(Buenos Aires, 1920 – Buenos Aires, 1962).

            Apodo: “Apa”.

            De formación militar. Paso de suboficial a oficial en la carrera de Administración en el Ejército Argentino.

            Tras el golpe de estado de septiembre de 1955 se integró a las redes de la resistencia peronista.           

            Participó en el levantamiento del General Juan J. Valle. Protagonista de la toma del cuartel del Regimiento 3 de Infantería de La Tablada.  Espero en vano la llegada de su referente militar y al enterarse del fracaso de la asonada huyó.  No fue apresado.

            Marchó al exilio a Chile, traspasando la Cordillera por pasos poco conocidos.Se sumó al Comando de Exiliados de Santiago de Chile. Intercambió correspondencia con Perón, cuando este se encontraba en Caracas, por la mediación de Florencio Monzón.

            En el año 1957, acompañó a John William Cooke en los trabajos del Comando Superior.

            Fue parte del grupo que  operó una radio clandestina que se escuchaba en la Argentina por onda corta: Lu9 45 “Radio Justicialista”.

            Desde el Comando de Chile trabajó en combinación con Saúl Hecker y Claudio Adiego Francia del Comando de Bolivia, en la organización de la “Operación Elefante”, destinada a generar una zona liberada en Jujuy y Salta para emplazar una cabecera de playa para el regreso de Perón al país. La convocatoria a elecciones y el “pacto” Perón-Frondizi abortó esa iniciativa.

            Disuelto el Comando de Exiliados de Chile y habiendo cambiado las condiciones políticas en el país, siguió actuando como un activista más, siendo subrayadas sus condiciones militares y su coraje.

            A mediados de 1959, Cooke y el Capitán Aparicio Suárez entre otros, organizaron la acción guerrillera de los Uturuncos. Para ello recibió apoyo económico de distintos grupos afines al peronismo.

            Fueron cerca de veinte combatientes efectivos con escaso armamento dirigidos por el Comandante Puma, Félix Serravalle. Se instalaron en un par de cerros del extremo noroeste de la provincia de Tucumán (Cochuna y El Calao) a ochenta kilómetros de la capital. Si bien no existió una proclama específica que manifestara sus objetivos, lo que buscaban era derrocar a Frondizi, entregarle el poder a Perón y anular los contratos petroleros firmados.

            Al interior del peronismo se trataba de una puja con el General Iñiguez, titular del C.O.R. y encargado de abastecer de armamento a los grupos de la segunda resistencia peronista. Con esta acción, Cooke buscaba organizar una línea autónoma.

            Medios porteños reflejaron el inicio del accionar. El semanario Mayoría colocó en su tapa a los guerrilleros apostados en posición de combate.

             Los sectores políticos del peronismo  usaban la guerrilla como mecanismo de presión frente al gobierno frondizista para poder agrandar su espacio legal. Cuando sectores revolucionarios del Movimiento Nacional Peronista orientados por  Cooke,  pretendieron ligar la acción armada con fines políticos y sociales, la poca ayuda que recibían del partido fue cortada de plano. El Partido Peronista sacó una declaración pública repudiando a los “representantes de ideologías extrañas a la tradición cristiana de nuestro Movimiento”.

            El 10 de enero de 1960 el campamento de Uturuncos fue tomado por la Policía. Apresaron a tres combatientes, habiendo huido el resto hacia otras provincias o Bolivia.

            En marzo de 1960, a dos meses de la experiencia fallida de los Uturuncos y tras la explosión de un yacimiento de la Shell, Frondizi decretó la vigencia del Plan Conintes.

            Meses después, el 13 de noviembre un procedimiento de la división de Coordinación Federal de la PFA, por orden del Consejo Especial de Guerra Número 1, allanó la fiambrería de la calle Itaquí 6676, en Villa Lugano, dio por resultado el secuestro de una cantidad de explosivos, armas y municiones. Se trataba de un local alquilado desde hacía años por José Malianuk. Entre los elementos secuestrados se encontraba: gelignita, envuelta en papel engrasado para preservarla de la humedad, además de cajas con municiones y cargas de las llamadas “cucaracha” –unas bolsitas de polietileno duro relleno con explosivos–, que se usaban para atentar contra vías ferroviarias y podían dispararse con morteros; granadas caseras, hechas con un caparazón metálico relleno con gelignita, a la que se añadían tuercas de contención, espoletas y alambres preparados especialmente para cumplir la función de detonadores;  caños de hierro de ¾, de 25, 45 y 80 centímetros de largo, en los cuales se introducía gelignita cristalizada; cables, resortes, rollos de mecha, gelignita cristalizada y en bruto, fulminato de mercurio y ampollas con ácido, además de cachiporras fabricadas con resortes gruesos a los que se soldaba una munición de acero en uno de sus extremos.  Poco antes se había allanado la fábrica de los hermanos Maidana en Las Heras 1282, en Ramos Mejía, que producían las cáscaras metáolicas de las granadas.

            Entre los detenidos durante y después de esos procedimientos figuraba Diego Claudio Francia, a quien apodaban El Francés; éste, según el diario La Nación “respondía a directivas del general Iñíguez”. Sin embargo, Francia estaba vinculado con operaciones provistas por el arsenal secuestrado en la fiambrería de Malianuk y, de acuerdo con ese mismo diario, entre tales operaciones figuraban robos para adquirir armas y medicamentos destinados a Tucumán, a Uturuncos. Por ejemplo, en el local de Malianuk había paquetes de algodón de un kilo cada uno, antibióticos y pomadas contra infecciones. Esto es: todo indica que ni Malianuk, ni Francia ni Eduardo Fernández Rojo –asociado con los anteriores y buscado intensamente por la policía– respondían al mando de Iñíguez sino, por el contrario, al de John William Cooke y el capitán Aparicio Suárez.

            En noviembre de 1960 Cooke emprendió su viaje a Cuba. Poco después Suárez fue detenido.En prisión quedó ciego. Murió de cáncer encarcelado en 1962.

            La revista Trinchera de la Juventud Peronista lo reivindicó como mártir de la resistencia peronista.

            Alicia Eguren decía de él: “Aparicio fue un suboficial del 9 de junio que acompañó a John a Chile y trabajó con nosotros en la Resistencia varios años. Con Aparicio operábamos las radios clandestinas en 1957 y 1958.  Fue un héroe del 9 de junio que escapó milagrosamente del fusilamiento al no poder apresarlo. Era un hombre de mediana edad, plácido, sereno, grueso, rubio, discreto, excelente compañero. Su vocación heroica explicitábase diariamente en acciones memorables que realizaba con la mayor naturalidad y silenciosa modestia. Tenía una clara concepción clasista del peronismo, que desarrollaba su nacionalismo revolucionario hacia el socialismo. Lo recordamos como un símbolo de una generación aplastada, traicionada, utilizada y negociada por la burocracia. Aparicio es el pueblo peronista en su mejor vertiente, con sus mejores posibilidades, con sus más claras virtudes. En él, John encarna la base humilde, a través de él le dedica sus apuntes”.

            Eguren se refería a la dedicatoria realizada por Cooke en unos escritos suyos: “A la memoria de Aparicio Suárez. Se jugó en todas las patriadas y murió en la cárcel –prisionero de las bestias del Conintes- de un cáncer que lo había dejado ciego. Entre el homenaje que su coraje merece y éste que le ofrezco hay una desproporción que no desconozco., pero no hago más que cumplir con un acto mínimo de justicia rescatando para el respeto y agradecimiento del pueblo, el nombre de uno de los muchos que han muerto, casi anónimamente, luchando por la causa. Además creo que su recuerdo se encontrará a gusto: estas páginas están escritas en medio de la lucha, inspiradas en aquella misma pasión combatiente”.

Fuentes

Revista Trinchera de la Juventud Peronista. Número 17.

Referencias

Cooke, John W. Apuntes para la militancia. Buenos Aires, Schapire, 1972.

Correspondencia Perón-Cooke. Buenos Aires, Colihue, 2007.

Galasso, Norberto. Los malditos. Bs.As., Madres de Plaza de Mayo, 2005. Vol. III.

Monzón, Florencio (h). Llegó carta de Perón. Rapsodia de la resistencia peronista. Buenos Aires, Corregidor, 2006.

Darío Pulfer