La Alianza Libertadora Nacionalista (ALN) fue un eslabón más en una serie de organizaciones de extrema derecha fundadas a partir de los años 30 del siglo pasado. De la Legión Cívica, un grupo paramilitar alentado por el presidente argentino, el general José Félix Uriburu, nació la organización estudiantil U.N.E.S., la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios. En 1937 fue fundada la Alianza de la Juventud Nacionalista, basada en la UNES bajo el liderazgo de Juan Queraltó se transformó en la Alianza Libertadora Nacionalista a partir de 1943.

          Para principios de la década de 1940, llegaron a reclutar más de once mil miembros. A diferencia de muchas otras agrupaciones nacionalistas contemporáneas, la ALN contaba con tres mil mujeres en sus filas. Bajo la influencia del fascismo europeo de entreguerras los jóvenes usaban camisa gris, correaje de cuero y un distintivo en el ojal de la solapa: un águila en vuelo. Portaban armas y cachiporras. Se fueron configurando como grupo de combate callejero. Agitaban banderas antisemitas y anticomunistas. Defendieron la neutralidad argentina en la Segunda Guerra Mundial desde el gobierno de Castillo al de Farrell.

          En 1945 enfrentaron abiertamente las manifestaciones estudiantiles de la F.U.B.A.

          La relación con la figura ascendente de Perón no fue lineal. En el periódico de la organización solían deslizarse críticas respecto de sus inclinaciones obreristas. En el momento de la ruptura de la neutralidad estas distancias se acrecentaron. Durante la disputa fue allanado el local de la Alianza y su cúpula fue apresada.

          En los hechos del 17 de octubre de 1945, mientras la dirección estaba detenida, militantes aliancistas participaron formando cordones de protección de los manifestantes. Uno de ellos, Darwin Passaponti, fue víctima de los enfrentamientos violentos producidos frente al diario Crítica.

          En la campaña electoral de 1946 presentaron candidatos a legisladores, encabezando la lista de senadores el Almirante León Scasso y el Dr. Frank Soler. El diario Tribuna fue el amplificador de sus propuestas, apoyando para las elecciones nacionales la fórmula Perón-Quijano. Esta determinación delineó a la ALN como fuerza política autónoma en cuanto a su organización y reconocimiento legal.

          Mientras se discutía la aprobación de las Actas de Chapultepec en el Congreso, amenazaron con volar el edificio mediante una bomba.

          La Alianza, bajo la dirección de Queraltó, sufrió sucesivas escisiones. Las más destacadas fueron las protagonizadas por Raúl Puigbó y Enrique Kleinert, entre 1949 y 1950.

          Tras el intento fallido de derrocar a Perón en 1951, la ALN se acercó más al gobierno. Queraltó cumplía funciones para-diplomáticas, integrando delegaciones oficiales, como ocurrió en el momento en que Perón visitó Chile en 1953.

          Ese mismo año, el dirigente fue desplazado por la facción liderada por Guillermo Patricio Kelly y apoyada por el Ministro del Interior Borlenghi. Queraltó fue enviado a la misión diplomática argentina en Paraguay, ocupándose de tareas vinculadas a la Fundación Eva Perón.

 Con este cambio de dirección, la Alianza cesó en sus prédicas antisemitas y profundizó su adhesión al peronismo gobernante. Comenzó a llamarse Alianza Popular Nacionalista. Los colaboradores cercanos de Kelly en esos tiempos eran: Mario Alcántara, Américo Torralba, Oscar Maceira, Sebastián Leprato, Néstor Sansiñeña, Oscar Louzán, Miguel Swec, Jorge Cesarsky, Víctor Sapienza, Federico Wichman, Guillermo Caballé y Héctor L. del Rio.

          El periódico Alianza apoyaba al gobierno, desarrollando campañas furibundamente anticomunistas. La ALN funcionaba en un local en la calle San Martín, casi esquina Corrientes. En los balcones del edificio colocaban murales con sus consignas a la vez que seguían publicando su periódico.

          El día de los bombardeos del mes de junio de 1955 acentuaron la movilización de sus partidarios, en defensa del gobierno. Recibían directivas de Perón mediante el Edecán Renner. Recibieron armas y automotores del gobierno. Se movilizaban en jeeps por la ciudad. Se los acusó de haber participado de la quema de las Iglesias de esa noche.

          Entre junio y septiembre se movilizaron con dos objetivos: romper las manifestaciones opositoras y apoyar al gobierno. En ese marco se produjo la muerte del joven radical Alfredo Prat el día 21 de julio, atacado desde un jeep aliancista.

          En ese momento Kelly recibía pagos de la Secretaría de Asuntos Políticos, por servicios de prensa, autorizados por Bernardo Neustadt, Director de Relaciones con las Organizaciones del Pueblo, vinculado estrechamente al Ministerio del Interior y los servicios de inteligencia del estado.

          Tras el derrocamiento de Perón, resistieron en el primer piso del local de San Martín 392. Según un comunicado oficial del momento, había 400 militantes en el edificio.

          El día 20 de septiembre a la noche debían desalojar el lugar. Al día siguiente, pequeños grupos aliancistas seguían resistiendo. Se aproximaron dos tanques Shermann del ejército. Hubo refriegas. Comenzaron los bombardeos desde los tanques y el edificio comenzó a derrumbarse. No hubo muertos, solo dos personas heridas: la Doctora Varela y un activista de apellido Beceiro. En ese momento, se retiraron del recinto quince personas, quienes se habían protegido en un vértice del local que no fue alcanzado por la carga.

          Kelly se había aproximado al lugar para dirigir la resistencia pero fue detenido antes de ingresar al edificio. Estuvo detenido hasta la fuga del Penal de Río Gallegos marzo de 1957. Se lo acusaba de robo, del uso de autos oficiales, violación de domicilios y tener responsabilidad en el asesinato de un militante comunista, Francisco Blanco, durante el asalto a un local del PC en julio de 1951.

          Perón ensayó la defensa de la Alianza en uno de sus primeros textos del exilio señalando que se trataba de una organización política independiente y que el bombardeo a su sede había sido un hecho de barbarie.

          La Comisión Investigadora Número 59 se ocupó de investigar las acciones de la Alianza Libertadora Nacionalista. Fueron interrogados más de 100 personas. El informe no fue publicado en los cinco tomos de las conclusiones ni en la síntesis del Libro Negro de la Segunda Tiranía, porque no fueron elevadas en tiempo y forma a la comisión redactora.

          Los restos de la Alianza se dispersaron partiendo al exilio o engrosando núcleos vinculados a la resistencia peronista. En varios testimonios se los mencionó como “instructores” en técnicas de lucha callejera o manejo de armas.

          Kelly, por su parte, mientras estuvo detenido en Chile, pergeñó la Operación Belfast, que buscaba producir un levantamiento insurreccional en el país apoyado desde los países limítrofes. En el mes de septiembre de 1957 protagonizó una espectacular fuga de la Penitenciaría de Santiago de Chile, con la colaboración de Blanca Luz Brum y el grupo del Comando de Exiliados de Chile. Viajó a Caracas para encontrarse con la comitiva que asistía a Perón.

          Con el regreso de la normalidad constitucional los aliancistas siguieron con sus prácticas: hacia agosto de 1958 tomaron la sede del Comando Táctico, que funcionaba en el antiguo departamento de John W. Cooke en la calle Santa Fe, lanzando consignas críticas contra el organismo. Por esa acción, Kelly que había regresado al país y abierto un local en la calle Chacabuco, volvió a ser detenido.  Más tarde volvieron a publicar su periódico hacia 1964-1965 lanzando severos cuestionamientos a la dirección de Perón. En 1973 reapareció el periódico, bajo otra dirección, alineándose con las posiciones del peronismo ortodoxo.

Fuentes:

De Imaz, José L. Promediados los cuarenta. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1977.

Palenque Carreras, Arturo. La revolución que nos aguarda. Buenos Aires, Peña Lillo, 1967.

Perón, Juan D. La fuerza es el derecho de las bestias. Chile, 1956.

Referencias:

Besoky, Juan L. El nacionalismo populista de derecha en Argentina: La Alianza Libertadora Nacionalista, 1937-1975. Mediacoes, 2014.

Capizzano, Hernán. Alianza Libertadora Nacionalista. Historia y crónica (1935- 1953). Memoria y Archivo, Buenos Aires, 2013.

Furman, Rubén. Puños y pistolas. Sudamericana, Buenos Aires, 2014.

Ortega, Federico. Más que solo un grupo de choque: la Alianza Libertadora Nacionalista y sus relaciones con la persona y el gobierno de Juan Domingo Perón (1943-1955). Congreso de la red de estudios del peronismo. Buenos Aires, 2018.

Raanan Rein