(Buenos Aires, 7 de noviembre de 1937 – Provincia de Buenos Aires, 25 de noviembre de 1987).

            Apodo: “Tuli”.

            Su padre era oficial del Ejército. Casado con Julia, con quien tuvo cinco hijos. Julio fue el último, siendo el consentido de la madre. Por los traslados de su padre, vivió en Neuquén, donde se le manifestaron problemas de bronquios, con principios de asma. En un juego callejero recibió una pedrada en el ojo izquierdo, que le dañó la mácula.  Luego vivieron un año en San Martín, Provincia de Buenos Aires y más tarde se radicaron en Ciudad Evita. Su madre falleció en el año 1953.

            Realizó sus estudios secundarios en la Escuela Dámaso Centeno, en la que se formaban los hijos de militares.

En el año 1955 se fue a afiliar a la Unidad Básica el 21 de septiembre, el día que derrocaron a Perón. No lo logró, ya que al llegar estaban quemando los archivos.

            Tras el golpe militar de 1955, leyendo el Diario El Líder vio un pequeño aviso que convocaba a militar en las filas de la Juventud Peronista en el local de Riobamba. Marchó hacía allí, coincidiendo en el lugar con José “Tito” Bevilacqua y Alberto de Morra. Poco después el local fue allanado y clausurado. En esos entreveros conoció a uno de los primeros referentes de la Juventud Peronista en tiempos del gobierno de Perón, Rodolfo Traversi.

            Ante la convocatoria de la huelga de la CGT “negra” de noviembre de 1955, participó con jóvenes del P.C., que tenían mayor experiencia: “Cortamos las señales del ferrocarril, pusimos clavos miguelito, desde la oscuridad apedreábamos a los colectivos, una gimnasia de la resistencia”.

            Se enroló en el levantamiento de Juan J. Valle, vistiendo ropas militares pertenecientes a su padre. Se dirigió al Regimiento III de Infantería para dar apoyo a los sublevados, sin poder acceder al lugar.

            Vivía en Ciudad Evita y para ese entonces estaba de novio con Edith “Nené” Campos.

            Frecuentaba el local de Palabra Argentina. Así lo testimonió Jorge Rulli: “Un día me atreví a ir al local de Palabra Argentina, y lo encontré́ durmiendo en un rincón al Tuli Ferrari. Tenía varios años más que yo y era muy ardiente y muy delgado, un hombre de verbo apasionado”.

            En 1957 comenzó a acercarse a la esquina de Corrientes y Esmeralda en la que un grupo de jóvenes de filiación peronista se agrupaban con la finalidad de provocar escándalos frente a la pizarra de algunos diarios y “recuperar” la calle en la confrontación con los comandos civiles revolucionarios.

            En ese momento se constituyó el Comando General Valle. Ferrari formó parte de una de sus ramas, la que correspondía a su espacio territorial: “Ciudad Evita”.

            Desde ese allí participó de la “Marcha del Silencio” organizada por Alejandro Olmos, desde el periódico Palabra Argentina. Fue detenido. De la experiencia carcelaria, recordaba lo siguiente:

Para mí fueron muy importantes esos treinta días porque el submundo de la cárcel era muy raro, las líneas negociadora y dura… Conocí a todo el jetoneo peronista en Caseros. Todos querían jugar al ajedrez conmigo para melonearme en la interna carcelaria. Y yo me sentía Gardel.

            A través de Susana Valle les llegó la indicación de votar por Frondizi para las elecciones generales de febrero de 1958.

Tras la normalización institucional se constituyó la mesa ejecutiva de la Juventud Peronista en la que se integró Ferrari. Era mayor que el resto y ejercía cierta influencia intelectual en el resto de los jóvenes. Luego, participó del Consejo de Redacción de la Revista Trinchera.

Tomó contacto con Guillermo Barrena Guzmán, militar exonerado que había estado exiliado en Chile y que fungía de enlace con el C.O.R. (Comando de Oficiales Revolucionarios). La intención era formar un grupo guerrillero en el Chaco para apoyar un posible ingreso de Perón por el Paraguay.

Esas acciones conspirativas eran combinadas con el armado de latas de conserva con pólvora, bulones, tornillos y una mecha para tirar en la calle. Para esos menesteres contaba con la asistencia técnica de un vecino irlandés de apellido King, quien había trabajado quince años en una fábrica de explosivos y había sido el redactor del Reglamento de uso de explosivos del Ejército.

Formó parte de la preparación de  la toma por asalto el retén de Aeronáutica situado en la urbanización de Ciudad General Belgrano (Ciudad Evita), Partido de Ezeiza, el 26 de marzo de 1960.

Tiempo después fueron publicados los listados del Plan Conintes. Ferrari estaba incluido entre los que tenían pedido de captura, junto a Barrena Guzmán. Su casa fue allanada siete veces. Pasó a la clandestinidad, refugiándose en la casa de otro militante en San Clemente del Tuyú.

Al enterarse de la muerte de José “Tito” Bevilacqua, su íntimo amigo, volvió a Buenos Aires, sin poder asistir al velorio ni al entierro ya que fue avisado por sus compañeros que lo estaban esperando para detenerlo.

Sus familiares lo obligaron a pedir asilo en la Embajada de México. Un mes después se exilió en ese país. Su mujer viajó en diciembre de ese año y lo encontró notablemente desmejorado: con una altura de un metro noventa, pesaba 75 kilos. Trabajaba en una tienda de ventas de la empresa General Electric.

            Al regresar al país se mudaron a la casa de los padres de su esposa.

Volvió a la actividad política de manera episódica. En 1973 se radicó en Ciudad Evita.

En la transición democrática abrió una Unidad Básica en La Matanza.

Fue candidato a Concejal en la lista encabezada por Federico Russo la intendencia de La Matanza.

Falleció el 11 de noviembre de 1987.

Fuentes:

Entrevista a Edith Campos. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=EV8P-eEBNN4

Referencias:

Baschetti, Roberto. Julio “Tuli” Ferrari. Militantes revolucionarios peronistas uno por uno.

Cichero, Marta. Cartas peligrosas. Buenos Aires, Planeta, 1993.

Darío Pulfer