(Buenos Aires, 15 de marzo de 1904- Buenos Aires, 12 de junio de 1956).

            A los catorce años ingresó en el Colegio Militar, recibiéndose de subteniente en 1922 a los dieciocho años. Obtuvo el grado de teniente en 1925.Cursó luego estudios superiores en la Escuela Técnica, conquistando tres años más tarde el título de ingeniero técnico militar. Ascendió, poco después, a teniente primero. Con este grado ingresó en la Compañía de Ingenieros del Colegio Militar, donde por su desempeñó mereció el grado de capitán. Participó del golpe militar que derrocó a Hipólito Yrigoyen.

            El 19 de octubre de 1935 contrajo matrimonio con Dora Prieto. El año siguiente, nació su única hija, Susana.En 1937 el Poder Ejecutivo lo designó integrante de la Comisión de Adquisiciones en Europa, con asiento en París, donde se desempeño descollantemente. La Segunda Guerra mundial lo obligó a regresar a la Argentina. A fines de 1930 obtuvo el grado de mayor y fue nombrado edecán del ministro de Guerra. A fines de 1942 ascendió a teniente coronel y ocupó, junto al general Savio, el cargo de Director de Construcciones en la Dirección General de Fabricaciones Militares.

            Con posterioridad fue enviado a Concepción del Uruguay, donde se desempeñó como subdirector de la Escuela de Zapadores Pontoneros (actual de  Ingenieros).

            En 1947 fue ascendido a Coronel, ocupando el cargo de inspector del Arma de Ingenieros.

            En 1949 el Poder Ejecutivo lo designó como director general de Ingenieros. Luego recibió el título de General de Brigada y hacía 1953 el de General de División, el más alto grado militar a que podía ascender en su especialidad de ingeniero militar.

            El día de los bombardeos del mes de junio de 1955, fue el encargado de la defensa de la Casa de Gobierno y quien recibió la rendición de los marinos sublevados. Luego de esos hechos fue designado Ministro de Transportes de la Nación.Como otros militares leales al gobierno de Perón, el 26 de septiembre fue apresado y arrestado en diversos barcos de la Marina de Guerra.

            El 10 de enero fue confinado en la quinta de su suegra, en los aledaños de General Rodríguez en la Provincia de Buenos Aires.Allí permaneció hasta el 7 de abril, en que abandonó el confinamiento para comenzar las tareas de preparación del movimiento revolucionario.

            Presidió el movimiento del 9 de junio de 1956, junto con el general Raúl Tanco.

            La Proclama del Movimiento de Recuperación Nacional, redactada por José María Castiñeira de Dios y Enrique Olmedo sintetizaba las perspectivas del movimiento proscripto en el orden político, social, económico e internacional, parafraseando las más significativas de sus consignas históricas, reclamaba un llamado inmediato a elecciones. En tal sentido había recibido el apoyo de civiles y militares de esa orientación.

            Tras enterarse de las penas aplicadas a los sublevados, Valle se entregó bajo la promesa de respeto a su vida. Fue trasladado por el Capitán Francisco Manrique a Palermo para ser interrogado.

            A las 20 horas su familia fue notificada de la determinación de Aramburu de proceder a su fusilamiento.

            Susana Valle, de 18 años, se entrevistó con Monseñor Tato, quien logró a través del Nuncio Apostolócio que el Papa enviara un telegrama al Presidente Provisional, pidiendo clemencia.

            Antes de su muerte, Juan José Valle envió una serie de cartas de índole familiar y otras de cariz político. Entre las últimas, una fue dirigida a su antiguo amigo, el ahora Presidente Provisional Pedro Eugenio Aramburu. Otrafue remitida a Perón a través de su amigo el Coronel (RE) Federico Gentiluomo, quien se la hizo llegar de inmediato: “He creído siempre en usted, especialmente después de los hechos del 16 de septiembre. Cuando me habló Gentiluomo invitándome en su nombre a encabezar un movimiento revolucionario contra el régimen imperante no dudé en ponerme al servicio de la causa del pueblo, creyendo que era necesario reparar la injusticia cometida, pero ahora vengo a comprender que fui utilizado y que, a mis espaldas, se recurrió a organizaciones irregulares independientes que quedaron fuera de mi autoridad y control y que estaban dedicadas a producir un caos que hubiese hecho peligrar el triunfo de haberlo conquistado…”.

            Fue ejecutado en el patio central de la cárcel de Las Heras, a las 22 horas del 12 de junio de 1956, como parte de un castigo que buscaba constituirse en ejemplificador por parte del gobierno militar. Resultaba una acción completamente inusual en la historia política contemporánea.

Referencias:

Arrosagaray, Enrique. La resistencia y el General Valle. Buenos Aires, Ediciones Punto de Encuentro, 2016.

Ferla, Salvador. Mártires y verdugos. Ubicación histórica del 9 de junio. Buenos Aires, s / d, 1964.

Solari, Ángel. Los fusilados no callan. Sepa la verdad sobre los fusilamientos. Buenos Aires, s/ d., 1958.

Walsh, Rodolfo. Operación Masacre. Buenos Aires, Sigla, 1957.

Darío Pulfer