(Buenos Aires, 15 de noviembre de 1902 – Buenos Aires, 20 de noviembre de 1968).

Abogado y diplomático de origen conservador: era sobrino y secretario de Julio A. Roca (hijo) en los años treinta. Adhirió al peronismo desde la primera hora y se constituyó en representante de la corriente conservadora en el bloque anti-hegemónico liderado por el coronel Perón. En 1935 compró el periódico La Ley, rebautizado como Revista Jurídica Argentina La Ley y dirigió los Anales de Legislación Argentina, una de las marcas más conocidas dentro de la cultura jurídica argentina.

En 1945 Remorino engrosó las filas de la coalición de apoyo a Perón. Tras el 17 de octubre de 1945 los llamados Centros Independientes agruparon a una serie de dirigentes conservadores (Visca, Sustaita Seeber, Cámpora, Remorino) que desafiaron la posición antiperonista del conservador Partido Demócrata Nacional, creando el Partido Independiente que encabezarían el general Juan Filomeno Velazco y el contraalmirante Alberto Tessaire.

Bajo el peronismo Remorino fue director comercial de la Flota Aérea Mercante Argentina, la presidencia del consejo administrativo de la Caja Nacional de Ahorro Postal (1947-1948) y como diplomático, Remorino ejerció como embajador ante los Estados Unidos, de 1948 hasta 1951; delegado ante el Gobierno Federal de Alemania (1949-1950); delegado ante la Organización de los Estados Americanos (1949-1951); y delegado plenipotenciario y permanente ante la Organización de las Naciones Unidas (1950-1951). Con la renuncia del canciller Juan Atilio Bramuglia en agosto de 1949, actuó como catalizador el conflicto que se había generado entre él y Remorino. Dicho conflicto aunaba la existencia de diferencias de opiniones con respecto de la política que debía adoptarse hacia Estados Unidos con desencuentros de tipo personal. A Bramuglia lo sucedió el joven Hipólito Jesús Paz, de 32 años. Paz ejerció durante menos de dos años en el Palacio San Martín. El 28 de junio de 1951 Remorino mismo asumió como Ministro de Relaciones Exteriores y Culto hasta el 25 de agosto de 1955, asumiendo un papel cada vez más protagónico en la elaboración y ejecución de la política exterior peronista, matizando su carácter radical y anti-imperialista. En 1954-1955, Remorino, como otras figuras alineadas con el peronismo, intentaba mediar en el conflicto entre Perón y la Iglesia Católica. El 16 de junio las fuerzas contrarias al peronismo no solo bombardearon la Plaza de Mayo sino que también atacaron el aeródromo de Ezeiza, donde se encontraba Remorino, que estuvo a punto de caer víctima del intento de golpe.

Tras el levantamiento siguiente, del 16 de septiembre, Remorino se mantuvo en el marco del peronismo y continuó manteniendo estrechas relaciones con Perón durante sus años de exilio.

Esos vínculos se reflejan en encuentros personales, la correspondencia intercambiada entre ambos y en el desarrollo de misiones especiales solicitadas al ex – canciller, entre las cuales se encontraba la de sostener vínculos con el radicalismo en el poder.

Las rivalidades internas del peronismo le costarían un alto precio a Remorino. De hecho, a principios del año 1963 sufriría un atentado en su departamento. Según el testimonio de Juan Carlos Brid, lo «encargó” Jorge Antonio. No fue este el primer intento de asesinato contra su vida: ya en 1953 la policía había detenido a dos hombres que querían hacer explotar el Cadillac negro del entonces canciller.

A principios de febrero de 1965 comenzaba a publicarse en Buenos Aires Rebelión, que saldría por espacio de 23 entregas. La financiación de este órgano de la “Resistencia peronista” fue provista por Remorino, ya que ni por el ambiente «gorila» de aquellos tiempos ni por las líneas tendidas en diálogo con el gobierno, convenía que figurase el nombre del ex canciller. Por ello, la responsabilidad de firmar como editor la asumió Jorge Daniel Paladino, contando con la colaboración de José Manuel “Manolo”  Buzeta, Adolfo Buezas, Horacio Verbitsky, Horacio Eichelbaum, entre otros. En casi todas sus entregas la publicación de cuatro páginas incluye recuadros con notas firmadas por Perón. Denuncian fraude en los manejos electorales en elecciones provinciales y critican fuertemente la figura en ascenso de Onganía, anticipando su entronización en el poder.

Por su sostenida lealtad a Perón fue designado como delegado personal en el año 1968, función que ejerció hasta su muerte. Reemplazó al mayor Bernardo Alberte, hombre de confianza de Perón desde 1945 y su edecán a partir de 1954. En el contexto de la dictadura militar Perón nombró a Alberte como delegado para contrarrestar a Vandor con sus acercamientos al gobierno. Alberte sostuvo la intransigencia, promovió la creación de la CGT de los Argentinos y encabezó el desarrollo de la izquierda peronista (“peronismo revolucionario”) expresando sus posiciones a través de la publicación Con todo. Perón, con su típica política del péndulo, optó en este momento por reemplazarlo por un temperamento más conservador como era Remorino, en marzo de 1968.

En una época en que muchos dirigentes viajaban a Madrid para visitar a Perón e informarle sobre novedades y mantenerle al tanto sobre diversas intrigas, Remorino tenía entre sus actividades el mantener negociaciones reservadas con el gobierno de Juan Carlos Onganía así como maniobrar en las pujas internas del peronismo y dialogar con sectores opositores al gobierno. Entre estas últimas gestiones, Perón encargaría a este «zorro viejo», como él se refería a Remorino, la articulación de un frente opositor con los Radicales del Pueblo, como Illia, Facundo Suárez  o el balbinista Arturo Mor Roig.

Remorino falleció el 20 de noviembre de 1968 a causa de un derrame cerebral y hemiplejia. Según los medios de comunicación, cayó postrado a poco de regresar de un viaje a España. Su último acto político consistió en reproducir una orden de Perón para conceder una amplia amnistía a todos los peronistas, «cualquiera fueran los hechos que hubieran cometido». Después de una ceremonia en la basílica de Nuestra Sra. del Pilar, sus restos fueron inhumados el 22 de noviembre en el cementerio de la Recoleta.

El 21 de noviembre Perón hizo llegar un telegrama a Jorge Daniel Paladino, en el que expresaba “Mis condolencias por pérdida irreparable compañero Remorino, compañero de lucha que deja como ejemplo para el Movimiento un sendero de honestidad, lealtad y patriotismo. Como dilecto amigo un recuerdo imborrable de nuestro corazón”.

El 5 de febrero de 1969, mediante una carta manuscrita datada en Madrid, Perón transmitía a Paladino, secretario general del movimiento justicialista, su confianza al designarlo como delegado personal, que asumía así la misión que hasta su muerte había desempeñado Remorino.

Obras:

Remorino, Jerónimo. Sindicatos y política. Buenos Aires, 1946.

Remorino, Jerónimo. La nueva legislación social argentina. Buenos Aires, 1953.

Remorino, Jerónimo. Política internacional argentina, 1951-1955. Buenos Aires, s/e, 1968, t. 1 (compilación de documentos).

Referencias:

Carman, Facundo. El poder de la palabra escrita. Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2015.

Rein, Raanan. Juan Atilio Bramuglia. Bajo la sombra del Lider: la segunda linea del liderazgo peronista. Buenos Aires, Lumiere, 2006.

Rein, Raanan y Sheinin, David. “Jerónimo Remorino. Entre la política exterior peronista y las luchas internas para definir el justicialismo», en Rein, Raanany Claudio Panella (compiladores), Los indispensables: dirigentes de la segunda línea peronista. Buenos Aires, Unsam Edita, 2017.

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