(Rosario, 24 de julio de 1936- ). 

            Sus padres eran inmigrantes sin formación letrada. Su padre Alessio Rubeo, de origen italiano había llegado al país en 1927 y fue obrero del frigoríficio Swift, desempeñándose en la sección “picada de novillos”, en duras condiciones.

            Presenció la fundación del sindicato de la carne en la zona de Rosario en 1944, con la elección de la primera comisión directiva y la subsiguiente huelga. Desde los 10 años comenzó a concurrir al Sindicato, viendo las transformaciones en las formas de vida de los trabajadores de la zona del barrio Saladillo donde vivía su familia.

            Participó de la manifestación realizada en la Plaza San Martín en solidaridad con Perón el 17 de octubre de 1945. Con esfuerzo llegó hasta el palco en el que estaba Eva Perón cuando visitó Saladillo en el año 1948, recibiendo un beso de ella.

            A los doce años trabajaba en una fábrica de tejidos de punto.

             A los quince años ingresó al peronismo de la mano de Lázaro Fernández, un dirigente gastronómico responsable de la Unidad Básica del Saladillo.

            Fue testigo del paso de la cañonera que transportaba a Perón por el río Paraná tras su destitución y de la manifestación de miles de rosarinos que se agolparon para verlo pasar por allí. En su zona los sindicatos se mantuvieron firmes en defensa de Perón.

            Rubeo participó en los intentos de toma del Regimiento 11 de Infantería junto a otros trabajadores de la carne como Gerardo “Lalo” Cabrera en apoyo del levantamiento del General Valle.  En el testimonio del mismo Rubeo: “el 9 de junio de 1956 integro la columna de militantes, conducidos por el Gral. Lugand en el intento fallido de tomar, el regimiento 11 de infantería en Rosario, cuando la revolución del 9 de junio de 1956”.

            Luego del triunfo de Frondizi comienza un proceso de reorganización partidaria a nivel nacional y provincial. 

            Desatada la revolución cubana, Rubeo organizó un grupo de apoyo a la misma. “En 1959 en Rosario se constituye la APAC (agrupación peronista de apoyo a Cuba), fui su fundador”.

            El C.O.R. organizaba desde tiempo atrás un levantamiento militar con apoyo civil. El 30 de noviembre de 1960 Rubeo participó del movimiento revolucionario encabezado por el general Iñiguez, integrando la columna que toma el regimiento 11 de infantería de Rosario.

            Tras el fracaso del levantamiento Rubeo se exilió en Uruguay. Allí recibió una carta de Perón en defensa del levantamiento protagonizado por Iñiguez.

            En 1961, aún en el exilio, Perón lo designó integrante de la delegación, que presidida por José María Rosa, tiene la misión de viajar a Cuba y establecer relaciones oficiales con el movimiento 26 de julio, creado por Fidel Castro.

            Al volver de Cuba, vía Chile, intentó regresar al país pero fue detenido en Ezeiza, torturado y condenado a un año de prisión. Su abogado defensor fue Juan Bernardo Iturraspe.

            En octubre recibió una carta que Perón le dirigía a él y a Damián Martínez, Juan Bernardo Iturraspe, Jorge Jaimovich y Ernesto Miranda: “Yo veo con toda mi simpatía a los movimientos jóvenes y revolucionarios dentro del peronismo porque no se me escapa que son los verdaderos precursores del porvenir justicialista, pero también aprecio que hay que llevar todo con cuidado para evitar la dispersión negativa de esfuerzos que, a la larga, puede ser peligrosa. Es indudable que el vigor de nuestro movimiento exige evolución permanente pero ella ha de ser sin exponerlo a debilitamientos sectarios hacia sectores que se cierran en dogmatismos perjudiciales a la acción cuantitativa de la política…Al Frente y al plan imperialista que indudablemente existe en el país, nosotros debemos oponerle un frente y un plan antiimperialista tal como lo hicimos en 1945, para frustrar sus designios e imponer nuestra voluntad”.

            Quedó en libertad por la amnistía del gobierno de Arturo Illia.

            A partir de 1963 fue director del Instituto de Servicios Sociales para el Personal del Sindicato de la Carne, mientras se desempeñaba como secretario general del sindicato Jacinto Serbali.

            A fines de ese año Perón le respondió una carta enviada tiempo atrás en la que manifestaba la distancia que tomaban algunos de sus compañeros por su decisión de viajar a Cuba. Decía el líder exiliado: “es posible, incluso, que su decisión de viajar al Caribe haya sorprendido a sus mejores amigos, pensando en que Ud. ha evolucionado o que empieza a cambiar. Yo no creo, empero, en la metamorfosis, como no creo que un frasco de tinta pueda colorear el mar. Nuestra lucha ha de ser –por lo pronto- con el enemigo inmediato -las Oligarquías- y sus aliados foráneos”.

            Participó de la fundación del Movimiento Revolucionaria Peronista (5 de agosto de 1964) en un plenario del que participaron entre otros Héctor Villalón, Gustavo Rearte, Mario Valotta, Gonzalo Cháves, Francisco “Pancho” Gaitán, Enrique Manuel Mena, Ricardo De Luca, Juan Eyheralde, Roberto Salar, Fausto Rodríguez, Eduardo Mercado y Bernabé Castellano.

            Tras el golpe de Onganía partió aEspaña.En su estancia en Madrid se acercó a Perón, frecuentándolo. Largas conversaciones en la Quinta 17 de Octubre y recomendaciones de lectura por parte del líder justicialista: Scalabrini Ortiz, Jauretche, Hernández Arregui y Cooke además de trabajos de Gabriel del Mazo y José Ingenieros.

            Antes de volver José López Rega lo contactó para llevar correspondencia a Buenos Aires; le habló del lugar de Isabel en el futuro del peronismo y buscó conectarlo con Villone en Buenos Aires.

            De regreso a la Argentina en el año 1971 fue parte del lanzamiento de la candidatura de Perón en Rosario. En 1972 fue secretario general del P.J. de Santa Fe. Fue diputado desde 1973 y se enfrentó a las posiciones de López Rega, por lo que  fue acusado por la Revista El Caudillo.

            En Rosario fue denunciado como jefe político del sindicato de la carne por el asesinato de Constantino Razzetti, designado vicepresidente del Banco Municipal, en octubre de 1973.

            Con el golpe militar de 1976 su casa fue dinamitada y partió nuevamente Al exilio.

            En 1982 formó parte de los fundadores del Movimiento de Reafirmación Doctrinaria Justicialista.

            Con el retorno de la democracia en 1983, fue legislador por la provincia de Santa Fe desempeñándose como diputado nacional (1983- 1986 y 1995-1999) y senador nacional (1986-1995).

Fuentes:

Rubeo, Luis. Como es el peronismo. Buenos Aires, El Cid Editor, 1983.

Referencias:

Adriani, Marcelo. El peronismo de Santa Fe (1973-1976). Santa Fe, Ediciones Tinta Libre, 2021.

Garulli, Liliana, Caraballo, Liliana; Charlier, Noemí; Cafiero, Mercedes. Nomeolvides. Memoria de la Resistencia Peronista. 1955-1972. Buenos Aires, Biblos, 2000.

Darío Pulfer