Los años electorales de 1957 a 1958 se caracterizaron por la eclosión de la práctica político periodística, considerándose como continuidad de la lucha desarrollada desde la prensa clandestina surgida al calor de la proscripción y censura instaurada por la autodenominada Revolución Libertadora

En abril de 1957 la justicia concedía personería a un nuevo partido dirigido por el ex gobernador catamarqueño Vicente  Saadi. Al poco tiempo, el propio Saadi expresaría los principales objetivos de su partido a corto plazo: el mantenimiento y la reivindicación de la “Carta del 49…”.

En mayo de 1957, Victorio Santos argumentaba en el semanario Mayoría que “la legalización de los partidos neoperonistas encubre una desesperada y vana tentativa del gobierno para dispersar las fuerzas nacionales”.

Para la oposición el asunto político concerniente al primer semestre de 1957, se vinculaba a la manera de reaccionar a través de diversas estrategias, desde el repudio al boicot, desde la intransigencia del voto blanco o nulo, a la convocatoria para elecciones de convencionales constituyentes. La misma no solo tenía como finalidad el desconocimiento de la sancionada Constitución de 1949 y el retorno a la vieja constitución liberal sino también el sufragio emitía un relevamiento de la orientación del voto, de modo tal de poder entrever si era viable “normalizar” el proceso democrático.

Según consignaba el coleccionista y estudioso de las publicaciones de esa época, Facundo Carman, la publicación “Populista” fue lanzada en formato tabloide en mayo de 1957. “Venimos a hacer porque estamos cansados de oír” era su epígrafe que se remitía a la famosa consigna justicialista: “Mejor que decir es hacer. Mejor de decir es realizar”.

El ensayista, historiador y poeta Fermín Chávez fue una de las plumas encargadas en darle vida al emprendimiento, aunque no podríamos afirmar cuales eran sus artículos, ya que solo Saadi era quien firmaba. Además de Chávez, estaban en la redacción Roberto Juárez, Ramón Carrizo y un viejo amigo de Fermín de los tiempos de Tribuna: Alfredo Bettanín, encargado de las ilustraciones. Podemos presumir la intervención de Chávez en determinados apartados, como en su primer número, donde cuestionaba el régimen de representatividad impuesto bajo un orden restrictivo y represivo con la manipulación del concepto “pueblo”.

…el término PUEBLO ha dejado de tener entre nosotros una significación equivoca: las masas que hasta hace quince o veinte años vivían al margen del proceso social argentino, han tomado definitivamente conciencia de su gravitación político-social y, al hacerlo, han entrado en el ciclo de la madurez política nacional. Los actos partidarios de estas últimas semanas, en especial los del 1° de mayo, han venido a confirmar con severa y rotunda elocuencia, que las masas argentinas NO VAN ALLI DONDE SE LAS QUIERE LLEVAR, sino que sencillamente se quedan en su casa, fieles a su legitima causa y a los colores de su bandera, arriada solo materialmente”

El primer número cerraba con una carta firmada por Saadi en abril de 1956 donde indicaba que “La Nación no puede volver al año 1942”. En la misma exponía un diagnóstico de la situación política, la reivindicación de la lucha obrera y enfatizaba  la recuperación de la “fe originaria de Octubre”. En líneas generales, Saadi argumentaba que negar las conquistas sociales alcanzadas bajo el gobierno depuesto significaría no solo un atraso sino regresar a una política del coloniaje. 

Los números de Populista reunían informaciones sobre el Partido del mismo nombre en diversas localidades del país. Continuaba la tradición política del justicialismo, con lo cual se destacaba la presencia protagónica de la lucha obrera. Incluso en el número 3 se afirmaba que “Sin los trabajadores nada es posible edificar en la comunidad argentina”

En ese mismo número identificamos claramente la pluma de Chávez en el artículo “La traición de la inteligencia” ya que citaba al pensador francés nacionalista Thierry Maulnier. En particular, denunciaba la lectura de su trabajo “Más allá del nacionalismo”, que había sido sumamente enriquecedor para los tiempos de su formación . De allí ratificaría su pensar al momento de colaborar con los nacionalistas de origen marxista que compartían la misma finalidad y objetivo en este momento crucial, como lo plantearía en el primer número de Columnas de nacionalismo marxista dirigido por el pensador y ex militante del Partido Comunista, Eduardo Astesano, publicado por esa misma época.

Sin embargo, en este artículo para la publicación de Saadi, el foco estaba puesta en torno a la “traición de los intelectuales” y parafraseaba a Maulnier al decir “… nada más extraño al pueblo argentino que un intelectual argentino”. En el mismo ratificaba lo expuesto en su trabajo ensayístico Civilización y barbarie. El liberalismo y el mayismo en la cultura argentina, ya que identificaba a la inteligencia con el sector adscripto al ideario mayista. Para el nogoayense, constituía una línea de pensamiento no situado en nuestra tradición y costumbres, derivado del Facundo sarmientino y Las Bases alberdianas.  Para él, los que apoyaban enfáticamente el régimen actual, eran los mismos que acompañaron a la Unión Democrática y conspiraron contra el gobierno depuesto. Ante esta toma de posición era lógico su divorcio de las demandas populares, acentuando su pertenencia que persistía en alejarse de dicho faro intelectual.

El problema de la cultura y el rol de los intelectuales sería tema recurrente por parte de muchos exponentes del nacionalismo y la izquierda nacional de ese momento (Jauretche, Puiggrós, Ramos y Hernández Arregui) aunque la temática venía tratándose desde la época del gobierno justicialista.

En el numero 3 Populista seguía con las consignas dicotómicas, en esta ocasión su tapa refrendaba “Otra vez: Braden o los descamisados”, acusando la intromisión yanqui en el gobierno de la Libertadora.

El pueblo sabe ahora que su lucha debe ser entablada contra él, contra el imperialismo que mueve, tirando de las cuerdas de oro, los títeres de nuestra vieja política.  Y está dispuesto a hacer saltar, como en el 45, como en el 46,  hechos pedazos la nueva maquinación destinada a someternos a los poderes foráneos”.

En el número 4, en las postrimerías del primer aniversario de los fusilamientos, producidos luego del intento de levantamiento encabezado por el General Valle, intuimos la pluma de Chávez detrás de la denuncia por el ocultamiento de dichos asesinatos. Bajo el titular que rezaba “Bárbaros, bárbaros”, decía:

(…) Los crímenes del Gobierno son tan enormes y tan flagrantes el repudio del pueblo a los tiranos se ha vuelto tan unánime, que nosotros, que no tenemos almas de verdugos, solo podemos decirles: “Váyanse, váyanse de una buena vez. (…) Cambien de nacionalidad. Háganse ciudadanos de otro mundo.

Es asesinato la muerte de todo hombre no ejecutado por sentencia de un juez natural. Porque aunque pudiera serlo con motivo no lo será con motivo no lo será con justicia ni con legalidad”. Así dijo Mitre, el santo de “La Nación”. Por eso no titubeamos en clasificar de asesinatos las ejecuciones de Campo de Mayo, de la Escuela de Mecánica del Ejercito, efectuadas por Rojas, Quaranta, y Aramburu, bajo la instigación, el apremio y la fiebre de Ghioldi, Thedy, Molinas, Bullrich, Sammartino, Zavala Ortiz, Landaburu y Busso. Ejecutando a militares, muchos de ellos no juzgados y ni siquiera oídos; tal como procede el bandolero de la oscura bocacalle…

(…) Esta la fulminó Aramburu por decretos sin precedentes en la historia de ningún país medianamente evolucionado. Dígase lo mismo de los cuatro suboficiales: Paulini, Gareca, Quiroga y Rodríguez, ajusticiados en la Escuela Mecánica del Ejercito. NO hablemos de los brutales asesinatos de Lanús y José León Suarez… Ni hablemos tampoco de los desaparecidos, ni de esos presos que un buen día amanecen colgados en su celda carcelaria. Criminal parodia de suicidio. Porque hasta los niños saben que ese es el camuflage de las víctimas de la picana eléctrica.

Su corta duración (Populista terminó de publicarse en la cuarta entrega del 7 de junio de 1957 saliendo un numero extra luego en julio) no permitió la configuración estable de secciones, aunque solía contar con pequeñas notas de humor político, muchas de ellas ilustradas por Bettanín. Otro de los espacios repetidos estaba compuesto por la reproducción de versos, bajo el título “El rincón de picardía”. Allí se hacía explícita la práctica de la resistencia de burlar las prohibiciones de mencionar a Perón:

Estaba haciendo una P

Para escribir “Protestante”.

Llegó en eso un Comandante

O Corbeta o no sé qué:

“Te salís de la pared,

Dijo, y caminá adelante”.

“Con una “Pan” me apuntó

Y me llevó al gorilato:

Dende que sufrí ese trato

No dentro donde no quepo;

Fui a jinetear en el cepo

Por cuestión de canayiatos”

Populista intentó establecerse como referencia y canal de representación del activismo en apoyo de determinadas huelgas gremiales, la defensa de la Constitución del ‘49 y la superación del decreto 4161 que formaban parte a su vez del repertorio de acción difundido en el conjunto del peronismo en la oposición, del cual lo jóvenes también se apropiaron.

Referencias:

Carman, Facundo. El poder de la palabra escrita. Buenos Aires, Ediciones Biblioteca Nacional. 2015

Ehrilch, Laura. “Rebeldes, intransigentes y duros en el activismo peronista, 1955-1962”, Tesis. Universidad Nacional de General Sarmiento, 2010.

Ehrlich, Laura. “Voces y redes del periodismo peronista, 1955-1958”. En Prohistoria, núm. 17, año XV, 2021

Melón Pirro, J. & Darío Pulfer. “La prensa de la “resistencia” y la emergencia de un nuevo tipo de intelectual” en Actas de Periodismo y Comunicación. Vol. 5, N°3. La Plata, 2019

Melón Pirro, Julio. El peronismo después del peronismo. Buenos Aires, Siglo XXI. 2009.

Otal Landi, Julián. El joven Fermín Chávez. Buenos Aires, Fabro. 2021.

Otal Landi, Julián. Fermín Chávez y la Resistencia Peronista. La construcción de un nacionalismo de medios. Buenos Aires, Fabro, 2024.

Julián Otal Landi