Juan Carlos Brid era pintor. Vivía en San Fernando. Tras el golpe militar de 1955 comenzó a nuclear gente en la zona. Tras la intentona del General Federico Gentiluomo, escucharon hablar de una nueva conspiración. Fueron a reuniones. Sus enlaces eran sindicalistas. Les encargaron una tarea en la Boca para el 9 de junio. Tras la toma del Arsenal Esteban de Luca debían atacar objetivos de la Marina. El levantamiento fracasó. Se dispersaron.

          Poco después comenzaron a organizarse como Comando Zona Norte. Junto a Brid se encontraba Carlos Romagnoli, José María “El Gordo” Pracánico y “Manito”. Desarrollaron una organización celular. Comenzaron a organizar lo que denominaron la “industria de la resistencia” con la fabricación de pólvora. La experimentación tuvo sus incidentes: quemados, la pérdida de un ojo de un joven, el  brazo de otro… Hasta llegar a la pólvora negra y el armado del “caño”, destinado a hacer ruido con significativas explosiones. Luego su distribución, en la que participaban canillitas, llegando a enviar cargas a Capital Federal y el interior del país. Para sus protagonistas la colocación de “caños” era la única forma de expresión ante la vigencia del Decreto 4161, las prohibiciones y la proscripción. Más tarde llegaron los materiales pesados, a los que solo había que agregar mecha y detonante.

          Al conocer a Peter Castro, “El Negro”, ex – lugarteniente de Raúl Tanco que conservaba los contactos de los diversos grupos, pasaron a formar parte de una organización de mayor escala. Destacaron a Jorge Daniel Paladino como mensajero ante Perón, contando con el apoyo de Araujo, un hombre de Jorge Antonio. Quien fue como delegado, al volver se presentó como jefe del grupo, con cartas y mensajes de Perón. Los comandos se dividieron. El Comando Zona Norte, así como el del Oeste, no aceptaron el nuevo liderazgo. Siguieron su accionar independiente.

          Brid y Romagnoli consideraban que debían pasar a otra escala en sus ataques al régimen militar. Fueron a Mar del Plata en busca de dinamita, en una acción que fracasó por intervención de Paladino. Buscaron otra opción: identificaron un polvorín en Batán. Trasladaron un camión desde Moreno para transportar el material. Tres hombres entraron al lugar. Cargaron 700 kilos de dinamita. Con esos elementos los ataques provocaban daños mayores en los objetivos, sin involucrar a personas físicas.

          El Comando Zona Norte recibía comunicaciones del Comando de Exiliados de Uruguay. En junio de 1957 la casa de Eduardo Colom en Montevideo fue allanada en una operación diseñada en Buenos Aires, con la complicidad de las autoridades uruguayas. En la lista de contactos apareció Juan C. Brid: a partir de allí tuvo captura recomendada y pasó a la cladestinidad. Pracánico y “Manito” fueron detenidos cuando cruzaban a Uruguay.  Brid se instaló en una casa en Cañuelas, donde contaban con mimeógrafo y embalaban las entregas de explosivos. Era el único del grupo  que quedaba en libertad. Quería dar señales de vitalidad, para lo que organizaba la colocación de dos o tres “caños” por día acompañados de volanteadas.

          Al mismo tiempo, Brid y sus compañeros fueron relacionandose con grupos de Rosario y del Noroeste, donde actuaba Manuel Mena. Ante un pedido de los primeros, Brid se trasladó en auto llevando dinamita. Lo acompañaba un hombre que resultó ser parte de los servicios de inteligencia. Poco después, la casa de Cañuelas, desde donde seguía operando Brid fue allanada y este fue detenido.

          Estuvo preso más de ocho meses. Se opuso al Pacto Perón-Frondizi y sostuvo el voto en blanco. Al salir en libertad y al formar parte del Comando Táctico en representación de la resistencia, tuvo márgenes mayores para actuar. No disolvió el núcleo operativo y siguió con acciones clandestinas de sustracción de dinamita y traslado de explosivos.

          Con la imposición del Conintes, sus acciones se vieron disminuidas y luego cayó preso junto a otros de sus compañeros.

Referencias:

Brid, Juan C. 1955-1970: quince años de resistencia. Revista Nuevo Hombre. Número 3-10.

Sobrino Aranda, Luis. Después que se fue Perón. Juicio histórico a los asesinos. Septiembre 1955-1959. Buenos Aires, Trafac, 1959.

Julio César Melon Pirro y Darío Pulfer