CONSEJO COORDINADOR Y SUPERVISOR DEL MOVIMIENTO PERONISTA

            Para evitar la anarquía,  controlar la participación, contener la proyección de los sindicatos o, en un nivel más elemental, unificar su voz en el llano, el peronismo contó después de 1955 con unadiversidad de instituciones que intentaron expresarlo. La más permanente fue la figura del representante o delegado de Perón –de los que el primero fue Cooke y el último, Cámpora- pero aun estas instancias fuertemente personalizadas solían estar acompañadas de colegiaturas como las que integraron el Comando Táctico o la Delegación Nacional del Comando Superior. El Consejo Coordinador y Supervisor del Peronismo (CCyS) fue una de ellas y entre 1958 y 1963 se caracterizó por “representar” a los distintos sectores del movimiento proscripto.

            En octubre de 1958, luego de la primera etapa de la resistencia y con Frondizi ya presidente, Perón creó este cuerpo que tuvo la pretensión de contener a las distintas expresiones del movimiento, además de la misión de regir sobre la forma en que debería darse la organización partidaria, conculcada desde 1955.

            Los meses previos revelaron el desgaste de la figura de Cooke y la atención puesta en las de Alberto Manuel Campos y Oscar Albrieu, quien pronto comenzaría a desempeñarse como Secretario del CCyS. Contrariamente a lo sugerido por Carlos Vicente Aloé –uno de los corresponsales más verticales- Perón no recurrió entonces a un triunvirato ejecutivo sino a un verdadero cuerpo colegiado. La principal característica de la referida conformación consistió en la concesión de  nuevos espacios a una dirigencia expectante que en adelante contaría como una suerte de instancia deliberativa dotada de sus propios contrapesos internos y supeditada, siempre, al arbitraje del Jefe.

            En su conformación inicial revistaron, además de Albrieu,  Carlos Aloé, Alberto L. Rocamora, Rodolfo J. Arce, José C. Barro, Pedro San Martín, Fernando R. Torres, Manuel Damiano, Julio Troxler, Juan C. Brid, José Parla, Adolfo C. Philippeaux, Delia D. de Parodi, Ceferina Rodríguez de Copa y María Elena Solari de Bruni.

            La composición del organismo cambió, así como relativamente sus funciones, a medida que se tornó más relevante el poder de los liderazgos sindicales o en que avanzó el proceso de normalización partidaria, de modo que tanto su actuación como los conflictos que en su seno se expresaron resultan  altamente reveladores de lo que ocurría “al interior” del movimiento proscripto. Significativamente, en la primera versión no estaban representadas las fuerzas del sindicalismo, y sí las de la política, la de las mujeres y las de la resistencia. Sindicalistas como AndresFramini y sobre todo José Alonso manifestaron prontamente su preocupación porque el movimiento obrero  no hubiera sido considerado en esta instancia que en el escenario previsto de una legalización del peronismo tendría la función de coordinar la reorganización del Partido y encontraron que el sector político estaba por demás representado. Según instruyó su creador, la función del organismo sería la de “colaborar” en la dirección táctica, y debía dedicarse exclusivamente a organizar las fuerzas políticas dejando la de las sindicales a las 62 y la CGT.

            El proceso coincidió con el desplazamiento de Cooke quien pronto sería reemplazado por Alberto Manuel Campos.

            Dado el carácter colegiado y los propósitos de institucionalización política definidos para la nueva instancia organizativa, resultó difícil delimitar sus contornos, lo que generó conflictos y demandó explicaciones y arbitrajes por parte del líder. Según definió éste casi textualmente en cartas del 15 y 16 de octubre de 1958, el CCyS debía encargarse de la organización de las fuerzas políticas del movimiento, intervenir con sus buenos oficios en la solución de los conflictos, supervisar a la conducción táctica (el Delegado)  a fin de que ésta siguiera las líneas generales fijadas por la conducción estratégica (Perón) e informar al Comando Superior Peronista (él mismo). Ahora bien, la Delegación debía a su vez “colaborar” con el CCyS sobre la organización del Partido Peronista Masculino y Femenino “a pedido de este último”, en tanto que su incumbencia era la organización de las fuerzas sindicales y el manejo de la resistencia, rubros éstos en los que, por el contrario, el CCyS no tenía sino una función de colaboración además de las de “supervisión”  ni “autoridad para tomar decisiones que contrariasen las disposiciones de la Delegación”.

            Al día siguiente se dirigió exclusivamente “a los compañeros del CCyS” afirmando la prevalencia del flamante organismo.

            El Consejo Coordinador, en su primera etapa, se ocupó de llevar adelante la oposición crítica al gobierno de Frondizi y asi se manifestó a fines del año 1958 en un lapidario documento.

            La huelga del frigorífico Lisandro de la Torre de comienzos de 1959, la denuncia unilateral del pacto con Frondizi a mediados de ese año y la implementación del Plan Conintes en 1960 limitaron o bloquearon la actuación política y fundamentalmente, partidaria o electoral del peronismo. El CCyS, no obstante, siguió cumpliendo funciones representativas y también ejecutivas (como la expulsión de dirigentes “integracionistas”) y expresando la voz del conjunto pese a la notable incidencia del sindicalismo en la concurrencia electoral de 1962.

            En numerosas ocasiones, como ocurriera en 1961 respecto de la composición del sector femenino y la participación de la juventud, se manifestaron crisis que derivaron en el alejamiento o la incorporación de dirigentes en su seno.

            Antes de la reorganización partidaria de 1964 fue junto a la Delegación (que pasó de las manos de Campos a las de Alberto Iturbe) la caja de resonancia del peronismo como un poder político en situación de espera.

            Mucho después de que Albrieu como tantos otros hubieran sido desplazados de su centralidad tras rivalizar con la Delegación y de que se hubieran concedido espacios a los dirigentes obreros (una docena de los cuales representaba ya en 1962 la mitad de los miembros) Augusto Timoteo Vandor desistió de quedar al frente del Consejo, prefiriendo la guarda de su ascendiente en el sindicalismo y a partir de dicho perfil consolidar su influencia en el movimiento.

            El CCyS tuvo una activa participación con posterioridad a la anulación de las elecciones de 1962 y repudió la elaboración de un estatuto sobre partidos políticos que seguía excluyendo al peronismo. Raúl Matera, su nuevo secretario, y los políticos y sindicalistas que integraban el cuerpo tendieron puentes y mantuvieron reuniones interpartidarias con algunas de las principales fuerzas no peronistas. Al 24 de abril de 1962 contaba con una mesa ejecutiva compuesta por Matera, Miguel Gazzera, Delia Parodi y Juan Rachini, y varias secretarías en las que estaban integrados los distintos sectores del movimiento. Marta Curone, a la sazón el miembro más joven del Consejo, recuerda la intensidad del trabajo de constitución de Juntas Reorganizadoras del Partido Justicialista en las provincias y que con posterioridad a Matera, quedó al frente del mismo Delia Parodi. Las actuaciones más relevantes del organismo, por algún tiempo encargado de la organización pero también sucedáneo de un aún ilegalizado partido,  se prolongaron hasta la frustrada participación peronista en el pergeñado “frente Nacional y Popular” de 1963.  

Fuentes:

Los diarios y revistas nacionales de los años 1955 a 1963 incluyen frecuentes informaciones emanadas de comunicados del CCyS.

El Fondo Centro de Estudios Nacionales, denominado comúnmente archivo Frondizi y localizado en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno contiene importante documentación sobre este organismo así como informes de inteligencia sobre sus miembros (Referencia AR-BNMM-ARCH-CEN).

LaHooverInstitution de la Universidad de Stanford cuenta con la correspondencia más nutrida entre los responsables del  CCyS y el líder exiliado (Referencia J. D. Perón Papers, Boxes 2 & 3).

Entrevistas a Marta Curone, 2019 y 2022.

Referencias:

Gorza, Anabella, Mujeres y peronismo. Intentos de reconstrucción de un estructura político-partidaria (1958-1966), XVI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia. Facultad Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, 2017.

Melon, Julio Cesar, “Después del partido y antes del partido: El Consejo Coordinador y Supervisor del Peronismo”, en Chiaramonte, José Carlos, y Herbert Klein, El exilio de Perón. Los papeles del Archivo Hoover.Buenos Aires, Sudamericana, 2017.

Melon, Julio Cesar, “Oscar Albrieu. Un político de misiones difíciles”, en Claudio Panella y RaananRein (comps), Los necesarios. La segunda línea de liderazgo peronista de los años iniciales a los del retorno del líder.Rosario, Prohistoria, 2020.

Melon, Julio Cesar, y Darío Pulfer, “Cooke: del centro a los márgenes”, en Cristian Gaude (comp), A 50 años de la muerte de John William Cooke. Buenos Aires, UNGS, 2020.

Julio César Melon Pirro