Juventudes Argentinas para la Emancipación Nacional (J.A.E.N.) nació en marzo del año 1967 en el Bar “La Perla” de Once, lugar de encuentro frecuente de la bohemia literaria, la militancia política y de los nacientes grupos de rock.

            En la mesa nacional de esa organización se encontraban el ex MNRT y estudiante de abogacía Rodolfo Galimberti, el periodista Ernesto Jauretche, el sociólogo Jorge Raventos y el profesor de Letras Carlos Grosso.

            Además de ellos formaron parte de los primeros miembros de la agrupación: “Dippy” Hafford, Carlos “Chacho” Alvarez, Omar “Coco” Estela, Mario Izzola, Raúl “El Vasco” Othacehé, Ricardo “El Turco” Mitre, Augusto Pérez Lindo, Norberto D’Atri, Miguel Angel Toma. Entre las mujeres que participaron de ese espacio se encontraban María Cristina Álvarez Noble, Marta Roldán, María Elena Mélega, María Ernestina Cubiló, Mónica Trimarco, Patricia Schneider, Emilia Denot y Julieta Bullrich.

            Sus rasgos ideológicos fundamentales se distinguieron por su adhesión al peronismo desde una concepción nacionalista y revolucionaria.

            El símbolo de la organización era un cardo con una estrella federal a su interior.

            Entre sus objetivos se encontraban confrontar con la dictadura militar del General Onganía, aunque no desdeñaban los contactos y relaciones con figuras encumbradas o con sectores del poder constituido. Confiaban en la ruptura y en las escisiones que pudieran producirse o provocarse en los distintos ámbitos, desde la Iglesia Católica hasta el Ejército. Mantenían relaciones con la mayoría de las agrupaciones del peronismo y cultivaban relaciones con dirigentes nacionalistas, civiles o militares; a la vez que muchos militantes que habían pasado a la lucha clandestina, seguían usando la agrupación como espacio de expresión pública. En la actividad política de base territorial comenzaron a realizar trabajo barrial.

            Sus manifiestos y expresiones públicas tenían un lenguaje contundente:

                “Desde 1955, el pueblo ha pagado con su sangre la persistencia del privilegio, la profundización de la entrega de nuestro patrimonio a los monopolios internacionales.     Nosotros hemos puesto el sudor y los mártires mientras ellos (los bacanes, los políticos      gorilas, los generales vendepatrias) llenaban el bolsillo con el salario de la vergüenza.

                ¡¡¡BASTA DE ENTREGA!!!

                ¡¡¡BASTA DE MUERTOS DEL PUEBLO!!!

                ¡¡¡BASTA DE PRIVILEGIOS!!!

                ¡¡¡CINCO POR UNO ES LA CONSIGNA!!!

                ¡¡¡VIVA LA REVOLUCION NACIONAL!!!”

            Tras el “Cordobazo” de mayo de 1969, la apuesta por la resistencia violenta creció en la convicción de sus miembros: “a la violencia injusta del régimen” oponían “la violencia popular”. Esa reacción era justificada desde distintos fundamentos doctrinarios, que iban desde los postulados de la Iglesia en torno a la resistencia a la opresión de una tiranía larga, prolongada e injusta, que había sido actualizada recientemente en el documento de Medellín hasta las teorías insurreccionalistas de matriz leninista.

            El 9 de junio de 1969, en recuerdo de los fusilamientos que siguieron al levantamiento del General Valle y enlazándolo con las víctimas de las movilizaciones recientes, realizaron distintas actividades, entre las cuales estuvo la colocación de una bomba de humo debajo de una cartelera de cine en la céntrica calle Lavalle de la Capital Federal. También distribuyeron volantes alusivos.

            Los vínculos de J.A.E.N. iban creciendo en distintos ámbitos. Uno de ellos fue el de las relaciones con sectores intelectuales. Una vertiente fue la de los profesores de las “cátedras nacionales”, que concluyó con el ingreso en el grupo de Roberto Carri, proveniente del Grupo Recabarren de una escisión del P.C.A. y cercano al estudio y editorial de Ortega Peña y Duhalde. También con ellos trabaron relación, llegando a publicar en Sudestada el primero de los “Cuadernos del Movimiento Nacionalista Pampero”, sobre el papel de la Iglesia en el Movimiento Nacional. Así hicieron público un documento en el que interpelaban al Episcopado para una rápida implementación de las conclusiones de la II Conferencia de la iglesia latinoamericana desarrollada en Medellín.

                        En el ámbito barrial se destacaba el trabajo realizado por Martha “La Negra” Roldán, que en ningún momento fue interrumpido. La inserción en el ámbito de las fábricas fue mucho más limitado, alcanzando alguna inserción en la FIAT.

            La inserción y relativa expansión en el ámbito de la facultad de Filosofía y Letras creció a fines del año 1969, cuando se produjo la “Declaración de los docentes peronistas de la carrera de sociología”, firmada como Bloque Peronista de Docentes de Filosofía y Letras.  La declaración llevaba la adhesión del Comando General Valle de J.A.E.N. junto a la Agrupación Peronista Universitaria (FANDEP) y la agrupación Estudiantes Peronistas. Encabezaba la lista Roberto Carri, con relaciones fuertes con la agrupación.

            Ese mismo mes, en el ámbito del Sindicato del Plástico, se realizó un encuentro con la concurrencia de 300 comensales que trascendían a la propia organización, para cerrar el año. Rodolfo Galimberti fue el orador principal.

            En J.A.E.N. crecían dos preocupaciones. Por un lado cómo lograr la dedicación plena a la acción política de sus cuadros principales y por otro, cómo hacerse de armas y explosivos. 

            Para poder dedicar algunos cuadros a la acción de tiempo completo Galimberti pidió apoyo al industrial metalúrgico de origen salteño Cao Saravia; al empresario petrolero “Tito” Darracht;  a Juan Carlos ”Cololo” Neyra (ex militante radical cercano a Arturo Jauretche que tenía propiedades rurales). Recibía, también, colaboraciones del neurocirujano Raúl Matera. Para sostener de manera regular la actividad política de los cuadros seleccionados complementaban esos aportes (no siempre regulares) con robos que no llevaban firma y fueron considerados por la Policía como delitos comunes.

            En ese mismo año 1969 se produjo el primer contacto con Diego Muñiz Barreto, antiguo comando civil y ex funcionario de Onganía quien estaba enfrentado a Krieger Vasena. Ernesto Jauretche, quien se desempeñaba en el periódico El Economista, filtró información contra el ministro provista por Múñiz sobre la empresa Swift-Deltec. Ello provocó la salida de Jauretche del medio y el inicio de una relación sostenida entre J.A.E.N. y Muñiz Barreto.

Diego Muñiz Barreto

            En febrero de 1970 apareció por primera vez a la luz pública la figura de Rodolfo Galimberti en el semanario Panorama, mediante un reportaje gestionado por Jorge Raventos, miembro de la J.A.E.N. y de la redacción del periódico. Decía allí:

            Creemos que la revolución nacional sólo puede nacer de la acción unida del pueblo y en especial de los trabajadores. Y que la forma política que asumirá es imprevisible.             Aspiramos a que se realice con la menor violencia posible y para ello pensamos que es      indispensable la unión de las masas, el Ejército y la política del nacionalismo     revolucionario.

            La nota iba acompañada de una foto de Galimberti teniendo de fondo el logo identificatorio de J.A.E.N..

            En la última semana de marzo Galimberti, Raventos y Jauretche participaron, junto a otros referentes de organizaciones, de un encuentro en Córdoba convocado por el P. Milán Vuscovich de Tucumán y el ensayista Norberto Ceresole. La evaluación realizada por “Barrientos” (alias tomado por Raventos para diferenciar su labor periodística del trabajo militante) y Galimberti, reproducida, una vez más, a través de Panorama fue que el encuentro se frustró cuando algunos participantes quisieron sostener que la “revolución” debía hacerse sobre los principios del humanismo cristiano. Para ellos la convocatoria era para “hablar de política y no de religión” y “el cristianismo debe ser tributario del nacionalismo emancipador y no a la inversa”. Ello derivó en la expulsión de la organización de Carlos Grosso, acusado por Raventos – Barrientos” de propiciar un proyecto de corte socialcristiano y no auténticamente peronista. Más allá de las diferencias doctrinarias, Grosso se había vinculado a los militares depuestos Licastro y Fernández Valoni, además de traccionar jóvenes del ámbito de la Universidad del Salvador hacia el grupo base de J.A.E.N., generando desconfianza ya que construía su propio ámbito de poder y no se avenía a las orientaciones de la mesa de conducción. La resolución de desvinculación fue publicada por el órgano de la agrupación Emancipación.

            El secuestro seguido de muerte de Aramburu dio origen público a Montoneros, causando fuerte impresión entre los miembros de J.A.E.N. por la espectacularidad de los hechos. Galimberti pensó presentarse en Coordinación Federal para deslindar responsabilidades, pero fue disuadido por Arturo Jauretche quien le recomendó que se recluyera en un lugar seguro en la ciudad. El viejo dirigente argumentaba que si se presentaba lo iba a detener y culpar. Por otro lado, le recomendó no refugiarse en el campo porque lo primero que sucedía era que los vecinos comenzaban a comentar e iban directo a la delación.

            Carlos Hobert de la diezmada conducción de Montoneros buscó relacionarse con Galimberti. Le pidió armas y cobertura política.

            En agosto de 1970 Ernesto Jauretche y Rodolfo Galimberti salieron en la Revista Análisis, dando declaraciones sobre la coyuntura política. Galimberti señalaba la necesidad de la finalización de la proscripción del peronismo y el llamado a elecciones limpias, amenazando con la “guerra popular” si eso no ocurría.

            Por ese tiempo Carlos“Chacho” Álvarez encabezó una rebelión interna dentro de J.A.E.N., arrastrando una decena de militantes, con las que formó su propia agrupación, la F.O.R.P.E. (Fuerza para la Organización Revolucionaria Peronista). Criticaba el personalismo de Galimberti, la ausencia de debate político, las relaciones con sectores nacionalistas y radicales para el armado del “movimiento nacional” y los incipientes vínculos con Montoneros. Entre quienes lo acompañaron estaba Ricardo “el Turco” Mitre, Alberto Iribarne y Luis “Lucho” Vuistaz del Frente de Derecho; a quienes se sumaba Coco Estela, Mirtha Grosso, Patricia Schneider, Claudia Prince, Lilia Saralegui y algunos otros cuadros de la Facultad de Filosofía y Letras.

            Para ese entonces, en la inserción barrial contaban con dos núcleos: uno en Saavedra y otro en Munro.

            En 1970 Jorge Raventos entrevistó a Muñiz Barreto en la revista Panorama e insistió ante Galimberti para hacer un encuentro de conocimiento. La relación creció y Muñiz Barreto financió el alquiler de una oficina en Tucumán y Florida para la agrupación.  Más tarde cubrió los gastos del primer viaje de Galimberti a Madrid para conocer a Juan D. Perón. A pedido de Hobert llevó la carta de Montoneros en la que preguntaba si la muerte de Aramburu se interponía en sus planes políticos.

            A fines de 1970 organizaron en la propia sede una serie de charlas que titularon “Aportes para la Emancipación Nacional”. Galimberti cerró el ciclo con una intervención titulada “La necesidad de una organización revolucionaria de masas en la lucha por la Emancipación Nacional”.

            En febrero de 1971 difundieron un mensaje de Perón a la Juventud.

            El 1 de marzo de 1971 la Junta Nacional de las Juventudes Argentinas para la Emancipación Nacional dieron a conocer una declaración que llevaba por título: “De la Resistencia a la Ofensiva”. Eran enfáticos en sostener que “sin Perón no hay solución”.

            Si entendemos que en la época del imperialismo y los estados nacionales la  contradicción fundamental se da entre las metrópolis y sus colonias y caracterizamos a  nuestro país como una sociedad industrial dependiente, la lucha por la Emancipación      Nacional es un imperativo histórico para todos los argentinos; de esta lucha sólo  permanecen al margen aquellos sectores que por sus intereses se hallan estrechamente   ligados al imperialismo: las oligarquías terratenientes e industrial monopólica; la conciencia política revolucionaria es hija de la acción; el peronismo, lograba la     vertebración de los sectores revolucionarios que lo integran en una conducción   unificada es el partido de masas que el país necesita…para garantizar la ejecución de la revolución hasta sus últimas consecuencias.

            Firmaban como Nacionalismo Revolucionario Peronista y ubicaban el trabajo en el “4° año de lucha por la emancipación nacional definitiva”.

            En 1971 Galimberti fue nombrado por Perón como responsable de la Juventud Peronista. Esa noticia fue difundida por Panorama por  la gestión de Jorge Luis Bernetti, ya que el acercamiento a Montoneros había provocado el alejamiento de Jorge Raventos.

            Poco después tuvo un encuentro con el responsable de Montoneros en la clandestinidad: Mario Eduardo Firmenich en Río Ceballos, Córdoba.  De ese modo, Galimberti quedó comprometido a actuar como vocero de la organización armada en el ámbito político. Esto se reflejó en un encuentro de abril de 1971 en el que el político cordobés Julio Antún convocó a un plenario nacional. Galimberti llevó una cinta de la organización Montoneros.

            Al mismo tiempo, Muñiz Barreto viajó a Madrid a un encuentro con Perón, portando un informe sobre la connivencia entre los militares y el poder económico transnacional; una cinta de la película dirigida por Manuel Antín con el guión de José M. Rosa que había financiado y la filmación de un acto reciente en Ensenada en la que  Galimberti había sido orador principal.

            En el contexto de la campaña “Luche y Vuelve” la JP tuvo un crecimiento exponencial. En ese marco nació la JP Regionales o simplemente Juventud Peronista. El territorio nacional fue dividido en siete regiones. El 9 de julio de 1972 se puso en práctica el nuevo esquema organizativo.

            El mismo mes, Galimberti, Muñiz Barreto y Jorge Antonio partieron desde Madrid hacia Libia.

            En octubre de 1972, en el último cumpleaños de Perón en el exilio Muñiz Barreto y Galimberti formaron parte del selecto grupo de invitados.

            Para la campaña de Cámpora, Galimberti seguía apareciendo como referente de la JP, manteniendo vínculos estrechos con la dirección de Montoneros, en especial con Carlos Hobert y más tarde con Norma Arrostito.           Tras el triunfo del FREJULI, Galimberti se declaró en favor de la formación de milicias populares, lo que le significó un “enjuiciamiento” en Madrid y su posterior destitución como referente máximo de la Juventud Peronista.

            Para ese momento J.A.E.N. quedó subsumida en ese conglomerado mayor disolviéndose.

Fuentes:

J.A.E.N. El movimiento nacional y la Iglesia. Buenos Aires, Sudestada, 1969.

J.A.E.N. De la resistencia a la ofensiva. Buenos Aires, JAEN, 1970.

Perón, Juan D. Mensaje a los compañeros de la Juventud. Buenos Aires, JAEN, 1971.

Referencias:

Caballero, R.;Larraquy, M. Galimberti. Buenos Aires, Norma, 2000.

Pérez, Adrián. “Hasta la victoria, allways”. Un itinerario de Diego Muñiz Barreto. Buenos Aires, Editorial Autores de Argentina, 2021.

Darío Pulfer