(Buenos Aires, 1932- Buenos Aires, 2002).

            Apodo: “El prócer”, “El Negro”, “Negrito Saavedra”.

            Trabajaba en el Frigorífico Lisandro de la Torre y adhirió al peronismo desde su surgimiento.

            Se acercó a la intervención del Partido Peronista en la Capital Federal en las postrimerías del peronismo. En ese marco, tras el golpe de 1955 tomó contacto con César Marcos y José “Manolo” Buzeta.  Participó de la formación del Comando Nacional de la Resistencia, dirigido en primera instancia por Cooke y luegoRaúl Lagomarsino y César Marcos.

            Recordaba: “El 16 de septiembre llorábamos: no teníamos armas, no se las habían querido dar a Cooke. Nunca hubo armas para los civiles salvo algún 32 o 45. La guerra la hicimos con caños. Todo tuvimos que improvisarlo”.

            Revistando en el “Cenepé” se ocupó de formar otros comandos en su barrio y en los barrios vecinos.

            Poco después del golpe, en el Frigorífico donde trabajaba, homenajearon a Eva Perón: “El 26 decidimos ponerle una palma al busto de Evita, que no se habían animado a sacarlo del frigorífico. La dedicatoria decía ‘A Evita, sus compañeros’. Los suboficiales que me veían venir con la palma me felicitaban, me decían ‘Bien, pibe’. Yo entré por la salida. De los cuatro pisos se veían todas las cabezas asomadas. Colocamos la palma e hicimos el minuto de silencio, pero el frigorífico había parado y parecía que se venía abajo al grito de ‘Perón, Perón’. Cuando ese día entro a trabajar, el jefe de la sección me preguntó si estaba loco. ‘Vamos a ir todos en cana, viejo’, me dice. Después empezaron a marcarme”.

            Junto a Rodolfo “Copete” Rodríguez utilizaban el auto Ford 54 que habían heredado de la intervención del Partido Peronista Metropolitano para transportar elementos para la resistencia. Recorrió junto a César Marcos casas de familia vinculadas a las redes de la resistencia del Gran Buenos Aires.  En la clandestinidad vivieron en un rancho de San Justo.

            En junio de 1956 cayó preso junto al resto de la Conducción Nacional del Comando de la Resistencia.  Estuvo detenido en la Penitenciaría Nacional de Las Heras.

            En febrero de 1957 le dieron la opción de salida del país, embarcándolo en la nave “Bretagne”  rumbo a Europa. Al hacer escala en Montevideo los exiliados en esa ciudad se organizaron movilizando al periodismo, logrando su descenso. De manera inmediata se unió al Comando de Exiliados aunque guardando discreción para no generar persecuciones a su persona.

            En el año 1957 figuró como director del periódico “El Guerrillero” publicación del Comando Nacional Peronista.

            Se opuso al voto en favor de Frondizi.

            Volvió al país con la amnistía de Frondizi, pero fue apresado por el Comisario Margaride. Fue trasladado a “orden gremial”. Poco después fue liberado.

            Logró la reincorporación al trabajo en el frigorífico. Aunque no estaba en la lista ni en la agrupación del sindicato en diciembre fue electo junto a Sebastián Borro como Secretario de Prensa.

            En el conflicto del Frigorífico Lisandro de la Torre en su condición de secretario de Prensa y Propaganda del sindicato otorgó un reportaje a Radio Rivadavia en el que señalaba que el objetivo de la iniciativa del gobierno de Frondizi era la entrega del frigorífico a intereses extranjeros y confiaba en que “a este movimiento se va a plegar toda la Nación entera porque es por la defensa del país y de todas las conquistas sociales, en defensa de la soberanía de la Patria”.

            Fue cesanteado y nunca más volvió a trabajar en el frigorífico.

            Para ese tiempo, desde el Comando Nacional Peronista de la resistencia, publicaron un folleto bajo el título “Quince meses de hambre y de miseria”. Por ese tiempo participó del intento de aglutinar a los Comandos en el Movimiento Nacional Peronista Insurreccional Intransigente.  La aplicación del Plan Conintes impidió el desarrollo de esa iniciativa. En el año 1959 fue contactado por el naciente grupo de Uturuncos para integrarse a sus filas. No compartía la estrategia guerrillera considerando que el poder del Ejército era muy superior.

            Tuvo intercambio de correspondencia con Juan D. Perón.

            A principios de los años setenta, retirado de la militancia activa, trabajaba como promotor de un sanatorio

Referencias:

Monzón, Florencio (h). Llegó carta de Perón. Rapsodia de la Resistencia 1955-1959. Buenos Aires, Corregidor, 2006.

Salas, Ernesto. Cultura popular en la primera etapa de la resistencia peronista (1955-1958). En Revista Secuencia.Sept-dic 1994.

Darío Pulfer