(Luján de Cuyo, Mendoza, 1933 – Mendoza, 21 de junio de  2019)

Rolando Concatti nació el 1 de noviembre de 1933 en el seno de una familia de inmigrantes de norte de Italia radicados en Luján de Cuyo. Fue el segundo de tres hijos de padres alfabetizados y dedicados a las labores agrícolas.En su medio no era habitual que los hijos de los contratistas de viña fueran a la escuela secundaria y,mucho menos,que llegaran a la universidad. A diferencia de sus hermanos, completó sus estudios con rapidez y lauros: egresó como perito mercantil de la escuela de comercio de la ciudad y, a los 22 años, se graduó con medalla de oro como contador público de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo.

El ingreso al secundario lo puso en contacto con un universo diferente al suyo: el centro de la ciudad, las librerías -experiencia decisiva para un lector ávido desde niño- la sociabilidad con compañeros de otro origen social, el de las clases medias acomodadas. Frecuentaba grupos ligados a la Acción Católica donde conoció a Enrique Dussel, con quien compartió lecturas y ensayos de inserción en el trabajo pastoral en barrios pobres. En un universo católico tenso, se inició en las lecturas del humanismo cristiano, del personalismo y del existencialismo de posguerra. El conflicto entre Perón y la Iglesia azuzó sus inquietudes existenciales que discurrían en un imaginario juvenil proclive a la defensa de una iglesia víctima del régimen. El fin de los estudios universitarios constituyó un momento crucial en su vida: cumplir el mandato familiar de ascenso social o tomar los hábitos religiosos. Después de concluir los estudios universitarios optó por el sacerdocio con el apoyo de su familia. En 1956 ingresó al seminario menor de Mendoza y, un año después, al seminario mayor de Córdoba. A lo largo de 5 años se consagró al estudio de la filosofía y la teología. Su avidez lo llevó a recorrer un espinel variado: la tradición, los clásicos, los modernos, la heterodoxia. Fue alumno de Gonzalo Casas y Milan Viscovich –egresados de la Universidad de Lovaina- y de Erio Vaudagna y Enrique Angelelli –recién llegados de Roma y empapados de los debates que se ventilaban en la previa a la convocatoria al Concilio. En 1963 se consagró como sacerdote. Combinó por entonces la actividad pastoral con la dirección de estudios del seminario mendocino -ya seminario mayor- a instancias del rector, su amigo Oscar Bracelis. Concatti propició un programa que otorgaba una centralidad decisiva a los estudios bíblicos y del que participaron docentes laicos.Esta perspectiva, que fue objeto de fuerte debate al interior del Concilio, enfrentaba a la jerarquía más conservadora con las corrientes de estudios empeñadas en restituir el papel profético a las sagradas escrituras. Su acción, supuso un fuerte revulsivo en una institución caracterizada por una estructura rígida y jerárquica, poco afecta a la deliberación, al debate y a una hermenéutica que interpelara la tradición. Y coincidió con la movilización de grupos laicos de la Juventud Universitaria y Obrera católicas (JUC y JOC), incitada por la renovación conciliar.

En 1965 Concatti -entre otros- lideró el conflicto que estalló entre 27 curas y el arzobispo de la diócesis Mons. Alfonso María Buteler. En abierto desafío a su autoridad,“los 27” reclamaron la remoción del obispo auxiliar Mons.Medina. Su inclinación por una nueva teología y una acción pastoral que debía desbordar las parroquias y ponerse a tono con los nuevos tiempos, suscitó una fuerte renuencia en la jerarquía y en sectores católicos refractarios a las reformas conciliares. El conflicto adquirió proporciones inusitadas y excedió los límites institucionales provocando una fuerte polémica en la opinión pública.El desenlace condujo al cierre del seminario, la subordinación de los rebeldes y la virtual expulsión de los cabecillas, quienes, tras meses de marginación de la vida clerical, se inclinaron por buscar nuevos horizontes. Un número importante de sacerdotes y seminaristas emigraron a Chile.

            La clausura del seminario no supuso el abandono del sacerdocio, pero Concatti, decidido a poner distancia, en mayo de 1966 partió a Francia con la expectativa de profundizar estudios teológicos y experimentar la renovación eclesial en un país que imaginaba a la vanguardia. Sin destino asegurado se dirigió a Lyon donde después de tres meses de peregrinaje conseguirá una designación en la parroquia de la Guillotière, un barrio muy popular y antiguo contrafuerte obrero, donde trabajará junto a un experimentado asesor nacional de la JOC francesa.Tras unos meses de estudiar en la Universidad Católica de Lyon, en la Semana Santa de 1967 se reubicó en París,en una parroquia que atendía un barrio de población obrera francesa y hegemonía comunista, y otro más marginal y de tradición populista, donde residía la mayor parte de la población migrante española, que fue su responsabilidad. Se rencontró allí con otros dos emigrados de la rebelión mendocina: Oscar Bracelis y Agustín Totera. Hasta su regreso a Mendoza a fines de 1968 se nutrió de la concurrida sociabilidad intelectual y cultural propia de las parroquias parisinas importantes, y participó del movilizado universo de la renovación teológica cristiana. En medio de un clima que encumbraba la cultura contestataria, las expectativas sobre la revolución cubana y las guerrillas latinoamericanas, asistió a la profusa circulación de militantes revolucionarios. Fue, asimismo, testigo directo de “Mayo del 68”, la experiencia radicalizada y el conflictivo y contradictorio desenlace. A pesar de haber encontrado espacios de anclaje y proyección se debate entre la permanencia y el regreso.A fines de 1968, la visita de Carlos Mujica apuró su decisión y su incorporación al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM).

            De regreso en Mendoza se dedicó a conciliar la vida pastoral,una actividad laboral que le proporcionara autonomía económica y testimoniara un sacerdocio “sin privilegios”y la militancia en el MSTM. Fueron años intensos en un clima de vértigo. Alquiló junto a Bracelis y otros dos curas una casa que en poco tiempo se convirtió en centro de reunión de la militancia universitaria afín y de grupos gremiales de la CGT de los Argentinos. En la “casa de la calle Catamarca” se celebraban misas, se reunían dirigentes sindicales y universitarios, se organizaban pintadas, se pasaban películas prohibidas, se hacían obras de teatro, hasta se oficiaban casamientos.En ese torbellino las fronteras se desdibujaban, y en el curso a la entera militancia política la adscripción al peronismo parecía incontrovertible. Al mismo tiempo, junto a sus antiguos compañeros y a un grupo de pastores de la iglesia protestante metodista organizó los “cursos de formación teológica” que se volvieron cenáculos de amplia y plural participación donde se va del evangelio a la coyuntura económica y social mientras se producen documentos y manifiestos. De esa manera empezó a tomar forma concreta la opción ecuménica que estaba en ciernes desde mucho antes, cuando había entablado amistad con el pastor Mauricio López.

Entre 1969 y 1973 integró el Secretariado del MSTM. Recorrió el país, colaboró en la elaboración de documentos y la organización de los encuentros nacionales. En medio de los debates que tensionaban al MSTM publicó en 1970 Nuestra opción por el peronismo, libro que suscitó amplia repercusión.

En Mendoza, se vinculó con la dirigencia universitaria nucleada en torno al FEN (Frente Estudiantil Nacional), pero tomó distancia cuando Guardia de Hierro lo subsume entre sus filas.

En el crescendo de la polarización ideológica disparada desde 1972 evitó encuadrarse. Se dedicó a escribir y creó un sello propio. Publicó bajo la sigla del CEDIP (Centro de Estudios Peronistas) en las revistas Antropología Tercer Mundo y Envido.

En mayo de 1973 visitó Chile y Cuba. En medio de esa intensa sociabilidad política conoció a Ester Sánchez que provenía del movimiento juvenil católico y estaba vinculada al frente sindical de la Coordinadora Peronista, organización del Peronismo de Base (PB). Enamorado y fiel a su convicción contraria al celibato contrajo matrimonio en julio de 1973 y cerró el círculo de su ruptura clerical. Su decisión le impuso tomar distancia del MSTM donde la cuestión del celibato dividía aguas. Con su mujer y como testimonio de vida comunitaria eligieron convivir con otra pareja en una casa de un barrio de construcción por ayuda mutua. Siguió con su actividad laboral profesional se vinculó al proceso de reforma de la educación superior y a la creación de la Escuela de Antropología y la de Servicio Social, donde desarrolla la docencia hasta 1975.

En setiembre de 1973 junto a un grupo de protestantes y católicos fundó el Comité Ecuménico de Acción Social (CEAS) dedicado a ofrecer amparo y protección al éxodo de chilenos que huían de la persecución pinochetista. El trabajo del Comité se prolongó por más de tres décadas en la provincia y atestiguó las relaciones trasnacionales de las redes militantes cristianas ecuménicas y el decisivo apoyo del ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para asistencia a los refugiados). Paralelamente integró el comité fundador de la Fundación Ecuménica de Cuyo (FEC) que expresó la vocación de institucionalizar la perspectiva cristiana ecuménica y liberacionista en la provincia. La institución reunió grupos plurales (religiosos y políticos) que articularon diversas prácticas de acción pastoral, defensa de los derechos humanos, militancia social en territorio, y acción y reflexión intelectual y política. Se financió con los aportes de organizaciones cristianas de cooperación internacional fraterna. Desde 1975, y durante los años de plomo, la FEC destinó la mayor parte de esos recursos a una acción discreta y silenciosa en apoyo a las víctimas de la represión. En diciembre de 1976, el secuestro y desaparición de Mauricio López -miembro de la mesa ejecutiva de la FEC- obligó a la institución a cerrar sus puertas y sus miembros se dispersaron. Concatti decidió permanecer en el país. La experiencia de su exilio anterior, su situación familiar -dos hijos pequeños y el tercero en camino- y los compromisos tomados, pesan en su decisión.Desde los primeros días de 1977 recorre un accidentado periplo con su familia, cambiando de casa y de provincia hasta que recala en la ciudad de Córdoba. Por un año permanece en el anonimato y bajo la cobertura que le brindaban sus vínculos y amigos. Allí nace su tercer hijo. Regresa a fines de 1977 a Mendoza y continúa participando de las redes de resistencia. Además, acompaña las tareas de investigación, solidaridad, protección y asesoramiento jurídico que llevó adelante el MEDH (Movimiento Ecuménico de derechos humanos). A la par, no dejó de advertir la importancia de sostener una tarea de pensamiento y reflexión.Por ello entre 1975 y 1982 con el sello APE (Acción Popular Ecuménica) CEDEP-FEC (Centro Ecuménico de Documentación, Estudios y Publicaciones) reunió grupos de estudio, publicó un libro y varios ensayos de investigación económica y colaboró en la distribución de modestos honorarios a intelectuales y docentes perseguidos y marginados de los circuitos académicos oficiales.

A partir de los años ’80 repartió su tiempo entre su estudio contable y la producción intelectual en la FEC que reactivó con cautela su presencia en el espacio público. Motorizó el proyecto institucional de acompañar el proceso de reinstitucionalización democrática, y con él, a la dirigencia política y social interpelada a redefinir los modos de participación, intervención y articulación de la sociedad civil y de los sectores populares en democracia. Lidera el área de Formación política de la FEC que alintó una nutrida agenda de cursos de formación, seminarios, reuniones de estudio, producción de materiales de divulgación periodística y debate. Asimismo, impulsó la organización de una biblioteca abierta y un centro de documentación y dirigió el FONDAD (Foro de investigación de la deuda externa y por el desarrollo) un programa de investigación y debate sobre los orígenes de la deuda externa latinoamericana y los problemas del desarrollo de la región. El Foro articuló una red de cooperación de centros de investigación de países del Cono Sur de América Latina.

Entre 1980 y 1991 creó y dirigió la revista Alternativa Latinoamericana, uno de los emprendimientos más caros de su trayectoria, que edita 11 números. Se publicaba en Mendoza, con el financiamiento de APE y las redes de organizaciones cristianas europeas para el desarrollo. Reunió parte de sus antiguos vínculos y una nueva red de colaboradores del país y del continente. Se constituyó en referencia de gran prestigio intelectual y punto de encuentro para diversas corrientes: la Filosofía de la Liberación (colaboraron en ella Arturo Roig, Enrique Dussel, Osvaldo Ardiles, Horacio Cerutti), la metodología de la Educación Popular de Paulo Freire, y una propuesta de renovación del peronismo que impulsaba por entonces la revista Unidos. Recibió el respaldo de figuras decisivas del pensamiento latinoamericanista.

El giro neoconservador de los años ’90 y la restricción del apoyo financiero marcaron el fin de la revista y lo obligaron a reorganizar sus estrategias de sobrevivencia económica.Mantuvo su estudio y emprendió además un proyecto pyme (una pequeña fábrica de máquinas envasadoras de botellas). No abandonó su rutina militante en la FEC y animó Palabra y política, un foro de estudios y debate. A fines de la década concretó su pasión literaria cuando publicó su primera novela: Nos habíamos jugado tanto, donde ajustó cuentas con su propia trayectoria militante en un ejercicio testimonial en el cual alterna la autocrítica y la mirada piadosa sobre los derroteros e itinerarios tomados por su generación. Más tarde sumó a su producción literaria dos novelas: Que está de olvido y siempre gris (2001) y El tiempo diablo de Santos Guayama (2003). En 2009 vuelve al ruedo político testimonial y publicó Testimonio cristiano y resistencia en las dictaduras argentinas. En 2011 publicó “Ensayos entre luces y sombras” en el que recopiló un conjunto de pequeños ensayos publicados en los suplementos culturales de los diarios de la provincia. Entre 2012 y 2014 escribió sus memorias en el formato de un largo reportaje. Más que su autobiografía se propuso ofrecerla como biografía social de una generación militante. Fue publicada en julio de 2021 por su familia con el título Encuentro en la memoria. Rolando Concatti falleció en 21 de junio de 2019 por una afección cardíaca a la edad de 86 años.

Obra:           

Profecía y política, 3º Encuentro Nacional, Sacerdotes para el Tercer Mundo, Mimeo 1970.

Nuestra opción por el Peronismo, Sacerdotes para el Tercer Mundo, Publicaciones del Movimiento 1970.

El Mendocinazo, CEDIP, 1972

La situación económica a un año de la muerte de Perón, CEDEP -Mendoza, 1975

¿Fin de la economía peronista?, APE 1976.

La economía argentina y sus economistas, CEDEP, Serie cuadernos, Mendoza, 1978.

Crisis y perspectiva sociales. Un panorama de las transformaciones al final de siglo CEDEP, Serie cuadernos, Mendoza, 1978.

El desarrollo latinoamericano. Textos y comentariosCEDEP, Serie cuadernos, Mendoza, (sin fecha.)

Revista Alternativa latinoamericana (dirección y artículos) APE y Alfa editorial, Mendoza, números 1 al 11(1985-1991).

Nos habíamos jugado tanto, Ediciones del Canto Rodado y Revista Alternativa Latinoamericana, Mendoza, 1997.

Que está de olvido y siempre gris, Diógenes, Mendoza, 1999.

El tiempo diablo de Santos Guayama, Corregidor, 2003

Testimonio cristiano y resistencia en las dictaduras argentinas. El movimiento ecuménico en Mendoza 1963-1983, Nueva Tierra, FEC e Iglesia Bautista, Mendoza, 2009.

Ensayos entre luces y sombras, (con ilustraciones de Daniel Barraco), Ediciones del Amante universal, Mendoza, 2011.

Encuentro en la memoria, Gabriel Eligio Concatti, 2021.

Referencias

Crimi, Alejandro, Jorge Contreras, peregrino de las arenas, Diógenes, Mendoza, 2006.

Habegger, N. Mayol, A. y Armada, A., Los católicos posconciliares en la Argentina, Galerna, Buenos Aires, 1970

López, Mauricio Amílcar, Los cristianos y el cambio social, Vol I y II, Compilación de Oscar Bracelis, APE-FEC, Mendoza, 1989.

Rojo Baidal, Ricardo, Resistencia y Religión en Mendoza en los ‘60 y ‘70: Mauricio López y los 27 curas, XVIII Jornadas sobre Alternativas Religiosas en América Latina, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNCuyo, noviembre, 2015

Los sacerdotes para el Tercer Mundo y la actualidad nacional, Ediciones de la Rosa blindada, Buenos Aires, 1973.

Mallimacci, Fortunato, El Mito de la Argentina laica, Buenos Aires, Capital intelectual, 2015.

Touris, Claudia, Catolicismo y cultura política en la Argentina: La constelación tercermundista (1955-1976), Tesis doctoral, Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2012.

Vélez, Miriam Beatriz. Hechos del siglo XX en Mendoza a través de sus protagonistas. Movimiento de los 27. Monografía de Seminario de Historia Regional. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, libro 1988/1989.

Zanca, José, Los intelectuales católicos y el fin de la cristiandad, 1955-1966, FCE, Buenos Aires, 2006.

Zanca, José, Cristianos antifascistas. Conflictos en la cultura católica argentina, Siglo XX, Buenos Aires, 2013.

María Teresa Brachetta