Figura central entre los intermediarios de Perón en el exilio, Alberto Iturbe mantuvo un fluido vínculo epistolar con el ex presidente (Lichtmajer, 2021; Lichtmajer, 2022). Conocemos sólo una parte de la correspondencia: el resto pudo haber sido destruido/extraviado o quizás exista material que no salió a la luz. Esta premisa, aplicable a la documentación sobre diferentes actores e instituciones durante el largo período de exilio peronista (como analiza Sergio Friedemann en el texto que abre esta sección), implica asumir el carácter provisorio de las afirmaciones aquí contenidas, basadas en nuestro conocimiento actual del vínculo epistolar.

            La correspondencia se compone de 80 cartas, telegramas y notas intercambiadas por Perón e Iturbe entre enero de 1961 y marzo de 1972, incluyendo en el recuento las cartas intercambiadas con “Juan José”, seudónimo utilizado por Iturbe entre 1962 y 1965. Es un material desigual en el que predominanlas cartas remitidas por el ex presidente. La correspondencia deja entrever, sin embargo, que las respuestas de Iturbe existieron y que el intercambio no se inició en 1961 sino que hubo contactos previos que se remontan a los primeros años del exilio (en la carta que inaugura la serie, el 28 de enero de 1961, Perón aludió a “nuestra correspondencia desde Caracas y Bolivia, en los días difíciles del comienzo de esta lucha que ya va durando demasiado”).

            La posibilidad de que este material pueda ser recuperado a futuro no es descabellada si se tiene en cuenta que el grueso de lacorrespondencia (60) se encontraba hasta fines de 2019 en manos de la descendencia de Alberto Iturbe y no había sido objeto de indagación histórica. Las demás cartas (20) se encuentran alojadas en los dos grandes reservorios de documentación sobre el exilio de Perón: el Archivo Hoover (Universidad de Stanford) y el AGN-Intermedio (Buenos Aires), donde también pueden consultarse algunas fotografías que ilustran el vínculo aquí referido. La mayoría de la documentación se concentra en el período mayo de 1961/noviembre de 1965 (11 cartas corresponden a 1961, 21 a 1962, 17 a 1963, 18 a 1964, 11 a 1965, 1 a 1971 y 1 a 1972). Esto coincide con la etapa de mayor gravitación de Iturbe en los organismos de intermediación de Perón, cuando ejerció como secretario general del Consejo Coordinador y Supervisor (CCyS), entre mayo de 1961/abril de 1962 y como Delegado del Comando Superior,entre agosto de 1962 y noviembre de 1965.

            La correspondencia puede abonardesde múltiples ángulos al campo de estudios sobre el peronismo en el exilio. Nos permite analizar, en diálogo con la creciente literatura sobre los organismos de intermediación de Perón en la Argentina de los sesenta (CCyS, Comando Secreto de la Operación Retorno, Comisión Interventora Nacional del PJ –cuadrunvirato/heptunvirato–, etc.), la naturaleza y transformaciones de la Delegación y sus diferentes esferas de acción.Paralelamente, ofrece nuevasaristas sobre las negociaciones y conflictos entre los diferentes actores o “ramas” referenciadas en el peronismo –dirigencia política masculina y femenina, sindicalistas, juventud, grupos insurreccionales, militares, entre otros–, como así también de la relación de Perón y la dirigencia peronista con el gobierno, las Fuerzas Armadas y un amplio espectro de actores (dirigentes de otros partidos, diplomáticos, etc.). La correspondencia también aporta al análisis de la relación entre la línea “oficial” del movimiento, delineada por Perón desde España, y las dirigencias neoperonistas a lo largo del país.

            En un plano complementario, el material nos revela una interesante trayectoria biográfica en la que cobran relieve, entre otros tópicos, las alternativas que modelaron el vínculo entre Perón e Iturbe (que condensó formas sutiles de familiaridad –desde el calificativo de “querido amigo” dispensado entre ambos, el envío de saludos a las respectivas parejas o diferentes comentarios que denotaban la cercanía del lazo–, hasta intercambios hostiles, reprimendas, etc.) así como las múltiples interacciones y redes de relaciones entabladas por el segundo con dirigentes políticos, gremiales, militares, etc. A modo de ejemplo, entre los interrogantes que emergen de su trayectoria se destaca el referido al tránsito de Iturbe desde un lugar de vocero y articulador de las dirigencias “políticas” del interior del país, en consonancia con su liderazgo del CCyS, a posiciones receptivas de la creciente hegemonía sindical concretada tras las elecciones de marzo de 1962. En consonancia con esto, resulta estimulante interrogarse sobre la gradual construcción de una identificación “vandorista” por parte de Iturbe, la cual gravitó en su salida de la delegación a fines de 1965.

            A modo de ejemplo pueden mencionarse algunos pasajes dela correspondencia, tales como la discusión en torno a la estrategia político-electoral del peronismo de cara a los comicios de marzo de 1962. Reacio al predominio sindical, Iturbe esgrimió una cerrada defensa de la táctica abstencionista en las elecciones. En ese marco interpretó que la concurrencia (definida por Perón a pocas semanas de los comicios, tras el veto oficial a su candidatura a vicegobernador por la provincia de Buenos Aires) partía de un diagnóstico equivocado sobre la situación electoral en el país y minimizaba las eventuales maniobras del oficialismo durante la campaña. Otro factor a destacar, según Iturbe, eran las divisiones en las filas del movimiento en las provincias, que minaban las posibilidades de un triunfo electoral. Frente a tal panorama su mirada era lapidaria: “la apreciación personal mía […] es de que no vamos a ganar en ninguna parte, pues en los muy pocos lugares donde tal vez podríamos hacerlo, nos proscribirán localmente o nos prepararán un hábil fraude”. Según Iturbe, el reemplazo de la candidatura de Perón “era inaceptable para el Movimiento” dado que ello “implicaba la posibilidad de un peronismo sin Perón y aún en el hipotético caso de triunfar también sería aviesamente interpretado como que se puede ganar sin Perón”.Su posición como secretario del CCySquedó fuertemente debilitada a lo largo del proceso comicial: “aunque me duela decirlo debo reconocer que el control del Movimiento ha escapado al control del Consejo como organismo y a mí por supuesto como secretario general. La conducción a partir del regreso de la delegación de las “62” la han tomado los dirigentes gremiales que cuando llegan al Consejo a tratar algún problema vienen simplemente a sostener lo ya resuelto por ellos. La conducción política justicialista ha sido desplazada casi totalmente”.[1]La misiva sintetiza las críticas de Iturbe al desbalance favorable al sindicalismo en el CCyS y en la conducción del movimiento en general. Su pesimismo frente a los comicios, así como sus reparos a la hegemonía sindical, fueron refutados por el contundente triunfo electoral de marzo de 1962 e Iturbe se reconvirtió paulatinamente a una “nueva lógica de poder” signada por la creciente influencia sindical (Melón Pirro, 2017).

            Otro pasaje a destacar son las instrucciones que Perón remitió a Iturbe en su rol de delegado. Durante el mandato de José María Guido, por ejemplo, se observó en las cartas el “juego bifronte” del ex presidente, al coexistir directivas en torno a las respuestas “legales e ilegales” que el peronismo ensayó frente a los ciclos de apertura y cierre de su participación (Manna, 2004 [1993]). Tras el “avance gorila” que Perón atribuyó a Federico Toranzo Montero (agosto/septiembre de 1963), las instrucciones al delegadose centraron en priorizar la “organización clandestina” por sobre las “organizaciones de superficie”. Estas consideraciones abarcaban, incluso, a la CGT, a cuyos dirigentes les costaba “decidirse por la lucha ilegal” ya que no se “daban cuenta” de que “allí serán más eficaces y efectivos que en los sindicatos” (Carta del 15 de septiembre de 1962). El triunfo azul en los combatesde septiembre de 1963 generó moderadas expectativas al ex presidente, que no abandonó, sin embargo, el escepticismo sobre la naturaleza hostil del gobierno ante el peronismo. En ese marco comunicó al delegado que si bien el movimiento debía considerarse beneficiario de este desenlace, en tanto la derrota de los colorados implicó “el más duro golpe a la oligarquía”, de la cual “esos simios representaban su único sostén”, no había razón alguna para el optimismo, en tanto el “gobierno de este inefable Guido navega sin brújula ni vergüenza” y “el país ha salido de las manos de los gorilas pero aún está en manos de los chimpancés”. El mandato de la hora, al igual que a lo largo de esa etapa, era afianzar la organización, evitando la dispersión de las filas y el desmembramiento del peronismo. En efecto, a los militares y al gobierno no había “que sacarles el cuchillo de la barriga” y la actitud del peronismo “debía ser firme si no queremos que nuestra misma gente comience a aflojar. Deben organizarse, clandestina o legalmente” (Carta del 30 de septiembre de 1962).

            Como lo revelan ambos ejemplos, la correspondencia entre Perón e Iturbe involucra diversas aristas del peronismo en el exilio, en particular los referidos a la relación con los demás actores político-institucionales y a la trayectoria de los organismos de representación del movimiento en la Argentina de los años sesenta.

Referencias:

Amaral, Samuel y Plotkin, Mariano (Comp.).Perón: del exilio al poder. Buenos Aires, EDUNTREF, 2004 [1993].

Duhalde, Eduardo Luis (Comp.), Correspondencia Perón-Cooke. Tomo 2. Buenos Aires, Colihue, 2007.

Lichtmajer, Leandro. “La construcción de un intermediario. El rol de Alberto Iturbe en el peronismo del exilio (1955-1962)”, Anuario IEHS, Núm. 36, Vol. 2, 2021.

Lichtmajer, Leandro, “Tarea fina. Alberto Iturbe y la delegación de Perón en la Argentina (1962-1965)”, ponencia presentada en las XVIII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Universidad Nacional de Santiago del Estero, 2022.

Marcilese, José,“La formación del Partido Justicialista. El peronismo, entre la proscripción y la reorganización (1958-1959)”, Quinto Sol, Vol. 19, Nº 2, 2015.

Melon Pirro, Julio César y Pulfer, Darío, “Cooke en 1958. Del centro a los márgenes”, Gaude, C.L (Comp.),John William Cooke. Ecos de un pensamiento, Los Polvorines, Ediciones UNGS, 2020.

Melon Pirro, Julio César, “Después del partido y antes del partido: el Consejo Coordinador y Supervisor del Peronismo”, Chiaramonte, J. C. y Klein, H., (Ed.), El exilio de Perón. Los papeles del Archivo Hoover, Buenos Aires, Sudamericana, 2017, 201-230.

Page, Joseph.Perón: una biografía. Buenos Aires, Sudamericana, 2014 [2005].

Santos, Teresa.“Los Delegados de Perón”, ponencia presentada en el IV Congreso de Estudios sobre el Peronismo, Universidad Nacional de Tucumán, 2014.

Sigal, Silvia y Verón, Eliseo, Perón o muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista, Buenos Aires, EUDEBA, 2003 [1985].                                                                                                      Leandro Lichtmajer


[1]Alberto Iturbe a Juan D. Perón, 23/2/1962. Stanford University, Hoover Institution Library and Archives, Juan D. Perón Papers, caja 4, carpeta 1, fs. 6-15.