(Concepción del Uruguay, 1926-Quito, 1967). Apodo: “El Francés”, “El Loco”.

            Características personales: alto, delgado, rubión.

            Integró los grupos de la Alianza Libertadora Nacionalista de la zona de Mataderos, orientados por Antonio Viegas da Eiras, alias “Sietechalecos”, que se habían enfrentado a la conducción de Guillermo Patricio Kelly y habían tomado a punta de pistola la sede de Corrientes y Maipú.

            El 16 de junio de 1955, Viegas, Francia y otros hombres, entre quienes se contaba el trotskista peruano Hugo Blanco, robaron un camión de una metalúrgica para solidarizarse con el gobierno de Perón llevando consigo las armas con que contaban (dos escopetas calibre 14, revólveres, unas pistolitas y facones). Tras su paso por la sede de la Alianza, planeaban tomar el Ministerio de Guerra.

            Tras el golpe militar de septiembre de 1955 logró llegar hasta Tarija y luego se integró al Comando de Exiliados en Bolivia junto a los hermanos Troxler, Fernando García della Costa, Néstor Gavino, Luis Morganti y otros.

            El Comando de Exiliados sufrió una división, acercándose un grupo al MNR y otro a la COB. En este último grupo se ubicó Francia, junto al “Gallego” Mena.

            Hacia fines de 1957 participó de la intentona llamada “Operación Elefante” destinada a realizar una insurrección popular en Jujuy con toma del regimiento militar de la provincia y declaración de huelga general por la CGT y las 62. Esa iniciativa, se decía, era apoyada por el MNR y la COB desde Bolivia.  Perón no avaló ese accionar.

            Merced a la amnistía promulgada por Arturo Frondizi en 1958, Francia volvió al país en 1959.

            Según Florencio Monzón quería matar a Rojas con una cerbatana de aire comprimido de su invención, había redactado un ‘Manual Casero del Terrorismo”, falsificaba billetes de 100 pesos y en una operación comando mandó a robar las monedas de todos los teléfonos públicos de la ciudad.

            Volcado a la acción espectacular, fabricaba bombas caseras y planeaba atentados espectaculares como el que diseñó para el edificio del Cabildo o el que se le atribuyó en el Departamento Central de Policía. Por el frustrado ataque al Cabildo fueron detenidos Magin del Carmen Guzmán y Héctor Víctor Herrera y el 23 de abril, acusado de colocar una bomba en la sede de la Policía, fue encarcelado José Vicente Petracca. Este había colocado cuatro cartuchos de gelinita y dos frascos de ácido sulfuroso en el segundo piso del edificio, en la subdirección de investigación que no funcionaba durante la mañana para evitar la muerte de inocentes. De allí huyó en dirección a la estación Sáenz Peña del subte donde escuchó la explosión. Junto a Petracca fueron apresados los hermanos Agustín, Argentino y Ademar César Maidana, en cuyo taller de Ciudadela se fabricaban carcasas de granadas.

            El comunicado policial señalaba que “se está buscando a Tomás Claudio Adiego Francia alias ‘El Francés’  de 34 años nacido en Concepción del Uruguay, alto, delgado, rubio, considerado como enemigo público. El nombrado junto con Magin del Carmen Guzmán, son los cerebros de las células terroristas y principales integrantes del Comando de la Resistencia Peronista cuya figura clave es el ex general Iñiguez.”

            Francia no fue apresado, siendo sindicato como responsable ideológico de esas acciones. Por sus actividades fue buscado por los servicios de inteligencia y la policía, por lo que huyó nuevamente hacia Bolivia.

            En ese trayecto a través de los montes tucumanos y selva salteña fue protegido por los grupos vinculados a Uturuncos, con quienes mantenía relación desde sus orígenes.

            El 1 de marzo del año 1961, escribió a Perón: “Un movimiento revolucionario debe renovarse constantemente y debe tener absoluta sensibilidad histórica para no perder el rumbo. Abata los prejuicios, las sensiblerías y los reflejos condicionados. Accione sin vacilar, decididamente, el pueblo estará con Ud. y lo habrá reivindicado para la historia. Póngase la mano sobre el corazón y piense en todas las lágrimas y sangre que el pueblo argentino ha derramado por Ud. Déjese de raras alquimias políticas, que no conducen a nada bueno. Piense en el sufrimiento y en las luchas generosas de quienes aún creen en Ud. y lo consideran la única y verdadera bandera de la Patria”.

            Se sumó al levantamiento campesino liderado por su viejo camarada Hugo Blanco en el Perú. Luego integró el ejército de Puente Uceda en Perú y fue encarcelado en Ecuador tras desempeñarse como  instructor militar de la Unión Revolucionaria de Juventudes de ese país.

            Por referencias de Magin Carmen Guzmán, Jorge Rulli hizo averiguar su paradero a través de la Cruz Roja. De ese modo se enteraron que  estaba preso en Quito y se pusieron en contacto por carta y les contó que estaba pasando muchas necesidades. A través de Lorenzo Miguel de la UOM reunieron una suma de dinero importante, con la cual compramos ropa y otras vituallas y le mandaron a la cárcel. 

            A instancias de Rulli, la periodista Irene Mizrahi, quien estaba acredita como directora de una revista norteamericana, lo visitó en la cárcel donde según contó, lo encontró de traje y corbata, alto, blanco, parecía el jefe del penal. Allí Francia, le contó su plan de fugarse dentro de un carrito de helados, lo que era bastante complicado. Lo  asistió durante un par de meses, le pago un abogado y regresó.

            En el año 1967 continuaba preso en Ecuador, cuando se dictó una amnistía, por la cual fue liberado en la frontera con Perú, conectándose, nuevamente con grupos revolucionarios de ese país.

            Poco más se conoce de él.

Referencias:

Baschetti, Roberto. Tomás Claudio Adiego Francia. En Militantes. www.roberto baschetti.com.

Boot, Teodoro. Claudio Francia, entre la resistencia peronista y el esperanto. En La columna vertebral. 

Duzdevich, Aldo. Historias olvidadas de la Resistencia Peronista: el “Francés” de La Matanza que quiso asesinar a Rojas con una cerbatana. En Infobae. 11 de julio de 2021.

Monzón, Florencio.  El peronismo del silencio.  Buenos Aires, Corregidor, 2011.

Darío Pulfer