Enero de 1969

3. Más de 2000 obreros colmaron la Plaza de Villa Ocampo, Santa Fe, en reclamo de 40 millones de pesos adeudados por el ingenio azucarero Arno.

6. Perón recibió a Félix Luna, quien le realizó una    entrevista del futuro libro El 45.

9. Onganía  colocó la piedra fundamental del complejo hidroeléctrico Chocón-Cerros Colorados.

11-  12.  Plenario Nacional de Bases Peronistas /Plenario Nacional del Peronismo revolucionario / Segundo Congreso de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo. Realizado en las afueras de Córdoba en un recreo sindical de ATE.  Participaron ciento cincuenta delegados de todo el país. Hicieron uso de la palabra Raimundo Ongaro (quien sostuvo la continuidad de la CGTA y denunció a los colaboracionistas), el Mayor Alberte (quien llevaba una pieza escrita con Eguren, Gil Solá, García Elorrio, Rearte y Di Leo), Ricardo De Luca y Jorge Di Pascuale.

Referentes: Carlos Gaitán, Miguel Alfredo Carballeda y Susana Valle (Secretaría de Prensa), Adolfo Rimedio y FerardoGotto (Secretaría de Organización), Esteban Espino y  Alejandro Mouro (Secretaría del Interior), Ramón Blanco y Miguel AngelGarayochea(Secretaría de Finanzas) y  Jorge Di Pascuale (Secretario General).

Como resultado de las deliberaciones realizó una Declaración del Bloque de Agrupaciones Gremiales y Organizaciones Políticas Peronistas.

La mesa ejecutiva nacional provisoria del Bloque de las Agrupaciones Gremiales y Organizaciones Políticas Peronistas, cumpliendo el mandato dado en el Plenario Nacional de Consulta alas Bases declara:

El plenario nacional del peronismo; realizado los días 11 y 12 del corriente, en la provincia de Córdoba, con la presencia de 87 organizaciones políticas y gremiales de todo el país, en cumplimiento de las directivas del único líder y jefe del Movimiento Peronista, orientado en el pensamiento de unidad desde las bases, ya que sin la comprensión y participación activa del pueblo  trabajador, no puede construirse un camino de liberación, y en el convencimiento de que en esta etapa de lucha popular no puede haber otra representación peronista que sus organizaciones políticas y sindicales más combativas, considera: Que en esta etapa del proceso político argentino, corresponde dirigir la lucha organizada del pueblo trabajador contra sus enemigos principales: la dictadura militar y oligárquica y el imperialismo yanqui.

En el Estado Justicialista –síntesis genuina de la revolución nacional- tuvo plena vigencia la soberanía popular, mediante la irrupción protagónica en el escenario nacional de la clase trabajadora criolla, continuación histórica de las montoneras gauchas, y columna vertebral del auténtico Movimiento de Liberación Nacional; soportando la conspiración permanente de los intereses nativos y foráneos, que resultaban afectados por la orientación social y nacional del Peronismo.

Las frustradas asonadas militares, los bombardeos genocidascos y los ametrallamientos asesinos de junio y setiembre de 1955, las cárceles, las torturas y los fusilamientos de civiles y militares patriotas, conformaron el prontuario sangriento de la oligarquía restaurada en el poder.

Este proceso cristaliza en la actual dictadura en que el régimen agotado por las sucesivas crisis de su farsa seudodemocrática, ha debido despojarse de su ropaje parlamentario, apuntalándose en las bayonetas de los monopolios internacionales y la oligarquía nativa que, ahora sí, siguen mandando sin hipocresía, y en su forma más desnuda.

Se concreta así la política económica de entrega al imperialismo yanqui, a través de la privatización de las empresas nacionales y de nuestro patrimonio, se congelan los salarios, se racionaliza y se destruye el régimen de previsión social, negada la más mínima vía a la voluntad popular, llega a decretarse «subversiva» hasta la gestión reivindicativa de los sindicatos, que sólo son permitidos como mediación orgánica del sistema. Es decir, se admite al sindicalista como un tecnócrata más del régimen, como un dirigente de empresa o un «general de ocupación». Y este es, justamente, el papel que se avienen a representar los traidores, participacionistas o colaboracionistas, surgidos de «acuerdos gastronómicos» de militares y sindicalistas oligarquizados, que culmina en el Plenario de Avellaneda, acta de nacimiento y lápida definitiva del neoperonismo.

Cuando en marzo de 1968 surge la CGT de los Argentinos, comienza a reflejarse en el campo sindical el proceso de la lealtad histórica a las banderas peronistas, y queda en claro que ser peronista es una manera de pensar y actuar en función del destino histórico de las masas populares, cual es alcanzar su liberación nacional y social. La CGT de los Argentinos es fundamentalmente un hecho político peronista, siendo la manifestación en el campo gremial, del peronismo combatiente, que debe tener en su seno una participación protagónica, ya que 10 único que puede impedir que esa CGT se agote en un mero reformismo, es que la militancia orgánica del Movimiento logre cristalizarse en una forma superior de lucha revolucionaria.

Participación que implica la decisión militante de fortalecer esta CGT, manteniendo viva la perspectiva de movilizaciones populares, abierta el 28 de marzo, que la CGT y el Programa del Primero de Mayo representan, aun en las condiciones adversas que presupone la aplicación consecuente del plan político de la dictadura, plan político que pasa en la actualidad por un denominado «congreso normalizador», que dé nacimiento a una CGT reglamentada y dócil. .

Por todo ello, el Plenario Nacional del Peronismo considera que es fundamental organizarse para la toma del poder, ya que es imposible .la coexistencia entre las clases oprimidas y las opresoras, conscientes de nuestra responsabilidad histórica y de que la toma del poder no significa en manera alguna, sustituir un hombre por otro, sino un sistema por otro sistema; ya que buscamos el triunfo de una clase mayoritaria y que conforma el pueblo argentino: la clase trabajadora.

Determinados a darnos una política de masas con destino revolucionario, las formas de lucha las extraemos desde nuestra experiencia en el seno del pueblo, y desde él, desde sus posibilidades concretas y de su inmensa fuerza creadora, haremos posible el logro de la lucha superior y generalizada, con las características y peculiaridades que sinteticen nuestro ser nacional en el marco de las ricas experiencias acumuladas por el Movimiento Peronista en la lucha por la reconquista del poder político.

Cerrados todos los caminos a la voluntad popular, el medio para ir concretando con éxito esa lucha debe ser la movilización total de las bases peronistas y de todo el pueblo, que permitirá ir forjando los Instrumentos, organizando y capacitando la acción del militnate que es la verdadera forma de crear las condiciones que permitirían enfrentar con éxito a las armas y a la violencia reaccionaria.

Nuestra revolución será para la construcción de una Argentina nacional en lo político y socialista en lo económico, participando como lo  definiera el General Perón de una realidad superior: “La hora de la liberación de los pueblos» sometidos a la colonización imperialista. El dilema del mundo no es Estados Unidos o Unión Soviética, sino que el dilema auténtico es colonialismo o liberación.

El triunfo del peronismo que marcará la derrota de la traición cipaya servirá para reencontrarnos con nuestros hermanos latinoamericanos, asiáticos y africanos que, bajo distintos signos ideológicos están transformando un Tercer Mundo, asiento de factorías coloniales, en una tierra de patrias y pueblos liberados.

Por todo ello reafirmamos:

1. Nuestra lucha es por la unidad del peronismo en Perón y desde las bases, ya que nos hemos planteado la tarea fundamental  de triunfar sobre los explotadores, aun si ellos están infiltrados en nuestro Movimiento,

2. Denunciamos a la dictadura militar-oligárquica, fiel intérprete de los monopolios capitalistas y a su consecuente política antipopular y represiva de la voluntad de las mayorías, que pretende ahora trampear, una vez más, a la clase trabajadora convocando a una denominado “congreso normalizador” para orquestar una CGT domesticada y dócil a los designios del régimen.

3. Comprometemos nuestra decisión de apoyar y sostener a la CGT de los Argentinos por ser la más alta expresión de un sindicalismo de liberación y enfrentar a todos los que quieren quebrarla o distorsionar sus objetivos expresados a través del Programa del Primero de Mayo.

4. Reafirmar el contenido antiimperialsista consecuente del peronismo, señalando al enemigo principal – el imperialismo yanqui- y ratificar nuestra solidaridad revolucionaria con los hermanos latinoamericanos, africanos y asiáticos, que bajo distintos signos ideológicos luchan por un Tercer Mundo sin explotadores ni explotados.

Alicia Eguren y Bernardo Alberte, con la colaboración de Mabel Di Leo, Jorge Gil Solá, Juan García Elorrio y Gustavo Rearte (con reservas), elaboraron el documento “Estrategia y táctica revolucionarias” para este encuentro:

Hemos venido a esta reunión a escuchar y a hacernos escuchar.

Hemos venido a hacer algo más que una justa caracterización de las formas de traición más evidentes o una correcta declaración de principios de las que acaban archivándose entre los papeles superfluos o, a lo sumo, solo sirven para agregarse a las que llenan la historia de nuestro Movimiento, cuyas páginas más gloriosas fueron escritas no con palabras sino con hechos, no con declaraciones sino con sangre.

Hemos venido aquí a expresar nuestra opinión sobre la estrategia y la táctica revolucionarias necesarias para la toma del poder por el pueblo y su ejercicio pleno y sin limitaciones para imponer y crear el Estado Socialista-Peronista, que haga la grandeza de nuestra patria y la felicidad del pueblo.

Ha llegado la hora de armar las ideas, puesto que las ideas que no se arman son aplastadas, sucumben, no triunfan nunca.

Hay que dominar la estrategia mejor que los generales que la emplean para oprimir y sojuzgar y que en nuestras manos debe servir para liberamos

Con una buena estrategia no hay que temer a las fuerzas armadas regulares.

 En la estrategia de la guerra prolongada gana siempre el que tiene más moral, mejor política y más capacidad de duración. El Peronismo tiene de todo esto un poco … Lo que falta es hora de que lo pongamos nosotros.

Cuando una minoría armada tiene un buen programa insurreccional derivado de la lucha contra las dictaduras militares, siempre logra que el pueblo se convierta en el sujeto de la historia.

 La estrategia que propugna la existencia y acción de vanguardias operativas armadas ha sido objeto de críticas y es producto de polémicas. Se suela aducir que es un falso principio, puesto que olvida la lucha de masas, como si realmente fueran métodos contrapuestos. Nosotros rechazamos ese concepto. La guerra de guerrillas o de vanguardias armadas, es una guerra del pueblo, una lucha de masas. Pretender realizar este tipo de guerra sin el apoyo de la población es ir a buscar premeditadamente la derrota, el fracaso.

Los golpes de estado en el país indican que nuestros dirigentes políticos deben ser conductores revolucionarios de masas (.,.) Hay que estudiar más a Clausewitz que a los teóricos de la democracia parlamentaria si es que los dirigentes políticos aspiran al poder revolucionario, sin que la espada de Damocles de los pretorianos esté siempre suspendida sobre sus cabezas.

El desafío histórico en nuestra patria no solo nos enfrenta con tareas enormes sino que también no encuentra todavía divididos y en algunos casos con carencias ideológicas graves. Además, quienes sostenemos el criterio de la guerra, el criterio de que la lucha armada deer ser bajo las presentes condiciones la vía principal de la acción política, estamos claros en quela posibilidad de la guerra solo puede demostrarse por a guerra misma. Pero también es cierto que ninguna organización del Peronismo revolucionario, por fuerte que sea, podrá pelear ella sola.

Porque si desde un punto de vista práctico ello es imposible, desde todo punto de vista sería una torpeza grave, un sectarismo ingenuo, no difundir las ideas que nos animan y no procurar que sean abrazadas por el mayor núrnero de organizaciones y de compañeros. ( … )

Sería incorrecto sin embargo que e a partir e estas ideas generales nos nos conjuráramos en un pequeño estado mayor ultrasecreto que se atribuyese para sí la dirección de este proceso histórico.

Los diferentes grados de desarrollo de cada región del país, su variada geografía, las ricas pero diversas experiencias políticas de las diferentes organizaciones  de nuestro movimlento, imponen desde el vamos que la ejecución el de las acciones sea descentralizada, adecuadas a las posibilidades y características de de cada región. La coincidencia se  establecerá en torno a los objetivos más generales de la acción y el resto por cuenta de la capacidad de cada uno. Para ello será indispensable asegurar la continuidad del esfuerzo mediante una organización adecuada, y será además indispensable redoblar el trabajo político y la preparación ideológica, organizativa y militar de los futuros combatientes revolucionarios.

Más adelante, es evidente que las etapas superiores de la guerra solo podrán ejecutarse una dirección centralizada y altamente representativa.

Pero será precisamenre la acción, durante esta primera etapa a desarrollar la que permitirá ir perfilando las fuerzas más significativas. Y será de la de la lucha que surgirá la dirección revolucionaria que conduzca al pueblo a la toma del poder.

Compañeros: hemos venido aquí a decir esto, buscando la unidad, como ordena Perón, la unidad para la lucha.  Hemos venido a unirnos con todos los que quieran organizarse para la lucha y con todos los que quieran planificar la lucha, con la intención de desarrollarla hasta la victoria final.

Todo nuestro pensamiento está sintetizado en la siguiente sentencia del General Perón, nuestro único jefe, nuestro único líder, el conductor bajo cuya única dirección luchamos:

“La revolución es patrimonio de todos los jóvenes argentinos, solo hace falta que aquellos que tengan lo que hay que tener, emprendan la lucha por la liberación, donde es necesario quitar por la fuerza si fuera preciso, lo que los privilegiados se niegan a ceder por la razón.

12. Muerte de Roberto Noble, fundador del diario “Clarín”.

14. Inicio de un conflicto en los Talleres Gráficos Fabril Financiera por el despido de 45 trabajadores.

16. Acto en Bella Vista. Detención en Tucumán de Raimundo Ongaro, trasladándolo a Bahia Blanca. Luego fue liberado.

20. Recuperó la libertad el dirigente del Sindicato Portuario Eustaquio Tolosa.

23. En una reunión con empresarios, Onganía advirtió que “por ahora no hay tiempo político, falta mucho para que ello suceda”.

25. La policía de Tucumán disolvió violentamente una protesta de obreros del Ingenio Bella Vista.

27. Veinticinco hombres y una mujer concluyeron unahuelga de hambre en el Ingenio Bella Vista de Tucumán.

31. En una reunión con dirigentes gremiales “participacionistas” Onganía informó que no se permitirá la reorganización de la CGT sobre “líneas pasadas”. La CGT de los Argentinos denunció a los dirigentes que fueron a la reunión con Onganía como “colaboracionistas”.

Se dio a conocer unComunicado de las FAP.

POR QUÉ SOMOS PERONISTAS

En 1945 el país está en un período de progreso y ascenso económico. Está creciendo por dentro: en el interior del país se levantan focos industriales y el gobierno cuenta con buenas reservas monetarias en el exterior. Esta situación general posibilita el surgimiento del fenómeno peronista y principalmente a través de tres factores:

1) El surgimiento de la industria nacional, fruto de la prosperidad general, de las condiciones del mercado internacional de posguerra principalmente y de las condiciones del mercado interno por falta de material manufacturado.

2) Los comienzos de penetración yankee a consecuencia del debilitamiento del imperio británico y de la expansión del norteamericano.

3) Las migraciones internas. A consecuencia del surgimiento industrial aparece un nuevo proletario urbano llegado del interior del país, de origen criollo y no politizado y en una total situación de desarraigo, ya que a pesar de la floreciente prosperidad económica la situación de la clase trabajadora era de explotación, malas condiciones de empleo, ausencia de reglamentaciones laborales, jubilaciones y protección social.

El coronel Perón se pone a la cabeza del movimiento nacionalista -integrado por sectores de la burguesía nacional y del ejército- y de la clase trabajadora organizada con ese nuevo proletariado urbano, tomando como banderas la defensa de la naciente industria nacional, la lucha contra la penetración yankee y las reivindicaciones sociales de la clase trabajadora.

El 17 de octubre de 1945 es la primera acción masiva de la clase trabajadora argentina, es el despertar político de los descamisados, es el encuentro del Pueblo con su líder, quien lo llevará a alcanzar el más alto nivel de conciencia, conciencia de su misión y destino histórico. Cientos de miles de hombres y mujeres se movilizan en forma masiva para imponer su voluntad y reconquistar al caudillo; es la fuerza pujante y nueva de los trabajadores contra los valores caducos de la oligarquía imperialista y explotadora.

El peronismo tiene su nacimiento por la irrupción de los trabajadores en la vida nacional como copartícipes en la construcción de la nueva Argentina. En el campo internacional significa una avanzada de los países del Tercer Mundo, que buscan su propio camino al margen de las dos hegemonías. 

A partir de 1945, como movimiento antiimperialista, popular y nacionalista, el peronismo iniciará en el país el proceso democrático burgués. En el orden económico representa la defensa de las riquezas del país de las manos extranjeras: la deuda exterior es reembolsada (sumaba el 40% de nuestros recursos y divisas); los transportes, gas, teléfono, electricidad, fueron nacionalizados; la nacionalización del Banco Central permitió disponer del ahorro nacional para el desarrollo del país: a través del IAPI se aseguraba el precio de las materias primas exportadas e importadas.

Sin embargo, en el aspecto económico, las estructuras del poder oligárquico no fueron modificadas. 

En el orden social se manifiesta una serie de reivindicaciones auténticas; se reglamentan los derechos del trabajador, la familia, los ancianos y la educación; se da participaciones en la cosa pública al Pueblo otorgándose el voto a las mujeres y a los indígenas; la clase trabajadora participa directamente en el poder político, y hay ministros y gobernadores, diputados, senadores, diplomáticos obreros; la distribución de la renta nacional permite elevar el nivel de vida de la clase trabajadora. Esta proporción se invierte a favor de los trabajadores quienes reciben el 66% de la renta nacional.

Políticamente se dio al proletariado conciencia de clase y conciencia de su fuerza y, por lo tanto, de su posibilidad de participar en la conducción del país. 

Con la desaparición de las condiciones de prosperidad de posguerra comienzan los enfrentamientos: es la lucha de clases dentro del Movimiento Peronista: el Ejército es partidario de la industrialización pero no de una política social avanzada; la burguesía desea aumentar aún más sus beneficios propios negociando con el imperialismo; y los burócratas no hacen más que estancar el proceso. Frente a ellos los «cabecitas negras» y los «grasitas» -como ellos llaman al Pueblo- tienden a radicalizar la política social. El avance del grado de conciencia política exige la profundización de las consignas y de la política revolucionaria nacional como también la plana participación de los trabajadores en las determinaciones de la conducción.

Sin embargo la dirección del movimiento permanece en manos de sectores de la burguesía nacional y de la burocracia sindical y política todopoderosa. Falta combatividad de clase, falta la presencia revolucionaria de Evita, abundan las conquistas fáciles, el Pueblo vive la euforia de un progreso sin límites, no se toma conciencia de la necesidad de destruir las estructuras que sostienen a la oligarquía y sus intereses para logran un efectivo reparto de los bienes de producción; se paraliza la democratización del Movimiento.

Es así que el proceso se estanca y las fuerzas, antes unidas en un amplio frente antiimperialista, se van dispersando para terminar en choque; el Frente se rompe.

Desde 1955 han pasado 14 años que las minorías oligárquicas tomaron el poder despojando al pueblo y a PERON DEL GOBIERNO, En estos 14 años el Peronismo se planteó la lucha en los más diversos frentes para reconquistar el Poder. Durante estos 14 años los caminos empleados no estaban a la altura de su condición revolucionaria y tienen en común el espontaneísmo. Fueron: el golpismo, el electoralismo, la burocracia reformista o traidora en contacto muchas veces con jefes militares, el terrorismo y el sabotaje y solo condujeron a callejones sin salida. Las sucesivas crisis militares, el triunfo militar, el triunfo popular y masivo del Peronismo el 18 de marzo de 1962, el derrocamiento de Frondizi, las nuevas crisis militares así lo demuestran.

El 18 de marzo demostró que la oligarquía no estaba dispuesta a entregar el gobierno, ni tampoco el Poder, por cuestión de votos más o menos. El golpe del 28 de junio de 1966 representa la continuación genuina de la política de la oligarquía despojada ahora de falsos mascarones, por medio de las Fuerzas Armadas que, en esta coyuntura, son la única estructura capaz de defender efectivamente los intereses de la oligarquía y el imperialismo.

La falta de una ideología coherente y de una estrategia revolucionaria que encuadraran los distintos métodos desarticuladamente empleados, provocó la actual dispersión en el peronismo, y fue lo que lo llevó una y otra vez al fracaso.

Pero estos años de lucha permitieron aprender, permitieron ver que la situación de la Argentina y del Peronismo forma parte de los procesos de Liberación de marca Latina. Estos años de lucha y rebeldía han permitido formar un nuevo Peronismo que intenta integrar todos sus fracasos, todas sus experiencias. Hoy, que la burguesía es incapaz de encabezar ningún proceso histórico revolucionario, hoy que el proceso se presenta bajos los términos inseparables de la Revolución Social y Liberación Nacional, es innegable la vigencia histórica del Peronismo como expresión de la clase trabajadora.

SOMOS PERONISTAS porque, creyendo en la vigencia del Peronismo, debemos continuar y profundizar su acción de acuerdo con las nuevas exigencias de la historia y de las nuevas coyunturas nacionales e internacionales.

SOMOS PERONISTAS porque existe una clara continuidad entre el camino de grandeza nacional que inició el Peronismo en el gobierno y el que reabrirá con nuevas y superiores formas de lucha pero integrando las banderas iniciales. A la estrategia contrarrevolucionaria de opresión y miseria, de vergüenza y privilegio del régimen a partir de 1955 opondremos la estrategia revolucionaria de la toma del poder mediante la lucha armada. Los que ven en Perón un obstáculo para llevar adelante la lucha armada, no tienen claridad para ver la continuidad que existe históricamente entre el proceso 45-55, la búsqueda del camino que llevase al Poder en estos últimos 14 años y el nuevo camino a través de la guerra revolucionaria que iniciara el Peronismo y que es la culminación de esas dos etapas anteriores.

SOMOS PERONISTAS y afirmamos la bandera del retorno de Perón porque es una auténtica reivindicación popular. Porque más allá de la forma, la apariencia, el pueblo no pide el retorno de un hombre sino de lo que él encarna o sea, la participación en la conducción del país. Porque Perón es un fenómeno no encuadrable en el sistema, Porque la posibilidad de negociación entre Perón y el régimen no tiene existencia real, pues el significado de Perón en la Argentina son miles y miles de descamisados en la calle. Por esto Perón y el Peronismo es la oposición no asimilable al régimen, y esta realidad es independiente incluso del mismo Perón.

SOMOS PERONISTAS y luchamos por el retorno de Perón porque confiamos en el Pueblo, sentimos con él y no lo consideramos como algo «arrastrable» por una secta de iluminados. Nuestro método puede ser solo uno: tomar las reivindicaciones populares como bandera y alcanzar con el Pueblo hacia otras superiores. El CHE planteaba que no se puede ir demasiado lejos del Pueblo, ni confundirse totalmente con él, dejando de ser vanguardia. Hacer lo mismo seria no ver las necesidades reales del Pueblo y tomar otras que hasta el momento son pura teoría y el Pueblo no siente como suyas. Lo segundo sería aceptar que Perón tiene que venir para hacer la Revolución, sin explicar que sólo una Revolución en marcha puede traer a Perón.

SOMOS PERONISTAS y por eso afirmamos que del seno del Peronismo debe surgir la Vanguardia Revolucionaria capaz de conducir al Pueblo hacia la única salida para el país y las clases trabajadoras, LA TOMA DEL PODER POLITICO Y ECONOMICO, para la creación de una Argentina Justa, Libre y Soberana.

Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).

En Jujuy fueron detenidos en Abra de Santa Laura cuatro militantes de la JRP. Dos de ellos Lombardi de la JRP y Gerardo Burgos de la JP de San Martín, habían subido al monte a disuadir a los otros dos miembros para que no actuaran en la zona. Contaban con un arma de guerra y escopetas. Alegaron que estaban de caza. Se los vinculó a los miembros de la FAP detenidos en Taco Ralo el año anterior. Estuvieron un año detenidos.

Febrero de 1969

4. La Revisa Primera Plana publicó un informe sobre la influencia del cursillismo católico en el gobierno de Tucumán.

27. Monseñor Juan Carlos Aramburu, Arzobispo de Buenos Aires, ordenó a los sacerdotes abstenerse de participar en política. Le respondieron 35 sacerdotes.

Marzo de 1969

El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo recibió una carta de Juan D. Perón.En la misma se manifestaba «alentado y reforzado» por su «grata compañía» en «la larga lucha por la defensa de los desheredados». Por su parte, el secretariado nacional, los coordinadores y el secretario general tomaron la decisión de convocar a un nuevo encuentro más amplio para compulsar la situación política, econ´moica y social de las distintas regiones del apís y revisar la actuación del MSTM en su primer año de vida.

Perón recibió en Puerta de Hierro al dirigente desarrollista Marcos Merchensky.

1.Manifiesto con motivo de la nacionalización de los ferrocarriles decidido por el Gobierno del General Perón:

Los firmantes de esta declaración rinden homenaje a aquellos argentinos que durante los siglos XIX y XX lucharon identificados con el pueblo, por la defensa del país contra la opresión extranjera y la oligarquía terrateniente vencedora con Mitre en Caseros, con su resultado, el posterior aniquilamiento de los heroicos caudillos del interior y la convrsión de nuestra patria en colonia. Al unir a ambas épocas, se destaca la continuidad de la lucha nacional del pasado y del presente.  Estos nombres más allá de los matices ideológicos interesan “no tanto como una urgencia actual de la clase trabajadora para esclarecer, a tavés los antecedentes históricos, su lucha revolucionaria presente”(Instituto Superior de Estudios Sindicales).

“Adquirir los Ferrocariles Argentinos equivale a adquirir soberanía”

Raúl Scalabrini Ortiz

MANIFIESTO

Al cumplirse el 1 de marzo un nuevo aniversario de la compra de los ferrocarriles que fueran de capital británico esta Comisión de Afirmación Nacional, se dirige al pueblo Argentino .de cuyo ideario nacional la clase obrera es depositaria. Desde la caída de Perón en 1955 el Patrimonio Nacional, a través de organismos íntemacionales, formas parásitas y usurarias del neoimperialismo, ha sido transferido a los grandes grupos económicos extranjeros. Todo está  enajenado: electricidad, petroquímica, minería, industrias alimentarias y su comercialización, ramas de la industria textil, transportes aéreos y marítimos, diarios, revistas, medios de difusión y propaganda, etc., acompañada esta agresión sistemática, con reformas educativas destinadas a la extranjerizaci6n de la cultura nacional» que esla técnica más siniestra utilizada por los enemigos de afuera y adentro para invalidar la conciencia nacional de los países dependientes. A la cabeza de esta Ofensiva descarada y brutal están los Estados Unidos. y su política edesarrollístes, lanzada por el ex secretario del Departamento de Estado, John Foster Dulles, bien conocido de los argentinos por sus injurias al’ régimen nacionalista y obrerista de Perón. La teoría «desarrollistas es la máscara hipócrita de los créditos e inversiones extranjeras apátridas, certificados por los mandaderos nativos de la vieja oligarquía terrateniente y de la burguesía comercial intermediaria e importadora, integrantes ambos sectores, de una misma camarilla económica, cuyos intereses de clase están y estarán siempre por encima de los intereses nacionales.

Ayer fueron los Federico Pínedo, lacayos sin librea de Inglaterra. Hoy, los Alsogaray, Frigerio, Krieger Vasena y sus secuaces, amanuenses de los Estados Unidos, cuya divisa expansíonísta, humillante para nosotros y los pueblos hermanos del continente es: América Latina para los nortéamericanos.

En este retorno al coloniaje, las masas trabajadoras argentinas abrazan la causa de la liberación nacional, que en medio del actual colapso del ordenamiento imperialista mundial, agita a todos los pueblos expoliados de Iberoaménca, Asia y Africa.

Ante la opresión sin fronteras de las grandes potencias, los paises débiles levantan sus propias banderas nacionales que anuncian el fin del colonialismo y el derecho imprescriptible de los países sojuzgado a convertirse en nacionalidades libres. Es éste el acontecimiento más grandioso del siglo veinte, y la Argentina como loha destacado Juan Domingo Perón no escapa a este destino histórico común que hoy concita a todos los pueblos avasallados de la tierra.

Un país que no es dueño de sus riquezas naturale tampoco lo es de su economía ni de su política internacional. No es un Estado autónomo. Es una factoría. No es una Nación. Es una colonia. No es

un pueblo libre. Es una patria despojada.

Por eso, las masas trabajadoras víctimas directas de esa expropiación violenta, se alzan en defensa de la nacionalidad entera, contra la capitulación de los grupos dirigentes, enemigos del pueblo y por

ello, dócilmente manejados desde las grandes metrópolis.

Hay fechas patrias que marcan, aunque no figuren en las efemérides oficiales, las luchas de un pueblo contra el coloniaje. El rescate de los ferrocarriles de capital británico, ejecutado con el apoyo de la clase trabajadora argentina por el general Perón en 1947, en cumplimíento del vasto plan de nacionalizaciones que el Movimiento Nacional Peronista llevó a cabo desde el poder y hoy arrasado por la antínacíón, es una fecha luminosa para la nacionalidad.

Después de 1955, una de las pocas empresas nacionales que aún quedan en pie es la de los ferrocarriles. Los ataques concertados a este reducto de nuestra soberanía no han cesado ni cesarán, hasta que la Revolución Nacional que se aproxima, con la intervención directa de las masas argentinas, termine con la usurpación foránea y consolide la recuperación nacional. La Comisión de Afirmacíón Nacional, no se opone a la reestructuración ferroviaria. Se opone sí, yse opondrá en todos los terrenos, a una política de indefensión que tras la palabra «reestructuración», en rigor, tiende a la destrucción del comple}o ferroviario. Condición exigida por los olígopolios de las industrias del petróleo, automotriz, empresas subsidiarias viales de máquinas herramientas, de repuestos importados etc. radicadas en la Argentina a través de empresas legales fantasmas, para la explotación franca o disimulada de las materias primas argentinas trabajadas por obreros argentinos, pero que no pertenecen a los argentinos, que así deben canalizar casi el 50 % del producto del trabajo nacional, hacia el pago coactivo de los servicios de las deudas externas. Hipotecamiento gigantesco contraído por los gobiernos posteriores a Perón y en el que se apoya la extorsión permanente, financiera, diplomática, y llegado el caso militar, de las grandes naciones prestamistas.

El sistema ferroviario, diagramado por Inglaterra durante el siglo XIX para la Argentina, su más rendidora y barata colonia austral, puede y debe ser reestructurado. Pero esta política, no debe consumarse a costa del sistema en su conjunto, sino construyendo simultáneamente, nuevos ramales, modernizando los servicios, estableciendo playas, talleres, etc., allí donde el interés nacional lo requiera, a los fines de la creación de nuevos centros productivos y de la ampliación del mercado interno de consumo.

Todos los sistemas ferroviarios del mundo, con la excepción parcial de los Estados Unidos, dejan pérdidas, pero éstas se compensan indirectamente con la tarea de fomento general de la economía incluso del equilibrio demográfíco, que los ferrocarriles cumplen en tales naciones, de lo que aqui se trata es de ampliar no de reducir la red ferrovlaria. Política esta última enfilada contra los ferrocarriles argentinos, y cuyo objetivo es acrecentar el ejército de reserva del trabajo mediante el desempleo masivo, a fin de exprimir al máximo el esfuerzo de todos los argentinos, previa una competencia de miseria v deshonor entre obreros ocupados y desocupados, con su secuela, el deterioro general de los salarios, el empobrecimiento del mercado interno, que afecta a todas las clases sociales, salvo aquella ligada al imperialismo y en última instancia, encaminada, tal política, a diseñar una nueva colonia con carreteras en lugar de vías. Sistema vial proyectado para el comercio exterior dirigido por organismos supranacionales, y bajo cuya planificación internacional compulsiva, el pueblo argentino apuntalará aún más con su propio y despreciado trabajo, la servidumbre colonial en lugar de construir la grandeza nacional.

La Comisión de Afirmación Nacional, sabe que las conquistas de un pueblo pueden perderse transitoriamente, pero no borrarse de la historia, a pesar de los gobiernos antiobreros, venales o sin autonomía, de la presión asfixiante de los poderes internacionales del dinero, de los dirigentes sindicales oportunistas y traidores al país y a su clase. En este 1 de Marzo de 1969, la Comisión de Afirmación Nacional convoca a todos los obreros .a los sectores nacionalizados de la clase media y a los estudiantes arrojados al callejón sin salida de la falta de oportunidades, a la lucha indoblegable por la reconquista de la Soberanía Nacional perdida. Al mismo tiempo, rinde en este día, homenaje a un ilustre patriota, Raúl Scalabrini Ortiz, cuyas investigaciones sobre el mecanismo de las invers!ones británicas en la Argentina, sirvieron de fundamento al presidente Perón, para la nacionalización de los ferrocarríles. RAUL SCALABRINI ORTIZ, arquetipo del pensador al servicio del pueblo, fue además, el único escritor argentino que en otra fecha memorable, el 17 de octubre de 1945, saludó a las masas argentinas como protagonistas de la Historia Nacional, con palabras que esta Comisión de Afirmación Nacional no olvida ni olvidará jamás, y que hoy recuerda como expresión de la lucha de liberación v dignificación del proletariado nacional.

Aquel 17 de octubre,RAÚLSCALABRINI ORTIZ, cuya pérdida irreparable los obreros argentinos sentimos como propia, escribió: «El pueblo argentino que cubría la extensión de la plaza de Mayo parecía haber surgido desde los intersticios del pavimento como se eletva de entre los adoquines en forma de polvo, la pampa primiitiva que está bajo la piedra artificial que la cobiia. Eran hombres sin necesidades inmunes al cansancio, al hambre a la sed. Decían, aquí comienza la revolución de los pueblos sometidos. Aquí se inicia la rebelión de los que estuvieron doblegados».

Para la COMISIÓN DE AFIRMACION NACIONAL, Juan Domingo Perón y el 17 de Octubre, Raúl Scalabrini Ortiz y el 1 de Marzo, integran en una sola ecuación, la conciencia nacional revolucionaria

en ascenso de los trabajadores que como clase nacional, no cederá ante nadie cualesquiera sean las armas que el colonialismo y sus mandantes autóctonos empleen contra el pueblo argentino y su voluntad de patria.

La Comisión de Afirmación Nacional, autora de la presente declaración, ha designado para su presidencia honoraria a Juan Domingo Perón. Al mismo tiempo se coloca bajo la advocación de los

próceres que forjaran la nacionalidad, y de aquellos luchadores que hasta hoy han dado testimonio, incluso con sus vidas, de la resistencia a la penetración extranjera.

Siglo XIX: José Gervasio Artigas, Luis Beltrán, Fray Costa Boero, Manuel Dorrego, Santiago Derqui, Martín Güemes, José Hernández, López Jordán, Angel Vicente Peñaloza, Facundo Quiroga, Francisco Ramírez, Juan Manuel de Rosas, José de San Martín, Francisco Solano López, Juan Felipe Ibarra, Felipe Varela, etc.

Siglo XX: General Baldrich, Mosconi y Savio.  Eva Duarte de Perón, Libertario Ferrari, Manuel Gálvez, Hipólito Yrigoyen, Ramón S. Carrillo, Enrique Santos Discépolo, Tita Merello, Homero Manzi, Hugo del Carril, Mario Goizueta, Amado Olmos, Rodríguez Conde, Felipe Vallese y Raúl Scalabrini Ortiz, entre otros.

Presidencia honoraria: Juan Domingo Perón.

Mesa directiva: Juan José Hernández Arregui, Arturo Jauretche y José María Rosa.

Activistas y dirigentes gremiales adheridos: Rubén Arbo y Blanco, Mario Aguirre, Ismael Alli, Juan Barbagallo, M. Burgos, Enrique Coronel, Coronel Norberto Crisofoli, HoracioCasco, Carlos Cabrera, Ricardo De Luca, A. del Río, Jorge Di Pascuale, Gerardo Ereñuz, Eduardo Guerra, Honorio Cutíérrez, Miguel A. Garaycochea, Carlos Gaitán, Alfredo Luis Ferrarese, Marta Fernández, Rogelío García Lupo, Floreal Lencinas, Juan Carlos Lorenzo, Enrique Marano, Francisco Morelli, Raúl R. Nieto, Raimundo Ongaro, José Pedraza, Lorenzo Pepe, Jacinto Padín, Héctor Quagliaro, Jorge Ribot, Flotildo Rojas, Benito Romano, Antonio Traversi, Agustín Tosco, N. Vargas, Ernesto Vergara y Rodolfo Walsh.

3. Presentó su renuncia el Secretario de Hacienda César Bunge.

6. Carta de Juan D. Perón a Rogelio Frigerio, escrita desde Madrid.

Mí querido amigo:

Tenía ya escrita la adjunta carta cuando por manos del señor Merchensky recibí la suya del 3 de marzo y el memorán­dum que me adjunta con ella, muchas de cuyas conclusiones comparto, pero como sería demasiado largo escribirlas, he conversado largamente con el emisario, quien de viva voz le podrá explicar mejor. Como Usted, me he percatado de la ne­cesidad de trabajar en serio, incidiendo en los tópicos que se menciona y así lo he hecho saber a la Conducción Táctica. La Rama sindical ha andado lenta, pero tengo la impresión (por lo que he conversado con la «Comisión provisoria de las 62 Orga­nizaciones que me visita) que se iniciará pronto la acción que Usted, con tanta razón, me menciona en su memorándum.

Nuestra conducta en la Dirección debe iniciar dos acciones: una en la Rama Política y otra en la Rama Sindical del Movi­miento. En la primera, una agitación congruente insistiendo en la necesidad de un gobierno representativo con el slogan «El Pueblo debe votar y elegir a sus gobernantes», como asi­mismo la necesidad de restablecer el imperio de la Constitu­ción y las normas democráticas de gobierno. En la Rama Sin­dical ha de hacérselo por un salario justo y ajustado al costo de la vida, la defensa de los Convenios Colectivos de Trabajo y la Ley de Asociaciones Profesionales. Ambas acciones, perfec­tamente coordinadas y planificadas en todo el país. Es lo que está dispuesto.

Las «62 Organizaciones» están en plena organización, es­pecialmente en las Delegaciones del Interior, pero espero Que cuando se hayan logrado los pasos necesarios, comiencen las acciones de que Usted habla en el memorándum. Desgraciada­mente, las cosas no pueden marchar con la celeridad que desea­mos pero, dentro de lo prudente, espero que se hagan. Dentro de la desorganización que existía, no ha sido posible hacer nada sin antes alcanzar por lo menos un cierto grado de orga- nicidad. Sin embargo, por las informaciones que me llegan, me parece que las cosas marchan despacio, pero marchan. Estoy insistiendo ante el Comando Táctico, pero no dejo de comprender las dificultades que éste tiene y que me aconsejan tener paciencia.

Creo que en este año se inicia un nuevo ciclo en los acon­tecimientos político-sociales del país, cuyo desenvolvimiento y desenlace no podemos aún prever, lo que nos aconseja estar unidos y organizados en forma de poder responder más que nada a las circunstancias que se presenten en la lucha misma. De ahí que lo que más me interesa es la unidad y la organiza­ción de nuestras fuerzas, lo que afortunadamente parece encaminarse por buena senda. No deje de hablar con Paladino y aconsejarlo; es un muchacho excelente que le escuchará y agra­decerá sus consejos.

El amigo Merchensky ha conversado largamento conmigo y él podrá informarle de viva voz cuanto pienso al respecto. Ha hecho un reportaje que en mi concepto, ha salido exce­lente. Es un hombre inteligente y capaz, lo suficientemente rápido como para captar todo al instante. Lo felicito por este colaborador. Un gran abrazo.

Firmado: Juan Perón

15. Treinta sacerdotes presentaron su renuncia colectiva. Como causa desencadenante fue la suspensión aplicada a los sacerdotes Parenti y Ferrari por el Obispo Bolatti.

16. En desacuerdo con el Arzobispo Monseñor Guillermo Bolatti renunciaron en Rosario 28 sacerdotes.

17. Fue nuevamente detenido el Secretario General de del Sindicato Gráfico Raimundo Ongaro, cuando se produjeron graves incidentes en Quinteros, Tucumán.

18. Carta de 13 sacerdotes tucumanos a Monseñor Aramburu, luego respondida.

20. Violentas y severas críticas al gobierno por no cumplir con sus promesas a la provincia de Tucumán, hizo Monseñor Juan Carlos Ferro.

21. Carta de Monseñor Ferro, Obispo de Concepción, Tucumán, sobre los hechos de Villa Quinteros.

28. Ongaro declaró “contra el pacto, por la liberación nacional” acusando al gobierno militar de ser la “expresión acabada de ese sistema explotador. Dictatorial en su forma, gorila en su tradición, entreguista en su contenido, está más de las posibilidades de redención que algunos soñaron”.

Carta de 35 sacerdotes de la Arquidiócesis de Buenos Aires a Monseñor Aramburu sobre su prohibición de que participen en hechos políticos o sociales y propongan soluciones a problemas similares.

29. Difusión de un informe elaborado por los gremios combativos en los que denunciaron las intervenciones a sindicatos realizados durante el período de Onganía.

La Editorial Sudestada, perteneciente a Rodolfo Ortega Peña y Eduardo L. Duhalde, reeditaron el libro de Armando Cascella titulado La traición de la oligarquía. Llevaba prólogo de Arturo Jauretche.

 Cierre de la experiencia de la publicación periódica Con Todo.

Abril de 1969

Encuentro de Juan Domingo Perón y Salvador Allende en Madrid.

5. Fue atacado por un grupo guerrillero un puesto de los cuarteles de Campo de Mayo.

8. Violentos enfrentamientos entre obreros y policías en Villa Quinteros, Tucumán. Se trataba de obreros del azúcar dejados cesantes.

9. Fue pasado a retiro el Coronel Hugo Omar Elizalde, Jefe del Regimiento Patricios.

Reunión de sacerdotes para el Tercer Mundo de Capital Federal con el arzobispo coadjutor Mons. Aramburu. Emitieron un documento conjunto.

10. Fue tomada fugazmente la planta transmisora de Radio El Mundo por un grupo guerrillero.

Adhesion a los 30 renunciantes de Rosario por parte de otros 53 sacerdotes de esa Diócesis y de 300 de todo el país.

11. Enfrentamiento entre el Cardenal Antonio Caggiano y los sacerdotes contestarios.

Ongaro participó de un encuentro en Villa Ocampo, norte de Santa Fe. Enfrentamiento de los participantes con la policía que concluyó con la renuncia del intendente y la toma de la Municipalidad. .  Los sacerdotes para el Tercer Mundo de la zona participaron de la marcha. Uno de ellos, el P.RafaelYacuzzi, fue detenido.

Entre el 12 y el 22 se produjeron ataques a Guarniciones militares de Aeroparque, Mar del Plata, Río Santiago, Catamarca, Neuquén, Villa María, Magdalena y Salta.

Monseñor Angelelli y sus sacerdotes se pronunciaron contra la “racionalización administrativa” en la provincia de La Rioja.

18. La editorial Sudestada publicó el libro Pensamiento político del Mariscal Francisco Solano López.

21-26. II Asamblea Extraordinaria del Episcopado Argentino, en San Miguel, con asistencia de 55 obispos.

23. Tras un tiroteo donde resultó muerto un oficial de policía, fueron apresados en un departamento del centro de Buenos aires el dirigente de la Juventud Peronista Carlos CarlosCaride y y el abogado Miguel Zavala Rodríguez. A continuación se desató una redada que incluyó a Aída Rosa Filipini y alcanzó al Mayor Alberte, quien pasó varios días en la cárcel de Villa Devoto.

Marcha de protesta de más de 2000 obreros del azúcar en Villa Quinteros, Tucumán.Contaba con la adhesión de miembros del MSTM, como el párroco del lugar, Fernando Fernández y otros sacerdotes que participaron de la movilización de los pobladores y los acompañaron en la Marcha.

La Editorial Peña Lillo difundió la segunda edición del libro de José María Rosa titulado Rivadavia y el imperialismo financiero.

Difusión de los tomos VI, VII y VIII de la Historia de la Argentina de José María Rosa, por Editorial Oriente.

Mayo de 1969

1.Documento de la Junta Política Nacional de las Juventudes Argentinas para la Emancipación Nacional (JAEN), ante un nuevo aniversario del Día Internacional del Trabajo.

Actos contra la dictadura militar en La Plata, Santa Fe, Rosario, Tucumán, Córdoba, Salta. Ongaro habló en Paraná.

II Encuentro Nacional del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo en Colonia Caroya, Córdoba. Participaron 80 sacerdotes de 27 diócesis. Como documento preparatorio con una serie de interrogantes distribuyeron un texto elaborado en el grupo de Buenos Aires con la colaboración del P. Lucio Gera, titulado “Política y Pastoral”. En el encuentro definieron un texto con “Coincidencias básicas”:

Reunidos en Córdoba, 80 participantes del “Movimiento Sacerdotes para el Tercer Mundo” convenimos en fijar nuestras coincidencias básicas para la acción:

Una realidad innegable: La existencia de países (sobre todo en Asia, África y América Latina), y de sectores dentro de todos los países, que padecen una situación de injusticia, oprimidos por un sistema y víctimas de las secuelas del hambre, analfabetismo, inseguridad, marginación, etcétera. Realidad que se ha dado en llamar “tercer mundo”.

Pero esos mismos pueblo, en la hora actual se movilizan para romper sus viejas ataduras. Se gesta en ellos un innegable proceso de liberación que exige un cambio rápido y radical de todas sus estructuras: económicas, políticas, sociales y culturales.

También aquí en la Argentina, somos testigos de esta realidad que, si bien puede mostrar diversa intensidad según los países, oprime por igual a todas las naciones de Latinoamérica. El ideal de la “Patria Grande” bajo el que nacieron a la libertad ilumina también el proceso de su total liberación (Cfr. Doc. Del Episco.Arg., Paz, 3).

Una toma de posición: Nosotros, hombres cristianos y sacerdotes de Cristo que vino a liberar a los pueblos de toda servidumbre y encomendó a la Iglesia proseguir su obra, en cumplimiento de la misión que se nos ha dado nos sentimos solidarios de ese tercer mundo y servidores de sus necesidades.

Ello implica ineludiblemente nuestra firme adhesión al proceso revolucionario de cambio radical y urgente de sus estructuras y nuestro formal rechazo del sistema capitalista vigene y todo tipo de imperialismo económico, político y cultural; para marchar en búsqueda de un socialismo latinoamericano que promueva el advenimiento del Hombre Nuevo, socialismo que no implica forzosamente programas de realización impuestos por partidos socialistas de aquí u otras partes del mundo pero que sí incluye necesariamente la socialización de los medios de producción, del poder económico y político y de la cultura.

Un compromiso: Convencidos de que la liberación la harán “los pueblos pobres y los pobres de los pueblos” y de que el contacto permanente con el pueblo mostrará los caminos a seguir, nos comprometemos a insertarnos cada vez más lealmente en el pueblo, en medio de los pobres, asumiendo situaciones humanas que señalen y verifiquen nuestro compromiso.

Junto con ese material circuló una “Síntesis de las conclusiones de los equipos regionales” que resumía el trabajo realizado en torno a la “valoración de la realidad política”,  y  a fijar criterios y objetivos del Movimiento. A ello siguió un comunicado de prensa.

3.Raimundo Ongaro es detenido nuevamente por 48 horas.

En Tucumán, en vísperas de realizarse un congreso constitutivo del peronismo revolucionario, fueron apresados Gustavo Rearte y militantes importantes dela JRP: el tucumano Héctor Hugo Andina Lizárraga, Pedro Sandoval, Eduardo Gurruchari, Petruchansky,  Faur y Alicia Rabinovich. Fueron acusados de “conspiración para la rebelión” pasando varios meses en la cárcel.

 8. Sacerdotes del MSTM publicaron un  “Manifiesto al pueblo de San Juan” en el cual denunciaban la situación de injusticia que apreciaban en contraste con las descripciones realizadas por el gobernador de la provincia.

12. Es reprimida violentamente por la policía una manifestación de estudiantes en la Universidad de Resistencia (Chaco).

15. Los estudiantes de Corrientes organizan una manifestación en protesta por los altos precios del comedor universitario; la represión policial concluyó con la muerte del estudiante de medicina de 4° año Juan José Cabral de 22 años.

16. Huelga en Córdoba de los trabajadores metalúrgicos por 48 horas.

La Editorial Sudestada, dirigida por R.Ortega Peña y E.L.Duhalde, publicó el libro de Luis Alberto Murray titulado Pro y contra de Alberdi y otros ensayos. El texto llevó prólogo de Fermín Chávez.

17. En repudio a lo sucedido en Corrientes, en otra marcha desarrollada en Rosario, murió baleado por la Policía el estudiante Adolfo Bello de 22 años.

El secretariado del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo remitió una carta a los miembros de la organización conteniendo el resumen de los puntos principales tratados en el segundo encuentro nacional realizado en Córdoba los primeros días de mayo. El P. Ricardo Ricciardelli, encargado del tema firmaba la carta, en la que se fijaba como responsable general del MSTM a Miguel Ramondetti, se establecían las coordinadociones regionales (que ascendían a 6), se confirmaba al secretariado con sede en Buenos Aires bajo la responsabilidad de Alberto Carbone, Jorge Vernazza, Héctor Botán y el citado Ricciardelli y se ratificaba a los responsables diocesanos. La misiva promovía el desarrollo de asambleas regionales. Comunicaba “una voluntad común no favorable a integrar, hoy, en un mismo Movimiento a sacedotres y laicos” para evitar la “clericalización” aunque se manifestaba en favor de la articulación con grupos organizados con el “mismo espíritu”. Daban continuidad al boletín “Enlace” bajo la dirección del P. Carbone. Por último, proponían la realización de reuniones para evaluar el Encuentro realizado enviando las conclusiones. Solicitaban discreción al dar a leer el informe.

18. Declaración de 33 sacerdotes del Tercer Mundo de la zona del Nordeste argentino con motivo del 25 de mayo.

19-24. Las muerte de Cabral y Bello provocaron la reacción de los estudiantes produciéndose enfrentamientos en distintos lugares del país durante varios días. En Córdoba pierde la visión de un ojo la estudiante Elba Canello, de 16 años; en Rosario muere Norberto Blanco de 15 años; la ciudad fue tomada por el pueblo y reprimida por el Ejército. Onganía ordenó la ocupación militar de la ciudad. En Salta los estudiantes quemaron el Club “20 de febrero”.

22. El Tercer Cuerpo del Ejército declaró zona de emergencia bajo su control a la ciudad de Rosario.

23. Paro general para acompañar los restos del joven Blanco.

Raimundo Ongaro fue detenido al llegar a Córdoba.

24. Carta de Juan D. Perón a Rogelio Frigerio, desde Madrid.

Querido amigo:

No he querido contestar por correo su amable carta del mes de abril porque, conociendo las triquiñuelas del correo, no tengo la menor duda que su correspondencia es controlada. Por eso he tenido que esperar el viaje de un amigo de confianza para contestarla.

Comienzo por acusar recibo de su envío. Muchas gracias.

Con referencia al interesente contenido de su carta, con el que estoy de acuerdo, paso a contestar en el mismo orden de su carta:

1).- Como era menester dar una consigna a los dirigentes de la Rama Política, no era posible pasar por alto el aspecto irregular de la dictadura militar, totalmente irrepresentativa. Por eso, entre las consignas para la agitación política, establecimos la de reclamar un Gobierno elegido por el Pueblo y, en consecuencia, representativo ya que, el actual, solo representa a un sector del Ejército. No se ha reclamado elecciones para este momento que creo, como Usted, no es viable hoy.
2).- Como Usted anota, la Rama Sindical, previa organización, tiene ya la consigna de comenzar a agitar sobre los temas que Usted conoce. El instrumento que se ha de encargar de esa tarea, no esta a punto y las «62 Organizaciones» desarrollan actualmente un intenso trabajo que prepara ambas cosas. Como Usted bien dice, se ha perdido la oportunidad de aprovechar la falta de compensación de los salarios, pero ello ha sido a causa de su falta de unidad, organización y preparación.
3).- Todo este asunto nos ha tomado un poco desorganizados y sin preparación, como consecuencia no solo de la larga lucha, sino también por una falta de cohesión, producto del empeño gubernamental en la destrucción sistemática de la unidad de la Clase Trabajadora. La unidad de la Rama Sindical del Movimiento progresa rápidamente y esperamos que, en poco tiempo más, ya podremos comenzar nuestro trabajo con un cierto grado de unidad de acción, indispensable para un trabajo serio. Las instrucciones han sido impartidas en el sentido que Usted me menciona, esperamos alcanzar un mínimo de organización, para comenzar su ejecución.

4).- Sobre lo que Usted llama «el recurso final de la dictadura» para el caso de que ya no aguante la situación que se esta perfilando, me parece muy atinado pero, para ese entonces, podremos estar en acción y preparados para impedirlo, porque en ese empeño estarán también las Fuerzas militares que actualmente ya comienzan a colocarse frente a la actual dictadura. De ellas una parte es puramente gorila pero hay otras que nos son afectas y nos necesitan. Todo dependerá del grado de eficacia que hasta entonces podamos alcanzar con nuestras fuerzas.

5) No conozco lo que, en el sentido electoral, puedan haber dicho las «62 organizaciones» pero, en cualquier caso, eso tiene mayor importancia, ya que se trata de una cuestión que no les concierne. Es difícil impedir que los muchachos saquen los pies del plato de cuando en cuando. Su misión esta circunscripta a los temas que Usted conoce del «memorándum Adicional a las Directivas Generales». En unas directivas enviadas en marzo por cinta magnetofónica, ya figuran los objetivos concretos y las consignas con que se debe iniciar la acción sindical dentro de la Rama Sindical del Movimiento y, en abril, por otra cinta magnetofónica, se ha tratado de aclarar la situación argentina en lo absoluto y relativo, como para que ningún peronista pueda tener dudas al respecto. Espero que se las haya hecho conocer Paladino, en caso contrario, le ruego que se las pida y las escuche.
Tiene Usted razón que ha sido lamentable que hayamos recibido sin quejas el risible aumento del 8% y más aún del 25% de que me habla en su carta, pero todo esto es producto de una falta de organización, unidad y preparación adecuada. Toda acción gremial necesita una agitación previa, como también una preparación orgánica que pueda apoyar la ejecución. De lo contrario las organizaciones se exponen a derrotas como la que acabamos de presenciar con la huelga de los petroleros, que conducen a represalias violentas como las que ha tomado la dictadura, cuya consecuencia es el desaliento del movimiento obrero.

Con referencia a los participacionistas, según los dirigentes de las «62», no tienen importancia. Me afirma en ello el conocer la posición de algunos de los que concurrieron a la reunión de Onganía, como asimismo la garantía de las promesas que tengo de ciertos dirigentes sindicados como participacionistas. Me equivocaría si esos llegaran a fallar, pero siempre queda el reaseguro de las «62» y la masa obrera que, en este sentido, es insospechable.

Mi acción, por ahora, se reduce a la participación de directivas, en las que se toman los aspectos políticos y sindicales que han de irse preparando simultáneamente, para ponerse en condiciones de operar luego armónica y coordinadamente. Para ello la organización es de fundamental importancia y por eso estamos dando impulso por todos los medios. En pocos días más me he de reunir con los dirigentes políticos y a renglón seguido con la Comisión Directiva de las «62». Allí, personalmente, les impartiré mejor las consignas de un plan que ya tenemos armado, a fin de poder operar simultáneamente en los dos campos coordinadamente y en firme. Otros aspectos, que se están ya presentando, pueden ser de gran ayuda en el sentido de presionar y aún decidir las cuestiones fundamentales.

Por mis informaciones, creo que se acercan los momentos más propicios para una acción de conjunto y, organizados medianamente, no los dejaremos pasar sin hacer lo necesario. Hay muchos factores que aconsejan no lanzarse insólitamente sino después de haber preparado convenientemente el clima que, si bien ha mejorado mucho, no esta aún a punto para proceder.

Muchas gracias por todo; le ruego que salude a los suyos y acepte, junto con mi saludo más afectuoso, mis mejores deseos. Isabelita me encarga también que le transmita los suyos para Usted y familia.

Un gran abrazo

Firmado: Juan Perón

25. Difusión del documento de la CGT de los Argentinos contra los “colaboracionistas”.

26. Son detenidos por 24 horas por haber pedido un minuto de silencio en protesta por la muerte de Juan José Cabral, los actores Juan Carlos Gené, Raúl Ramos y Carlos Carella.

27. Una movilización toma la ciudad capital de Tucumán y los enfrentamientos con la policía arrojan un saldo de 40 heridos.

28. Fin de la ocupación militar en Rosario. Onganía instala los Tribunales Militares para juzgar a los detenidos en los enfrentamientos de esa ciudad.

El movimiento obrero lanzó una huelga para el día 30 de mayo.

Atentados de bomba contra varios supermercados de la cadena “Minimax”, propiedad de la familia Rockefeller.

Muerte del periodista Emilio Jáuregui.

Carta de Juan D. Perón al Mayor Pablo Vicente, escrita desde Madrid.

Mí querido amigo:

He recibido su Nro. 259 que viene con el informe prometi­do en su Nro. 257 y me alegra saber que nuestros ex camara- das comienzan a dar señales de un buen juicio que, hasta ahora, ha brillado por su ausencia. Es indudable que, aunque hayamos sido arrojados de la Institución a la que servimos toda la vida, no por eso hemos dejado de ser soldados en la verdadera acep­ción que esta palabra significa. Es natural entonces que hayamos contemplado con pena el desastre provocado en el país por una Institución creada para asegurar todo lo contrario y,» aunque los sentimientos patrióticos están por sobre toda otra considera­ción, no podemos ser indiferentes a la acción de esa Institución. Yo comencé mi carrera militar en 1910. Recibimos un Ejército que más bien era un distinguido cuerpo de Bomberos Volunta­rios. Cada uno de nosotros fuimos artífices del destino de ese Ejército y de su evolución y progreso. En cuarenta y cinco años ininterrumpidos de servicios le he servido desde un modesto Subteniente de Infantería hasta General de Ejército y Coman­dante Supremo de todas las Fuerzas, pasando por Ministro de Guerra, Profesor de la Escuela Superior de Guerra, etc. El premio de tantos desvelos lo conocen todos en el Ejército y aunque sabemos que la gratitud no es una virtud contemporá­nea, no podemos evitar el dolor de esa ingratitud, sobre todo cuando está fundada en la injusticia y la arbitrariedad.

No me halaga saber que muchos «están de vuelta», porque el precio que el país ha pagado por ello ha sido demasiado ele­vado, pero también demuestra que en el Ejército se comienza a pensar en la necesidad de hacer algo por la Patria, tan gol­peada durante estos largos años de desatinos y aventuras incali­ficables. El nacionalismo no ha de ser una postura declamatoria que, cuando mucho, puede explicar sólo un sentimiento intras­cendente en tanto sea inoperante. Yo entiendo el nacionalismo como un accionar, no como una postura. En mi ya larga vida he visto nacionalistas de «todas layas» y, francamente, el balance no les ha sido favorable. Para mí, un nacionalista, en los tiempos que vivimos en Latinoamérica, es aquel que ante las amenazas de fuera o de dentro, se dispone a conformar una Patria libre, justa y soberana, aún a sabiendas que ha de luchar contra todas las infamias del Imperialismo yanqui y contra todas las acechan­zas de los «gorilas» de adentro. Cuando yo estaba en el Gobier­no, sabía muy bien que si hubiera llamado al embajador de U.S.A. y le hubiera dicho simplemente «O.K.», nada de cuanto ha ocurrido hubiera sido posible, pero tampoco ignoraba que para ello habría sido necesario hipotecar al país y convertir a su Ejército en Fuerzas de Ocupación como viene sucediendo en casi la totalidad de los países latinoamericanos.

Y, si yo en 1955 renuncié a empeñar una lucha fratricida, fue solamente para sritar consecuencias que el tiempo me ha venido demostrando que no eran peores que las que ha produ­cido la pasión de algunos, los intereses de otros y el odio de nuestros enemigos foráneos. Recuerdo que el General Humber­to Sosa Molina me dijo en esa oportunidad: «Yo si fuera Perón,peleaba», al que le respondí: «Yo también, si fuera Sosa Moli­na». Para mí en ese momento no era problema decretar lamo- <vilización, y entregar todas las armas al Pueblo para dominar la rebelión. El verdadero problema comenzaba desde el momento en que ello ocurriera porque, desgraciadamente, hubiera sido ne-1 cesario recorrer el camino de la lucha cruenta. Lo primero que se hubiera impuesto era fusilar sin más a los jefes y oficiales comprometidos y terminar drásticamente con medidas similares con el resto. Teníamos la fuerza necesaria para hacerlo y, i en este caso, como ha sucedido en todos sus similares, esa solu­ción habría costado alrededor de un millón de argentinos, como ha sucedido en España, en Méjico y en tantas otras partes. Nun­ca pensé que pudiera suceder lo que ha pasado en estos doce años de vergüenza nacional, ni que se pudiera llegar a una situa­ción como la que han producido los más bastardos intereses unidos a la pasión y al odio que nosotros no fuimos capaces de sentir. Quizá, si entonces hubiera sabido lo que hoy sé hu­biera pensado mucho esa resolución antes de tomarla.

Pese a todo, la experiencia no ha sido vana, porque los pueblos suelen perder una sola vez su

oportunidad. Por eso el futuro está preñado de acechanzas, porque las frustraciones no sólo enseñan a pensar sino que también impulsan a actuar. Lo lamentable es el descreimiento que los fracasos sucesivos han producido en los argentinos porque eso no tiene remedio. Yo recibo miles de cartas, no sólo de los peronistas sino de los más insospechados orígenes y todos afirman lo mismo: Ya no tiene confianza en nadie, porque todos los han defraudado. Y, cuando un Pueblo toma esa postura, toda conducción es impo­sible. Un conductor nace no se hace pero, aun cuando haya recibido suficiente «óleo sagrado de Samuel», es preciso que adquiera prestigio primero, luego autoridad que inspire la ver­dadera obediencia que no se puede conferir por decreto y por ese camino puede llegar hasta la infabilidad, con lo que la con­ducción puede ser insospechadamente segura. Nada de ésto se puede improvisar y menos aún cuando se tiene delante un Pue­blo justicieramente descreído.

Yo, como político soy sólo un aficionado, pero en la con­ducción soy un técnico, porque me he pasado toda la vida es­tudiándola. Domino su teoría y conozco profundamente su técnica. Como decía Napoleón es un arte sencillo y todo de eje­cución, pero sólo está al alcance de los que lo comprenden, ya que es imposible para los que pretenden aprenderlo y, para comprenderlo, es preciso estudiarlo toda la vida y, aún así, siempre quedarán lagunas difíciles de penetrar. De lo contra­rio, la conducción de los pueblos, estaría al alcance de todos, como la ropa hecha. En este sentido, para reemplazar a un conductor, se necesita otro conductor. Dar con él suele depa­rar muchas sorpresas desagradables. Es lo que ha venido ocu­rriendo en el país desde 1955. Yo, bien o mal, conducía. El país tenía una ideología a donde dirigirse y una doctrina que constituía las formas de ejecución de esa ideología. Ello indica­ba el camino hacia los verdaderos objetivos de la nacionalidad: el conductor no era sino el guía para el conjunto. Cuando de pronto el Pueblo se vio privado de todo ello, se sintió perdido y abandonado. Las consecuencias son las que estamos presen­ciando.Las Fuerzas Armadas, olvidando la sentencia napoleónica que «el hombrees todo, los hombres no son nada», creyeron que las Instituciones podían responsabilizarse de una tarea en la que, aún con su propia intervención, todos venían fracasan­do, sin percatarse que en ello iba su verdadero desprestigio. Onganía no podía hacer más que lo que hizo y de lo que hará cualquiera que, en su lugar, crea que es posible llegar al Gobier­no «como peludo de regalo» para comenzar a improvisarlo to­do. Lo más probable es que en poco tiempo, queriéndolo o sin quererlo, esté en manos del liberalismo y sus intereses internos e internacionales. Al Gobierno hay que llegar preparado para ser martillo y no yunque. Sin iniciativa, no hay Gobierno, como sin independencia no hay iniciativa. La independencia sólo pue­de conquistarse mediante la preparación humana y técnica de una verdadera revolución. La preparación humana arrima los medios esenciales para la conducción indispensable; la técnica prepara la concepción y la ejecución de los planes correspon­dientes. La Revolución Justicialista tardó más de dos años para la preparación de ambas cosas: la humana desde Trabajo y Pre­visión; la Técnica desde el Consejo Nacional de Postguerra. Si algo puede aconsejar mi experiencia es precisamente evitar toda improvisación en lo humano y en lo técnico: ambós extremos necesariamente tienen que ser funestos para el éxito.

El mayor peligro actual está precisamente en provocar un nuevo fracaso, porque la situación que de ello emergerá puede conducir a hechos insospechados. De ahí mi preocupación fren­te al «esquema» presentado. Yo no le veo solución segura da­dos los hombres y las formas de ejecución propuestas y yo ten­go la obligación moral de decirles la verdad. Lo contrario, no sería moral de mi parte. En esto yo poseo una gran experiencia, que es lo único que personalmente puedo poner al servicio de la causa qu<í\todos perseguimos. Estoy completamente de acuer­do en cuanioNme dicen sobre la necesidad de tomar la medida qu sea para cambiar la situación existente en el país; creo tam­bién como allck que el demoliberalismo capitalista impuesto por la fuerza, actualmente dominante, no puede ser sino funesto para el país y su mietflo; pienso como ellos que sólo una tenden­cia nacionalista «actuante y eficaz será la que puede resolver la comprometida situación a que se ha llevado al país, colocándose en una ideología congruente y creando una doctrina cuyas for­mas de ejecución permitan acelerar la evolución en la forma me­nos cruenta posible. No es menos indispensable contar con un apoyo popular irrestricto. Para lograr lo primero es preciso una preparación técnica que conciba un plan de acción, para lo cual es preciso formar primero un equipo de concepción y numero­sos equipos de ejecución con unidad de criterio y bien adoctri­nados. Para contar con el apoyo irrestricto del Pueblo será pre­ciso realizar la preparación humana de la Revolución y eso, ya no es tan fácil como lo primero, porque se trata de conducción donde «el hombre es todo y los hombres no son nada». Hay que encontrar el hombre, hacerlo actuar convenientemente y probarlo.

Sobre la formación de un «Gran Movimiento Nacional» tiene también sus bemoles. Actualmente se trabaja en ese senti­do mediante un acuerdo de los sectores progresistas de las fuer­zas políticas tradicionales y el sector independiente. A ello pa­recen oponerse los «viejos animales sagrados» del demoliberalis­mo, lo que no deja de ser una de las mayores ventajas, ya que se eliminarán ellos mismos. Sólo la verdadera unión de todos los argentinos, tras el objetivo irrenunciable de salvar al país, pue­de ser el punto de partida acertado, pero para que ello se pro­duzca, será necesario crear las condiciones indispensables a las que sólo se puede llegar si se procura no forzar inadecuadamen­te las naturales formas de que están constituidos tales movi­mientos. Todos los movimientos gregarios tienen sus caracterís­ticas originales. Apartarse de ellas es hacerlos fracasar. El hom­bre frente a la multitud está en permanente acecho y hay que tener grandes valores para no defraudarla. Por eso los conducto­res no se hacen por decreto: son producto de las circunstancias y es en las propias circunstancias donde apoyan su verdadero poder. Querer imponer un conductor es a menudo la mejor for­ma de destruirlo.

El Justicialismo ha sido un «Gran Movimiento Nacionalista» que, adpatado a la evolución moderna del mundo que nos toca vivir, ha establecido doctrinariamente las normas que han de re­gimos. He contado con una organización en lo humano y en lo técnico, con una conducción y con un conductor, lo que le ha Permitido sobrevivir estos doce años y aún fortalecerse cualita­tivamente a pesar de las persecuciones gorilas, de la integración frondizista y de los intentos de disociación posteriores. Todo ello ha sido posible porque es un «movimiento doctrinario». Puede morir Perón, y el Peronismo, orgánica o inorgánicamen­te, seguirá viviendo. Lo único que vence al tiempo son las doc­trinas y las organizaciones: los movimientos puramente grega­rios sucumben con su creador y el hombre no ha alcanzado, des­graciadamente, todavía, sino la inmortalidad histórica. Con esto quiero decir que, si se trata de formar un «Gran Movimiento Nacional», ha de imitarse nuestro ejemplo y seguir el mismo camiño. Ahora me pregunto si no será más simple buscar la uni­dad sobre lo ya existente por una sincera y leal unión de los di­versos grupos que, pensando de la misma manera, sólo están separados por superficialidades intrascendentes. Esa unidad sólo puede ser posible si se comienza a realizar por la cabeza: sus di­rigentes. Todo estriba en la «mano izquierda» que se posea pa­ra realizarla. Sé que en ese trabajo están empeñados muchos argentinos (entre ellos nosotros los peronistas), y pienso que estos muchachos deben hablar con el Doctor Remorino.

Si aún persistieran en su posición de mantenerse fuera de un enlace con los órganos naturales del Movimiento Peronista, para buscar un contacto directo conmigo, no sólo no habría dificul­tades sino que yo tendría gran placer en recibir aquí al que ellos designaran para representarlos. Sólo así podría yo darles los consejos de mi larga experiencia al respecto, como asimismo establecer las mejores formas de un completo entendimiento que nadie anhela más que yo. Usted comprenderá que, por car­ta, estas cosas no pueden tratarse en la forma exhaustiva que merecen.

Con referencia a mí personalmente, yo ya estoy, como he dicho muchas veces, «sobre el bien y sobre el mal», casi descar­nado, y no puedo tener otra ambición en lo que me queda de vida, que prestar un nuevo servicio a mi Patria. Por eso sería hasta injusto que se me considerara en posición de especular con engaños de ninguna naturaleza. Por otra parte, creo que w hora de los engaños políticos ha pasado: ésta es la hora de la verdad, desde que nada estable y duradero se puede fundar en la simulación o la mentira. Pienso que esta situación argentina o la arreglamos entre todos o no la arregla ni el demonio. Sólo un iluso puede pensar que haya un hombre en el país que pue­de solucionar el tremendo desaguizado que se ha producido, como no sea consitando la acción mancomunada de todos los que realmente amen a la Patria y se dispongan a sacrificarlo to­do en su provecho.

Es en ese concepto que han de contar conmigo en la forma más amplia: a mí no me interesa quien sea el que realice el «mi­lagro», lo importante es que se haga. Si ellos están decididos a seguir las huellas de la «Revolución Justicialista», aunque no lo manifiesten por ahora, no deben ni siquiera titubear que conta­rán no sólo con mi apoyo más decidido sino con el de todos los peronistas. Siendo así, sólo queda establecer la forma en que he­mos de lograr tan alto objetivo de la manera más conveniente y segura, porque lo que interesa por sobre toda otra consideración es una ejecución feliz ya que, la obra de arte no es fijar un plan sino realizarlo.

Sin embargo, no estará demás pensar que el Justicialismo ha sido creado hace ya más de veinte años y que en ese lapso el mundo ha evolucionado mucho, más de lo que nosotros mismos imaginamos. Lo que está pasando en Francia y en Inglaterra es aleccionador en este sentido, y así como ya se extiende su in­fluencia en toda Europa, no ha de pasar mucho tiempo sin que llegue a nuestros países. Hoy ya se postulan nuevas conquistas en el orden político y social y las formas de gobierno democrá­tico se amplían en todo sentido:

1. El Pueblo debe disfrutar más de la verdad y del derecho a saber más sobre lo que el Gobierno hace.
2. El Gobierno debe saber mucho más acerca de la sociedad • la que dice representar.3. Ciertas decisiones deben ser tomadas por la Comunidad Nacional como tal y no por el Gobierno a sus espaldas.
4. Se debe analizar, concretar y ordenar seriamente la fun­ción de los medios informativos.
5. Se deben fortalecer y crear, cuando sea necesario, corpo­raciones, asociaciones parciales de todo tipo y organizaciones sociales, económicas, culturales, etc., que deben ser indepen- dintes y soberanas sobre sus propios actos y que serían así órga­nos consultivos fundamentales.

6. Hay que devolver su autonomía a las regiones, a las pro­vincias y a las entidades locales, haciéndolas más libres y más responsables.

Las juventudes parecen agitarse en el mundo entero tras la consigna socialista nacional, dispuestas a derivar hacia el mar­xismo comunista con todas sus consecuencias, si les resulta invencible la acción del reaccionarismo contumaz. El dilema parece ser suficientemente claro: o socialismo nacionalista o socialismo internacional dogmático (comunismo). El maois- mo ha avanzado tanto en el mundo que no es aventurado ya pensar que comienza a imponerse como una nueva forma de marxismo nacionalista. Todo ello hace necesario poner al día el Justicialismo cuyos postulados, después de veinte años, comien­zan a envejecer con respecto a la evolución actual, a las nuevas aspiraciones y al ritmo en que se marcha en el mundo de nues­tros días. Hoy, hacer una revolución, es una cosa mucho más seria que cuando en 1943 un grupo de coroneles nos pusimos a la tarea de realizarla. Ello infiere la necesidad de una mayor y mejor preparación técnica, más ajustada y certera, que lleva­rá tiempo y trabajo. Yo recuerdo lo que nosotros trabajamos en el Consejo Nacional de Posguerra durante los años 1944 y 1945, lo que ya hace pensar lo que tendrán que trabajar los que ahora intentan hacer lo mismo.

Sin una preparación humana y técnica no habrá revolución. Basta contemplar lo que le ha ocurrido a Onganía. Ello me hace meditar que un Gobierno Constitucional que recibiera el país en las condiciones actuales, aunque quisiera seguir el cami­no justicialista, estaría atado de pies y manos si antes no lograra alcanzar una eficiente preparación en los aspectos antes mencio­nados. Por todo lo anterior y por muchas otras razones que omito en favor de la brevedad, pienso que lo mejor sería reali­zar esta operación en dos tiempos: poner un Gobierno Provisio­nal y de transición que durante dos años permitiera una ade­cuada preparación humana y técnica y, cuando se estuviera listo, llamar a elecciones y constituir un Gobierno Constitucio­nal que pudiera llevar a buen puerto la reforma total necesaria para poner en marcha el sistema justicialista. Tal como ocurrió entre 1943 y 1946. No es que yo me aferre a lo que me es co­nocido, sino que no veo otra forma racional de cumplir la com­pleja tarea que una revolución impone cuando, como en nuestro caso, se parte de una situación realmente caótica por su desor­ganización.

Comparto la idea de que en la situación actual todo indica que la solución depende fundamentalmente del Ejército y masa peronista, representando la primera la fuerza y la segunda la opinión. Pero es preciso pensar que otras fuerzas también tienen gravitación importante en la dilucidación futura de los problemas emergentes de la situación creada, que serán opues­tos desde el comienzo y con un poder que no podemos despre­ciar. Eso también impone la necesidad de una preparación cons­ciente que permita contar con el apoyo de todo el que no esté ya embanderado, por diversas cuestiones, en la reacción. El Movimiento Nacional que se debe intentar por esta capta­ción general, impone un trabajo como el que ya se está reali­zando, dirigido a incorporar a todas las fuerzas políticas que Puedan ser proclives a entrar en el Movimiento.Perón vale en la medida que este Movimiento pueda posibi- j litarle su acción. Desde quince mil kilómetros, si bien puede dirigir y conducir la lucha estratégica, está imposibilitado j de influir en la lucha táctica y hay que tener en cuenta que, tan pronto se inicie la acción la lucha táctica insumirá el no- ‘ venta por ciento de toda actividad. Ya hemos visto lo que ocurre con la conducción táctica alejada frente a una masa pero­nista descreída y desconfiada. La anulación de Perón, por ale­jamiento, es prácticamente la anulación del peronismo, por lo menos en la lucha decisiva. Hace doce años que busco solucio­nes, ya sea por la organización e institucionalización del Movi­miento, o por la aparición de un hombre con el suficiente pres­tigio que me reemplace carismáticamente. No sólo no he po­dido conseguir ninguna de las dos cosas, sino que mientras la masa se mantiene inconmovible, los dirigentes, por falta de valores esenciales, se desgastan en una lucha estéril cuan­do no suicida. Aun decidido a hacerlo, dar un golpe como el que me proponen para poner el Peronismo detrás del »líder prefabricado», es algo que creo que supera toda posibilidad humana. Yo no puedo prometer lo que sé de antemano que no seré capaz de cumplir, porque estando de acuerdo en prin­cipio con lo que me proponen, me estaría mintiendo a mí mismo.

No es que yo me oponga a cuanto me dice Usted en su carta, sino que deseando ser responsable, analizo profunda­mente las posibilidades de poder cumplir. En la situación actual, cualquier cosa que se haga para salir del pantano es aceptable, si se piensa en el país y su futuro, pero los que nos comprometemos a algo, no podemos luego fallar. Los mu­chachos infravaloran el poder de nuestros enemigos foráneos y vernáculos. Yo que sé los puntos que calzan por la dura ex­periencia recibida, tengo que ser más prudente y precavido. Sé también que una acción como la que proyectan debe contar con una absoluta decisión desde el comienzo, pero si esa decisión está apoyada lógicamente en la prudencia, será mucho mejor. Lo contrario sería sólo una temeridad de las que carac­terizan a las aventuras. No es difícil llegar al Gobierno cuando se dispone de la fuerza; pero lo realmente difícil comienza cuando se ha ocupado la responsabilidad de gobernar. Para llegar al Gobierno y fracasar en él, mucho más nos hubiera valido no llegar. Así como los éxitos en la guerra deben ser preparados acabadamente por la acción política que le precede, en la lucha política el éxito se consigue más por una buena preparación estratégica que por los brillantes éxitos de la con­ducción táctica porque aquí, como en la guerra, los éxitos tácticos en una situación estratégica falsa se anulan sin remedio.

Es natural que epistolarmente todo esto aparezca un tanto incomprensible: otra cosa sería si los muchachos trataran con el Doctor Remorino o se decidieran a hacerlo conmigo perso­nalmente. Hoy, con las comunicaciones existentes, esa consulta no lleva más de tres días. Si uno de los jefes del movimiento viniera directamente a Madrid y conversara conmigo, yo tendría oportunidad de explicarles muchas cosas que, estoy seguro, ellos no conocen, como asimismo transmitirles mucho de mi experiencia al respecto. Sería lamentable que pudiendo hacerlo se dejara pasar la oportunidad. Ya hemos hecho muchas cosas que éllos ignoran y que Remorino podría informarles exhausti­vamente, porque a nosotros, como a Usted le consta, no esta­mos barajando triquiñuelas políticas, sino empeñados sincera y lealmente en hacer algo para solucionar el problema argentino que cada día se muestra más peligroso.

Creo haberle contestado lo que estoy en condiciones de contestar, bien en claro que estoy de acuerdo con la idea general aunque no así con muchas cosas que conciernen a la ejecu- Clón misma de la operación planeada; no porque yo me oponga por razones personales o de círculo, sino porque mi mayor deseo es que no lleguen a fracasar, tanto por ellos como por el país. Con esto puedo terminar con las palabras de Fierro:

«Y les doy estos consejos Que me ha costado engullirlos, Porque deseo dirigirlos; Pero no alcanza mi cencía Hasta darles la prudencia Que precisan pa seguirlos».

Sobre el libro «La Hora de los Pueblos», espero que ya lo haya recibido de manos de Saadi. Muchas gracias por la promesa de ocuparse del asunto. Yo lo podría hacer publicar aquí, pero qué interés puedo tener que lo conozcan los «gallegos».

Yo lo he escrito para el pueblo argentino y quiero que hasta allí llegue cuanto antes, contando con una mayor posibilidad de difusión. Yo no escribo para los intelectuales ignorantes que suelen ser los que «mariscalean» en los cafés sobre cosas que no entienden ni conocen.

Le ruego que salude a los amigos militares que han tomado contacto con Usted. Lo mismo a sus familiares y compañeros peronistas.

Cariños a Perico.

Un gran abrazo.

Firmado: Juan Perón

29-30 “El Cordobazo”.