(Chascomús, Provincia de Buenos Aires, 1 de enero de 1903 – Buenos Aires, 4 de septiembre de 1962).

Hijo de inmigrantes italianos, su padre fue trabajador ferroviario. Huérfano desde muy joven, se trasladó con sus hermanos a la Capital Federal, donde cursó sus estudios secundarios, trabajando a la par para su sustento. Siguiendo la tradición familiar, consiguió un puesto con los obreros ferroviarios de Barracas, en la carga de trenes con trigo. Continuó sus estudios hasta obtener el título de abogado (Universidad de La Plata, 1925), cuando contaba sólo 22 años. Más tarde completó un doctorado en Jurisprudencia (Universidad de Buenos Aires, 1942), especializándose en el área laboral.

A comienzos de los años veinte se adhirió a las filas del Partido Socialista y era considerado como ahijado de Mario Bravo. En los años treinta fue asesor letrado de varios gremios, incluyendo la Unión Ferroviaria (UF), transformándose pronto en la cabeza política del sindicato. Fue en gran medida gracias a Bramuglia que la UF, sin duda el sindicato más fuerte en la Argentina en ese momento, brindó su apoyo a Perón constituyéndose en uno de los primeros pilares del movimiento peronista.

Al hacerse cargo del Departamento Nacional de Trabajo en 1943, Perón estableció contacto con él y contribuyó a la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Allí asumió el cargo de director de Previsión Social. Su logro más importante fueron los decretos-leyes que ampliaron el régimen de jubilaciones para distintos sectores de la clase obrera.

Fue interventor federal en la provincia de Buenos Aires entre el 26 de diciembre de 1944 y el 19 de septiembre de 1945. Allí fundamentó y amplió el círculo de adeptos obreros al proyecto de Perón y la captación de simpatizantes de la clase media, una política que también tuvo su expresión en el plano nacional. Su éxito generó inquietud en los círculos que se oponían a las aspiraciones presidencialistas de Perón, lo cual forzó su renuncia.

En la campaña presidencial de fines de 1945 y principios de 1946, ocupó el cargo estratégico de presidente de la Junta Nacional de Coordinación de los partidos políticos que apoyaban la candidatura de Perón. Después de la victoria electoral, Bramuglia tuvo un papel de importancia en el proceso de unificación de las fuerzas políticas que habían apoyado la candidatura de Perón y así contribuyó a la liquidación del Partido Laborista.

Fue ministro de Relaciones Exteriores entre el 4 de junio de 1946 y el 12 de agosto de 1949. En representación de la Argentina presidió el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas durante las reuniones llevadas a cabo en París entre septiembre y noviembre de 1948 para considerar la crisis desatada por el bloqueo de Berlín por la Unión Soviética. Esa actuación internacional hizo que en Buenos Aires y en varias capitales de países occidentales se empezase a mencionar su nombre como posible heredero de Perón. Esos éxitos, sin embargo, condujeron, una vez más, a su renuncia, esta vez del cargo de ministro de Relaciones Exterioresy Culto. Fue reemplazado en agosto de 1949 por Hipólito J. Paz primero y por Jerónimo Remorino después. Su alejamiento forzado de la política siguió durante el resto del gobierno de Perón.

Tras el derrocamiento del régimen, en septiembre de 1955, el general Eduardo Lonardi pensaba nombrar a Bramuglia ministro de Trabajo, pero pudo más la resistencia de los factores más hostiles hacia el peronismo en la cúpula de la Revolución Libertadora. Con el general Aramburu en el poder, la casa de Bramuglia fue allanada y estuvo detenido por poco tiempo. La comisión investigadora que actuaba en el Palacio de la Legislatura realizaba comprobaciones a efectos de demostrar las actividades dolosas en que se hallaría implicado el ex interventor bonaerense y ex canciller.

Bramuglia fundó entonces, en diciembre de 1955, la Unión Popular en el marco de los esfuerzos por crear un «peronismo sin Perón», un fallido intento de desarrollar un partido político alternativo que canalizara el voto del peronismo proscripto. El primer nombre que había considerado Bramuglia fue Partido Radical-Laborista, pero el líder histórico del Partido Laborista, Cipriano Reyes, con un grupo de adherentes, se adelantó a reivindicar para sí ese nombre. El pequeño grupo de fundadores de la UP (Unión Popular) incluía a varios ex radicales (entre otros, César Guillot y Bernardino Horne); varios ex funcionarios y diplomáticos de la cancillería (como Atilio García Mellid, Enrique Corominas, Carlos R. Desmarás, Pascual La Rosa); un ex juez, Enrique Aftalión; y un ex funcionario municipal, Raúl Salinas.

La UP pretendía ser la heredera del peronismo y bregar por sus mensajes sociales originales independientemente del liderazgo carismático de Perón, por tantos admirado y adorado, y por tantos rechazado y denostado. Mas hasta su muerte en septiembre de 1962 no logró convertir a dicha agrupación en una fuerza política significativa.

Desde su exilio Perón dirigió una lucha sistemática para torpedear los esfuerzos de Bramuglia por construir un partido independiente y apropiarse de su herencia política. No pasaron sino algunas semanas desde la fundación de la UP, cuando, en enero de 1956, Perón comenzó a dar instrucciones a sus seguidores para que expusieran y repudiaran a «los traidores a nuestro movimiento», aquellos líderes peronistas que intentaban crear nuevos partidos.

Por otro lado, las élites argentinas no ocultaban su suspicacia respecto de todo partido que enarbolara el estandarte de reformas sociales. Los sucesivos gobiernos de la República, particularmente los de la Revolución Libertadora, no supieron crear condiciones legales y políticas que permitieran el desarrollo del neoperonismo como un canal hacia el cual se derivarían en forma institucionalizada y democrática los anhelos de amplios sectores de la población.

La Unión Popular podía haber ofrecido una salida a aquellos oficiales que se oponían a la legalización del partido peronista y al regreso de Perón, pero comprendieron que no podían dejar fuera del juego a amplísimos sectores que apoyaban al peronismo.

La UP adolecía de debilidad institucional. Como partido, no logró construir un aparato burocrático central y vital, ni una red de sucursales o delegaciones en el interior del país; correspondientemente con ello, tampoco fructificaron sus esfuerzos para obtener recursos materiales adecuados. Además, la UP fracasó en su intento de obtener apoyo popular suficiente, particularmente en el frente de los gremios. Bramuglia no estimó correctamente la capacidad de los peronistas para mantener su hegemonía en los sindicatos bajo la férula de la dictadura militar de la Revolución Libertadora.

La primera vez que la Unión Popular debió medir sus fuerzas en las urnas fue en las elecciones nacionales para Convencionales Constituyentes, con representación proporcional, en julio de 1957. El propósito del nuevo partido de presentar a sus candidatos era un abierto desafío al liderazgo de Perón. Finalmente, tras no pocas disyuntivas, que incluyeron un conflicto en la cúpula partidaria entre Bramuglia y Alejandro Leloir, la UP no participó en estas elecciones. Al igual que la directiva de Perón, el partido sugirió a sus seguidores depositar su voto en blanco, manifestando así que no reconocía la legitimidad de un sistema político que se negaba a posibilitar la participación del peronismo en el proceso electoral.

Para las elecciones presidenciales de 1958, la UP presentó al binomio Alejandro Leloir – Juan A. Bramuglia. No obstante, al hacerse públicas las noticias sobre el acuerdo entre Perón y Frondizi, y  luego de una carta que había recibido de Perón, Leloir cambió su postura. Hubo también una borrascosa entrevista secreta entre Frondizi y Leloir, en la casa de Rogelio Frigerio, después de la cual Leloir retiró su candidatura. La deserción de Leloir fue la que selló definitivamente las probabilidades de la Unión Popular de desarrollarse como un partido independiente.

Sobre la fecha de la elección, una vez que comprobaron que no podían desoír la decisión ratificada de Perón en favor de Frondizi, tanto Atilio Bramuglia, jefe de la Unión Popular, como Vicente Saadi, del Partido Populista, y el periodista Alejandro Olmos, que orientaba el Partido Blanco, procedieron a retirar formalmente las listas de candidatos, aunque sus partidarios las mantuvieron en algunos distritos.

Bramuglia comenzaría ahora a tantear el terreno hacia Perón y sus representantes en la Argentina. Si cabe, puede parafrasearse una expresión posterior de Rodolfo Tecera del Franco, que hablaba de una transición de “rebeldía” a “rebeldía controlada”.

Obras:

Bramuglia, Juan A. La personalidad jurídica de las organizaciones obreras. Buenos Aires, 1938.

Bramuglia, Juan A. Jubilaciones ferroviarias: la influencia de la acción sindical de los trabajadores en la formación de leyes. Buenos Aires, Unión Ferroviaria, 1941.

Bramuglia, Juan A. La previsión social argentina: principio de «no acumulación» o concepto de incompatibilidad de las leyes (1943).

Bramuglia, Juan A. El nuevo derecho social argentino. La Plata, 1945.

Referencias:

Rein, Raanan. Juan Atilio Bramuglia: bajo la sombra del Líder, la segunda línea del liderazgo peronista. Buenos Aires, Lumiere, 2006.

Raanan Rein