(Buenos Aires, 27 de marzo de 1936- Mar del Plata, 6 de agosto de 1971).

            Apodo: “El loco”.

            Nació en el Hospital Rivadavia de  Buenos Aires. Su padre, Abraham Rozenmacher, emigró de Rusia fue un prestigioso cantor en la sinagoga de Uriburu y Sarmiento y se desempeñó como actor en las colonias judía s de Entre Ríos, Santa Fe y otras provincias argentinas.  Su madre fue Paulina Sara Piñak y también era emigrante rusa. Se crio en el seno de una familia humilde en un conventillo en la calle Larrea.

            Se formó en el seminario judío, recibiéndose de maestro de hebreo. Entre sus aspiraciones se encontraba la de ser rabino y viajar a Israel. Al completar su educación religiosa sus padres no lo dejaron partir. 

            Comenzó a trabajar muy joven. Entre otros trabajos alternó el de linotipista. En las postrimerías del peronismo intervino con notas en el semanario de orientación nacionalista Esto Es, orientado por los hermanos Jacovella.

            Inició sus estudios superiores en la Facultad de Derecho, abandonando esa carrera poco después, lo que le acarrearía conflictos con su padre. En su opción vocacional se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras culminando sus estudios en el año 1964 en la carrera de letras.

            Hacia 1958 intervenía en la publicación de la comunidad judía llamada Amanecer, en un intento de conciliar la cultura heredada y el medio social.

            En ese tiempo fue amenazado por grupos pertenecientes a la organización nacionalista de orientación antisemita Tacuara. Era muy amigo de los hermanos Eichelbaum, Horacio y Edmundo, hijos del escritor Samuel.

            Rozenmacher contrajo matrimonio con Amelia “Chana” Figueiredo, una goi, causando otro malestar en su familia. Con ella tuvo dos hijos: Juan Pablo y Lucas.

            En 1960 recibió el Premio Prensa Latina por un artículo sobre la nueva literatura norteamericana.

            Entre 1961 y 1963 escribió para las publicaciones Situación y Che. En el marco de esta segunda experiencia viajará con Julia Constenla a Punta del Este para entrevistar a Ernesto “Che” Guevara.

            En agosto de 1962 recibió un Premio en el Concurso de Cuentos auspiciado por el CEM por su relato titulado “Raíces”.

            En noviembre del mismo año recibió el primer Premio -compartido con Miguel Briante, Ricardo Piglia, Octavio Getino y Juan Carlos Villegas del Vidal- del II Concurso de Cuentistas Americanos organizado por la revista literaria El Escarabajo de Oro– En este caso se produjo por la narración titulada “Los pájaros salvajes”.

            En diciembre de 1962 publicó el libro Cabecita Negra  y otros cuentos, por el sello Anuario, recibiendo un respaldo de la crítica y del público.

            Jorge Alvarez reeditó el libro en julio de 1963, ante el agotamiento de los primeros dos mil ejemplares distribuidos pacientemente por Chana y Germán por diversas librerías. 

            En la presentación, realizada por Eduardo Masullo, señalaban sobre el autor: “Germán N. Rozenmacher intenta un consecuente realismo crítico, enriquecido por las influencias del surrealismo, de la novelística norteamericana, sobre todo de Faulkner, y del realismo italiano de posguerra, vinculándose fundamentalmente con una tradición argentina que trata de recrear la compleja realidad nacional a partir de su datos inmediatos, rechazando las evasiones, las concepciones substancialistas o fácilmente metafísicas propuestas por los escritores de la derecha. Contribuye así a la labor de recuperación de nuestra realidad, deformada por una cultura oficial”.

            En la misma reseña señalaban que sus trabajos permitían “acceder al mundo postergado de sus personajes, nos permite redescubrir al hombre común que vive en los más alejados lugares de la República. Esta tarea constituye un aporte a la integración de las diversas realidades del país, a la formación de una conciencia nacional”.

            El cuento que dio nombre al título del libro le permitió a Rozenmacher analizar al peronismo y la estructura mental de las clases medias.

            Esas aproximaciones y su cercanía con Horacio Eichelbaum lo acercaban a los movimientos políticos e intelectuales que se plasmaron en las empresas periodísticas 18 de marzo y Compañero alentadas por Mario Valotta. En el último se desempeñaba como responsable de la página cultural y allí incluyó una serie de aguafuertes al estilo arltiano. En ese mismo medio colaboraban Hernández Arregui, Rosa, Ortega Peña y Duhalde.

            Una nota dedicada a la muerte Gatica, del 14 de noviembre de 1963, resulta expresiva del clima de ideas y perspectivas: “Su época dorada comenzó por el ’45 y se extinguió en el 56…Es curioso. Pero surgió de abajo, como el 17 de Octubre y en ese mismo año. Su trayectoria termina poco después de la contrarrevolución de septiembre. Porque Gatica nunca dejó de ser de abajo. En el ’56 lo metieron preso porque después de ganar una pelea agarró el micrófono y dijo: ‘Le dedico este triunfo a un amigo que tengo en Panamá’. Y otra vez, ya en el ocaso,  vagando por el Luna, recordando ovaciones de otros tiempos, se encontró con un ministro de la ‘libertadora’ que le preguntó cuándo iba a volver a pelear. Gatica, ya medio borracho, lo enfrentó con ese gesto fanfarrón que le gustaba tanto y , mirando al figurón de arriba abajo, le dijo: ‘¿Y a usted quién le dio audiencia para hablar conmigo?’”.  

            El 21 de mayo de 1964 Rozenmacher estrenó la obra teatral “Réquiem para un viernes a la noche” en el teatro IFT de Buenos Aires, perteneciente a la comunidad judía progresista, y fue consagrada por la crítica. De tono fuertemente autobiográfico, la obra confrontaba con la tradición familiar en dos planos: el generacional y en el modo de concebir y asumir la identidad judía en el país.

                Otro colega de ese tiempo fue AlvaroAbós, quien lo señalaba que “en la prosa tersa de Germán se combinaban la tradición judía y el peronismo. Era una mezcla explosiva, el peronismo siempre fue para Germán el espacio de los perseguidos».

            En ese tiempo colaboraba en la revista La Rosa Blindada, en la sección Cine y Televisión.  Bajo la dirección del poeta Joaquín Giannuzzi  y junto a Leónidas Lamborghini, Juan J. Sebreli y Bernardo Kordon compartió la redacción de la revista Así del grupo Crónica de Héctor Ricardo García. El medio combinaba política y policiales, con tres ediciones semanales y tiradas espectaculares de hasta 800.000 ejemplares.

            En el año 1965 participó de la obra colectiva publicada por Jorge Alvarez, titulada Crónicas del pasado. El cuento que aportó se llamaba “El gallo blanco”. Era presentado de este modo: “Soportando, además del éxito, sus anteojos, su calva, su descuido en el vestir, Rozenmacher busca razones, se adentra en este, su país elegido, se demora en  charlas, desparrama sus números de teléfono para hacerse encontrar, trabaja, suda, pelea, titula y camina largas, sombreadas calles porteñas y absolutas, casi abstractas, sosteniendo la concreta mano de Chana, su mujer”.

            En 1966 colaboró con las voces sobre literatura hebrea e ídish en el Diccionario de la literatura universal dirigido por Roger Pla.

            En el año 1967  la Editorial Galerna publicó su nueva obra de cuentos: Los ojos del tigre.

             Ese mismo año comenzó a colaborar en el semanario Siete Días Ilustrados. Lo hizo con notas sobre la Patagonia, la Isla de Pascua o el Chaco, desarrollando entrevistas y críticas teatrales. Estas colaboraciones se espaciaron por más de tres años.

            En una solicitada apoyó a Palestina y se pronunció en contra del belicismo de Israel.

            Su obra de teatro “Simón Brumelstein, el caballero de Indias”, producida en el año 1970, no llegó a verla estrenada. En la misma volvía sobre la temática de la contradicción en los procesos de integración judía en la realidad argentina a través de la figura de un ex joyero Simón, quien sueña con Chantania y el amor de Guadalupe, figuras de la nueva tierra y la relación afectiva que lo alejan de la tradición cultural y familiar de origen.

            Su última intervención  fue en una obra colectiva con Roberto Cossa, Ricardo Talesnik y Carlos Somigliano participó de la recreación del mito del “avión negro” que imaginaba el regreso de Perón del exilio.

            Consideraba que el peronismo lo había formado, “lo vivimos en la infancia”. Tras su muerte el semanario Primera Plana reproducía estas declaraciones:  “El advenimiento del peronismo de algún modo desnuda al país, y nuestra generación tiene el ‘privilegio’ de ver al país descuartizado, y verlo casi de afuera, sin estar comprometida totalmente con el peronismo ni con el antiperonismo”.

            Falleció el 6 de agosto de 1971 en Mar del Plata, en un accidente doméstico por un escape de gas en el que también perdió la vida su hijo Pablo.

            Con motivo de la publicación de sus obras completas por parte del Centro editor de América Latina, Leónidas Lamborghini escribió:

            “Se ha puesto énfasis en el vitalismo dal hacer el registro de sus componentes personales. Pero, en todo caso, el rasgo central a tener en cuenta es su lucidez política:     así se explica su aproximación al peronismo, no para negarlo sino entenderlo. Por                supuesto, Rozenmacher sacó sus propias conclusiones pero, en todo caso, alcanzó a ver               que en el movimiento nacional de masas que accede al escenario político el 17 de          octubre de 1945, germina la semilla de nuestra liberación”.

Fuentes:

Colección del periódico Compañero.

Revista Primera Plana. 17 de agosto de 1971.

Obras:

Rozenmacher, Germán. Cabecita negra y otros cuentos. Buenos Aires, Anuario, 1962.

Rozenmacher, Germán. Cabecita negra y otros cuentos. Buenos Aires, Jorge Alvarez, 1963.

Rozenmacher, Germán. Los ojos del tigre. Buenos Aires, Galerna, 1967.

Rozenmacher, Germán. Obras Completas. Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2013.

Referencias:

Abós, Alvaro. Prólogo a Cabecita Negra. Buenos Aires, De la Flor, 1997.

Clares, Alba. “La obra dramática de Germán Rozenmacher: tradición y enfrentamiento. El mundo judío frente a la sociedad argentina”. Philobiblion. Revista de Literatura hispanoamericana.  N° 1. 2015.

Lamborghini, Leónidas. Rozenmacher, un escritor nacional. En Las Bases. Número 1. 23 de noviembre de 1971.

Raia, Matías. Los ojos de Rozenmacher: una invitación a la relectura. Rozenmacher, Germán. Obras Completas. Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2013.

Senkman, Leonardo. La identidad judía en la literatura argentina. Buenos Aires, Editorial Paredes, 1983.

Darío Pulfer