(Buenos Aires, 21 de febrero de 1917- 9 de noviembre de 2000).

Locutor de radio, presentador, publicitario, cantante y gremialista argentino.

Fue uno de los fundadores en 1943, de la Sociedad Argentina de Locutores. A partir de 1950 se estableció que cada 3 de julio se celebrara el día del locutor como recordatorio de dicha fundación.  Carlos “Cacho” Fontana, Roberto Galán y tantos más designaron a una Junta Directiva Provisoria, de la que Pedro del Olmo fuera asignado Presidente y el propio Galán Secretario General.

Según testimoniaba Galán en una entrevista, la primera asamblea general se concretó en el teatro Regina y se eligieron las autoridades definitivas, con Juan Carlos Thorry como Presidente, alquilando un local en la calle Victoria. “Con unos libros que aporté inauguramos una pequeña biblioteca, compramos una máquina de escribir y abrimos un Libro de Actas».

De aquellos tiempos de sindicalización y organización de los trabajadores, Galán recordaría por 1969 la importancia de la figura de Perón como movilizador en potencia:

«[Perón] Venía con la idea de hacer un gran movimiento de masas que diera respuesta a esa gente tan marginada. Entonces crea la Secretaría de Trabajo y Previsión, bajo el gobierno de Pedro Ramírez. Perón fue el primero que arrancó con la idea del sindicalismo. Cuando vimos cómo venía la mano, pensamos: “Este es el hombre”. Fuimos a verlo, lo conseguimos por intermedio de un abogado influyente. Fuimos una delegación de locutores con Juan Carlos Thorry, un muchacho Del Olmo, Ferreyra, Jorge del Río y el Dr. Jorge Paz. Todos locutores. Queríamos pedirle apoyo porque habíamos pensado en formar una asociación y originar un movimiento en relación con el trabajo, ya que teníamos cierta imagen de frivolidad entre la gente.

A Perón lo vimos el día que se hacía cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión, era el momento de la inauguración. Ahí se mandó el primer discurso y nos enloqueció a todos: a los funcionarios, a las viejas de guardapolvo blanco, ¡las mató! Recuerdo que estaba vestido de militar, con una chaqueta blanca y un pantalón caqui que le quedaban espléndidos. Ese día hacía mucho calor y traspiraba muchísimo. Finalmente nos recibió. Recuerdo que me convidó con cigarrillos –yo también fumaba Particulares livianos- y nos dijo: Bueno, cualquier cosa que los muchachos necesiten para su sindicato, cualquier ayuda o consejo, téngales en cuenta. Salimos enloquecidos, como si hubiéramos estado delante de un jugador de fútbol famoso. Y el hombre empezó y siguió, siguió, imparable».

Meses después, luego de acontecer un terremoto de grandes magnitudes en la provincia de San Juan, Galán sostenía haber sido el instigador del acercamiento entre el por entonces Coronel Juan Domingo Perón y la popular actriz Eva Duarte. Recreando más tarde en una entrevista su intervención, Galán afirmaba que Eva quería subir al escenario del Luna Park (donde se realizaba un acto para los damnificados) a recitar unas poesías. Cómo no lograba ubicarla dentro del desarrollo del acto, se le ocurrió incluir a Eva Duarte dentro del comité de recepción del coronel Perón. Rememoraba: “Grande fue mi sorpresa al verlos, al rato juntos, charlando animadamente. Cuando el tiempo me mostró cómo había terminado esa historia de amor, me sentí orgulloso de haber sido yo quien los puso frente a frente”.

En 1946 Roberto Galán se alejó del país desencantado del rumbo del gobierno peronista, producto de una huelga realizada por los radiotelefónicos del cual Galán formaba parte, según él por “indicación” de la Secretaría de Trabajo y Previsión contra los dueños de las radios. Cuando finalmente las emisoras pasaron a manos del Estado, el gobierno declaró la huelga ilegal. Por dichos motivos, Galán se quedó sin trabajo y decidió emigrar del país.

Como consecuencia, Galán viajaba a Europa, residiendo tres años en París. Regresó brevemente a la Argentina, para radicarse finalmente en Brasil durante el lapso de cuatro años. Finalmente, en 1954 se instalaría en Venezuela. Allí creó una agencia de publicidad. La distancia lo obligó a desentenderse de los acontecimientos nacionales, aunque reconoció que la noticia de los bombardeos a la Plaza de Mayo en junio de 1955 le causó un menudo impacto. A través de un amigo se enteró de que Perón partiría al exilio a Caracas, Venezuela. Hasta allí fue a visitarlo al hotel Tamanaco.

A la hora indicada estuvimos en el hotel. Ahora no éramos solamente mi amigo y yo, sino que se habían sumado otras personas, entre las cuales se contaba mi hermana Norma. Encontramos a Perón en hall del hotel conversando con otra persona.  Nos acercamos un poco confundidos, nos identificamos, y él nos saludó con gran cortesía. Pasamos a una terraza y tomamos café en su compañía. La mayoría de las personas que estábamos allí hacía mucho tiempo que nos encontrábamos alejadas de nuestro país y un poco por eso y otro poco impresionados por la presencia del gran estadista no sabíamos qué preguntarle”

Perón tomó el hilo de la conversación y nos dijo que al día siguiente partía rumbo a Panamá. Preguntó muchísimo por Fangio, a raíz de que el gran automovilista se hallaba en esos momentos en Caracas, lugar donde se iba a disputar una carrera internacional.

En la estadía de Perón en Panamá, el líder exiliado conoció a Isabel Martínez, según varios rumores que fueran refrendados por el historiador Joseph Page, por intermedio de Roberto Galán. Perón regresaría a Venezuela recibido cordialmente por el presidente de aquel país, Marcos Pérez Jiménez. Allí Galán volvió a encontrarse con Perón donde, según afirmaría él en entrevistas posteriores, se tejió una amistad: “Nosotros llevábamos una relación bastante al margen de la política. Éramos simplemente dos amigos que hablábamos de deporte, teatro o literatura”.

Interesado o no en la cuestión política, Roberto Galán había sido invitado en 1957 a integrar la cena de nochebuena en Caracas junto a figuras importantes del peronismo como el periodista Américo Barrios y los referentes Jorge Antonio, Cornejo Saravia, el mayor Pablo Vicente, Guillermo Patricio Kelly y John William Cooke, entre otros. Sería un indicio de la confianza que le otorgaba el General Perón. Ya por entonces, iba tomando fuerza la figura de Arturo Frondizi en el plano electoral argentino y con ellas, los rumores de un pacto con el peronismo para lograr ganar las elecciones presidenciales.

Mientras tanto, en Venezuela el clima político se agudizaba llegando a actos de extrema violencia y el 23 de enero se desencadenó un golpe de Estado contra Pérez Jiménez que terminó en su alejamiento del gobierno. Perón y el resto de los argentinos allí presentes se refugiaron gracias a gestiones de Cooke en la embajada de Republica Dominicana (aunque Galán se adjudicó también esa intermediación).

Por sugerencia de Perón e Isabel, Roberto Galán también abandonó Venezuela ante la incertidumbre política y por miedo a ser investigado. Según recuerda él, sería el encargado de llevar las pertenencias de Perón, incluyendo los famosos caniches del General Perón.

Perón estaba alojado en la suite del general Trujillo, en el hotel Jaragua. Allí le propuso a Galán instalarse también en la misma suite.

Y ahí viene el gran vuelco en esta relación. Por cuestiones de proximidad me entero de las conversaciones que el general tiene con el señor John William Cooke, un recordado amigo, talentoso hombre de la política argentina. Después, por ejemplo, asistí a las reuniones con Rogelio Frigerio. Recuerdo una cosa muy importante cuando el general le dijo a Frigerio a modo de consejo para Frondizi: “Dígale al Dr. Frondizi que desate el nudo de YPF y ahí va a tener la solución para su gobierno. Yo no pude hacerlo nunca”.

A fines de 1958, Galán decidió regresar a Argentina. Llevaba una misiva de Perón para hacer un ordenamiento de sus bienes, dado que Frondizi había suscripto un compromiso general dentro del pacto con el ex presidente a ese respecto.

En el regreso definitivo de Galán al país recuperaba su faceta artística, empezando a trabajar en televisión como productor y luego conductor de programas como “Remates musicales”. A comienzos de los ‘60 también se dedicaría a la música, grabando el tango “María” usando de seudónimo Roberto Valdez. A principios de los ’70 lanzó un nuevo programa: “Yo me quiero casar ¿y usted?”.

 Según afirmó en numerosas entrevistas, nunca perdió contacto con Perón aunque la llegada de José López Rega como nueva persona de confianza de Isabel y del general, opacaría el vínculo. Su mala relación con el “Brujo” y luego con los militares provocaría su prohibición durante un largo tiempo. Recién con el gobierno de facto de Bignone sería levantada su proscripción, conduciendo su programa “Cocinando con Galán”, para luego retomar su exitoso “Si lo sabe, cante”. En 1998 reeditó “Yo me quiero casar ¿y usted?”. Su último trabajo en la televisión sería en 1999 conduciendo el regreso del consagrado programa de canciones, por el canal América hasta el verano de 2000. En septiembre fue internado en la clínica Bazterrica, donde permaneció dos meses y falleció, víctima de un cáncer de próstata, el 9 de noviembre de 2000 a los 83 años.

En mis encuentros con Perón lo escuché hablar mucho de política. Sentados en el balcón del hotel, tomando café, mirando el Caribe, me hablaba de historia argentina. Nunca lo oí condenar a nadie, ni hablar mal de los hombres que lo habían sacado del gobierno. Jamás un reproche en la boca del general.

Referencias:

Galán, Roberto. “Mi amigo Perón” en “Así”, Año XI, N°498. 13 abril de 1973.

Galán, Roberto “¿Por qué soy peronista? Primera parte” en Gestar. 18 de agosto de 2017.

Page, Joseph A. Perón. 2 1953-1974. Buenos aires, Círculo de Lectores. 1984.

Sindicato Argentino de Locutores y Comunicadores. “Roberto Galán, 100 años de su nacimiento”.

Veiras, Nora. “Si por la TV los chicos saben manejar un arma, saben cómo se asalta un banco” en Página 12. 1999.

Julián Otal Landi