padre, nos hacían creer que había militares proclives a producir la vuelta de Perón. Entonces éramos un poco clasistas porque trabajábamos con los sindicatos y un poco éramos fascistas porque estábamos con los milicos. Además te aclaro que para esa época nosotros adorábamos todo lo que fuera militarismo porque en todo momento lo vimos a Perón uniformado. La imagen de Perón en el caballo pinto estaba en todas las casas humildes, oculto, pero estaba.
Esto demuestra la poca formación política, no sabíamos donde estábamos parados. Lo único que nosotros sabíamos era qua Perón tenía que volver. Cuando veo a estos intelectuales que escriben sobre el peronismo y solamente toman una parte del peronismo y lo definen como revolucionario, medio marxista, o los otros que lo definen totalmente sindicalista, o los otros que lo definen como de derecha, y bueno, yo creo que vivieron muy poco el peronismo.
El peronismo fue todo eso, el peronismo fue un grito de corazón, el peronismo fue que vamos a la cancha el domingo y llevamos unos volantes o colgamos un cartel, hacemos un regio quilombo cuando el referí se manda una cagada y gritamos «Viva Perón», así la policía nos caga a patadas a nosotros y a todos los demás y salimos cantando la Marcha. Eso era el peronismo … iQué Unidades Básicas, qué Comité, qué organización! No había nada, no había plata, no había dirigentes, no había un carajo … ¿Sabés qué había, y mucho, sobre todo en la Juventud Peronista? Había cojones y ganas de hacer las cosas para que vuelva Perón, nada más.
Nuestras actividades mayores eran organizarnos para el17 de octubre, el1º de mayo, el26 de julio y el9 de junio que había que ir al cementerio para hacer el gran despelote por los muchachos que habían sido masacrado s en León Suárez, en el 7 de Infantería, en la penitenciaría de la calle Las Heras.
Compañeras no había muchas, ellas se encargaban de hacer los volantes mientras nosotros salíamos a las obras en construcción a afanarnos los hierros, y ese hierro se convertía en clavos miguelitos. Se llamó «miguelito» porque el que lo fabricaba era un compañero metalúrgico que se llamaba así y que llegaron a cuestionarle si el clavo más efectivo era el de cuatro puntas o el de tres. Lo real es que Miguelito lo impuso porque demostró que el de tres puntas caía mejory siempre parado. Hasta llegamos a hacer asambleas para discutir cómo iba a ser el «miguelito». Esa es la historia.
Las reuniones de JP no eran ideológicas, eran para ver a quién se le iba a hacer el operativo, a quién se le iba a poner una bomba. Nosotros le poníamos una bomba al jefe de la Destilería de La Plata porque había cagado a varios trabajadores, pero pasábamos tres o cuatro veces por la casa en bicicleta para verque no matara a nadie. Hastaaprendimos para dónde iba la expansión, cosa que nos costó muchísimo.
También le poníamos a militares y marinos, que eran los objetivos nuestros más importantes. A veces, cuando nos sobraba alguna, la metíamos en la casa de Don Balbín, que después nos llamaba y nos decía «pero dejensé de joder, muchachos». Esa es la verdad, Balbín vivía en La Plata, y el enemigo acérrimo era él. Cada vez que nos sobraba una bomba iba a la casa de Balbín.
Para nosotros, tanto Balbín como los otros políticos, como los milicos, sobretodo los marinos, eran todos «gorilas». Nosotros identificábamos con el nornbre de «gorila» a aquel que estaba en contra: comunista, socialista, radical o lo que fuere, no teníamos en claro tampoco eso.
El que no estaba con Perón era enemigo nuestro, así de fácil. Y aquel que tuviera una gorra, aunque fuera cartero, para nosotros era enemigo.
El término «gorila» lo sacamos de la Revista Dislocada que era un programa cómico de radio que dirigía Delfor y se transmitía todos los domingos con muchísima audiencia. Ahí hacían el cantito «deben ser los gorilas, deben ser, que andarán por ahí». Sin duda, el máximo gorila era el almirante Rojas.
Toda la militancia nuestra tuvo un violento giro a partirdel año ’60, con la implantación del Plan Conintes. El Conintes viene para reprimir a la JP y a la Resistencia peronista. Los militares se dan cuenta que no pueden parar la mano. Lo estaban apretando a Frondizi, día por medio había un simulacro de golpe: nosotros ya habíamos aprendido a hacer caños -porquenuestra generación fue la del caño- y los militares ven que se les van las cosas de la mano, que ya no son los militares peronistas los que hacen los golpes para tomar los regimientos, que el pueblo empezaba a organizarse. Se dieron cuenta que con la policía sola no nos paraban. .
Caen presos la mayoría de los dirigentes gremiales, políticos y de la JP. A algunos nos largaron inmediatamente pero a los reconocidos, a los que a ellos les interesaba los dejaban adentro. Nosotros, la mayoría éramos menores, y aunque nos dieron condena no nos podían mantener presos.
Estuvimos presos -algunos- entre veinte y treinta días que duró el proceso. Nos encontramos con unos «boinas» frente a nosotros en un escritorio, que nos empezaban a decir «¿usted es peronista?». Nosotros teníamos un cagazo padre y le decíamos a todo que sí; entonces bajaban tres años a uno, a otro porque tenía la foto de Perón, a otro porque lo agarraron con volantes, con un poco de pólvora, alguna bala suelta o algún trabuco viejo. Qué sé yo, teníamos estupideces y algunos compañeros habían hecho algunas bombas importantes como el caso de Burgos, que le bajaron veinticinco años. También a los muchachos de Córdoba que habían hecho mierda la destilería de la Shell.
Una de las causas de la encanada nuestra en La Plata fue la imprudenciade jugar acara descubierta; nos ubicaron inmediatamente en la C.G.T. Otra porque a Alende lo molestábamos mucho, él era el gobernador, lo jodíamos y llamaba muy seguido a los dirigentes de la C.G.T., a Michelini ya Monseñor Plaza y les decía: «pero estos chicos… que se dejen de joder, me han metido treinta bombas en una noche». Entonces el jefe de Policía que era un poco proclive al peronismo nos citaba al Departamento de Policía y avisaba «yo no los meto en cana, yo sé que anda Villagra, Saavedra, Miranda, Fulano, Mengano, los voy a cagar a patadas. Los voy a echar de La Plata».
Con los milicos fuimos en cana, nos asustamos primero y después nos dimos cuenta que nos convenía porque ahí empezamos: ¿qué hacés? ¿quién sos? ¿por qué te agarraron? Sacamos direcciones y se organizó la JP en el orden nacional.
Ellos en el Conintes tuvieron un error, nos juntaron. Tomamos contacto en forma inmediata con todo el país y nos dimos cuenta que éramos muchos los que hablábamos de la vuelta de Perón. Después del Conintes empiezan las divisiones, por ejemplo, elC. de O. se desprende de la Mesa de la JP; se separa Spina también con su grupo.
Los que pudimos salir antes de la amnistía, acompañamos la campaña de Framini. Ya nos habíamos empezadoa poner en contacto con Jorge Di Pasquale en Farmacia, que nos empezó a largar mucha línea. Las pavas de mate que habremos tomado ahí, en la calle Rincón!
Spina se va con su grupo de Juventud y hace su sede en el sindicato del Vestido con Alonso; otro grupo se va a ATE; otro grupo se queda en la calle Yatay, en el de Calzado; otro estaba en el sindicato de Farmacia. Esa era la conformación de la cosa y Brito Lima con su grupo, que empieza ya a actuar en La Matanza, era bancado por la UOM. Todavía no existía eso de la derecha y la izquierda, más bien eran los vandoristas y los no vandoristas.
Algunos dirigentes gremiales empiezan a negociar. Frondizi fue el primer corruptor de la dirigencia gremial y política del peronismo. Es el primero que compra a los dirigentes.
Para ese entonces tomamos contacto con la C.G.T. Auténtica. En la mesa de la C.G.T. estaban Armando Cabo, Framini,Dante Viel y otros dirigentes que habían sido muy combativos, Gazzera, la gente de ATE, Di Pasquale; todo lo que era el peronismo combativo. Empezamos a tener en claro lo que es la política…empiezan las divisiones… empezamos con esquemas más importantes a hablar del retorno de Perón por medio de la revolución. La revolución era tirar tiros para nosotros.
Además, otros grupos se separan porque decían que sí no se podía seguir trabajando: si nosotros trabajábamos como JP no podíamos salir a poner caños.
Muchos compañeros seguían presos y teníamos problemas de conducción. Luego de esta ruptura que se produce dentro de la JP, nosotros los de la provincia quedamos un poco aislados. Después yo tuve que irme de La Plata porque me echaron: habíamos puesto una excesiva cantidad de caños y no se bancaban la presencia nuestra. Tuve que irme al Paraguay.
Cuando volví del Paraguay me pegué mucho a Framini. Yo dormía en una casa que tenía Rosato, por San Isidro, con Andrés Framini que lo buscaba la cana por una huelga extraordinaria que se había hecho.
Para ese tiempo empecé ya a ser un dirigente más conformado; tomé contacto con la plana mayor del peronismo y empecé a viajar por todo el país como mensajero de la Resistencia repartiendo caños por todos lados, revólveres que no servían para nada, mensajes, cartas, discos que no se tenían que golpear porque eran de pasta. Eran noches interminables, donde teníamos que estar en casas a la luz de una vela dándole manija a la victrola. En las casas humildes se escuchaban los discos de Perón con esas victrolas. Así nos empezamos a organizar, caminamos todo el país, todo.
Cuando Alonso toma la conducción de la C.G.T. normalizada empezamos a ir a los cursos de la Escuela Sindical. En el ’64 Alonso larga las famosas tomas de fábrica. Se llegaron a tomar en un solo día mil fábricas; tan organizado y sincronizado fue que yo creo que llegué a participar de diez o doce tomas. Les dábamos instrucciones a los delegados de que no debían resistir, que cuando llegara el juez o la autoridad pusieran las máquinas en marcha, que no había que pegarle a nadie, que no había que romper nada. Se cerraban las fábricas, se tomaban y se seguía produciendo o no, según lo que decidieran adentro; pero la fábrica estaba tomada. Ahí fuimos nuevamente presos. La JP trabajaba activamente, el trabajo sucio lo hacía la JP: piquetes de huelga, ir a tirar miguelitos, pegar los pocos cartelitos que teníamos, repartir los volantes o darle un cachiporrazo al tipo que rompía la huelga.
Después del Plan de Lucha nos dimos cuenta que podíamos avanzar, que ya éramos una organización. Pero no teníamos plata. ¿Qué pasó? Como no teníamos plata un grupo de compañeros dijo «hay que salir a afanar» y salir a afanar era otra discusión dentro del seno de la JP, ya que el que afanaba era chorro y el que era chorro no era peronista.
Es que no teníamos claro qué era ser revolucionario, esa es la verdad. Todo esto de las tomas de fábrica, de hablar con los trabajadores nos va aclarando. La respuesta siempre te la da el trabajador. El trabajador dijo: «Mirá, ustedes quieren cosas. Flaco, en el único lugar donde hay es en la fábrica; si yo afano los bulones te los doy, si vos querés que te haga los miguelitos, los tengo que hacer dentro del taller y en el taller tengo a un trompa, tengo que cargar al trompa».
Los compañeros nos enseñaban a hacer las cosas como correspondían. Después entramos a interiorizarnos sobre la lucha armada de los cubanos; nos dimos cuenta que la cosa acá no pasaba por se r tan puritano y entonces se empezaron a hacer operativos. El primer intento fue afanarse un carrito lechero y entramos a repartir leche; después un camión de carne y bueno, después algunos compañeros se organizaron y empezaron a apretar a los camiones que llevaban cigarrillos porque son los mayores recaudadores. Había plata en efectivo y total le afanaban a los tipos que vendían vicio, de esa forma nos quedábamos medio puros.
Pero nosotros tuvimos contradicciones con el operativo que se hizo en el Policlínico Bancario. Ahí nos dimos cuenta que Baxter había errado el camino porque había matado a trabajadores y había robado el sueldo de los trabajadores. Eso sí nos golpeó mucho.
También se viene desarrollando el COR (Central de Operaciones de la Resistencia) y ellos seguían planteando que el método era a través de las organizaciones cívico-militares y casi todas las noches venía el golpe de lñíguez. Nos hacían dormir arriba de los techos con las pocas armas que teníamos, y duró una pila de años, cuatro o cinco. Todas las semanas estábamos en vísperas de un golpe.
Después del Conintes nosotros tomamos mucha distancia con el ejército porque decíamos: cómo pueden ser tan nacionalistas y tan peronistas si nos reprimen. No lo veían así los dirigentes gremiales.
En el ’63 aparece acá en Capital un compañero que dice: «Bueno, hay que producir un hecho importante porque estos hijos de puta no lo reconocen al General». Una cosa, nunca nosotros lo llamábamos compañero a Perón; siempre le decíamos General o simplemente Perón.
Este compañero decía «no lo reconocen al General, no lo dejan entrar en la embajada, imaginate». Después dijo «Yo ya tengo la solución. Nos afanamos el sable de San Martín que está ahí en el museo de Parque Lezama y se lo mandamos a Madrid. El se viste con el uniforme y va a tener que recibirlo el embajador de España. Le devuelve el sable y le va a tener que devolver los grados, porque cómo va a ser un general degradado que entregue el sable de San Martín. El mundo sé entera que nosotros somos una gran organización porque hicimos este operativo».
Se hizo la asamblea en el sindicato textil de la calle Solís que presidía Andrés Framini. En el salón auditorio la JP debatió el robo o no del sable de San Martín, y cómo se iba a hacer el operativo. Se designó al grupo operativo, en asamblea, porque nosotros éramos democráticos.
Lo que no tuvimos en cuenta era que iba a haber una represión tan grande. Onganía -que ya era comandante en jefe- desplegó su operativo. La represión fue muy grande y tuvimos que salir a negociarlo. El sable se le entregó al capitán Phillipeaux, élfue y lo negoció con Onganía. Le devolvieron losgrados -a él- y los compañeros siguieron presos igual. Nos quedó mucha bronca. Después hubo una segunda toma pero sin una participación muy activa de la JP orgánicamente; hubo compañeros de la JP, del grupo de Spina.
Después de las tomas de fábrica ya empezamos a tomar conciencia de que el problema pasa por otro lado. Empezamos a hablar de un proceso revolucionario, algunos grupos empiezan a hablar de socialismo e incluso otros de lucha prolongada. Cooke, que estaba en Cuba, empieza a mandar mensajes que nos empiezan a dar elementos de otro tipo.
Cuando viene el golpe de Onganía llega al poco tiempo una carta de Perón -famosa- que nos entristeció porque decí a «desensillar hasta que aclare» y nosotros dijimos «no desensillamos».
A partir del golpe de Onganía en el ’66 elperonismo entra en una crisis importante. Perón se da cuenta que acá hay una anarquía total, todo el mundo estaba peleado y dividido. Los sindicalistas rotos en tres fracciones, las 62 rotas, la C.G.T. Auténtica había dejado de existir. El COR por un lado, la JP por otro, dispersa en distintos grupos; la rama femenina; los viejos contra los jóvenes … un despelote.
Evidentemente Perón se da cuenta que hay que dar otra forma de conducción, necesita poner orden. Creo que en esta oportunidad Perón estuvo acertado de poner a quien puso, por que independientemente de que Bernardo Alberte fue un militar hay que rescatarle un antecedente muy importante. En el ’45, era cadete de la Escuela Militar y cuando se produce el 17 de octubre se subleva en Campo de Mayo. Y cuando Perón cae en el ’55, esel hombre que acompaña a Perón hasta el último minuto, porque es el edecán. El y el mayor Vicente, pistola en mano, lo defienden hasta el último minuto. Entonces le quedaba a Perón o Vicente o Alberte, como hombres para poner orden.
Se hace un congreso de JP en Montevideo en enero del ’67 organizado por Vicente y se creía que iba a ser él el elegido. Pero unas semanas después se conoce la noticia de que el nuevo delegado personal de Perón era el mayor Bernardo Alberte.
Bernardo llega acá y los primeros meses se rodea de nefastos hombres de la derecha pero de a poco empezamos a hablar con él diversos sectores. Conversa Spina y dice «es un tipo que escucha». También conversan con él Di Pasquale y otros compañeros.
Empezamos a tener más contacto, algunos compañeros nos decían» ¿por qué no se acercan? Alberte es un militar piola». y así fue. Cuando lo vimos Alberte nos dice, la sencillez y la claridad que tenia, «yo necesito su colaboración”. ¿Y qué tipo de colaboración?» le pregunto. «Necesito. que me acompañen en prensa, en esto, lo otro». A mi me adjudicaron trabajar en prensa Y por eso tuve participación con Bernarrdo y bueno, nos insertamos por primera vez en la conducción nacional. Al estar en prensa caían en mis manos las cartas originales de Perón.
Me pegué mucho a Bernardo, empezamos a tener una relación bastante amistosa. Yo trabajaba en ATE (Capital), me había casado, ya no éramos tan loquitos como al principio. La revolución era posible para nosotros y empezamos a hablardeorganizamos en forma totalmente distinta; la gente quería la lucha, quería enfrentarse al sistema. Cuando decimos sistema ya decimos otra cosa que la que decíamos, ya no era sólo la vuelta de Perón; ya no era la piedra o poner un caño. Ya decimos hay que cambiar el sistema, producir una revolución: ya se empezó a decir la lucha va a ser larga y prolongada, la revolución la debe hacer el peronismo, sí o sí.
Habíamos visto lo que había pasado en la Revolución Cubana. El peronismo había realizado su experiencia con los Uturuncos y sabíamos que eran posibles muchas cosas y asaltos que se habían hecho -que nosotros llamábamos expropiaciones- Más aún, en algunos volantes publicamos que cuando volviera Perón iban a ser devueltas las cosas expropiadas -¡qué taradez!- Me acuerdo que en un asalto enLanús se le dejó un volante diciendo que se le iba a devolver el importe que se le había sacado. Ya comenzamos a no creer más en los militares patrióticos y ya no creíamos mas en los militares nuestros que nos decían que iban a hacer un golpe; ni en los dirigentes luminosos del sindicalismo; Ahí empezamos a romper con el sindicalismo y empezó a aparecer una palabra que fue traidores. No se le llamaban burócratas, para nosotros burócratas era una palabra de lujo. «¡Traidor!» y se acabó, para nosotros era un enernlqo. Coria eraun enemigo, Vandoreraun enemigo y ya incluso hasta el mismo Framini era cuestionado.
Nosotros le veníamos manifestando a Alberte que hay que integrar a otros sectores para la lucha y que uno de esos sectores que nos faltaban era el estudiantado. Alberte después de hacer la normalización de la C.G.T. -que es la C.G.T. de los Argentinos- que para nosotros es un gran apoyo, empieza a trabajar sobre los sectores estudiantiles y ahí es cuando empezamos nosotros como militantes a penetrar dentro de las facultades.
Con esos sectores estudiantiles, con sectores gremiales ya imbuidos de un proyecto revolucionario como es el programa del1 de Mayo, con dirigentes claros, con combatientes ya en la clandestinidad, la cosa avanza, el pueblo interpreta. Había una prensa, había elementos y ya se había hecho carne en nosotros que esto se debía definir. Había que enfrentar a la dictadura military darle la batalla para terminarla. Nosotros perfilamos que a través de los sectores estudiantiles podría darse un hecho que llamara a las clases medias a participar en forma más activa, y ahí encaminamos la cosa. La prueba está en que los primeros hechos que salen se producen antes del Cordobazo.
El Movimiento Nacional Justicialista apoya con comunicados directos, marchas y manifestaciones en la calle encabezadas por Alberte. Eso nos da a nosotros un respaldo total porque por primera vez un representante de Perón -su delegado personal- sale a la calle a enfrentar a la policía, al régimen, al sistema. Esa es la presencia de Alberte, eso es lo valioso de Alberte. Entonces es ahí donde tomamos participación activa y la juventud sale ya organizada, como organización combativa, a pelear. Todo frente era bueno: la calle, los actos, las fábricas. En todos los lugares empezamos a darle combate, en la universidad, en todos lados se hacen frentes.
Así llegamos al Cordobazo, participamos nosotros bastante orgánicamente del Cordobazo, tanto es así que caemos presos inmediatamente. Algunos companeros en Córdoba, otros en Tucumán, otros en Rosario, lo cual demuestra que estábamos caminando por el país y que no fue tan improvisado.
A mediados del ’68 Perón reemplaza a Alberte por Paladino. El vandorismo ataca apenas se produce C.G.T. de los Argentinos, va sobre Perón y le manifiestan que ellos se van,a quedar fuera de eso, que ellos habían negociado con Onganía la paz … desensillar hasta que aclare. Y Peron, ante el embate de este sector ve necesario contemplar otra ala negociadora, que después se perfila a través de Paladino y que le diera más contacto con las Fuerzas Armadas. Y bueno … Peron manejaba la estrategia y la táctica, él era el comandante enJefe. No nos gusta, pero ya la cosa estaba avanzada y sequimos adelante.
Para ese entonces Alberte empieza a publicar su periódico «Con todo». Al «yorma» se le arriman Alfredo Carballeda, Susana Valle, Gustavo Rearte, García Elorrio, los curas tercermundistas, y muchos otros compañeros.
El Peronismo Revolucionario camina por todo el país. En enero de 1969 se hace un congreso en Córdoba donde se discute si el peronismo revolucionario va a tomar la teoríafoquista o la teoría de la lucha larga, prolongada y en todos los terrenos. Triunfa la teoría de la lucha larga y prolongada que llevaron a cabo las formaciones especiales. La J P se funde en las organizaciones de lucha y ahora la cosa no pasaba por poner caños. Aparecen las armas y vuelve a despertarse el grito de corazón. Empiezan a resurgir las pintadas en la calle del Perón Vuelve (P), se profundiza una teoría delucha distinta dond e se pensaba en lo que se hacía, y con que finalidad se hacía. Es decir, ya no era ir a robar para poder organtzars que los compañeros dicen «expropiar con fines revolucionarios», tomar armas para fines revolucionarios» y los documentos lo señalan claramente.
El peronismo cambia de etapa nuevamente y los jovenes toman la conducción de la lucha; ya no nos dolía tanto robar un coche -era una expropiación- y los compañeros manejaban dinero. Estábamos conformados distinto, ya éramos personas grandes, concientes, sabíamos que nos iba la vida. Alberte apoya todo esto, tanto apoya que hay documentación fehaciente en la que Perón le da instrucciones para que lo lleve a cabo; hay cintas, cartas y filmaciones de Perón apoyando a las formaciones especiales en la lucha contra la dictadura.
Por primera vez nos sentimos nosotros oficialmente y orgánicamente trabajando. El vandorismo a ese hecho no lo repudia, no lo ataca y se llama a silencio. Gran parte de la militancia de JP se vuelca a la actividad revolucionaria. Los primeros hechos que hacemos nosotros no molestaban al pueblo, eran hechos simpáticos. Expropiarle algo a un terrateniente no era antipático para el pueblo.
Los hechos que separaron al pueblo de la militancia revolucionaria, sin quererlos despreciar, los hicieron los Montoneros después del ’73; pero los primeros hechos de las organizaciones peronistas estaban con el pueblo, muy cerca del pueblo. Hasta ahí iba fenómeno. Vino el hecho de Aramburu, que también fue simpático para la población peronista porquesi tenían un enemigo, esos eran Aramburu y Rojas. Junto con el canalla de Manrique tenían una historia terrible: habían sacado el cadáver de Eva Perón, habían masacrado a nuestros hermanos, padres. Manrique actuó en contra de Borro cuando tomó el Lisandro de la Torre; lo llevó de la mano a Valle para fusilarlo, son nefastos.
La gente tenía las pelotas por el suelo de que Perón no pudiera volver al país; habían probado de todo y no pasaba nada.
Para este entonces Perón ya mandaba cartas y nos señalaba mucho lo que estaba sucediendo en el mundo. Nosotros esperábamos noticias de Perón para aclararnos lo que venía por medio de la prensa. El nos explicó lo que pasó con De Gaulle, nos enseñó quién era Mao, lo de Nasser, ya había salido victoriosa la lucha de Argelia, la de Vietnam, sabíamos quién era Ho Chi Minh; todas esas cosas nos fueron aclarando el panorama. Guevara había estado en Bolivia y la gente iba viendo estos hechos y por eso comprendía la lucha nuestra, por eso no la repudiaba. Al contrario, la acompañaba porque el objetivo de la vuelta de Perón no se había dado y el pueblo en su inmensa mayoría era peronista y en su minoría que era gorila estaba plantada por los acontecimientos que se vivían, de golpe en golpe … estaban hartos de los milicos. Ya habían pasado por la experiencia de Alsogaray de pasar eíinvierno, ya habían cobrado en bonos, todos esos hechos hacían que la gente estuviera más bien a favor. Nos miraban con simpatía; éramos un poco los Robin Hood. La gente interpretaba la lucha, hasta ahí acompañó.[1]
[1] Anzorena, Oscar. Historia de la Juventud Peronista. Buenos Aires, Del Cordón, 1988. p.57 y ss.