Resulta habitual comenzar la reconstrucción de los materiales producidos como efecto de la realidad política abierta por el golpe del año 1955 desde la densa polémica en torno a la naturaleza del peronismo, desplazada progresivamente a otros interrogantes que fueron organizando la agenda política: qué hacer con sus legados y con las masas que seguían manifestando su adhesión a ese movimiento político y al líder exiliado.

Sin embargo, ajustados a la dinámica de los hechos y procesos políticos de entonces, resulta conveniente remarcar que la primera literatura que se generó vinculada al peronismo y la realidad emergente del golpe de estado de septiembre, nació de otras circunstancias y problemáticas.

En primer término fue la relacionada con las reacciones generadas por el denominado Plan Prebisch. Arturo Jauretche[1], Isaac Libenson[2], Abraham Guillén[3], José Liceaga[4] y Luis Sommi[5], desde diferentes posiciones políticas cuestionaron el diagnóstico y las propuestas realizadas por el asesor del gobierno provisional. Publicadas en condiciones artesanales, muchas veces como ediciones de autor o sellos creados al efecto, en la mayoría de los casos habían sido anticipadas en notas periodísticas o conferencias.

La segunda se vinculaba a las condiciones políticas de persecución impuestas a intelectuales con militancia política. Es el caso de Rodolfo Puiggrós, que sufrió el cierre de la publicación periódica que orientaba bajo el título Clase Obrera y varios allanamientos policiales que lo obligaron a refugiarse en la casa de un referente sindical de la zona sur del Gran Buenos Aires. En esas condiciones escribió La historia crítica de los partidos políticos, llegando su análisis hasta la víspera del peronismo.[6]

Asociada a la anterior resulta importante considerar las escrituras provocadas por el exilio de las figuras más significativas del derribado gobierno. En ese ámbito se destacó el propio Perón que produjo en los meses siguientes a su derrocamiento una serie de piezas: La fuerza es el derecho de las bestias[7] y Del poder al exilio.[8] En la primera encaraba la defensa cerrada de la actuación de su gobierno. En la segunda, abundaba en datos sobre los procesos políticos recientes así como en recuerdos de orden afectivo vinculados a su segunda esposa (Como conocí a Eva Perón y me enamoré de ella).

Realizado este deslinde, conviene abocarse a la profusa literatura orientada a dar cuenta del peronismo y sus derivas.

Desde el emblemático número de la Revista Sur dedicado a la “Reconstrucción Nacional” desfilaron opiniones de escritores y ensayistas para dar cuenta de lo que consideraban un ciclo cerrado.[9]

Desde otra generación y ámbito intelectual, las páginas de Contornobuscaban dar respuesta a esas acuciantes preguntas.[10]

Desde el Colegio Libre de Estudios Superiores, Gino Germani desarrolló una serie de conferencias, transformadas luego en artículo y separata de la Revista de la institución, en las que asignaba un significado y recuperaba la experiencia popular del peronismo, aunque cuestionaba los canales de integración utilizados. Establecía diferencias con los modelos europeos de entreguerras, aunque concluía caracterizando al peronismo como un “fascismo de izquierda” por su base social. En cuanto a recomendaciones para el tratamiento de la masa que había participado en esa experiencia (aunque de modo imperfecto) proponía superar los métodos represivos, informativos o educativos en boga por el proceso de “desperonización”, propiciando la generación de mecanismos adecuados para la realización efectiva de derechos y la auténtica participación. [11]

Tras la breve gestión como Rector-interventor en la Universidad de Buenos Aires, José L.Romero actualizaba su libro del año 1946. El “ciclo del fascismo” iniciado con el golpe de 1930, se coronaba con la experiencia del peronismo en el poder. Su caída implicaba el fin del ciclo que consideraba un reflejo deformado de los modelos europeos, en particular del alemán, caracterizado por una ideología de estado mayor, la regimentación de la sociedad y el establecimiento de una dictadura que contrariaba la tradición democrático-liberal argentina.[12]

Junto con estas producciones, proliferó también una variada ensayística en torno al peronismo. La misma fue inaugurada por el ex – canciller de Eduardo Lonardi, el político de origen nacionalista Mario Amadeo, con el título Ayer, hoy y mañana.[13] Destinada a la polémica, la obra tuvo cinco ediciones en pocos meses, mostrando el interés que despertaba cualquier literatura que refiriera al pasado reciente.

El escritor Ernesto Sábato, replicó con El otro rostro del peronismo[14]ante lo que consideraba cierta reivindicación del peronismo en su conjunto. Para el autor la masa era redimible pero su líder execrable, por lo que planteaba, anticipando la postura que tomaría tiempo después, la integración de las masas bajo un liderazgo considerado democrático.

Martínez Estrada se interrogaría con vehemencia profética: ¿Qué es esto? y en  extenso volumen intentaría dar cuenta del fenómeno peronista. [15]

Julio Irazusta publicaría Perón y la crisis argentina, señalando el desvío de la “revolución nacional” en “social”, a la vez que denunciaba la continuidad de la dependencia con Gran Bretaña que había transitado Perón.[16]

Desde su exilio en Montevideo, terciaría en el debate Arturo Jauretche, ya lanzado a la campaña afirmativa en favor de Frondizi, candidato de la UCRI. En Los profetas del odio entroncaba al peronismo con el federalismo y el yrigoyenismo, buscaba explicar el nuevo momento industrial del país y descalificar con lenguaje gauchipolítico a sus acérrimos adversarios (Borges, Martínez Estrada e Irazusta) y atraer la voluntad de los bienintencionados pero equivocados en la caracterización (Sábato).[17]El libro tendría dos ediciones consecutivas entre mayo y julio de 1957, con tiradas de 25 mil ejemplares, logrando la consagración de la novel Editorial Trafac que, con anterioridad, solo había publicado a Meinvielle[18] y Chávez[19]con menos suerte de ventas.  A esos títulos se sumaría el del abogado de sindicatos y ex – ministro de Trabajo del General Eduardo Lonardi, Luis B. Cerrutti Costa, dedicado a la reconstrucción histórica de la trayectoria del sindicalismo en el país[20], ensayos de Rodolfo Puiggrós[21] y el libro testimonial de Sobrino Aranda sobre la época de la “resistencia peronista”.[22]

Fue, justamente, en el medio que dirigía Cerrutti Costa, Revolución Nacional, donde Walsh comenzó las denuncias de las que compondría su libro Operación Masacre[23], publicado después de muchísimas dificultades por el sello Sigla, perteneciente a Marcelo Sánchez Sorondo, director del semanario nacionalista Azul y Blanco.

Esa editorial publicó un buen número de títulos producidos en el ámbito nacionalista, que eran difundidos por el Semanario Azul y Blanco de importante circulación por esa época. Ese espacio se mostraba activo por la proscripción del peronismo político y ávido por heredar su “masa disponible”. Así fueron publicados libros de  Raúl Puigbó[24], Mariano Montemayor[25], MáximoEtchecopar[26] y las memorias del Contraalmirante Nicolás Olivieri.[27]

En el año 1957 se multiplicaron las publicaciones de la editorial propiciada por la Comisión de Homenaje a Lisandro de la Torre, la cual  reunió un heterogéneo grupo de autores, con orígenes comunes en distintas expresiones de las izquierdas.[28] A la compilación de los trabajos previos de Abraham Guillén, ya citados se sumaron títulos del ex – forjista  Jorge del Río sobre electricidad[29], Ricardo Ortiz sobre los ferrocarriles[30] y Juan Carlos Esteban y Luis Tassara sobre el complejo industrial del estado Dinie.[31]

Colaborador de la extinta Revista Capricornio, de afinidades maoístas, Agustín Ferraris, mediante un texto polémico, buscó terciar en la polémica Amadeo, Sábato y Martínez Estrada.[32]

Comenzando de manera decidida su empresa de “editor nacional”, Peña Lillo publicaba la segunda edición de la obra que le había dado su mayor éxito: Historia de la Argentina de Ernesto Palacio, actualizada por el autor comprendiendo el período peronista.[33]

Jorge Orús, otro editor, en una franja más vinculada a la orientación nacionalista y católica, desplegaba su actividad con la publicación de autores de esa línea como Gálvez[34], Martínez Casas[35], Chávez[36] y Cambours Ocampo.[37] En ese marco salió la obra más vendida del año: Proceso al liberalismo argentino perteneciente a Atilio García Mellid.[38]

El año 1957 vio emerger con fuerza la literatura de la naciente “izquierda nacional”, agrupada en torno a la editorial Amerindia, continuadora de Indoamérica: a Revolución y contrarrevolución en la Argentina de Jorge Abelardo Ramos[39]  se sumó  Imperialismo y cultura de Juan J. Hernández Arregui. [40]  Tiempo después, en ese conjunto y por la misma editorial, aparecieron los ensayos temáticos sobre las fuerzas políticas más significativas del momento de Jorge E. Spilimbergo.[41]A ese lote se sumaba de manera independiente Rodolfo Puiggrós, desde la Editorial Argumentos, publicando un nuevo material sobre la industria cárnica.[42]

La proliferación de nuevas editoriales de “fondo general” se inscribió en una doble tendencia para el período: la disminución del volumen de títulos y libros publicados por un lado y el crecimiento exponencial de editoriales de este tipo por otro.[43]

Estamos mencionando el material que tuvo cierta densidad y que participó de un entramado polémico, sin desconocer la existencia de otra literatura que pasó al olvido, pero que tuvo abundante difusión y fuerte incidencia en la configuración de  sensibilidades por aquella época: La dictadura peronista de Armando Alonso Piñeiro[44]; Técnica de una traición de Silvano Santander[45]; De la tiranía a la democracia social de Américo Ghioldi[46]; Perón contra Perón de Orestes Confalonieri[47];Ayer fue San Perón de Raúl Damonte Taborda[48], Esa noche de Perón de Ricardo Boizard[49] o La mujer del látigo de Mary Main[50], entre otros.

Un género particular fue el organizado en torno a los relatos, en términos heroicos, del levantamiento contra Perón. Ese material circuló con profusión en la prensa escrita, condensándose en algunos libros que tuvieron amplísima difusión por la época. Nos referimos, en particular, a Puerto Belgrano, Hora 0, de Miguel A. Cavallo, que relataba el papel de la Armada en la rebelión militar.[51]

 Otro fue el constituido por los libros testimoniales de denuncia por detenciones bajo el gobierno peronista,como los escritos por Torino[52], Arenas Luque[53] o Viñas.[54]

No estuvo ausente la difusión de los materiales utilizados en las campañas clandestinas destinadas a erosionar el poder gubernamental durante la confrontación del año 1955. La recopilación de cartas abiertas, panfletos, notas y otros materiales, realizada por Héctor Lafiandra, constituyó otro libro publicado por la editorial Itinerarium, hasta el momento dedicada a cuestiones estrictamente educativas.[55]

No menos importancia tuvieron folletos publicados en el marco de las campañas de “desperonización” como el titulado La razón de su huida[56] o  YO…anécdotas-recuerdos-citas-relatos-conversaciones.[57]

A esta producción se sumaron libros de autores extranjeros. En un caso, como fue el del diplomático y escritor chileno Alejandro Magnet, se trataba de aggiornar para la coyuntura materiales dedicados previamente a la Argentina bajo el justicialismo.[58] En otro, se sumaba la mirada norteamericana en el análisis del historiador norteamericano Arthur Whitaker,  de visita en el país durante el proceso que derivó en la caída de Perón,  quien dedicó dos libros al proceso interno de la Argentina y a las relaciones con  los EEUU.[59]

La literatura reseñada tuvo significativa circulación y construyó una mirada persistente en pliegues del imaginario de las clases medias y altas tradicionales. Además de ello, no en vano se ha afirmado que la “invención” del peronismo, además de producirse con posterioridad a 1955 como señaló Neiburg[60], fue producto fundamental de sus opositores. La heteroreferencialidad de esa construcción se debió, en buena medida, en que fue el antiperonismo, en sus diferentes matices el que controló la palabra pública, como lo muestra, el paneo de materiales que venimos realizando.[61]

Esos materiales, como vimos en el acápite correspondiente a publicaciones periódicas, se originaban en la prensa gráfica o eran difundidos y amplificados desde ese espacio, sea en el género sensacionalista o en la considerada prensa seria.

En el proceso de la campaña ascensional del radicalismo intransigente, junto con la Revista Qué, aparecieron colecciones de materiales que buscaban dar fundamento y posibilidades a la candidatura de Frondizi.[62] A una serie de títulos del candidatose sumaban títulos de Jauretche[63] y Scalabrini Ortiz[64], plumas de origen peronista volcadas a la construcción de una alternativa política que dejara atrás al gobierno militar.

Cierra este período la publicación, en diversas ediciones y formatos, del Libro Negro de la Segunda Tiranía, publicado por el gobierno militar poco antes de dejar el poder en el que bajo la pluma de Julio Noé se sintetizaban los cargos realizados en las comisiones investigadoras y en la denuncia pública de los referentes políticos del antiperonismo.[65]

Camino a las elecciones nacionales de febrero de 1958 se difundieron profusamente en Buenos Aires ediciones del libro La fuerza es el derecho de las bestias[66], La realidad de un año de tiranía[67] y el último texto producido por el propio Perón: Los vendepatria en el que el eje de defensa de su gobierno  dejaba lugar a la denuncia de lo que consideraba una política “antinacional y antipopular”.[68]

En un contexto de mayores libertades, se expandirían nuevas colecciones desprendidas de emprendimientos editoriales previos. No se trata de materiales publicados de manera aislada al modo del publicismo francotirador, sino que integraban esfuerzos más sostenidos de constitución de “bibliotecas” de referencia para el ámbito político y social. Junto con esa intencionalidad, que no era nueva pero que encontraba una audiencia mayor y más dispuesta a la lectura de obras críticas, sea de denuncia o cultoras del revisionismo en sus diversos matices, se sumaba la multiplicación de vías de distribución y venta de los libros a través de la venta de kioscos o entregas por generosas consignaciones.

Nos referimos, fundamentalmente, a dos colecciones: una publicada por Peña Lillo bajo el nombre de La Siringa y otra promovida por Jorge A. Ramos con el sello de Coyoacán.

En la primera de ellas se destacarían libros de Jauretche[69], Rey[70], Ramos[71], Belloni[72], Palacio[73], Methol Ferré[74], Del Rio[75], Rosa[76], Chávez[77], Astesano[78], entre otros.

En la segunda, además de la recuperación de los clásicos del marxismo,  de Manuel Ugarte junto a otros autores latinoamericanos como Jaguaribe, Methol Ferré, Triasse destacaban autores enrolados en la “izquierda nacional” o afines a ella como Carpani[79], Spilimbergo[80], Jauretche[81], Murray[82], Perelman[83], Ramos[84], entre otros. La colección tenía un diseño característico y constituyó, con el tiempo, una auténtica biblioteca de militante político de esta corriente.

En la misma editorial, pero por fuera de esta colección y formato distintivo Ramos publicó un libro destinado a tener varias reediciones en el que abordaba uno de sus tópicos preferidos: la crítica al stalinismo local.[85]

            En una perspectiva más artesanal, ligada a la recuperación de la figura y el pensamiento del recientemente fallecido Raúl Scalabrini Ortiz, se destacó la labor realizada por la Fundación que llevaba su nombre y que era animada por Vicente Trípoli. Desde allí impulsaron, además de actos recordatorios y ciclos de conferencias, una serie de “Cuadernos argentinos”, inspirados en la antigua tradición forjista de la que provenían algunos de sus promotores.[86]Fue en ese marco  que se publicó la primera obra de Cooke: La lucha por la liberación nacional[87], a la que siguieron títulos de Amado Olmos[88], José María Rosa[89], Adolfo Silenzi de Stagni[90], el mismo Trípoli[91] y el homenajeado Scalabrini.[92]

            El escritor y periodista exiliado Luis M. Albamonte, bajo el seudónimo de Américo Barrios dio a luz Hacia dónde vamos, contando con el prólogo de Perón con quien compartió el periplo desde América a España.[93]

            En el año 1959, ante el giro que tomaba el gobierno de Frondizi y las luchas del peronismo por reinstalarse en el centro de la escena política nacional, se produjeron dos fenómenos novedosos para el ámbito político y cultural, ambos animados por Carlos Strasser.

En primer término, la celebración de mesas redondas para discutir sobre las características y los contenidos de las revoluciones militares de 1930, 1943 y 1955, lo que involucraba de una manera central la evaluación acerca de la experiencia peronista, en el que participaron protagonistas políticos e intelectuales de valía. Entre los primeros, Oscar Albrieu, Basilio Serrano, Rodolfo Ghioldi. Entre los segundos José L. Romero, Ernesto Sábato, Rodolfo Puiggrós, Juan J. Hernández Arregui, entre otros.[94]

En segundo lugar, el desarrollo de una serie de entrevistas a perfiles de la izquierda argentina con un cuestionario detallado en el que las preguntas acerca de la experiencia peronista y su devenir no estaba ausente. En este volumen respondieron Silvio Frondizi, Abel A. Lattendorf, Rodolfo Ghioldi,  Nahuel Moreno, Rodolfo Puiggrós, Jorge A.Ramos, Esteban Rey e Ismael Viñas.[95]

En el seno de las corrientes intelectuales adscriptas al comunismo se editaban nuevos materiales, generando nuevos sentidos acerca del pasado, producto de una serie de debates y fenómenos de carácter internacional y local.[96] En lo que toca a este trabajo interesa destacar los volúmenes producidos por Héctor Agosti en el año 1959, titulados Nación y cultura[97] y el Mito liberal.[98]

            Hernández Arregui dio a luz La formación de la conciencia nacional en el año 1960, analizando las corrientes ideológicas actuantes en el sistema político. Para ello se internaba en el estudio del liberalismo, el nacionalismo, el forjismo, el peronismo y las líneas de la izquierda tradicional.[99]

            Halperin Donghi, como contribución al volumen colectivo de la Revista Sur por su 30 aniversario, realizaba una crónica detallada del proceso iniciado con el golpe de 1930, llegando hasta el gobierno de Frondizi.[100]

            El productivo Fermín Chávez, dio continuidad a los trabajos de género biográfico sobre el período posterior a Pavón, que había iniciado con la vida de López Jordán, con la publicación de sendas reconstrucciones sobre José Hernández[101] y Vicente Angel Peñaloza.[102]

            Protagonistas del primer peronismo, despuntaron la escritura en obras que transitaban entre el análisis y lo testimonial. El primero de ellos fue el trabajo del año 1961 de quien había sido funcionario del área económica del gobierno peronista, Antonio F. Cafiero. Publicó el libro Cinco años después, para describir la transición de la economía social-justicialista al régimen liberal capitalista.[103]

            Tras el derrocamiento de Frondizi, producido por la debacle electoral en la provincia de Buenos Aires, se desató una ola de prohibiciones y secuestros de materiales, junto con la persecución de autores, editores, militantes y dirigentes del peronismo. En lo que fue considerada la primera experiencia “macartista” en la argentina contemporánea, bajo el Ministerio del Interior del General Rauch, se produjeron exilios forzados e interrupciones significativas en el trabajo editorial de los sellos vinculados a libros de carácter político.

Otro protagonista del primer peronismo, Ricardo Guardo, con la colaboración de César Marcos, dio origen a la obra Horas difíciles, orientado a la reconstrucción del agitado tiempo político que medió entre 1955 y 1962.[104] El mismo camino tomaron figuras asociadas al gobierno de Frondizi. En El Pacto, Ramón Prieto,con orígenes en la izquierda militó en la prensa  peronista, para pasar a ser lugarteniente de Cooke en la “resistencia”, para luego mudarse al desarrollismo, buscaba dar su visión del proceso político reciente y las condiciones en las que se había realizado el acuerdo así como los sucesos que le siguieron.[105]  Otro protagonista y testigo de la narración que realizaba fue Juan José Real, de origen comunista con vocación conciliadora con el peronismo gobernante, describía treinta años de vida política argentina, llegando hasta el estricto presente.[106]

            Hernández Arregui, a quien Perón había distinguido con palabras de elogio hacia su obra, volvía al ruedo con un ensayo sobre el ser nacional.[107] Poco después reeditaba Imperialismo y cultura con  prólogo de Rodolfo Ortega Peña,  ex dirigente estudiantil del PCA, que relataba su proceso de “nacionalización” de la mano del autor.[108]

        

Eduardo Astesano, prolífico autor con acreditada experiencia editorial, fue el responsable de la publicación periódica Relevo y de la editorial del mismo nombre en la que salieron un corto número de títulos, aunque significativos para la época. En la serie única, bautizada con la consigna “Hacia la Revolución Nacional”, además de una obra propia[109], reunió las plumas de Arturo E. Sampay[110], Alberto Astudillo[111] y Rafael Funes[112].

Luego de publicar con suceso en el Diario Crónica notas vinculadas a sus diálogos con el desterrado Perón, Américo Barrios las reunió en un volumen bajo el título Con Perón en el exilio.[113] En ese mismo renglón se inscribieron los diálogos del periodista Esteban Peicovich que publicó con resonancia Jorge Alvarez[114] y los coloquios sostenidos por quien fuera su biógrafo, Enrique Pavón Pereyra.[115]

En sede académica, se producían importantes novedades. Además del volumen que reunía una serie de trabajos previos publicado por Gino Germani en la que utilizaba la categorización de movimiento “nacional popular” para referirse al peronismo histórico[116], Halperin Donghi continuaba con sus ensayos interpretativos sobre la crisis argentina[117] y Alberto Ciria bajo la dirección de José L. Romero completaba una aproximación a los años treinta, culminando en los orígenes del peronismo.[118] En base a esos avances en el ámbito del conocimiento el mismo Romero presentaba una nueva perspectiva sobre la historia de las ideas y las corrientes políticas del siglo XX en un nuevo volumen para Fondo de Cultura Económica.[119] En el volumen colectivo titulado Argentina, sociedad de masas se reunieron los resultados de investigaciones y aproximaciones realizados en el marco de la renovación de la historia y las ciencias sociales de entonces.[120]

  En el año 1964 nació el emprendimiento editorial de Pampa y Cielo que reunió una treintena de títulos.[121] Además de títulos vinculados con el revisionismo histórico[122], publicó una series incluyendo  autores vinculados a la vida política y al peronismo de la época: Filo, contrafilo y punta de Jauretche[123], La lucha de clases en la historia argentina de Eduardo Astesano[124],La Argentina en la revolución de nuestro tiempo de Arturo Enrique Sampay[125] y La lucha por un partido revolucionario de J.A.Ramos[126]en el que polemizaba con Milcíades Peña.[127]

La librería Huemul, ubicada en la calle Santa Fe al 2300, difusora del nacionalismo católico de la época, en su tarea editorial, básicamente orientado a materiales de enseñanza, además de publicar a Julio Meinvielle comenzó a incluir títulos de corte revisionista. A una edición especial de la Historia de la Argentinade Palacio[128] sumó el libro de José María Rosa sobre la guerra del Paraguay, originado en notas publicadas por el semanario Mayoría años atrás.[129]

Los abogados Eduardo Luis Duhalde y Ortega Peña impulsaron la salida de la Editorial Sudestada, contando con el asesoramiento de Arturo Peña Lillo y la ayuda económica de Solanas y Getino. Bajo el modelo reciente de Pampa y Cielo con la multiplicación de series para encuadrar material diverso en un fondo común vinculado a la política, la cultura y la historia en su orientación revisionista publicaron una cincuentena de volúmenes en la segunda mitad de la década. Desde 1964 habían fundado el Centro de Estudios Históricos Felipe Varela. En el transcurso de 1965 salieron publicados los libros sobre Vallese[130], Dorrego[131] y la compilación de David Peña.[132]En ese momento comenzaron a publicar la revista de temas históricos llamada Unión Americana. Fue a fines de este año que salió de los talleres la obra que inauguraría la editorial: Felipe Varela contra el imperio británico.[133] El golpe militar marcó un impasse en el impulso editor. En 1967 reeditaron el libro sobre Vallese[134] y difundieron una intervención de los promotores de la empresa en un Congreso sobre Felipe Varela, celebrado en Catamarca.[135] El haz de relaciones políticas que fueron tejiendo Ortega Peña y Duhalde fue significativo y se fue reflejando en las ediciones. Desde José María Rosa[136] pasando por el joven sociólogo orientado a estudios laborales Roberto Carri[137], los difundidos Ramos[138] y Puiggrós[139], llegando a los sectores nacionalistas católicos en obras deCastellani[140] y Anzoátegui.[141] Una alianza transitoria con una escisión de Tacuara explica la reproducción de un trabajo del colaboracionista francés, radicado en Mendoza en la posguerra, Jaime De Mahieu.[142]

En condiciones precarias y artesanales fueron difundiendo series relacionadas con otras temáticas abarcando cuestiones culturales y de la realidad política contemporánea. El libro de mayor impacto en esta última categoría fue el producido por García Lupo titulado Contra la ocupación extranjera[143]. En el ámbito cultural, reeditaron la obra de Leónidas Lamborghini, Las patas en las fuentes, que ya había gozado de dos ediciones en los años previos.[144] Los promotores difundieron por este sello sus producciones.[145]

El éxito comercial de las reediciones o nuevos títulos de autores de raigambre política peronista o de “izquierda nacional” despertó el interés en las editoriales más atentas y volcadas a un mercado lector en franca expansión. La editorial de Jorge Alvarez publicó varios títulos de Rodolfo Puiggrós desde 1964[146], a la vez que Ramos prologaba Literatura y Revolución de León Trotsky.[147]  Plus Ultra reeditaba a Scalabrini Ortiz[148] y Jorge Abelardo Ramos[149] y publicaba el Facundo de Ortega Peña y Duhalde[150].  Corregidor, a cargo de Manuel Pampin, seguiría esa senda con estos y otros autores más adelante.[151]

Quien hizo de la combinación de una opción ideológica por autores del corte descripto con un trabajo editorial de escala, fue Peña Lillo. Al calor de los debates crecientes de la época, que coincidían con la constitución de una audiencia masiva dispuesta a leer a los autores que pasaban a autoidentificarse como “nacionales”, expandió su catálogo y logró constituirse en editor exclusivo de uno de los autores que mayor suerte de ventas tuvo en esos años. Nos referimos a la vasta publicísticade Arturo Jauretche que con una trilogía de libros se convirtió en bestseller y figura pública.[152]

A él se sumaba Hernández Arregui con un nuevo libro en el que analizaba al nacionalismo en sus diversas manifestaciones y colocaba a la Argentina en condición colonial.[153]  Junto con la difusión de estos autores se ubicaban las nuevas obras o reediciones de Ramos, Puiggrós y de noveles autores asociados a estas corrientes como Galasso.

A ese lote de autores se sumaban otros análisis de ensayistas que abordaban figuras del pasado peronista con ánimo polémica, como lo hizo Juan J. Sebreli con Eva Perón.[154]

El golpe militar de Onganía provocó la reflexión y un trabajo escrito de John W. Cooke que pasaría a la posteridad como Peronismo y revolución.[155] En su primera entrega, en edición artesanal de la Agrupación política que lideraba el ex – delegado de Perón se conoció como El peronismo y el golpe de estado. Informe a las bases.[156]

La persistencia del peronismo como hecho político y social, llevaba a recurrentes análisis y debates sobre su “naturaleza”. Esa fue la tarea que se impuso Carlos Fayt, abogado y profesor universitario de afinidades socialistas democráticas que encaró una compilación de opiniones sobre el fenómeno y organizó mesas de debate a ese respecto que luego fueron publicadas.[157]

El mismo Perón volvía a la escritura sacando dos títulos cuyos contenidos se confundían: América Latina, ahora o nunca[158] y La hora de los pueblos.[159] En los mismos actualizaba los ejes de su discurso político, convocando a un actor emergente: la juventud.

En el marco de la CGT de los Argentinos dirigida por Raimundo Ongaro, salió publicado el periódico dirigido por Rodolfo Walsh en el que se brindaron los anticipos de la obra ¿Quién mató a Rosendo?que retrataban el sangriento enfrentamiento producido en la pizzería Real de Avellaneda, con motivo de un Congreso del peronismo, entre fracciones vandoristas y del peronismo revolucionario.[160]

El tiempo transcurrido, cierta perspectiva y aires de reivindicación trasuntaron nuevos materiales producidos en ámbitos afines al peronismo. Desde figuras políticas tradicionales de ese movimiento como Jerónimo Remorino[161],Raúl Bustos Fierro[162], autores consolidados como Rodolfo Puiggrós[163]y  jóvenes universitarios vinculados a las que comenzaban a llamarse “cátedras nacionales”[164]difundían obras  alimentando el fenómeno de “peronización” o “nacionalización de las clases medias”.

            En otros ámbitos, en los que la identificación de las masas populares con el peronismo no podía resultar indiferente, se producían desplazamientos y resignificaciones. Varios cientistas sociales, formados bajo la influencia de Germani, producían nuevas miradas con relación al primer peronismo.[165]Junto con ello, se publicaba un volumen colectivo, compilado por Torcuato Di Tella y Tulio Halperin Donghi, titulado Los fragmentos del poder, en el que se recorrían las raíces históricas y las problemáticas más acuciantes de ese presente.[166]

Al mismo tiempo, autores, otrora acérrimos opositores que habían sufrido cárcel y tortura, lanzaban miradas comprensivas sobre los orígenes del peronismo, reconstruyendo las jornadas de octubre de 1945 en base a testimonios orales y recuerdos personales.[167]

Alejandro Cattaruzza y Darío Pulfer


[1] Jauretche, Arturo. El plan Prebisch. Retorno al coloniaje. Buenos Aires, El 45, 1955.

[2]Libenson, Isaac. Cara y Ceca del “Informe Prebisch”. Buenos Aires, s/d, 1955.

[3] Guillen, Abraham. La conspiración de la oligarquía. Radiografía del Plan Prebisch. Bueno Aires, Guiten, 1956. La oligarquía en la crisis de la economía argentina. Bs.As., Cátedra Lisandro de la Torre, y Monopolios y latifundios contra la economía argentina. Buenos Aires, Cátedra Lisandro de la Torre, 1956.

[4] Liceaga, José. Apreciaciones sobre el Plan Prebisch. Bueno Aires, s/d, 1956.

[5]Sommi, Luis. El Plan Prebisch y el destino argentino. Córdoba, Uader, 1956.

[6]Puiggrós, Rodolfo. Historia crítica de los partidos políticos argentinos. BuenosAires, Argumentos, 1956.

[7] Perón, Juan D. La fuerza es el derecho de las bestias. Chile, s /d, 1956.

[8] Perón, Juan D. Del poder al exilio. Cómo y quiénes me derrocaron. S / d, s / d, 1956.

[9] Revista Sur. Número 237. Oct-dic de 1955.Cabe destacar, además del texto testimonial sobre su encarcelamiento de Victoria Ocampo, las contribuciones de Jorge L. Borges, Ernesto Sábato y Tulio Halperin Donghi.

[10] Revista Contorno. Número 7-8. Junio de 1956.Interesa recuperar el texto de Tulio Halperin Donghi titulado “Del fascismo al peronismo”.

[11] Germani, Gino. La integración de las masas en la vida política y el totalitarismo. en Revista Cursos y Conferencias. N° 273.  Junio de 1956.  Años después consignaría que a su vez formó parte de la respuesta a una consulta realizada por el Gobierno Militar.

[12] Romero, José L. Las ideas políticas en la Argentina. BuenosAires, FCE, 1956. Segunda edición corregida y ampliada.

[13] Amadeo, Mario. Ayer, hoy, mañana. BuenosAires, Gure, 1956.

[14]Sabato, Ernesto. El otro rostro del peronismo. BuenosAires,Imprenta López, 1956.

[15] Martínez Estrada, Ezequiel. ¿Qué es esto?.BuenosAires, 1956.

[16]Irazusta, Julio. Perón y la crisis argentina. Buenos Aires, Proceso, 1956.

[17] Jauretche, Arturo. Los profetas del odio. BuenosAires,Trafac, 1957.

[18]Meinvielle, Julio. Política argentina, 1949-1956. Buenos Aires,Trafac, 1956.

[19]Chavéz, Fermín. Civilización y barbarie. El liberalismo y el mayismo en la historia y en la cultura argentina. BuenosAires,Trafac,1956.

[20]Cerrutti Costa, Luis B. El sindicalismo, las masas y el poder. BuenosAires,Trafac, 1957.

[21]Puiggrós, Rodolfo. El proletariado en la revolución nacional. Buenos Aires, Trafac, 1958.

[22]Sobrino Aranda, Luis. Después que se fue Perón. Juicio histórico a los asesinos (septiembre1955-abril 1958). BuenosAires, Trafac, 1959.

[23] Walsh, Rodolfo. Operación Masacre. BuenosAires, Sigla, 1957.

[24]Puigbó, Raúl. La revancha oligárquica y el porvenir obrero. BuenosAires, Sigla, 1957.

[25] Montemayor, Mariano. Presencia política de las Fuerzas Armadas. BuenosAires, Sigla, 1958.

[26]Etchecopar, Máximo. De la democracia política a la democracia social. BuenosAires, Sigla, 1958.

[27] Olivieri, Nicolás. Dos veces rebelde. Buenos Aires., Sigla, 1958.

[28] Graciano, Osvaldo. La escritura de la realidad. Un análisis de la tarea editorial y del trabajo intelectual del anarquismo argentino entre los años 30 y el peronismo. En Revista Izquierdas. N° 12. Abril, 2012.p.101.

[29] Del Río, Jorge. Política argentina y monopolios eléctricos. BuenosAires, Cátedra Lisandro de la Torre, 1957.

[30] Ortiz, Ricardo. El ferrocarril en la economía argentina. Bueno Aires, Cátedra Lisandro de la Torre, 1958.

[31] Esteban, Juan C. y Luis Tassara. Valor industrial y enajenación del DINIE. Buenos Aires, Cátedra Lisandro de la Torre, 1958.

[32] Ferraris, Agustín. Pido la palabra. Buenos Aires, Capricornio, 1957.

[33] Palacio, Ernesto. Historia de la Argentina. BuenosAires, Peña Lillo Ed., 1957. Sobre la trayectoria de Peña Lillo: De Sagastizabal, Leandro; Giuliani, Alejandra. Un editor argentino. Arturo Peña Lillo. Bs.As., Eudeba, 2015.  Peña Lillo, Arturo. Memorias de papel. Buenos Aires, Galerna, 1988.

[34] Gálvez, Manuel. Tránsito Guzmán. Buenos Aires, Theoria, 1957.

[35] Martínez Casas, Jorge. El país, el dinero, los hombres. Buenos Aires, Theoria, 1957.

[36] Chávez, Fermín. Vida y muerte de López Jordán. Buenos Aires, Theoria, 1957.

[37] Cambours Ocampo, Arturo. Lugones. El escritor y su lenguaje. BuenosAires, Theoria, 1957.

[38] García Mellid, Atilio. Proceso al liberalismo argentino. BuenosAires, Theoria, 1957.

[39] Ramos, Jorge A. Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Buenos Aires, Amerindia, 1957.

[40] Hernández Arregui, Juan J. Imperialismo y cultura. BuenosAires, Amerindia, 1957.

[41]Spilimbergo,Jorge E. Nacionalismo oligárquico y nacionalismo revolucionario. Buenos Aires, Amerindia,1958. De Yrigoyen a Frondizi. Apogeo y bancarrota del radicalismo. BuenosAires, Amerindia, 1959.

[42] Puiggrós, Rodolfo. Libre empresa o nacionalización en la industria de la carne. Bueno Aires, Argumentos, 1957.

[43]Aguado, Amelia. 1956-1975. “La consolidación del mercado interno”. En De DIEGO, Luis (Dir). Editores y políticas editoriales en Argentina (1880-2010).  p.139 y ss. Las de “fondo general” pasan de 30 a 50 editoriales con posterioridad a 1956.

[44]Alonso Piñeiro, Armando. La dictadura peronista. Bs.As., Prestigio, 1955.

[45]Santander, Silvano. Técnica de una traición. J.D.Perón y E.D.de Perón agentes del nazismo en la Argentina. Bs.As., Antigua, 1955.

[46]Ghioldi, Américo. De la tiranía a la democracia social. Cayó la dictadura, ¿ahora qué? BuenosAires, Gure, 1956.

[47]Confalonieri, Orestes. Perón contra Perón. BuenosAires, Antygua, 1956.

[48]Damonte Taborda, Raúl. Ayer fue San Perón. 12 años de humillación argentina. BuenosAires, Gure, 1955.

[49]Boizard, Ricardo. Esa noche de Perón. BuenosAires, De-Du, 1955. Cuatro ediciones consecutivas. Existe edición chilena, además.

[50] Main, Mary. La mujer del látigo. Bs.As., La Reja, 1956. Siete ediciones en pocos meses.

[51]Cavallo, Miguel A. Puerto Belgrano. Hora 0. La Marina se subleva. Bahía Blanca, Diario Democracia, 1955. Tuvo cuatro ediciones sucesivas en pocos meses.

[52]Torino, David M. Desde mi celda. Historia de una infamia. BuenosAires, s / d, 1953.

[53]Arenas Luque, Fermín. Tras las rejas de Perón: la infamia de un proceso. BuenosAires, s / d, 1957.

[54]Viñas, Alberto. Celda 43. Treinta y dos meses de cautiverio (1951-1953). BuenosAires, Ediciones Rex, 1956.

[55]Lafiandra, Héctor. Los panfletos, su aporte a la Revolución Libertadora. Recopilación y comentario. Buenos Aires, Itinerarium, 1955.

[56] Rafo, Julio. La razón de su huida. BuenosAires, Talleres Albor, 1955.

[57]Camisado. YO..y mis anécdotas-recuerdos- citas-relatos-conversaciones. Rosario,s/d, 1956. Obra que parodiaba la publicación oficial del año 1950 titulada Anécdotas, conversaciones, relatos, citas, relatos, ejemplos de Perón y reeditada en 1952.

[58] Magnet, Alejandro. Nuestros vecinos argentinos. Santiago de Chile, Ed. del Pacífico, 1956.

[59] Whitaker, Arthur. Argentina un caleidoscopio. Buenos Aires, Proceso, 1956 y La Argentina y los Estados Unidos. Buenos Aires, Proceso, 1956.

[60] Neiburg, Federico. La invención del peronismo. Buenos Aires, Alianza, 1997.

[61] Melon Pirro, Julio.  Lo que se dice de lo que es. en Revista Prohistoria N° 9. Rosario, 2005. p.132.

[62]Frondizi, Arturo. Industria argentina y desarrollo nacional. BuenosAires, Qué, 1957. Suplemento 1.  Oligarquía y capitalismo foráneo contra el pueblo y la nación. BuenosAires, Qué, 1957. Suplemento 4.  Los intereses de los trabajadores y el destino de la nacionalidad. BuenosAires, Qué, 1957. Suplemento 5.

[63] Jauretche, Arturo. Ejército y política. BuenosAires,Qué, 1957.

[64] Scalabrini Ortiz, Raúl. Aquí se aprende a defender la patria. BuenosAires, Qué, 1957.

[65]Libro Negro de la Segunda Tiranía. BuenosAires, 1958.

[66]Perón, Juan D. La fuerza es el derecho de las bestias. Lima, Editora Gráfica Mundo, 1956. Sucesivas ediciones en Chile, Venezuela, Madrid, Montevideo y Buenos Aires.

[67]Perón, Juan D. La realidad de un año de tiranía. Caracas, Garrido, 1957. Sucesivas ediciones en Montevideo y Buenos Aires.

[68] Perón, Juan D. Los vendepatria. Buenos Aires, s / d,1958.

[69] Jauretche, Arturo. Política nacional y revisionismo histórico. BuenosAires, Peña Lillo, 1959.

[70] Rey, Esteban. Frigerio y la traición del a burguesía industrial. BuenosAires, Peña Lillo, 1959.

[71] Ramos, Jorge A. Historia política del ejército argentino. BuenosAires, Peña Lillo, 1959.

[72] Belloni, Alberto. Del anarquismo al peronismo. Buenos Aires, Peña Lillo, 1960.

[73] Palacio, Ernesto. La historia falsificada. BuenosAires, Peña Lillo, 1960.  Reedición de capítulos de la obra de 1939.

[74] Methol Ferré, Alberto. La crisis del Uruguay y el Imperio Británico. BuenosAires, Peña Lillo,1960.

[75] Del Río, Jorge. Electricidad y liberación nacional. Buenos Aires, Peña Lillo, 1960.

[76] Rosa, José M. El pronunciamiento de  Urquiza. BuenosAires, Peña Lillo, 1960.

[77] Chávez, Fermín. Alberdi y el mitrismo. BuenosAires, Peña Lillo, 1960.

[78]Astesano, Eduardo. Rosas, bases del nacionalismo popular. BuenosAires, Peña Lillo, 1960.

[79] Carpani, Ricardo. Arte y revolución en América Latina. BuenosAires, Coyoacán, 1959. La política en el arte. BuenosAires, Coyoacán, 1960.

[80] Spilimbergo, Jorge E. Juan B.Justo y el socialismo cipayo. BuenosAires, Coyoacán, 1959.

[81] Jauretche, Arturo. El paso de los libres. BuenosAires, Coyoacán, 1960.  Prosa de hacha y tiza. BuenosAires, Coyoacán, 1961.  FORJA y la década infame. BuenosAires, Coyoacán, 1962.

[82] Murray, Luis A. Pro y contra de Alberdi. Buenos Aires., Coyoacán, 1960.

[83] Perelman, Angel. Cómo hicimos el 17 de octubre. BuenosAires, Coyoacán,1961.

[84] Ramos, Jorge A. Crisis y resurrección de la literatura argentina. BuenosAires, Coyoacán, 1960.

[85] Ramos, Jorge A. El Partido Comunista en la política argentina. BuenosAires, Coyoacán, 1962.

[86]Pulfer, Darío. Vicente Trípoli y los cuadernos de la Fundación Raúl Scalabrini Ortiz. Presentado en las II Jornadas de historia de las políticas editoriales en Argentina e Iberoamérica. BuenosAires, Biblioteca Nacional, 2017.

[87] Cooke, John W. La lucha por la liberación nacional. BuenosAires, FRSO,1960.

[88] Olmos, Amado. Los mariscales de la derrota. BuenosAires, FRSO,1962.

[89] Rosa, José M. Artigas, la Revolución de Mayo y la unidad hispanoamericana. BuenosAires, FRSO, 1960.

[90] Silenzi de Stagni, Adolfo. Panorama de la entrega y la traición. BuenosAires, FRSO,1960.

[91] Trípoli, Vicente. Caminos de la Nueva Argentina. BuenosAires, FRSO, s/d.

[92]Scalabrini Ortiz, Raúl. Yrigoyen y Perón. Identidad de una línea histórica de reivindicaciones populares. Bs.As., FRSO, 1962 y Cuatro verdades sobre nuestra crisis. BuenosAires, FRSO, 1963.

[93] Barrios, Américo. Hacia dónde vamos. Ciudad Trujillo, s / d, 1959. 

[94] Strasser, Carlos. Tres revoluciones. BuenosAires, Perrot, 1959.

[95] Strasser, Carlos. Las izquierdas en el proceso político nacional. BuenosAires, Palestra, 1959.

[96] Cattaruzza, Alejandro. Las lecturas comunistas del pasado nacional en una coyuntura incierta (1955-1966). Herencias, ajustes y novedades. En Revista Badebec.  N° 9. Septiembre 2015.

[97] Agosti, Héctor. Nación y cultura. BuenosAires, Procyon, 1959.

[98] Agosti, Héctor. El mito liberal. BuenosAires, Procyon, 1959.

[99] Hernández Arregui, Juan J. La formación de la conciencia nacional. BuenosAires, Hachea, 1960.

[100] Halperin Donghi, Tulio. Crónica del período. En Paita, José. Argentina 1930, 1960. Buenos Aires, Sur, 1961.

[101] Chávez, Fermín. Vida de José Hernández. BuenosAires, Ediciones Culturales Argentinas,1959.

[102] Chávez, Fermín. Vida del Chacho. BuenosAires, Theoria, 1961.

[103] Cafiero, Antonio F. Cinco años después. De la economía social-justicialista al régimen liberal capitalista. Buenos Aires, Ed. del autor, 1961.

[104] Guardo, Ricardo. Horas difíciles. 1955- septiembre- 1962. BuenosAires,Ed.del autor, 1963.

[105] Prieto, Ramón. El Pacto. Buenos Aires, En Marcha, 1963.

[106] Real, Juan J. Treinta años de historia argentina. BuenosAiress, Ediciones Actualidad, 1962.

[107] Hernández Arregui, Juan J. ¿Qué es el ser nacional? Buenos Aires, Hachea, 1963.

[108] Hernández Arregui, Juan J. Imperialismo y cultura (La política de la inteligencia argentina). BuenosAires, Hachea, 1964. Segunda edición.

[109] Astesano, Eduardo. Martín Fierro y la justicia social. Primer Manifiesto Revolucionario del Movimiento Obrero Argentino. BuenosAires, Relevo, 

[110] Sampay, Arturo E. La constitución argentina de 1949. Buenos Aires, Relevo, 1963.

[111] Astudillo, Alberto. La revolución nacional y las clases. BuenosAires, Relevo, 1963.

[112] Funes, Rafael. Reflexiones políticas para militares. Hacia una política nacional. BuenosAires, Relevo, 1963.

[113] Barrios, Américo. Con Perón en el exilio.  Lo que nadie sabía! BuenosAires, Ed. Treinta Días, 1964.

[114] Peicovich, Esteban. Hola Perón. BuenosAires, Jorge Alvarez, 1964.

[115]Pavón Pereyra, Enrique. Coloquios con Perón. BuenosAires, s / d, 1965. Dos ediciones sucesivas, incluyendo el relato Quiénes impidieron mi regreso.

[116] Germani, Gino. Política y sociedad en una época de transición. BuenosAires, Paidós, 1962.

[117] Halperin Donghi, Tulio. Argentina en el callejón. Montevideo, Arca, 1963.

[118] Ciria, Alberto. Partidos y poder en la Argentina contemporánea. BuenosAires, Jorge Alvarez, 1964.

[119] Romero, José L. El desarrollo de las ideas en la sociedad argentina del siglo XX. BuenosAires, Fondo Cultura Económica, 1965.

[120] Di Tella, Torcuato; Graciarena, Jorge. Argentina sociedad de masas. BuenosAires, Eudeba, 1965.

[121] Después de muchos años de considerar que esta editorial continuaba, de alguna manera a Relevo y por tanto bajo la influencia de Eduardo Astesano, considerando el conjunto de títulos y la asociación con Plus Ultra podemos inferir que se trataba de un emprendimiento en el que tenía fuerte incidencia Jorge Abelardo Ramos.

[122] Rosa, José M. El revisionismo responde. BuenosAires, Pampa y Cielo, 1965. Herrera, Luis A. La culpa mitrista. Buenos Aires, Pampa y Cielo, 1965, entre otros.

[123] Jauretche, Arturo. Filo, contrafilo y punta. BuenosAires, Pampa y Cielo, 1964.

[124] Astesano, Eduardo. La lucha de clases en la historia argentina. BuenosAiress, Pampa y Cielo, 1964.

[125] Sampay, Arturo E. La Argentina en la revolución de nuestro tiempo. BuenosAires, Pampa y Cielo, 1964.

[126] Ramos, Jorge A. La lucha por un partido revolucionario. BuenosAires, Pampa y Cielo,1964.

[127] Fichas de Investigación Económica y Social.  Números 3 y 7. BuenosAires, 1964.

[128] Palacio, Ernesto. Historia de la Argentina. BuenosAires, Huemul, 1964. Al mismo tiempo salió la tercera edición del mismo libro por  Peña Lillo.

[129] Rosa, José M. La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas. Buenos Aires, Editorial Huemul, 1964. Tuvo tres reimpresiones  hasta el año 1968 en que fue reeditado por Peña Lillo.

[130] Ortega Peña, Rodolfo; Duhalde, Eduardo L. Felipe Vallese. Proceso al sistema. BuenosAires,UOM,1965.

[131] Ortega Peña, Rodolfo; Duhalde, Eduardo L. El asesinato de Dorrego. Buenos Aires, Peña Lillo, 1965.

[132] Peña, David. Alberdi, los mitristas y la guerra de la Triple Alianza. BuenosAires, Peña Lillo, 1965. Estudio preliminar de Ortega Peña y Duhalde.

[133]Ortega Peña, Rodolfo; Duhalde, Eduardo L. Felipe Varela contra el imperio británico. BuenosAires, Sudestada, 1965.

[134] Ortega Peña, Rodolfo; Duhalde, Eduardo L. Felipe Vallese. Proceso al sistema. BuenosAires, Sudestada, 1967. Segunda edición.

[135] Ortega Peña, Rodolfo; Duhalde, Eduardo L. Las guerras civiles argentinas. BuenosAires, Sudestada, 1967.

[136]Rosa, José M. El cóndor ciego. La extraña muerte de Lavalle. Buenos Aires, Sudestada, 1967 y Estudios revisionistas. Buenos Aires, Sudestada, 1967.

[137] Carri, Roberto. Sindicatos y poder en la Argentina. Buenos Aires, Sudestada, 1968.  Además de esta publicación el estudio y la editorial de Ortega Peña y Duhalde actuaba de soporte de una publicación quincenal llamada Estudios sindicales, que redactaba Carri.

[138] Ramos, Jorge A. Ejército y semi-colonia. BuenosAires., Sudestada, 1968.

[139] Puiggrós, Rodolfo. El proletariado en la revolución nacional. BuenosAires, Sudestada, 1968. Reedición del texto de Trafac de diez años.

[140] Castellani, Leonardo. Decíamos ayer. BuenosAires, Sudestada, 1968.

[141] Anzoátegui, Ignacio.  Allá lejos y aquí mismo. BuenosAires, Sudestada, 1969.

[142] De Mahieu, Jaime M. Tratado de sociología general. BuenosAires, Sudestada, 1969.

[143] Garcia Lupo, Rogelio. Contra la ocupación extranjera. Mercenarios y monopolios en la Argentina. BuenosAires, Sudestada, 1968. Tuvo tres ediciones en pocos meses.

[144] Lamborghini, Leónidas. Las patas en las fuentes. BuenosAires, Sudestada, 1969.

[145] Ortega Peña, Rodolfo; Duhalde, Eduardo L. Folklore y revisionismo histórico. Buenos Aires, Sudestada, 1967 y la BaringBrothers y la política argentina. BuenosAires, Sudestada, 1968.

[146] Puiggrós, Rodolfo. Entre golpes. BuenosAires, Jorge Alvarez, 1964. A partir de 1965 comenzaron a publicar la Historia crítica de los partidos políticos, comenzando con el tomo titulado Pueblo y oligarquía. BuenosAires, Jorge Alvarez, 1965.

[147] Trotsky, Leon. Literatura y revolución. BuenosAires, Jorge Alvarez, 1964.

[148] Scalabrini Ortiz, Raúl. Bases para la reconstrucción nacional. BuenosAires, Plus Ultra, 1965 y El hombre que está solo y espera. BuenosAires, Plus Ultra, 1965. Con Prólogo de José María Rosa.

[149] Ramos, Jorge A. Revolución y contrarrevolución en la Argentina. BuenosAires,Plus Ultra, 1965. Tercera edición corregida y ampliada.

[150] Ortega Peña, Rodolfo; Duhalde, Eduardo L. Facundo y la montonera. Buenos Aires, Plus Ultra, 1968.

[151]Lafforgue, Jorge. Manuel Pampin. Editor argentino. El artífice de Corregidor. BuenosAires, Colihue, 2017.

[152] Jauretche, Arturo. El medio pelo enla sociedad argentina. Buenos Aires, Peña Lillo, 1966; Los profetas del odio y la yapa. BuenosAires, Peña Lillo, 1967 y Manual de zonceras argentinas. BuenosAires, Peña Lillo, 1968.

[153] Hernández Arregui, Juan J. Nacionalismo y liberación. BuenosAires, Hachea, 1969.

[154] Sebreli, Juan J. Eva Perón, aventurera o militante. Buenos Aires, Siglo XX, 1966.

[155] Cooke, John W. Peronismo y revolución. Buenos Aires,Papiro, 1971.

[156] Cooke, John W. El peronismo y el golpe de estado. Informe a las bases del movimiento. Buenos Aires, ARP, 1966.

[157] Fayt, Carlos. La naturaleza del peronismo. Buenos Aires, Viracocha, 1968.

[158] Perón, Juan D. Latinoamérica, ahora o nunca. Montevideo, Diálogo, 1967. Integraba tres piezas independientes escritas para distintas intervenciones.

[159] Perón, Juan D. La hora de los pueblos. Buenos Aires, Norte, 1968. Integró elementos de la obra anterior y agregó prólogo, introducción y capítulos finales.

[160] Walsh, Rodolfo. Quién mató a Rosendo. BuenosAires, Tiempo Contemporáneo, 1969.

[161] Remorino, Jerónimo. Política internacional argentina, 1951-1955. T 1.Buenos Aires, s / d, 1968.

[162] Bustos Fierro, Raúl. Desde Perón hasta Onganía. BuenosAires, Octubre, 1969.

[163] Puiggrós, Rodolfo. El peronismo, sus causas. BuenosAires, Jorge Alvarez, 1969.

[164] Cárdenas, Gonzalo y otros. El peronismo. BuenosAires, Carlos Pérez Editor, 1969.

[165]Cantón, Darío. El parlamento argentino en épocas de cambio: 1890, 1916 y 1946. BuenosAires, Editorial del instituto, 1966. Durruti, Celia. Peronismo y clase obrera. Córdoba, PyP, 1968.  Murmis, Miguel; Portntiero, Juan C. Crecimiento industrial y alianza de clases en la Argentina (1930-1940).Documento de trabajo N° 49. Centro de Investigaciones Sociales-Instituto Torcuato Di Tella. Año 1968 y  El movimiento obrero en los orígenes del peronismo. Documento de Trabajo N° 57.  Centro de Investigaciones Sociales-Instituto Torcuato Di Tella. Año 1969. Sautu, Ruth, Poder económico y burguesía industrial en la Argentina, 1930-1954. En Revista Latinoamericana de Sociología. Vol IV. N° 3. Nov-1968.

[166] Di Tella, Torcuato; Halperin Donghi, Tulio Los fragmentos del poder. BuenosAires, Jorge Alvarez, 1969.

[167] Luna, Félix. El 45. Crónica de un año decisivo. BuenosAires, Jorge Alvarez, 1969.