(Buenos Aires, 14 de febrero de 1912 – Buenos Aires, 5 de junio de 1970).

            A los dieciséis años ingresó en el Colegio Militar de la Nación.

            En 1932 egresó con el grado de subteniente de infantería. Desde entonces fue jalonando su carrera militar a la par que se formaba en el campo de las humanidades y ciencias.

            Su profesión lo lleva a recorrer el país en todas sus dimensiones. Su primer destino es el Regimiento de Infantería 9, en Corrientes, donde crea una agrupación juvenil de carácter social y cultural con objeto de promover el acercamiento entre civiles y militares. Tiene entonces 21 años.

            En 1935 pasa a Campo de Mayo, Escuela de Infantería. Al año siguiente, con el grado de teniente, es destinado al Regimiento 15 de Infantería. En ese momento conoció a quien sería su esposa, Lastenia Fulvia Antoni, “La Gringa”. En 1937 pasa al Regimiento de Infantería, de La Plata, donde crea la Compañía de Aspirantes a Oficiales de Reserva, de la cual fue el primer Oficial Instructor. Se suceden los destinos: Regimiento de Infantería 19, en Tucumán, como teniente primero (1940); Batallón de Arsenales, en Rosario (1941); Regimiento 3 de Infantería, en Buenos Aires (1942). En 1943 ingresa en la Escuela Superior de Guerra; a mediados de año pasa al Comando de la Tercera Región Militar.  En 1944 presenta en los Juegos Florales de la ciudad de Tucumán un trabajo titulado «Génesis de la creación del Virreinato del Río de la Plata», que le valió el primer premio. Ya con el grado de capitán, regresa, a fines del mismo año, a la Escuela Superior de Guerra, donde permanece hasta 1946, en que es destinado al Primer Destacamento Motorizado Escuela.  Fue activo participante de la jornada del 17 de octubre. En 1948, ya con el grado de mayor, pasa a la Agrupación de Montaña Cuyo y es destinado, sucesivamente, a Mendoza y Uspallata.   En 1948 dicta un ciclo de conferencias en la Junta de Estudios Históricos de Mendoza y en el Centro de Residentes Mendocinos en la ciudad de Buenos Aires, sobre la participación de Mendoza en la gesta sanmartiniana. En ese mismo año dona a la Agrupación de Montaña Cuyo un busto de San Martín esculpido por él. En 1949 pasa al Comando de la Quinta Región Militar, en Tucumán, y luego retorna al Regimiento 19 de Infantería como Jefe del Primer Batallón.  En 1949 funda en Tucumán el Instituto Belgraniano Tucumano, del cual fue primer presidente, cargo que posteriormente se le acordó en carácter de honorado y perpetuo. Al año siguiente edita su primer libro, «San Martín y las provincias de Cuyo, precursor de la Nación en Armas», con el cual obtiene el primer premio y mención especial en el Congreso Nacional de Historia del Libertador, en Mendoza. Concurrió a ese congreso en representación de las Fuerzas Armadas, presentando dos trabajos: «San Martín ante la posteridad» y «Los planes de las operaciones del General San Martín». El último se hizo merecedor del primer premio.  En el mismo año creó la Federación de Esgrima Femenina y es designado presidente de los Boy-Scouts de Tucumán.  En 1951, alentado por el éxito obtenido con su primer libro, edita Necochea el General Romántico.

            De manera simultánea publica en Tucumán la revista «Ciudadela», órgano de difusión del Instituto Belgraniano Tucumano, y logra que el gobierno de la provincia apruebe y oficialice la instauración de la Semana Belgraniana. Su permanente inquietud lo lleva a publicar la revista «Estampas del Norte», que refleja la vida y costumbres tradicionales del Norte argentino; y realiza un ciclo de audiciones radiofónicas sobre hechos históricos, de 1949 a 1951, en Tucumán. En noviembre de 1951 es destinado a la Dirección General de Propaganda del Ejército, que, por iniciativa suya, es convertida en Dirección General de Difusión.  Desde esa posición anima la publicación El soldado argentino, bajo la dirección de Diego Perkins.

               Se trata de una publicación periódica con una tirada de 70.000 ejemplares y contenidos amplios.  En 1952, ya en Buenos Aires, comienza a preparar una serie de estudios sobre figuras de nuestra historia. Paralelamente pone en el aire un ciclo de audiciones radiofónicas sobre temas históricos, que se extendieron hasta 1955.   En 1953 publicó, estando en la Dirección General de Difusión del Ejército un «Manual de doctrina y organización nacional», destinado a la formación de cuadros de la institución.

            Por esa misma época publica el texto «Dos mundos, Norte y Sur».  En el mismo año presenta en el Primer Congreso de Historia de Santiago del Estero, con motivo de la conmemoración del Cuarto Centenario de la fundación de dicha ciudad, los siguientes trabajos: «Contribución de Santiago del Estero a la Guerra de la independencia», «El problema estratégico de la Revolución de Mayo entre 1812 y 1814» y «Un héroe poco conocido en la gesta sanmartiniana».  Para ese mismo año concurre al Primer Festival Internacional Cinematográfico de Mar del Plata en representación del Ejército, ya que por ese tiempo había promovido y escrito guiones para el cine con temáticas histórico- militares: «A la sombra de los Andes», novela histórica sobre la vida de Pedro Vargas, un espía de San Martín; «Los tres sargentos», «Macacha Güemes», «Los centauros de la quebrada», etcétera. En 1954 publica su quinto libro con el título de Güemes, el guerrillero genial.

            Es designado para representar al Ejército en la Feria Internacional Argentino-Chilena en la ciudad de Mendoza. En las postrimerías de 1954 es destinado a la Dirección de Obra Social del Ejército, con el grado de coronel. En el año 1955 es nombrado profesor del Colegio Militar de la Nación en las materias de Táctica e Historia Militar y designado asesor militar e histórico para la filmación de la película «La muerte en las calles».  Ese mismo año es nombrado representante del Ejército Argentino como miembro de la Junta Nacional de Museos y Monumentos Históricos y tiene el honor de recibir en custodia, hasta su restauración, las banderas históricas deterioradas por el incendio de los templos en junio de dicho año.

            Alternó sus actividades profesionales con las artes, desarrollando sus condiciones de pintor, escultor, poeta y repujador.

            Tras la “Revolución Libertadora”, solicitó su retiro voluntario del servicio activo: “Al efecto envía tres telegramas: el primero, al Comandante en Jefe del Ejército, para solicitar su retiro; en el segundo explica las causas del pedido (‘no estar de acuerdo con los postulados de la revolución’); el tercero va dirigido al presidente del Partido Peronista y en él solicita su afiliación. ¡En el momento en que tantos desertaban, él abordaba el barco para luchar y tratar de salvar lo salvable!”. En ese momento contaba con una serie de obras terminadas y a punto de publicar como Discursos patrióticos, recopilación de discursos pronunciados por él a lo largo de su carrera; Páginas de historia, Belgrano soldado intuitivo, El visionario de la patria (estudio biográfico de Belgrano), El General Las Heras; una suma de conferencias…

            Tras el golpe militar, de manera inmediata, tomó contacto con los dirigentes políticos y gremiales del justicialismo. A su vez, trató de entablar diálogo con el gobierno creyendo en la camaradería de la fuerza militar, por intermedio del entonces Jefe de Estado Mayor Conjunto, general Aramburu. Al producirse el “golpe dentro del golpe” del 13 de noviembre se convenció de la imposibilidad de toda negociación.

            El peronismo era perseguido y para Gentiluomo comenzó una nueva etapa de su vida, signada por la conspiración y la profundización doctrinaria en el justicialismo. Varios testimonios lo colocan con un protagonismo fuerte en los inicios de la “resistencia peronista”.  Se reportó en el Comando Nacional Peronista y quedó a las órdenes de Lagomarsino y Marcos. En esas tareas estuvo al frente del SIP (Servicio de Inteligencia Peronista), coordinando las tareas específicas de distintos grupos y los contactos con Perón en el exilio.

            En diciembre de 1955, un mes pleno de versiones sobre movimientos en gestación en diversos puntos del país, se confirmó la detención de conspiradores civiles y militares retirados en La Plata, Córdoba, Mendoza y otros lugares. En la oportunidad trascendió en la prensa que el grupo platense habría estado dirigido por el coronel (R) F. Gentiluomo, “signado de peronista”. De ese modo quedó abortada una acción en las que habían estado comprometidos varios civiles, entre quienes se encontraba José María Castiñeira de Dios, Alicia Eguren, entre otros.

            A partir de este suceso, empieza para él su peregrinación por las cárceles del país: Policía de La Plata, barcos «Washington» y «París». En este destino comenzó una huelga de hambre, que se prolongó por 53 días y cuya finalidad era lograr una entrevista con el presidente de la Nación. Más tarde, fue trasladado a diferentes lugares de detención: Hospital Militar Central, Martín García, Penal Militar de las Fuerzas Atinadas (en Magdalena), Penal de  Ushuaia, Penitenciaría Nacional, Departamento de Policía, Cárcel de Caseros.

            Fue juzgado y condenado a destitución.

            En 1956, y desde la cárcel, se anotó como alumno en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la ciudad de Buenos Aires y comienza a estudiar abogacía. Rindió varias materias, que aprueba con la calificación de sobresaliente; pero no puede continuar rindiendo, porque sus carceleros se lo impiden.

            Al ser detenido Valle envió una serie de cartas. Una fue dirigida a Perón a través de su amigo Gentiluomo. Copia de la misma fue enviada de manera inmediata al líder exiliado. En la misma escribía: “He creído siempre en usted, especialmente después de los hechos del 16 de septiembre. Cuando me habló Gentiluomo invitándome en su nombre a encabezar un movimiento revolucionario contra el régimen imperante no dudé en ponerme al servicio de la causa del pueblo, creyendo que era necesario reparar la injusticia cometida, pero ahora vengo a comprender que fui utilizado y que, a mis espaldas, se recurrió a organizaciones irregulares independientes que quedaron fuera de mi autoridad y control y que estaban dedicadas a producir un caos que hubiese hecho peligrar el triunfo de haberlo conquistado…”.

            Durante esos años de enclaustramiento y desde las diversas prisiones mantuvo contactos con distintos sectores. En ese momento profundizó sus estudios de temáticas sociales y políticas. Envió cartas, incluyendo consejos orientadores a quienes se han nucleado en torno a él y lo siguen, pese a su prisión.

            En agosto de 1957 envió una nota que fue publicada en Resistencia Popular y que motivó una serie de sanciones. El artículo solicitaba igualdad de trato para los militantes detenidos no indultados. A pesar de haber sido degradado en su jerarquía militar le aplicaron el reglamento militar.

En el año 1957, comenzó la salida de la publicación Pero…que dice el pueblo, bajo su orientación y en la que participó con una columna fija.

            Soportó la pena de prisión con dos años y cinco días de detención, que se dió por cumplida el 23 de diciembre de 1957.

            Para las elecciones de febrero de 1958 desobedeció las órdenes del Comando Táctico de votar en favor de Frondizi.

            En abril de 1958 recibió una bomba en su propia casa.  Poco después, Gentiluomo publicó un libro caracterizando la nueva situación. Llevaba como título La gran oportunidad.

            En febrero de 1960, bajo el gobierno de Frondizi, fue detenido y alojado en la cárcel de Caseros, bajo la imputación de actividad “terrorista” en concomitancia con grupos comunistas, aliancistas y peronistas, orientada a producir disturbios en oportunidad del arribo al país del General Eisenhower, presidente de los Estados Unidos.

            En el año 1965 un comando entró al departamento de Gentiluomo y arrojó a su esposa por la ventana desde un décimo piso, ocasionándole la muerte. Una de las hipótesis tejidas se relaciona con la búsqueda del original de la carta que Juan J. Valle a Perón, tras su fallido levantamiento.

            A fines de la década del ’60 comenzó a publicar la Revista Biblioteca tratando temas vinculados a la vida política argentina y al peronismo.

Obras:

Gentiluomo, Federico. San Martín y las provincias de Cuyo, precursor de la Nación en Armas. Mendoza, 1950.

Gentiluomo, Federico. Necochea, el general romántico. Tucumán, 1951.

Gentiluomo, Federico. Güemes, el guerrillero genial, Buenos  Aires, Docme, 1954.

Gentiluomo, Federico. La gran oportunidad. Buenos Aires, del autor, 1959.

Gentiluomo, Federico. Y serán los Pueblos – Dinámica Existencial y Ordenamiento Político Social”. Buenos Aires, del autor, 1961.

Gentiluomo, Federico. Los desafíos de la Revolución Argentina. En Revista Biblioteca. Número 1. Buenos Aires, 1969.

Gentiluomo, Federico. Perón, el ejército y la Iglesia. Colección Biblioteca Extra, 1970.

Fuentes:             

Qué, números 59, 60, 61, 62, del mes de Diciembre de 1955.

Palabra Argentina. Número 106. 4 de febrero de 1960.          

Revista Biblioteca. Número 4. Buenos Aires, 1970.

Referencias:

Cichero, Martha. Cartas peligrosas. Buenos Aires, Planeta, 1993.

Gentiluomo de Lagier, Estela.  Reseña biográfica de Federico A. Gentiluomo. Bs.As., Nueva Era, 1970.

Ministerio del  Ejército. Manual de Doctrina y Organización Nacional. Bs. As., Dirección General de Difusión-Ministerio del Ejército, 1953.

Sobrino Aranda, Luis A. Después que se fue Perón. Juicio histórico a los asesinos. Septiembre 1955-abril 1959. Buenos  Aires, Trafac, 1959.

Vigo, Juan M. Crónicas de la resistencia peronista. La vida por Perón! Buenos Aires, Peña Lillo, 1973.

Julio Melon Pirro y Darío Pulfer