La “CGT Auténtica”

CGT Auténtica fue el nombre del nucleamiento sindical que desde 1957 reunió a dirigentes que se habían destacado en la conducción de diversos gremios hasta el golpe de Estado de 1955. Tuvo una relativa gravitación sindical, menguada a medida que crecía la de otro nucleamiento, Las 62 Organizaciones; aún así, la CGT Auténtica logró mantener una representación en los órganos de conducción peronista, hasta 1963.

Tras el golpe de Estado de 1955, los distintos gobiernos, militares y civiles, elaboraron diversos proyectos sobre el mundo obrero y generaron diversas reacciones de las dirigencias sindicales. Éstas, en los primeros meses tras el derrocamiento de Juan Perón, intentaron mantener la representación sindical para defender la legislación de la década peronista. Pero el gobierno de Lonardi, que hizo posible ese intento, duró poco. Con Aramburu comenzó una persecución generalizada que, respecto de la CGT, llevó a su intervención.

En ese contexto de persecución, represión e intervenciones (oficiales y extraoficiales por parte de los comandos civiles) muchos dirigentes de primera línea de los años previos a 1955 se alejaron de la actividad sindical. Otros buscaron activar en comandos y agrupamientos para retener algo de la representación sindical peronista, y en el futuro recuperar los sindicatos. Algunos de estos agrupamientos fueron el “Comando Sindical Peronista”, la “CGT Única e Intransigente”, y la “CGT de Emergencia” (o Junta de Emergencia de la CGT). Por otro lado, otros dirigentes desplazados se acercaron a los sectores nacionalistas de la Revolución Libertadora (Lonardi, Bengoa, Migone) para negociar posiciones, con quienes a su vez habían sido desplazados de un gobierno militar que se había definido por la represión, y no por la negociación con el peronismo; a los dirigentes que intentaron un diálogo con aquellos militares se los describió integrando una “CGT Negra”.

Mientras eso pasaba a nivel de dirigentes con trayectoria previa a 1955, y sobre los que había caído la legislación represiva que los inhabilitaba para participar de los sindicatos, un proceso paralelo favoreció la aparición de nuevas figuras. La normalización de los sindicatos fue paulatina, entre 1956 y 1957, con las prevenciones de un gobierno militar atento a no permitir la vuelta del peronismo. En ese proceso, varios dirigentes no peronistas lograran volver a sindicatos como comercio, gráficos y ferroviarios, al tiempo que nuevos dirigentes peronistas (sin actuación relevante antes de 1955) aparecieron al frente de otros, como textiles y metalúrgicos. Muchos de ellos confluyeron, desde abril de 1957, en la Comisión Intersindical, que reunía sindicatos de las más variadas tendencias, comunistas, socialistas, independientes y peronistas.

La aparición de aquellos nuevos dirigentes peronistas, surgidos de los conflictos y las elecciones de 1956-1957, y ahora al frente de los sindicatos, generó inquietud entre los dirigentes desplazados, que dudaban del verdadero peronismo de aquellos. Esa inquietud se analizó en términos de una “fricción” (James) o “conflicto” (Torre).

Fue en ese contexto en que varios dirigentes desplazados, con trayectorias previas a 1955, que habían integrado el Comando Sindical y las diversas CGT (Única, de Emergencia y Negra), se reunieron en julio de 1957 en la “CGT Auténtica”. El dirigente más nombrado al frente de la misma fue su secretario general, Andrés Framini.

Ese nucleamiento recibió directivas de Perón para las elecciones de convencionales constituyentes, orientadas a producir el voto en blanco de sus seguidores.

Un mes después, los nuevos dirigentes peronistas, al frente de los sindicatos normalizados, participaron del Congreso Normalizador de la CGT. Ese Congreso fracasó en su objetivo de elegir nuevas autoridades, aunque en el mismo se formó el nucleamiento que con los años sería el más fuerte de los sindicatos peronistas: Las 62 Organizaciones. Este nuevo nucleamiento opacó en gran medida a su contemporáneo, la CGT Auténtica, cuya historia aún no fue profundizada.

Entre algunos avatares de la CGT Auténtica se puede mencionar su primer Congreso Nacional, realizado entre fines de mayo y comienzos de junio de 1958; se llamó “Eva Perón”, fue presidido por Framini, participaron más de cuatrocientos delegados de todo el país, y se expidió en resoluciones sobre la actualidad nacional. El momento era clave, Frondizi había asumido la presidencia apenas semanas antes, y la derogación de la legislación represiva habilitó que los dirigentes desplazados hicieran su primera reunión pública, ampliamente documentada en la prensa comercial y partidaria. Los nombres más repetidos, como los principales referentes fueron, además de Framini, Armando Cabo, Dante Viel, y otros como José Alonso y Salvador Trippe.

Fuera de ese ámbito público, otras referencias a la CGT Auténtica se pueden encontrar en la correspondencia Perón-Cooke. En el intercambio entre ambos se puede leer que  Perón saludó la aparición de nuevos dirigentes surgidos desde abajo, aunque también reconocían las tensiones entre esos nuevos dirigentes y los viejos; también es transparente la reserva de Cooke respecto de Framini como secretario general de la CGT Auténtica, y la esperanza en que la experiencia de los viejos y el entusiasmo de los nuevos logre la unidad peronista para recuperar los sindicatos y la CGT. También en ese intercambio se lee que esas tensiones pasaban del espacio sindical, al de la propia organización del peronismo.

Es que entre los sucesivos organismos para la conducción del peronismo (el Comando Táctico, la Delegación y luego el Consejo Coordinador y Supervisor) la representación sindical se dividió entre viejos y nuevos, representantes de la CGT Auténtica y de Las 62 Organizaciones. Se reconocía en partes iguales la representación de los dirigentes desplazados en 1955 y su trayectoria previa, y la nueva representación de los dirigentes surgidos desde abajo después de 1955.

Si bien en marzo de 1960 la inteligencia policial bonaerense le reconocía a la CGT Auténtica estar integrada por dirigentes previos a 1955 que aún conservaban gravitación sindical y electoral (CPM, DIPPBA, Mesa A, Carpeta 37, Legajo 137, folios 4 y 5) lo cierto es que ello se podía reducir a Framini, el más representativo de la CGT Auténtica (y que también integraba Las 62, desde que en 1958 pudo volver al frente de los textiles). La CGT Auténtica siguió durante los primeros años de los sesenta integrando las conducciones locales del peronismo, y aquellos viejos dirigentes hasta pudieron ver a Framini ganar la elección para gobernador bonaerense en 1962 y, sorpresivamente, encabezar el giro a la izquierda al que Perón llamó a mediados de ese año.

Sin embargo, la creciente presencia de Las 62 Organizaciones, al frente de los conflictos y las negociaciones en torno de la representación sindical peronista, contribuyó a que paulatinamente el peso de la CGT Auténtica fuera decayendo. Mientras Las 62 se integraba por sindicatos normalizados, y que jugaban en su acción el peso de todos sus recursos (en el peronismo, en la CGT, en la política nacional), la CGT Auténtica se mantenía como reunión de los dirigentes desplazados que no habían podido reintegrarse en las conducciones sindicales. Hacia fines de 1963, en una de las sucesivas reorganizaciones del peronismo, la representación gremial le cupo totalmente a Las 62, dejando afuera a la CGT Auténtica, por primera vez desde 1957, y desde ahí en más.

Meses después, en marzo de 1964, la CGT Auténtica realizó su IV Congreso Nacional, donde cambió su nombre a Unión Nacional de Trabajadores Argentinos Peronistas (UNTAP). El nuevo secretario general fue Cabo, y se aseguró, en presencia de Framini Vandor, Alonso y otros dirigentes, que la UNTAP se dedicaría a los problemas políticos del gremialismo, sin pronunciarse por los asuntos sindicales. Según las cartas de Héctor Villalón (conservadas en el archivo Hoover) el propósito de la UNTAP sería el de integrar las fuerzas insurreccionales, junto con el Comando Militar y el MRP; el financiador de Cabo sería Vandor, quien solo pondría dinero porque consideraba a la UNTAP como su propia línea insurreccional, que financiaría únicamente en el caso de que el MRP tomara fuerza, para oponérsele. Para ese entonces, lo que quedaba de la CGT Auténtica, ya como UNTAP, se dirimía en desventaja con aquellas nuevas formaciones del peronismo combativo, encabezados por el MRP, otros en torno de Jorge Di Pascuale, entre varios más.

Casi diez años después, el nombre de la CGT Auténtica fue celebrado brevemente en una viñeta de la historia ilustrada del regreso de Perón, que apareció en El Descamisado: “Desde 1955 hasta 1959, la CGT auténtica dirige 472 conflictos sindicales, organiza grandes movilizaciones y concreta siete paros generales; produce unos dos mil actos de sabotaje, entre los cuales hay que contar el fracasado golpe de junio de 1956”. La revista de Montoneros exageraba la acción de viejos dirigentes sindicales que, hacia 1973-1974, apoyaban a los sectores juveniles y se proponían como puente entre aquellos y Perón, para conservar la unidad. Incluso en 1975, Framini, Viel y Cabo participaron en la organización del Partido Peronista Auténtico, concebido como una herramienta táctica electoral por la organización Montoneros, en una de las últimas acciones políticas de mayor resonancia de aquellos tres, y de la denominación “auténtico”.

Fuentes

Comisión Provincial por la Memoria de la provincia de Buenos Aires, Fondo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires,  Mesa A, Carpeta 37, Legajo 137, folios 4 y 5,

El Descamisado, N° 5, 19 de junio de 1973, p. 12.

Villalón a Armando Cabo, Fernando González y Carlos Gaitán, 6 de junio de 1964 y Villalón a Perón, 10 de junio de 1964, en Hoover Institution Archives, Stanford University, Juan Domingo Perón Papers, Copias disponibles en Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina, Archivos Especiales, B8-F4.

Referencias:

Cooke, John W. Correspondencia Perón-Cooke. Buenos Aires, Colihue, 2014.

Garulli, Liliana, Caraballo, Liliana, Charlier, Noemí, Cafiero, Mercedes.  Nomeolvides: Memoria de la resistencia peronista (1955-1972). Buenos Aires, Biblos, 2000.

James, Daniel, Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina (1946-1976), Buenos Aires, Sudamericana, 1999.

Melon Pirro, Julio César. El peronismo después del peronismo. Resistencia, sindicalismo y política luego del 55. Buenos Aires, Siglo XXI, 2009.

Torre, Juan Carlos. El gigante invertebrado. Los sindicatos en el gobierno, Argentina 1973-1976. Buenos Aires, Siglo XXI, 2004.

Darío Dawyd