(Álvarez, Santa Fe, 18 de julio de 1900 – Rojas, provincia de Buenos, 26 de junio de 1979).

Pasó su infancia en la ciudad de Chacabuco, donde realizó sus estudios primarios. Posteriormente se desempeñó en tareas rurales hasta que ingresó a trabajar a los talleres ferroviarios Aires, de Junín, pertenecientes a la empresa Buenos Aires al Pacífico. En 1921 se incorporó al ejército, siendo destinado a Campo de Mayo, donde tuvo como jefe al entonces teniente primero Juan D. Perón. En 1930 fue escolta del Gral. José F. Uriburu cuando este llevó a cabo el golpe de Estado que derrocó al gobierno del presidente Hipólito Yrigoyen. A comienzos de 1931 ingresó a la Escuela de Administración del Ejército, egresando como oficial de Administración. En 1938, año en que revistaba en el Instituto Geográfico Militar, publicó El servicio de alimentación en campaña. En 1943 le tocó marchar a las órdenes del Gral. Arturo Rawson cuando el derrocamiento del presidente Ramón Castillo, en tanto que en 1945 fue nombrado secretario General de la Gobernación cuando ejercía la intervención de la provincia de Buenos Aires el Gral. Ramón Albariño.

En 1946 el presidente Perón lo nombró Jefe de la división administrativa de la Presidencia de la Nación, siendo ascendido en 1948 a secretario administrativo de la Presidencia y Jefe de Despacho residencial. Atento a su eficiencia en dichas tareas le fueron asignadas otras, como el control administrativo de los fondos que manejaba la Fundación Eva Perón. Del mismo modo, fue electo convencional por el Partido Peronista, por lo que integró la Convención reformadora de la Constitución Nacional en 1949, aunque sin mayor trascendencia.

En 1951 se conformó una empresa periodística de magnitud, ALEA S.A., de la que formaron partes periódicos y revistas editados en la Capital Federal y el interior del país, agencias noticiosas y radiales, que sostuvo las acciones de gobierno, sirvió para fijar su ideología en la población y exaltar las figuras de Perón y Eva Perón. Su titular administrativo y político fue Carlos Aloé, que se reservó para sí la dirección de dos revistas editadas por ALEA, Mundo Agrario y Mundo Deportivo.

La más importante responsabilidad política de Aloé fue la gobernación de la provincia de Buenos Aires. El ofrecimiento de la candidatura fue hecho a través de la Secretaría de Asuntos Políticos, a cargo de Román Subiza –ratificado luego por el propio Perón-, con argumentos que giraron en torno a su lealtad incondicional para con el Presidente y para con la ortodoxia doctrinaria, todo ello resumido en una persona que demostró carecer de ambiciones personales y de un proyecto partidario propio. En otras palabras, Perón se aseguraba de ese modo el acompañamiento sin fisuras de la principal provincia del país.

La campaña proselitista fue corta (tres semanas) y las elecciones del 11 de noviembre de 1951 consagraron para el período 1952-1958 a la fórmula Carlos Aloé-Carlos Díaz, que logró el 61,5 % de los votos, venciendo a la radical integrada por Crisólogo Larralde-Ricardo Rudi, que obtuvo el 31,7 %. En consonancia con una nueva etapa del gobierno y del movimiento peronista, más vertical, monocorde y autoritaria que la de los años precedentes, Aloé practicó un alineamiento incondicional respecto del gobierno nacional. Téngase como ejemplo la adhesión de la provincia a los “objetivos fundamentales y generales” del Segundo Plan Quinquenal o la solicitud al Poder Ejecutivo Nacional para que se intervenga el Poder Judicial bonaerense, lo que ocurrió a mediados de 1952.

En cuanto al funcionamiento de la Legislatura, con amplia mayoría oficialista, se comportó en los años de Aloé como un órgano subordinado al Poder Ejecutivo en el sentido de convalidar las iniciativas políticas provenientes de éste. Paralelamente, los legisladores peronistas adquirieron un perfil desafecto al debate y escasamente predispuesto al diálogo y la negociación con la oposición, impulsando leyes altamente irritativas, por caso la que designaba con el nombre de  Eva Perón al partido y ciudad capital de la provincia.

Otro aspecto del gobierno de Aloé fueron las acciones de persecución y desprestigio de los funcionarios y políticas de su antecesor en el cargo, el Cnel. Domingo Mercante. Fue así que los ministros de Educación de este último, Julio C. Avanza, y de Hacienda, Miguel López Francés, fueron denunciados por supuestas irregularidades en el manejo de fondos públicos, sometidos a juicio y condenados a prisión. En el caso del Fiscal de Estado, Arturo Sampay, ideólogo de la Constitución de 1949, fue destituido a través de un juicio político a partir de acusaciones por un supuesto mal desempeño en sus funciones, debiendo posteriormente exiliarse del país.

En lo referido a su gestión de gobierno, deben mencionarse dos áreas a las cuáles Aloé le prestó particular atención: la de asuntos agrarios y la de administración pública.  Bajo la premisa de que debía aumentarse la producción agrícola, el gobierno dispuso medidas tendientes a fomentar el cooperativismo y la colonización, agilizar la política crediticia que se canalizaba a través del Banco de la Provincia, aumentar el área sembrada, el combate a las plagas, la mecanización del agro y la protección del trabajador rural. En forma paralela, el gobernador se preocupó por optimizar el funcionamiento de la administración pública, apuntando a la centralización, racionalización y eficiencia de la misma, de allí la sanción de leyes y decretos que buscaron ordenas el aparato estatal. De ese modo se sancionaron las leyes Orgánica de Ministerios, de Fiscalía de Estado y de creación del Registro Provincial de las Personas. Con relación a las fuerzas de seguridad, se sancionaron los Estatutos del Personal de la Policía y del Agente Penitenciario y también el Código de Procedimientos de Justicia Policial.

Luego del derrocamiento del gobierno peronista en 1955, Aloé fue detenido y encarcelado por las nuevas autoridades, situación en la que permaneció desde el 21 de septiembre de 1955 hasta el 28 de diciembre de 1957, alojado en distintos lugares de detención, entre ellos las cárceles de Río Gallegos y de Ushuaia –donde estuvo un año-, esta última cerrada por el gobierno peronista en 1947 y reabierta para recibir a los presos de ese origen. Acusado por el gobierno de facto con cargos de enriquecimiento ilícito y negociados en la función pública, los procesos a los que fue sometido no pudieron demostrar absolutamente nada.

Dibujo de época del Penal de Ushuaia, en el que aparece la firma de Aloé.

            Luego de su liberación se retiró a la Estancia Santa María, de su propiedad, en el distrito bonaerense de Rojas, aunque no se alejó totalmente de la política, pues visitó al Gral. Perón en Santo Domingo e integró en 1958 el Consejo Coordinador y Supervisor del Peronismo, además de mantener intercambio epistolar con el líder exiliado.

            En la década del ‘60 se dedicó a escribir, publicando dos libros de historia desde la óptica revisionista, Grandeza y decadencia del federalismo argentino y De Calfucurá a Yrigoyen, a los que debe sumársele el opúsculo Los caudillos, y también su autobiografía, titulada Gobierno, proceso, conducta.

En 1971 prestó testimonio de su actuación pública, el que formó parte del proyecto de Historia Oral del Instituto Di Tella. Paralelamente, integró el Club del 45, entidad que nucleaba a funcionarios y legisladores peronistas de la primera hora, la que presidió al momento de celebrarse el 25º aniversario del 17 de octubre de 1945. Cuando el regreso de Perón al país en 1973 no logró verlo, resultando vanos sus intentos al respecto, al parecer por la negativa de José López Rega. Falleció en su estancia de Rojas el 26 de junio de 1979.

Obras

Aloe, Carlos. Apuntes de la cátedra de conducción política. Basados en “Conducción Política” del Gral. Juan Perón. Buenos Aires, Editorial Mundo Peronista, 1955.

Aloé, Carlos. De Calfucurá a Yrigoyen. Buenos Aires, 1966.

Aloé, Vicente. El servicio de alimentación en campaña. Buenos Aires, Círculo Militar/Biblioteca del Oficial, 1938.

Aloé, Carlos. Gobierno, Proceso, conducta. Buenos Aires, Sudestada, 1969.

Aloé, Carlos. Grandeza y decadencia del federalismo argentino. Buenos Aires, 1963.

Aloé, Carlos. Los caudillos, Buenos Aires, 1970 (opúsculo).

Referencias

Aelo, Oscar. El peronismo en la provincia de Buenos Aires, 1946-1955. Caseros, Eduntref, 2012.

Panella, Claudio. “Carlos V. Aloé. Lealtad y administración”. En: Rein, Raanan y Panella, Claudio (compiladores). La segunda línea. Liderazgo peronista, 1945-1955. Buenos Aires, Eduntref/Pueblo Heredero, 2013.

Rodríguez, Rodolfo. Calos Vicente Aloé. Subordinación y valor. La Plata, Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires/Archivo Histórico, 2007.

Claudio Panella