(Buenos Aires, 1946, Buenos Aires, 18 de febrero de 1974).

            Alias: “El Chicato”.

            Realizó sus estudios primarios y no concluyó la educación secundaria.

            Su padre era comerciante. Ferviente antiperonista, vinculado al catolicismo liberal argentino. Eso explica el fugaz paso de Giovenco por el Partido de la Revolución Libertadora y sus convicciones católicas. Junto a González Moreno formaron parte de la guardia del Almirante Rojas.

            Luego se acercó a las juventudes nacionalistas. Formó parte del Movimiento Nueva Argentina desde 1965, siendo caracterizado como un hombre de acción que portaba armas de fuego.

            Casado con María Cristina Méndez. Tuvo dos hijos, nacidos en 1970 y 1972, respectivamente.

            En 1965 cuando Perón envió a su esposa Isabel para contrarrestar las acciones de Vandor,  los jóvenes del Movimiento Nueva Argentina con Dardo Cabo y Giovenco a la cabeza hicieron de guardia personal, enfrentándose fuertemente con el vandorismo. Participó de los enfrentamientos en la sede de Luz y Fuerza en avenida Callao, portando armas en ambas manos.

            Participó del operativo comando “Cóndor”, para desembarcar en las Islas Malvinas el 28 de septiembre de 1966, desviando un avión DC4, LV-AGG “Teniente Benjamín Matienzo” de Aerolíneas Argentinas con destino a Río Gallegos. Era el subjefe del grupo que lideraba Cabo. Juntos habían convencido al periodista y director de Crónica, Héctor Ricardo García de formar parte del vuelo a Rio Gallegos, que desviarían a Malvinas.

              La pena por esa acción, en base a sus antecedentes judiciales, fue la detención durante tres años. Ese tiempo lo compartió con Cabo, Verrier y Rodríguez. Antes, cuando estaba todo el grupo detenido, habían surgido diferencias en torno a la estrategia a seguir, defendiendo Giovenco la tesis de la fuga. En ese marco había tenido una pelea con Pedro Bernardini y Norberto Karasiewicz le rompió los anteojos. Finalmente, el grupo acordó disolverse quedando cada uno de sus miembros  libre para luchar por el “retorno incondicional de Perón”.

            En ese momento recibieron el apoyo del abogado de la CGT y la UOM, Fernando Torres y la solidaridad del Mayor Bernardo Alberte, delegado de Perón y Secretario General del Movimiento Peronista.

            Participó de la formación militar de los primeros grupos de la Concentración Nacional Universitaria. Por su manejo de armas fue el instructor de un grupo en Mendoza. Por esas razones, fue sindicado como  jefe militar de la CNU.

            En noviembre de 1971 disparó contra Norma Keneddy y otros militantes que querían tomar la sede del Partido Justicialista de Chile al 1400, una vez que fue destituido Jorge D. Paladino. Producto de ese enfrentamiento, Keneddy resultó herida en un pulmón y un mes después, murió Enrique Castro, militante del Comando de Organización. Giovenco había disparado profusamente con una escopeta ithaca, estando acompañado de José Sangiao y Vicente López en la acción. La agrupación 26 de julio, dirigida por Keneddy y Brito Lima, responsabilizaron a la “custodia personal de Lorenzo Miguel y Jorge D. Paladino” de los hechos.

            A principios de 1972 fue detenido. Había albergado en su casa a Juan Carlos Gómez, alias “Bigote”, prófugo por el asesinato de Silvia Filler en la Universidad de Mar del Plata.

            El 25 de mayo de 1973 recuperó la libertad por la ley de amnistía.

            El 20 de junio de ese mismo año fue mencionado por Leonardo Favio desde el palco organizado para la recepción de Perón en Ezeiza. En informes policiales se lo señaló como parte del dispositivo  de seguridad que respondía a Jorge Osinde portando armas largas.

            Participaba en representación de la CNU y de la Concentración de la Juventud Peronista en las reuniones que Perón sostenía en Olivos con representantes de las distintas agrupaciones y organizaciones juveniles que le respondían.

            En enero de 1974 sufrió un atentado en su casa de Villa Devoto. Quedó herido en una pierna. Es probable que fuera atacado por un grupo de la Organización Montoneros. Repelió el ataque con sus propias armas. En conferencia de prensa declaró que  tenía “autorización verbal” para portar armas y que “de la cárcel se puede salir, del cementerio no”.

            En una entrevista dada a la revista El Caudillo interpretó que lo sucedido en el local del PJ había sido un “malentendido”.

            Falleció en febrero de 1974. Había salido de una reunión política del local de la UOM de la calle Cangallo. En plena calle Corrientes, esquina Uruguay, estalló una bomba que transportaba cortándole un brazo. La bomba hirió a dos canillitas y a un empleado de una pizzería cercana. Giovenco intentó  dirigirse por Uruguay hacia Sarmiento, volviendo a la sede de la UOM. Lo detuvieron. Estaba acompañado por miembros de la custodia de la UOM: Enrique Martínez, José Vicente Silanori, Pedro Corsi y Juan Máximo Corteleza. Derivado a la clínica del gremio, murió poco después.

            La esposa de Giovenco, así como las organizaciones juveniles afines al gobierno (Consejo Superior de la Juventud, CNU, CJP, FEN, OUP, Brigadas Juventud Secundaria Peronista, MUN, UNES, etc.) manifestaron que se trató de un atentado.

            Un cable de Télam, la agencia oficial, había señalado que el explosivo era llevado por el mismo Giovenco.

Fuentes:

Panorama. Extra, Operación Comando en las Malvinas. Edición de Octubre de 1967.

Referencias:

Hernández, José P. Patriotas y patriadas. Buenos Aires, Editorial Boquerón, 2007.

Verbitsky, Horacio. Ezeiza. Buenos Aires, Contrapunto, 1986.

Julio Melon Pirro – Darío Pulfer