Tras el primer Congreso de la Juventud realizado en Huerta Grande se produjeron diferencias en el seno del Movimiento de la Juventud Peronista. A inicios del año 1964, en el momento que Perón otorgó el poder a Vandor, anunciando su propósito de regresar al país pacíficamente – y no mediante el retorno revolucionario que había alentado Villalón- el MJP optó por acercarse a Vandor, aunque sostuvo la necesidad del regreso por medios revolucionarios. Eso produjo en la agrupación una serie de desgajamientos. El más significativo, fue el protagonizado por Gustavo Rearte, Mario Franco y Ricardo Ibarra en diciembre de 1963.

            Rearte contaba con importantes pergaminos en la lucha y en la cárcel. Al momento de recuperar la libertad se relacionó con Villalón y el Cuadrunvirato.  En el momento de la destitución de Villalón, Rearte argumentó a su favor en reunión celebrada en Madrid con Perón.

            El grupo no se asoció a la ortodoxia que en 1964 representaba Vandor, sino que continuó oponiéndosele. Para dar mayor fuerza y fundamento a su posición constituyó el 5 de agosto de 1963 el Movimiento Revolucionario Peronista.  En ese espacio convergieron referentes sindicales de gremios pequeños y del interior.  Para difundir sus posiciones contaba con un semanario de amplia difusión, el periódico Compañero.

            La Juventud Revolucionaria Peronista fue creada como un ala juvenil del MRP, aunque sus dirigentes tuvieron fuerte incidencia en la conducción del movimiento. Su influencia se hizo sentir en Buenos Aires con ciertos desarrollos en Córdoba, Santiago del Estero y otras provincias, aunque no tuvo la proyección nacional que había logrado el Movimiento de Juventud Peronista.

            Por su inserción en el MRP, la agrupación orientada por Rearte se vinculaba con grupos provinciales como la Juventud Peronsita de La Plata liderada por Gonzalo Chávez y Néstor Fonseca, la de Salta encabezada por Armando Jaime y Juan Carlos Salomón, la de Mendoza por Daniel Soloa y Ramón Torres y varias más, como Santa Fe Capital con Emilio Gallo Martínez.

            En Buenos Aires, otro grupo significativo fue la Juventud Peronista Revolucionaria dirigida por Eduardo Salvide, proveniente de la Agrupación Justicialista de Estudiantes Secundarios. Con el mismo origen, en ese agrupamiento participaban Miguel Cerisola y  Gustavo Horacio Lafleur.              Ambos

grupos pertenecían al MRP y a principios de 1965 ambos grupos quedaron fusionados utilizando la sigla JRP.

            Después del año 1966, formaron parte de la misma agrupación el jujeño Juan Carlos Arroyo, Eduardo Lombardi de Buenos Aires proveniente del MJP y Eduardo Gurruchari. Desde la izquierda se sumaron a la organización: Emilio Jaúregui –dirigente del sindicato de periodistas-, Jorge Petruchansky, Rubén Faur, Miguel Bianchini y Alicia Rabinovich. Desde las primitivas FAL se sumaron: Jorge Horacio Pérez y Jorge Borean.  Del mundo del trabajo se sumaron los jóvenes obreros Alfredo Cáceres y Pedro Fabián Sandoval y los dirigentes sindicales Andres Cavia, Miguel Santángelo, Osvaldo Alfano y Miguel Atilio Rearte  – hermano mayor de Gustavo-, Miguel Kehiayan, Jorge Barneix, Alex Castelví, Santiago Murphy, Alejandro Mouro, el catamarqueño Ramón Vega y el tucumano Héctor Hugo Andina Lizárraga. Entre los estudiantes se sumaron Carlos Van Lacke, Elita Arnedo, Lidia Kehiayan, Marta Fauszleger, Carlos Sacco, Julián Iribarne, Olga Marcón, Enrique Ballestrelli y Luis Kosoy.

            La corriente encabezada por Rearte defendió la combinación de la movilización popular y la lucha armada para lograr el retorno de Perón.En su análisis del peronismo señalaban un potencial revolucionario en las bases trabado por la existencia de una capa dirigencial de corte burocrático.

            No buscaban la constitución de la Juventud como cuarta rama, sino que la concebían como vanguardia de la corriente revolucionaria del peronismo e instrumento disponible para el desarrollo de una estrategia de poder por parte de Perón.

            Herederos de los manifiestos de La Falda y Huerta Grande consideraban que recuperado el gobierno había que profundizar la experiencia de los primeros años como mecanismo de defensa para evitar la repetición de los hechos del año 1955.

            En el orden internacional defendían la Revolución Cuba y a los vietnamitas que combatían en con la invasión norteamericana. Ello no los llevaba a alianzas con el PCA ni diálogos con sectores de la nueva izquierda.

            Además de leer a los intelectuales pro-peronistas que criticaban a la izquierda tradicional, se acercaban a la lectura de los clásicos del marxismo y las revoluciones socialistas exitosas. Así Lenin y Mao Tsé Tung se combinaban con las últimas declaraciones de Perón en favor de la Revolución Cubana. De esas lecturas extraían la necesidad de una organización para evitar el espontaneísmo y la anarquía de las acciones sucedidas en tiempos de la primera “resistencia”.De ese modo se configuró como alternativa de oposición a la conducción local del vandorismo.En cuanto a sus objetivos centrales seguían sosteniendo la incondicionalidad al liderazgo de Perón y la estrategia de su regreso al país por vías revolucionarias.

Referencias:

Gurruchari, Eduardo. La patria socialista. Buenos Aires, Ediciones en Lucha, 2021.

Darío Pulfer