(sin datos).  Apodo: Cacho.

            Realizó sus estudios en el Colegio Militar de la Nación bajo la dirección del Coronel Silva en tiempos del primer peronismo. En cartas a su novia, Margarita Aretsen demostraba simpatía por el Gobierno de Perón.

            En 1955 el teniente Ciro Ahumada fue uno de los oficiales del Grupo 4 de Artillería de Campo de los Andes, en Mendoza, que no se plegaron contra Perón. Por su inacción fue detenido durante 30 días. Cumplida la pena fue reincorporado y pasó a colaborar en Comisiones Especiales Investigadoras, al mando del general Juan C. Quaranta, responsable de la SIE.

            En marzo de 1956 fue arrestado por la participación en la red civil y militar comprometida con el movimiento conspirativo del General Juan J. Valle. Estuvo preso en el penal militar de Magdalena. Al tiempo logró fugarse, refugiándose en Brasil.

            En el año 1959 reapareció en San Juan, en la mina Castaño Viejo, como empleado de la compañía minera internacional National Lead. Desde allí organizó un comando para la zona de Cuyo, relacionado con la Central de Operaciones de la Resistencia que orientaba el General Miguel Iñiguez.

            Poco después tomó distancia del C.O.R.

            Instalado en Chacras de Coria, vivía con su mujer, Margarita Aretsen y sus tres hijas. Sus suegros vivían en Luján de Cuyo y las niñas iban a un colegio cerca de la casa de los abuelos.

            En febrero de 1960 condujo un asalto a la mina Huemul, en el sur de Mendoza, en el que se apoderaron de detonantes eléctricos y 5000 kilos de gelinita. También sustrajeron elementos de Yacimientos Carboníferos Fiscales.

            En marzo el grupo asaltó la estación de radio que la Universidad Nacional de Cuyo poseía en el Refugio de Altura en la Laguna del Diamante, y el equipo robado fue remitido a Buenos Aires y luego a Paraguay con la finalidad de realizar transmisiones clandestinas.

            Ese mismo mes, con motivo de una sucesión de hechos (acción de Uturuncos que debía precipitar en tomas de cuarteles y en una huelga general promovida por las 62 organizaciones y la voladura de la casa del mayor del Ejército Cabrera y explosión del yacimiento de la Shell en la provincia de Córdoba ) Frondizi declaró el Estado de Conmoción Interna.

            Ahumada siguió en acción en Mendoza. Su segundo en las acciones era Hermann Herbst y habían buscado contactos en sectores políticos y sindicales. Las operaciones se realizaban bajo la sigla UGA (Unión o Unidad Guerrilleros Andinos).

                Buscaban dar un golpe de efecto para la celebración del sesuicentenario de la Revolución de Mayo. Como parte de la preparación de esa acción desde diversos locales de la CGT y sindicatos, se desarrollaba una intensa acción panfletaria.

            Ahumada, ordenó colocar explosivos en la casa del general Cecilio Labayrú en la calle Salta 480,  comandante de la Agrupación de Montaña Cuyo, a cargo del Plan Conintes. También realizaron un atentado en el puente de la ruta 40 y en la construcción del Hotel San Francisco en Chacras de Coria, donde la compañía petrolera de la Banca Loeb tenía sus oficinas. En ningún caso hubo víctimas.

            Luego de esas acciones Ahumada partió hacia Uruguay.

                A partir de este momento, y amparados en el Plan Conintes las autoridades militares iniciaron numerosas detenciones. El 13 de junio fue detenido el secretario de sanidad local Edgardo Boris. Poco después, se produjo otro hecho similar en Dorrego, cuando Hermann Herbst, fue sacado de su casa por la fuerza e introducido en un auto por desconocidos. Otro tanto ocurrió con Carlos Alberto Burgos, también dirigente peronista y redactor de la publicación El Guerrillero de la Juventud Peronista.  Los tres fueron torturados y liberados tiempo después en el Parque Aborigen por parte de fuerzas de Coordinación Federal. A partir de este momento comenzaron otras detenciones relacionadas con el caso. Entre las primeras se hallaban dos mujeres, la esposa del ex-teniente Ciro Ahumada y la madre de Carlos Burgos. El 15 de junio fueron a la casa de los suegros de Ahumada buscándolo. Allí detuvieron a su esposa y la llevaron a su propia casa para constatar que Ciro Ahumada no estuviese allí. Las hijas quedaron a cargo de los abuelos. A esas detenciones le siguieron las de Pedro Petignano, Sebastián Baztán, Juan Muracelli, Tristán Álvarez, Leónidas Aveiro y Luis Barrosse Quiroga (estos dos fueron aprehendidos en Jujuy y luego trasladados a Mendoza), Atilio Chacón, Felipe Rosas, Antonio Bajouth, José Said, Miguel Marinelli, Francisco Juan Ahumada, José A. Mas y numerosas personas más (según los datos oficiales estas alcanzaron un número superior a sesenta). Algunos de ellos recuperaron la libertad y otros fueron sometidos a juicio por parte del consejo de Guerra especial Nº 3 constituido en Mendoza y presidido por el Cnel. Guillermo F. Baker. A los acusados se les asignaron defensores militares.

            A raíz de la gran cantidad de allanamientos y detenciones que las autoridades militares llevaron a cabo en virtud de la aplicación del plan Conintes, la mesa redonda de la CGT emitió una declaración en donde condenaba no sólo la realización de actos de terrorismo, sino también la anomalía institucional llevada a cabo por el gobierno nacional en los juicios. Los dirigentes del peronismo local Ernesto Corvalán Nanclares y Alberto Serú García condenaron los hechos y tomaron distancia de las acciones del UGA.

            El juicio se desarrolló durante el mes de septiembre y las acusaciones no solo fueron dirigidas al UGA sino también al Partido Peronista y la CGT local. Los condenados tuvieron penas de 25 años a seis meses de prisión. A Margarita Atesen, mujer de Ahumada, le dieron seis años de prisión.

            En su fuga Ahumada siguió camino a París, Madrid, Capri, Santo Domingo y Cuba. El gobierno cubano pidió a los grupos peronistas que lo retiraran de la isla junto a Norma Kennedy que había viajado junto a Vandor tiempo antes.

            Hacia 1964 participó del segundo Congreso de la Juventud Peronista, haciendo gala de su experiencia militar. Por ese tiempo Ahumada, junto a un  hombre de la resistencia rosarina de nombre René Bertelli, montaron una oficina de exportación e importación, con la denominación AR BRAS, en la que atendían negocios de Jorge Antonio con Brasil. Bertelli tenía pedido de captura por un episodio sucedido en la calle Gascón, pero circulaba libremente mientras su socio Ahumada discutía contratos con YPF para las empresas que representaban. 

 Ambos se vincularon con el grupo que preparaba la instalación del destacamento de las Fuerzas Armadas Peronistas en Tucumán. Ahumada les hizo llegar documentos y manuales de instrucción militar. Bertelli fue gestor para la adquisición del terreno de Taco Ralo donde se efectuarían las prácticas militares.

          A partir de 1971 Ahumada se asoció con el militar retirado Jorge Osinde en una empresa de importación de azulejos y mayólicas. Ese vínculo contribuyó a que al regreso del peronismo al gobierno, Ahumada colaborara activamente con él.

            Para el regreso de Juan D. Perón en junio de 1973, el ex coronel Jorge Osinde se hizo cargo de la seguridad del palco, desplazando a las policías federal y provincial. Para ese fin constituyó un grupo de unos trescientos «pesados» con gente de la CNU (Concentración Nacional Universitaria), del CO (Comando de Organización), custodios sindicales y ex militares peronistas, entre los cuales revistaba Ahumada.

            Ese día en el Hotel de Ezeiza Ahumada dirigió a los grupos que torturaban detenidos.

            El 18 de octubre de 1974 el E.R.P. atentó contra su vida en el marco de las represalias por la masacre de Capilla del Rosario, en el que luego de rendirse fueron fusilados 14 miembros de esa organización.

Fuentes:

Revista Che. Una mujer tras las barreras del Conintes. Número 10. 23 de marzo de 1960.

Referencias:

Alvarez, Yamile. La resistencia peronisa en Mendoza (1955-1960). “Una aproximación a su estudio a través del relato de sus protagonistas“. En Revista de Historia Americana y Argentina, Vol. 49, Nº 2, 2014, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo.

Verbitsky, Horacio. Ezeiza. Buenos Aires, Contrapunto, 1985.

Darío Pulfer