Rodolfo Puiggrós fue un intelectual e historiador marxista que desde 1945 iba a adherir al peronismo desde un posicionamiento de izquierda. Su vínculo con Juan D. Perón se desarrolló durante la primera década peronista, pero se acentuaría avanzados los años 60 a través del intercambio epistolar y las visitas en Madrid.

            Dicho intercambio fue más abundante de lo que hoy resulta accesible, ya que un grupo armado sustrajo documentación del departamento de Puiggrós en los años setenta. Entre los dos archivos que conservan correspondencia del exilio de Perón, es posible leer siete cartas escritas por Puiggrós y una por Perón que se presume borrador o copia. A excepción de la primera carta de Puiggrós, fechada en 1959, las otras corresponden al período 1968-1971, cuando la relación con el líder justicialista fue más estrecha. También en esta época Puiggrós viajó a Madrid en más de una ocasión. En efecto, si la carta de 1959 se presenta como una comunicación fortuita, gracias a una “feliz coincidencia”, las que se suceden una década más tarde evidencian un intercambio más fluido.

En la primera, del 13 de noviembre de 1959, Puiggrós le escribe a Perón desde el lugar del intelectual o teórico que busca hacer un aporte específico al movimiento político en el cual se inserta. Realiza una historia de las tradiciones políticas y filosóficas, para afirmar la posible articulación entre marxismo y catolicismo,el envejecimiento de las democracias occidentales y la agonía del régimen de los partidos. Para Puiggrós, el justicialismo puede “realizar dentro de sí mismo la síntesis que una a los argentinos con proyecciones continentales y mundiales, en la lucha por un nuevo orden social”. En varios pasajes, asume su pertenencia a la tradición marxista, pero se diferencia de sus expresiones comunistas y trotskistas. Puiggrós le escribe a Perón que el porvenir del pueblo “está todo contenido en el justicialismo”, siempre que no renuncie a asimilarse en lo nuevo. Si el gobierno peronista “dió a la Argentina los embriones de economía y propiedad sociales”,elloseran el punto de partida para “la gigantesca tarea que nos espera”. La confianza de Puiggrós está depositada en el movimiento conducido por Perón y, sobre todo, en el accionar de la clase obrera en un contexto internacional que observa favorable para la “acción de los pueblos que luchan por un lugar propio bajo el sol”. Finaliza la carta afirmando que la etapa de crítica al liberalismo está superada y que ahora se está ingresando en una etapa revolucionaria. Sin embargo, plantea una tarea pendiente: la elaboración de la “teoría revolucionaria nuestra que un día, no muy lejano, tendremos que llevar a la práctica”. Pero ella no podría elaborarse “al margen del movimiento de masas y de su conducción”, por lo que se ofrece ante Perón, desde el lugar del intelectual, para colaborar en la coordinación de esa tarea bajo una dirección centralizada (Rodolfo Puiggrós a Juan D. Perón. Buenos Aires, 13/11/1959. Juan Domingo Perón Papers, Box 5, HooverInstitution Archives, Stanford University). No sabemos si Perón respondió a esta primera epístola.

En la segunda carta que se conoce, del 15 de enero de 1968, Puiggrós pide disculpas por la demora en su respuesta, y en la tercera, del 21 de marzo, agradece a Perón sus cartas del 12 de febrero y 1º de marzo. Ello evidencia un intercambio persistente en los primeros meses del año.A diferencia de la de 1959, en la que se ofrece como un colaborador para la elaboración de una teoría, en 1968 se muestrainteresadoen las disputas al interior del peronismo, en especial a favor de vías insurreccionales y revolucionarias para la toma del poder, y reticente de salidas golpistas y, sobre todo, electorales. En caso de un golpe de Estado“minoritario” y favorable al peronismo, se deben “movilizar al máximo nuestras fuerzas […] a fin de imprimirle un contenido y una dinámica en dirección a nuestro objetivo estratégico totalizador”. Incluso Puiggrós se manifiestavinculado a la conformación de comandos revolucionarios en coordinación con el Mayor Bernardo Alberte, entonces delegado de Perón.Sin dejar de lado aspiraciones intelectuales y teóricas, le escribe a Perón acerca de cómo concibe su liderazgo y la relación con las masas, con expresiones que aparecerán de manera textual en un libro que mencionaremos en breve. Tampoco es lejana a la actividad del intelectual su mención a grupos de estudio o cursos públicos y privados, junto con la observación del proceso de peronización de estudiantes secundarios y universitarios. Lo llamativo es el pasaje a la lucha armada de uno de esos grupos, según relata. En ambas cartas de 1968, el regreso de Perón a la Argentina es un propósito que debe estar precedido de la movilización de las masas ( Rodolfo Puiggrós a Juan D. Perón. Buenos Aires, 15/1/1968 y 21/3/1968. Juan Domingo Perón Papers, Box 5, HooverInstitution Archives, Stanford University).

Del 5 de agosto de 1969 es la fecha de una copia o borrador que Perón escribe como carta a Puiggrós. Allí informa sobre la recepción de dos de sus libros (Pueblo y oligarquía y Las izquierdas y el problema nacional, reeditados por Jorge Alvarez), que se sumaban al entregado poco tiempo antes por manos directas de Puiggrós, el recién publicado El Peronismo: 1. Sus causas. Se aprecian modos de intercambio que exceden al epistolar: visitas en Puerta de Hierro, lecturas y también ofrendas intelectuales (Perón escribiría el prólogo a la segunda edición de 1971). Perón se refiere a la “lectura amena y agradable” de los tres volúmenes en unos días de descanso en Málaga, y lo felicita “porque son excelentes, desde todo punto de vista”. En varios pasajes menciona a “la juventud”, ya sea porque en los libros de Puiggrós encontraría ella “el esclarecimiento indispensable”, ya sea para referirse a la acción política inmediata y a la responsabilidad que le espera. El Cordobazo (“Lo sucedido en mayo pasado”) es presentado por Perón como una demostración: “no nos habíamos equivocado los que pusimos nuestra fé en esa juventud”.Pero también alude aun trabajo que se debe profundizar. A un Puiggrós que se dedica a la formación de las “nuevas generaciones”, Perón le apunta que “esa debe ser la tarea más importante”, lograr la “unidad de acción mediante un trabajo inteligente y perseverante en los medios juveniles por su esclarecimiento y por su unidad”. Pero, a su vez, lamenta que el “trasvasamiento generacional” pueda ser “demasiado lento frente a los acontecimientos que parecen precipitarse”.

El otro asunto para destacar de esta misiva es que Perón le informa a Puiggrós acerca de las “buenas impresiones” que le generó una entrevista mantenida con Antonio Caparrós, psicoanalista español de origen comunista radicado en la Argentina. Caparrós le había entregado un memorándum a Perón con una propuesta de conformación de un “Frente de Intelectuales”, para sumarse a la “lucha actual contra la dictadura militar”. Y Perón afirma que le encantaría trabajar con estos intelectuales, “porque al Movimiento Justicialista le está haciendo falta sangre nueva y nueva metodología que lo ponga al día”. 25 años habían pasado desde que se comenzó, escribe Perón, y el mundo es ya muy diferente: el mayo francés del 68 y el Cordobazo del 69 evidenciaban una nueva “mentalidad revolucionaria”. Perón dice adjuntar la respuesta escrita al memorándum de Caparrós, y le pide a Puiggrós que se la transmita. En la carta, Perón lo llama amigo en dos ocasiones y lo despide con “un gran abrazo” (Juan Domingo Perón a Rodolfo Puiggrós. Madrid, 5/8/1969. Fondo documental Juan Domingo Perón, Caja 20, Archivo Intermedio, Archivo General de la Nación).

Cuarenta días más tarde, Puiggrós escribejustificando la demora por los propios tiempos del correo y por haber querido conversar antes con Paladino -ahora delegado de Perón- y con Caparrós.Allí dice responder a la carta del 8 de agosto (y no del 5). El contenido al que contesta Puiggrós concuerday a la vez rebasa al que leemos en la versión del 5 de agosto.¿Modificó Perón la carta efectivamente enviada? Es probable que ese desborde refiera al texto que envió para Caparrós, el cual nos resulta desconocido. Lo cierto es que Puiggrós se muestra más entusiasmado que en anteriores misivas: “no conocemos otro documento suyo que exponga con tanta claridad, amplitud y profundidad las contradicciones inherentes a la Conducción Estratégica de la Revolución Peronista”. Y relata su propia experiencia y “evolución”, desde la militancia comunista a la intención de sumergirse en el peronismo desde una cosmovisión marxista todavía vigente. A pesar de esta ubicación ideológica, califica como “infantil extremismo de izquierda” la persistente existencia de dos CGT, en un contexto de intentos de reunificación de la central sindical resistidos por Raimundo Ongaro y Jorge Di Pascuale. Finalmente, responde al asunto del Frente de Intelectuales propuesto por Caparrós. La lectura es que los intelectuales, salvo raras excepciones, “no comprendieron al peronismo y formaron en las filas del cipayismo, pero en los últimos años muchos de ellos, así como amplios sectores estudiantiles, han abierto los ojos”. Ahora bien, para Puiggrós organizar a estos sectoresen proceso de peronización es una tarea muy compleja, porque un frente de intelectuales no resistiría de la misma manera el “eclecticismo” que se impone en otros ámbitos: “con los intelectuales hay que ejercer la exigencia ideológica que sería sectarismo y unilateralidad si se aplicara a los gremios”. Y esa “orientación político-ideológica [debe ser] dictada por el Comando Estratégico”.

            A continuación, Puiggrós expone acerca de otros sectores sociales. De la clase obrera y la juventud, dice que están dispuestas para el peronismo. De las Fuerzas Armadas, afirma que “todavía resisten los cambios revolucionarios”, pero que es imprescindible contar con ellas. Por último, agradece los elogios a sus libros y pide permiso a Perón para publicar los dos primeros párrafos de su carta en la próxima edición (Rodolfo Puiggrós a Juan D. Perón. Buenos Aires, Buenos Aires, 14/9/1969. Fondo documental Juan Domingo Perón, Caja 8, Archivo Intermedio, Archivo General de la Nación). No serán esos párrafos sino un prólogo lo que le ofrecería su interlocutor.

Mucho más breve y con un fin específico es la que Puiggrós envía el 10 de diciembre, también de 1969: “Es de Bolivia que quiero hablarle en esta carta”.Allí surgía un gobierno militar encabezado por el general Alfredo Ovando Candía, que iniciaba “un proceso de nacionalizaciones y transformaciones sociales”. Que unmilitar responsable de la muerte del Che Guevara encabezara ahora un gobierno revolucionario era explicado por la astucia de la historia y por “la presión de los de abajo”. Puiggrós le transmite a Perón que dos de los ministros, jóvenes de 28 y 33 años, eran “alumnos” suyos, y que lo habían visitado “antes de tomar el poder y de nuevo hace diez días”. También, que tenían por Perón “una gran devoción” y que tanto ellos como el general Ovando (“viejo amigo mío”) le habían pedido a Puiggrós una declaración pública de Perón apoyando la experiencia. También le informaaPerónsobre la conformación de un “Movimiento de solidaridad con la revolución boliviana sobre la base de peronistas y nacionalistas populares”. Y le pide que seasu presidente. Fue tal el involucramiento de Puiggrós, que terminó la carta comentando que probablemente se radicaría en La Paz (Rodolfo Puiggrós a Juan Domingo Perón. Buenos Aires, 10/12(1969. Fondo documental Juan Domingo Perón, Caja 3, Archivo Intermedio, Archivo General de la Nación).Las gestiones de Puiggrós dieron resultado y pudo mostrarse como intermediario entre ambos generales. Ovando le envió a Perón ‒a través de Puiggrós‒ una nota agradeciendo el apoyo del movimiento de solidaridad, y Perón le respondió también por carta mencionando a Puiggrós (Carta de Juan D. Perón a Alfredo Ovando Candía, 8/4/1970).

Los intercambios entre Puiggrós y Perón no se interrumpieron. La siguiente carta con la que contamos es del 27 de diciembre de 1970, pero Puiggrós se refiere a una previa del 18 de mayo, a una visita a Madrid y a sucesivas cartas de Perón. En la nueva misiva, de siete carillas de extensión, se pueden destacar tres temas expuestos por Puiggrós en el siguiente orden: 1) La peronización de los sectores medios y la ruptura generacional; 2) algunos debates sobre la relación entre táctica y estrategia para la toma del poder; 3) el armado de redes de solidaridad y acciones de coordinación con movimientos y gobiernos afines de América Latina.

Respecto de la “peronización masiva del estudiantado”, Puiggrós afirma que “se acentúa día a día” y que “es una prueba concluyente de la tendencia insurreccional en marcha”. A su vez, le escribe a Perón que los intelectuales peronistas son los más buscados en las tribunas universitarias. Por otro lado, menciona a sus propios contactos con jóvenes de diferentes extracciones para “asegurar” a Perón que la nueva generación avanza hacia el socialismo, “concebido como la lucha (…) del nacionalismo popular revolucionario, cuya expresión popular de masas se totaliza en el peronismo”. ¿Pero cómo entiende Puiggrós ese peronismo? Le subraya a Perón que no debe ser una “RESTAURACIÓN”, sino una “CREACIÓN para los nuevos tiempos de la humanidad”. También informa sobrevinculaciones con sectores del radicalismo del pueblo y sobre una conferencia que dictó invitado por Franja Morada de La Plata. Militantes radicales,críticos de su conducción y autocríticos por no haber sabido comprender al peronismo, algunos de ellos se peronizany otros están dispuestos a “encontrar con los peronistas una salida revolucionaria para el país”.

Sobre el segundo tópico, los modos de organizar al peronismo para su regreso al gobierno, Puiggrós aprovecha el acceso a un memorándum dirigido el 15 de septiembre por Perón al Movimiento Revolucionario Peronista (MRP). Colocándose como intermediario, le comenta al líder algunos dichos de “los muchachos del MRP”, en las que militaban sus hijos Sergio y Adriana, para destacar luego la mención a la “toma del poder, pacífica o violenta”. Pero Puiggrós realiza una operación que modifica el uso de la conjunción disyuntiva, para afirmar la “acertada combinación de las dos tácticas: la pacífica (o electoral) con la violenta (o insurreccional)”. A continuación, ofrece a Perón una serie de reflexiones acerca de si se trata de dos tácticas escalonadas o simultáneas, es decir, si la vía insurreccional debe considerarse solo en caso de que fracase la electoral, o bien si ambas deben emplearse a la vez, optando Puiggrós por la segunda: “la táctica pacífica lleva a la claudicación y a la derrota si no la respaldan posiciones de fuerza que obliguen al enemigo a rendirse ante nuestra voluntad de lucha”. Escribe Puiggrós, en una crítica abierta a la conducción local del peronismo, que el Comando Táctico“aplica solamente la pacífica”, creando ilusiones acerca de la vía electoral.En cambio, las “agrupaciones combatientes peronistas” repudian ese “electoralismo partidocrático”. Tampoco comprende dicho comando, y más bien le teme, al “proceso de peronización masiva”. Expresiones surgidas “desde abajo”, como los Curas del Tercer Mundo, Montoneros, logias militares, agrupaciones juveniles y universitarias, entre otras, convergen hacia el mismo objetivo, “por el camino de la insurgencia (masas más armas)”.

En cuanto al tercer tema, aparece un Puiggrós que profundizó ya su involucramiento en procesos políticos latinoamericanos. En Bolivia, Ovando Candía yahabía sido reemplazado por otro general del ejército, Juan José Torres, luego de un levantamiento popular para evitar un golpe de Estado. Puiggrós se manifestó optimista por el apoyo que Torres había logrado entre sectores campesinos, sindicales y estudiantiles, profundizando una línea nacionalista popular, hasta que lo derrocaría en 1971 el general Hugo Banzer, dando fin a esa experiencia. Antes de ello, Ovando fue enviado como embajador a Madrid, y Puiggrós sugirió a Perón que tomara contacto con él.Respecto de la “comisión de solidaridad” con Bolivia, dejó de funcionar por los cambios en ese país, pero,según Puiggrós, “tal vez haya sido lo mejor porque permite reorganizarla sobre bases sólidas y amplias dentro de un organismo que abarque nuestro trabajo en varios países”. En efecto, pronto se lanzaría el Movimiento Argentino de Solidaridad Latinoamericana, (MASLA) que contaría con Perón como su presidente y Puiggrós somo secretario general.

Al involucramiento en el caso boliviano se debe sumar el viaje de Puiggrós, enviado por Perón, a la asunción de Salvador Allende en Chile. En esta carta puede leerse un informe sobre su accidentada participación en la jornada del 3 de noviembre: Puiggrós explica que se enteró de su misión pocas horas antes de la salida del vuelo, que carecía de credencialesy que su tarea fue boicoteada por la presencia de “dos delegados metalúrgicos que alegaban instrucciones de Buenos Aires”, referidas a que Puiggrós no estaba autorizado para formular declaraciones. Ello lo llevó a suspender una “reunión de prensa, radio y televisión”. También recalcó el silenciamiento del viaje por parte de la prensa porteña, no así la del interior y de las agrupaciones juveniles que destacaron la misión. Aspecto positivofue que el propio Allende recibió a la delegación una vez que terminaron las audiencias posteriores a la asunción del mando, y Puiggrós pudo saludarlo en nombre de Perón y del Movimiento Nacional Justicialista, manifestando “su solidaridad y su disposición a contribuir al triunfo de su programa” (Rodolfo Puiggrós a Juan D. Perón. Buenos Aires, 27 de diciembre de 1970. Juan Domingo Perón Papers, Box 5, HooverInstitution Archives, Stanford University).

La última carta disponible está fechada el 4 de agosto de 1971 y fue llevada a Madrid por Atilio López, un sindicalista cordobés que había sido parte de la experiencia de la CGT de los Argentinos, pero retornaría a la CGT provincial en conflicto con la conducción nacional de José Ignacio Rucci. Allí Puiggrós se refiere a su “vieja costumbre” de enviarle a Perón sus apreciaciones políticas y retoma temas recurrentes. Por ejemplo, reitera su optimismo en función de lo que puede apreciar en una serie de conferencias y cursos dictados en varios puntos del país, y sobre todo en lo referido a la “nueva generación”: el desarrollo de un “movimiento de masas”, aunque “todavía inconexo”, que tiene como objetivo “la conquista del poder sobre la base de la única consigna unificadora: Perón presidente”.La pregunta acerca de cómo conquistar el poder vuelve a aparecer, aunque la coyuntura ofrece una novedad: el llamado del Gral. Lanusse a un Gran Acuerdo Nacional que desembocaría en elecciones. En ese marco, Puiggrós le sugiere a Perón la “creación de unidades básicas en todo el país y la afiliación masiva al Partido Peronista”, y manifiesta que “no se trata de elegir entre la violencia o el voto, sino que todos los caminos y medios son buenos”. A pesar de esta aparente apreciación equilibrada entre ambas tácticas, luego retoma su habitual caracterización: “es grave peligro la ilusión electoral, o sea la creencia de que el voto resolverá milagrosamente la crisis integral de la sociedad argentina”.

Respectode la creciente afluencia del peronismo, esta vez la mencionaen términos de un “sensacional vuelco hacia la revolución nacional justicialista de militantes de los tres radicalismos, de la democracia cristiana, de la democracia progresista y de algunos sectores del socialismo”.Y sobre las acciones de solidaridad latinoamericana, ya aparece el MASLA en funcionamiento y también como un espacio de peronización: militantes de otros partidos encuentran allí “la posibilidad de acercarse al peronismo y aun de hacerse peronistas”. En esta oportunidad Puiggrós encabeza la información como “Solidaridad activa con los movimientos y gobiernos nacionalistas populares y socialistas”.

La aparición de esta última palabra no es casual. En la misma epístola, otra de las novedades es la apuesta por el “socialismo nacional”, consigna lanzada por Perón, que para Puiggrós constituye “un arma de extraordinaria eficacia para destruir la influencia que queda de las sectas antinacionales y para abrir la perspectiva de los cambios sociales que nuestra Patria exige”. Aun así, un Puiggrós que siempre quiso aportar a la construcción de teoría revolucionaria para el peronismo, le afirma a Perón la necesidad de “explicar lo que significa ‘socialismo nacional’”. Y a continuación le enumera una serie de contenidos que debían surgir de “las primeras semillas arrojadas por el peronismo durante su paso por el gobierno”: “Conquista del poder (no solamente del gobierno) […] para destruir el anacrónico Estado liberal-oligárquico y crear un Estado popular”;“Nacionalización de los timones de la economía”; “Autogestión y cogestión obrera”; entre otras (Rodolfo Puiggrós a Juan D. Perón. Buenos Aires, 4/8/1971. Juan Domingo Perón Papers, Box 5, HooverInstittution Archives, Stanford University). De esta época data un reportaje realizado por Tomás Saravi para la cuarta entrega de la Revista Envido,  en el que Puiggrós declaraba que “por primera vz en nuestra historia, el líder del gran movimiento nacional y popular que es el peronismo…señala (la perspectiva) de construir en la Argentina la sociedad socialista.

Aunque es la última carta que conocemos, es probable que el intercambio epistolar y las visitas en Madrid continuaran un tiempo más. A comienzos de 1973, Puiggrós se preparaba para asumir como embajador en China, pero finalmente fue designado interventor de la Universidad de Buenos Aires. Según iba a declarar tiempo más tarde, su designación se explicaba por dos motivos: lo impulsaron agrupaciones juveniles universitarias y Perón le había prometido ese cargo en una de sus visitas en Puerta de Hierro.

Fuentes

Fondo Documental Juan D. Perón. Archivo Intermedio, Archivo General de la Nación.

Juan Domingo Perón Papers, Hoover Institution Archives, Stanford University.

Referencias

Acha, Omar.La Nación Futura: Rodolfo Puiggrós en las encrucijadas argentinas del siglo XX. Buenos Aires, Eudeba, 2006.

Bosoer, Fabián. Revolución y contrarrevolución en el peronismo de los años ’60. La correspondencia de Puiggrós con Perón. I Congreso Latinoamericano de Teoría Social, Instituto de Investigaciones Gino Germani, 2015.

Dorrego, A. y Azurduy, V. El Caso Argentino. Hablan sus protagonistas. México, Ed. Prisma, 1977.

Friedemann, Sergio. La Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires. La reforma universitaria de la izquierda peronista, 1973-1974. Buenos Aires, Prometeo, 2021.

Puiggrós, Adriana. Rodolfo Puiggrós. Retrato familiar de un intelectual militante. Buenos Aires, Taurus, 2010.

                                                                                                          Sergio Friedemann