(13 de marzo de 1913- Madrid, 1 de agosto de 1993).

            Abraham Guillén Sanz nació el 13 de marzo de 1913 en Corduente, provincia de Guadalajara. Fueron sus padres Felipe Guillén y Inocenta Sanz, ambos campesinos. Cuando Guillen tenía tres años su padre emigra, solo, a la Argentina. De niño trabaja en la extracción de resina de pino (“resinero”) en una empresa de la zona.

            En 1931, a instancias del gobierno de la Segunda República Española, obtiene una beca para estudiar Economía en la Universidad Central, en Madrid. En esos años intensos inicia su militancia política. En un primer momento se suma a las filas de la Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Pero, desencantado, abandona esta organización para abrazar el ideario que signará el resto de su vida: el anarquismo. Guillén lo dotará de una flexibilidad inusual y pulirá sus costados más dogmáticos y sectarios. Lo compone como materia maleable, con idoneidad para dialogar con diversos experimentos sociales, apto para interrelacionarse con otras ideas radicales, con el marxismo en particular. Se suma, así, a la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL) y participa de las actividades de los libertarios madrileños.

            En 1936 se afilia a Confederación Nacional de Trabajo (CNT) y es designado redactor del periódico CNT. Poco después se incorpora a la 14ª División del IV Cuerpo del Ejército Republicano con el grado de Comisario Ayudante. Interviene en diversos combates en la Guerra Civil Española. Tiene un papel destacado en las Batallas de Jarama, Guadalajara y Teruel, entre otras. Su futura reflexión sobre la guerra revolucionaria y la guerrilla urbana; sus críticas a los frentes fijos, a las grandes batallas, a los ataques frontales y a todos aquellos aspectos que caracterizan a la “guerra convencional”; su planteo centrado en la resignación de territorio para ganar poblaciones, nacen de esa experiencia.

            En 1938 se afilia a la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Ese año es destinado a Valencia donde asume como director del periódico de la Federación: Nosotros.

            Con la derrota republicana y el inicio de la dictadura fascista del general Francisco Franco, Guillen es detenido. Pasará por diversas cárceles y padecerá durísimas condiciones. Primero, en el campo de concentración “los Almendros”. Más tarde es trasladado a una prisión en Madrid. En 1941 es condenado a veinte años de reclusión y derivado a la colonia penitenciaria Añover de Tajo. A fines de ese año se fuga. Con una falsa identidad se instala en Madrid. Se casa con María Gracia Castaño.

            Al poco tiempo vuelve a ser detenido y confinado en la cárcel Carabanchel. Vuelve a fugarse. Vive un tiempo clandestino entre Gitanos que lo ayudan a llegar a Francia. En París asume la dirección del periódico Solidaridad Obrera, de la CNT parisina. A comienzos de de 1946, acusado de “marxista” es expulsado de la CNT. Retoma el contacto con su padre, que está en la Argentina.

En septiembre de 1948 llega a Buenos Aires. El gobierno de Juan Domingo Perón está en el cenit de sus realizaciones. En la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), conoce a John William Cooke, profesor y, además, diputado nacional por el peronismo. A partir de ese vínculo, Guillen ingresa en la revista Plan Quinquenal y en el diario El Laborista. Más tarde se convierte en asesor del ministerio de Asuntos Económicos y en colaborador de la revista Economía y finanzas

            En 1949 publica su libro El destino de Hispanoamérica donde propone una síntesis entre nacionalismo filo-peronista, marxismo y sustrato libertario. Asimismo, realiza una crítica implacable al Fondo Monetario Internacional (FMI) y expone sus ideas que combinan autogestión y planificación económica. En Buenos Aires nacen sus hijos Abraham y Jaime.

            Guillen colabora con Cooke en la revista De Frente. También lo acompaña cuando este asume como interventor del Partido Peronista de la Capital Federal, en 1955. En un contexto que comenzaba a ser crítico para el peronismo, en medio de una ofensiva de las corporaciones empresariales, las Fuerzas Armadas, la Iglesia y algunos partidos políticos.

Junto con Cooke elaboran un plan político-militar para defender al gobierno peronista frente al inminente golpe de Estado. El plan Cooke-Guillén, inspirado en la experiencia de la resistencia contra Franco, proponía la creación de una organización guerrillera urbana y clandestina. El plan fue vetado por los militares cercanos al peronismo.

            Con Perón derrocado y exiliado, con la Revolución Liberadora en marcha, Guillén publica su libro Radiografía del plan Prebisch, una crítica a la política económica de la dictadura militar. Desde la Cátedra “Lisandro de la Torre”, también da a conocer dos trabajos: La oligarquía en la crisis de la economía argentina” y “monopolios y latifundios contra la economía argentina. Como salir de la crisis estructural.

            Guillén mantiene contactos con Cooke (delegado de Perón desde fines de 1956) y con su compañera, Alicia Eguren, figuras centrales de la Resistencia Peronista. En 1957 publica su obra La agonía del imperialismo, en dos volúmenes. Su último capítulo, de importantes repercusiones, se titula: “La lucha armada contra el imperialismo. Esquema para la estrategia y la táctica político militar de los movimientos de liberación nacional”.   

           

En 1958, forma parte del “estado mayor” de la guerrilla de los Uturuncos, junto a Manuel Mena y Genaro Carabajal. Los Uturuncos desarrollan acciones –infructuosas desde lo táctico– en las provincias de Tucumán y Santiago del Estero. Sus integrantes son detenidos. Incluido el propio Guillén que pasará seis meses en la cárcel en 1960. 

            En 1962, Guillen viaja a Cuba a instancias de la pareja Cooke-Eguren que, tempranamente, había comenzado a colaborar con el Ernesto Che Guevara. A pesar de su identificación con la Revolución Cubana, tiene diferencias estratégicas con la dirección, en especial con el Che, a quien, por otra parte, no deja de reconocer y admirar. La visión de Guillén era incompatible con el foquismo y con otras concepciones similares, con el ofensivismo abstracto y el fetichismo del método.

            De Cuba se traslada a Montevideo. Permanecerá en Uruguay una década. Allí se vincula con militantes de diversas organizaciones locales y de varios países de América Latina. Por ejemplo, con Ciro Bustos, Joe Baxter o José Luis Nell Taxi de Argentina, con Carlos Lamarca y Carlos Marighella de Brasil.

            Guillén participa de los debates sobre estrategia revolucionaria. Integra grupos de discusión con militantes de la heterodoxa y antidogmática Federación Anarquista Uruguaya (FAU); de la Organización Popular Revolucionaria 33 (OPR-·33), y del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MNL-T), entre otros. Guillén se consolida como referente teórico de la guerrilla urbana. Correlativamente se desempeña como redactor del semanario Acción dirigido por Jorge Batlle y como docente en la Universidad del Trabajo (UTU). 

            En los años uruguayos publica varios libros, entre otros: Estrategia de la guerrilla urbana. Principios de la guerra revolucionaria; Teoría de la violencia (publicado en Buenos Aires en 1965); Dialéctica de la política, Desafío al pentágono, La rebelión del Tercer Mundo y Democracia Directa.

            A comienzos de la década del 70 se profundizan sus diferencias con Tupamaros. En 1971 viaja a Yugoslavia para conocer de cerca el modelo autogestionario. A su regreso publica Socialismo de autogestión. De la utopía a la realidad.  La situación política lo obliga a salir del Uruguay. En 1973 regresa a la Argentina y es nombrado director del Instituto de Economía, Política, Finanzas y Derecho Tributario de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA. Pero las condiciones políticas en la Argentina no diferían de las uruguayas. El giro a la derecha del gobierno de Perón, profundizado con su muerte y con la asunción de su esposa Isabel Martínez en julio de 1973, y el accionar de grupos paramilitares como la Alianza Argentina Anticomunista (Triple A), hacían de la Argentina un lugar inhóspito para Guillén.

            En 1975 viaja a Perú. La Revolución Peruana liderada por el general Juan Velasco Alvarado venía impulsando una serie de reformas “desde arriba”, aunque con contenido popular. Guillén se vincula a diversos proyectos cooperativos impulsados por el Sistema Nacional de Movilización social (SINAMOS) y por el Centro de Estudios de Participación Popular (CEPP). Ese año publica Cooperativismo peruano. Integración y desarrollo. Reafirma su posición favorable a la autogestión (combinada con la planificación estatal) como alternativa al capitalismo y a los socialismos reales.

            Tras la muerte de Franco, a fines de 1975, Guillén regresa a España. Retoma sus vínculos con grupos libertarios y desarrolla una intensa actividad: docente cooperativo, periodista especializado en temas de economía, participa de congresos y revistas. Escribe copiosamente: artículos, libros. En 1980 publica El error militar de las izquierdas y diez años más tarde Socialismo libertario: ni capitalismo de monopolios ni comunismo de Estado y Economía autogestionaria: las bases del desarrollo económico de la sociedad libertaria. Su último libro fue Técnicas de desinformación, publicado en 1991. 

            Muere en Madrid el 1 de agosto de 1993.

Bibliografía:

Carretero Miramar, José Luís, Abraham Guillén. Guerrilla y autogestión, Callao Cooperativa Cultural, Buenos Aires, 2022.

Hodges, Donald C., Philosfy of the Urban Guerrilla. The Revolutionary Writings of Abraham Guillén, Morrow Paperback Editions, Nueva York, 1973. 

Ñáñez, Guillermo Daniel: “Abraham Guillén: los orígenes remotos de la resistencia peronista (1955-1960)”. En: Revista Zoom. Recuperado de:  .

Miguel Mazzeo