MARTÍNEZ, Rodolfo.

P. -¿En qué circunstancias conoció a Perón?

M –Caído Perón, se inician los actos de la resistencia. Esos actos son desperdigados, deshilvanados, esporádicos, desconectados. Yo hago una apreciación general de la situación y me doy cuenta de que el problema grave que padecía el movimiento era que todo estaba desconectado de su conductor. Y Entoonces sin necesidad, porque yo no había tenido cargos públicos, no había tenido ningún tipo de canonjías, ni cuotas de importación o exportacion, ni industriales, ni departamento, ni un automóvil…

P.-¿En qué trabajaba? ¿Cómo se ganaba la vida?

-Yo trabajaba en publicidad y hacía radio.Entonces decidí irme en busca de Perón. Salí legalmente del país con documentación otorgada  por el goiberno de la llamada Revolución Libertadora. Entonces se daba, separado del pasaporte, el certificado de buena conducta. Como era incierto el destino final de Perón en el exilio, en esos momentos estaba en Panamá, pero se decía que iba a ir a El Salvador, a Nicaragua, a Costa Rica, yo opté por viajar a Caracas, Venezuela.

P.-Viajó entonces a Caracas…Una vez allí ¿cómo se comunicó con Perón?

-Lo primero que hice fue escribirle una carta de trece carillas exponiéndole desde mi punto de vista cuáles eran las causas concurrentes, determinantes y desencadenantes de su caída, cuál era la situación actual y cuáles eran las perspectivas mediatas e inmediatas.

P.-¿Lo conocía a Perón? ¿ Había hablado con él en la Argentina?

-No lo conocía personalmente … Al segundo día de haber remitido la carta, recibí un cable ftrmado por Perón, concebido escuetamente así: «Recibí la carta. Lo espero».

P.-¿ Cuándo viaja usted a Panamá?

-Al día siguiente de recibir el telegrama viajé hacía Panamá. Esto ocurrió el 15 de diciembre de 1955. Perón estaba alojado en el Hotel Washington de la Ciudad de Colón, Panamá, creo que era la habitación 303. Yo me ubiqué en el mismo hotel, y a la mañana siguiente, a las 7 llamé por teléfono comunicándole a Perón que ya estaba allí. Me recibió y conversamos en un balcón de su suít que daba al mar, desde esa hora al mediodía. Me invitó a comer y me pidió que si no tenía nada que hacer, concurriera por la tarde porque tenía una entrevista muy importante y deseaba que estuviera presente.

P.-¿De quién se trataba?

-Era un mexicano que venía a venderle un «tranvía», el licenciado Florencio Avila Sánchez…

P. -¿Un «tranvía»?

-Bueno … según este señor, venía a venderle toda la maquínaría que dispuso Castillo Armas para derrocar al gobierno constituido de Guatemala.

P.-¿Ud. qué hizo?

-En esa ocasión hice mi primer advertencia útil a Perón.

P. -¿Qué opinó Perón? ¿Le hizo a Ud. algún comentario?

-Lo sorprendí con mi conocimiento político, con mi adoctrínamiento, con mi documentación, aún de hombres que habían estado muy cerca de él narrándole episodios que desconocía. Perón me pidió que me quedara a vivir con él… Yo le demostré que eso no era práctico. El estaba en un pais pequeño, controlado.

-.Qué hizo Ud. entonces?

–De común acuerdo yo regresé a Venezuela, para desde ahí, en permanente comunícación con él, crear los comandos de exiliados en los países limítrofes de Argentina, conectarlos con los comandos clandestinos de nuestro país, crear un servicio de prensa para toda Latinoamérica, inclusive para todas partes del mundo. Y así lo hicimos. Hasta- teníamos un servicio de prensa en Egipto. A esos servicios de prensa los proveíamos de todo tipo de material de propaganda, comentarios. notas especiales, fotografías, y a los comandos, les hacíamos llegar directivas instrucciones, etc.

P.-Naturalmente, todo este trabajo no lo podía hacer Ud. solo. ¿Buscó la colaboración de otras personas?

-En seguida encontré grandes colaboradores …muchachos argentinos que estaban radicados en Caracas, todos fervorosos peronistas, que no eran exiliados … La mayoría había salido del país por razones de trabajo. Quiero señalar como síntesis de esta etapa de que me enorgullezco de haber sido el primer argentino que salió del país sin necesidad, expresamente para verlo a Perón, y ponerme a su disposición y ponerle a su disposición cuanto tenía y cuanto era capaz de realizar. Y todo lo que tenia era un cheque en dólares, producto de la venta de todas mis pertenencias, un modesto áutomóvil, etc: etc. y ese cheque se lo ofrecí a Perón una mañana tomando un desayuno al tercer o cuarto día de mi llegada a Panamá.

P. -¿Aceptó Perón su cheque?

-Me lo agradeció con lágrimas en los ojos y me dijo que no le hacía falta. Creo que, ni .antes ni después, Perón tuvo muchas oportunidades de recibir una colaboración plena y leal. Todos los que iban a verlo querían venderle un «buzón» o un «tranvía». Y en el mejor de los casos los que no iban a venderle un «buzón», había que pagarles el hotel y solventarles el pasaje de vuelta …

P. -¿No pensó ustea, en algún momento, que su patriada para verlo y seguirlo a Perón en el exilio, le había demandado un sacrificio extremo? Eso de vender todas sus pertenencias, irse de Buenos Aires, abandonar a sus familiares y amigos …

-No fue ningún sacrificio. Yo lo hice por devoción, por convicción, por vocación. Vendí de buena gana lo que tenía, mi departamentito, los muebles, el auto …

P.-¿Cuánto dinero reunió?

-No. recuerdo… eran pesos de esa época.

P. -Eran- pesos  fuertes…

-¡Eran pesos de la época de Perón!

P. -¿Quién o quiénes acompañaban a Perón cuando se encontraba en Panamá?

-Lo acompañaba el ingeniero Pascali que había sido embajador en Panamá y por el chofer que había tenido en Argentina, don Isaac Gilaberte. Y por alguien más…

P.-¿Quién?

-Perón vivía un romance con una gringuita… Una chica norteamericana, empleada en la adminístracíón de una cadena de restaurantes de Chicago, que estaba pasando sus vacacíones en Centroamérica ….

P.-¿Recuerda su nombre?

-Sí. Ileanor Fridmann. Una encantadora muchacha, de largos cabellos castaños. La chica tenía muchas ganas de quedarse con Perón, pero fúe reclamada insistentemente por la familia, porque había transcurrido holgadamente el periodo de vacaciones y ella seguía en Panamá. .. hasta el cónsul de su país vino a ver qué pasaba. Fue muy presionada para que retornara a los Estados Unidos. Realmente era una chica encantadora. Fue una de las pocas personas de buena fe que encontré cerca de Perón.

P.-¿Qué ocurre después de sus primeros contactos con Perón?

-El epísodío del cual yo me siento crgulloso también es el de haberle hecho cambiar el delegado a Perón. Hasta entonces, el presidente del Partido Peronista cuando se produjo el derrocamiento de Perón era Alejandro Leloir, al que yo consideraba un individuo totalmente inoperante, sin calidades de conductor político, ni siquiera para la conducción auxiliar, y entonces le hice notar a Perón de las condiciones sobresalientes de don John William Cooke, un hombre talentoso, intelectualmente muy capaz y con un espíritu y una capacidad de lucha tremenda. Perón me creyó. Por supuesto lo conocía a Cooke, pero no tan en detalle como tuve oportunidad de hacérselo conocer yo.

P. -¿ Usted lo conocía a Cooke?

-Bueno, yo lo había tenido en el mismo lugar donde se encuentra sentado usted, en este mismo de dartamento en pleno centro de Buenos Aires, el día en que Lonardi juraba en la Casa Rosada. Recuerdo qua ese día Cooke me dijo:, «Hay que prepararse para una lucha larga, por lo menos de seis meses». Y yo le contesté: «Creo que el plazo va a ser más extenso, algo así como de diez años». Volviendo a Perón, quiero decir que él siempre estuvo muy claro cen respecto a la extensíón de la lucha. Perón siempre estuvo convencido Que la lucha iba a ser larga y muy dura.

P. -Hablábamos recién de John William Cooke ..

-El general Perón lo designa mucho más que su delegado personal. Lo designa su heredero político. Cooke había sido diputado nacional. Sabía, naturalmente, que en el Congreso había tenido una lucha tremenda y una actuación muy destacada.

Después fue interventor del partido a partjr de aquel malvado episodio del 16 de junio. Yo le di detalles al general de la lucha valiente e inteligente que Cooke realizó después que fuera derrocado. Cooke tuvo una actuación brillantísima y abnegada. Recorrió todas las cárceles del país y desde todas se ingenió para comunicarse con el general. Esto implícitamente, significa una severa crítica para el resto de los dirigentes políticos y gremiales argentinos, la mayoría de los cuales nunca se comunicaron con Perón, mientras estuvo en Panamá y en Caracas. Perón estuvo solo durante mucho tiempo. Si Cooke se podía comunicar con Perón desde las cárceles, ¿cómo no podían hacerlo los demás desde la libertad? … A la mayoría de los que actualmente están en los prímeros planos en la actividad partidaria gubernamental. Nunca los vi por Caracas, ni siquiera vi llegar cartas de ellos …

P.-Perón viajó a Caracas …

-Va a Caracas…pero perdóneme que síga haciendo alarde de episodios que me enorgullecen, pero Perón, en su largo y duro exilio,

como son siempre los exilios, duros y crueles, él vivió en casa propia

o en hoteles. En la única casa que yo sepa que vivió que no fuera de

él, fue un modesto y pequeño departamento en Caracas que yo alquilaba …

Pero antes que nada quiero referirme a un heeho importante. Cuando yo hago la gestión ante el gobierno de Venezuela para que Perón resida en ese país, que llevé a cabo sin problemas porque el ofrecimiento partió de ellos, y le comuniqué la noticia a Perón, le puse a su disposrcíón una suite del Motel Tamanaco, una casa- quinta gemela y vecina a la del ministro del interior Dr. De la Villaland y un piso en un edificio ubicado en la colina Villamonte… y por bromear, por supuesto, agregué «mi bulin místongo». .. y el general me dijo: bueno en su bulín mistongo tendrá Ud. seguramente alguna amiga … Yo le dije: señor yo vivo solo. Y entonces me dijo: si no le ocasiono ninguna molestia, yo prefiero vivir allí. Vea, le dije, Ud. no me ocasiona ninguna molestia y para mí es un gran honor, pero es muy precario. Perón insistió y así fue como el general vino a vivir a mi modesto departamentito. Le cedí mi dormitorio y me tuve que comprar un diván-cama para dormir en otro ambiente del departamento.

P.-¿Cuánto tiempo compartió Perón su departamento?

-Cómo era muy incómodo y las maletas y todo lo demás, alquilamos a medias otro departamento más grande con dos dormitorios, aunque muy modesto … Perón vivió en mi departameto; ocho meses …

P. -¿Cómo era Perón en su vida íntima?

-Le voy a contar dos episodios que denotan la sencillez y la calidad humana del general Perón. Esos quince o dieciséis días que vívímos

en mi departamento, en el primer departamento, no salimos para nada, y cociné yo. Perón me ayudaba a limpiar la verdura; la ensalada, pelar las papas… Parece increíble, pero fue así. Con la mayor naturalidad con buen humor. Todas esas tareas quería hacerlas yo, en espe­cial para que Isabelita, que ya estaba con Perón, no se tomara molestias de cocinar para nosotros …

P.-¿Cómo conoció Perón a Isabelita? 

-Perón la conoció en Panamá. Y le voy a contar cómo la conoció. Exactamente la conoció el 23 de diciembre de 1955, a las 18 horas. Yo había regresado desde Panamá a Caracas, ese mismo día a las 12 horas.

P.-¿Quién hizo las presentaciones?

-Creo que fueron, un periodista italiano, redactor de »Tempo» de Milán, Luiggi Romerua y este vendedor de «tranvías» Florencio Avi la Sánehez, mexicano, que ya mencioné antes.

P. -Isabelita integraba un conjunto de danzas..

-Claro. Es buena oportunidad para desmentir infundios malintencionados y apelo a su buena fe para que consigne lo que voy a expresarle. Gente muy mal intencionada aseguraba que Isabelita se ganaba la vida como “copera” en un cabaret. Isabelita salió de la Argentina integrando un ballet, un ballet que recorrió América actuando en los lugares más importantes y de mayor jerarquía. Y así llegó a Panamá, donde se presentaba en un club nocturno, naturalmente donde debían actuar los ballets y lo hacía como figura de atracción. Era una artista de la danza que integraba un ballet. Ese ballet fue a visitar a Perón. Perón invitó a todos sus integrantes a pasar el día en un balneario de un amigo suyo, escribano radicado en Panamá, Armando Parra. Y alli nació el romance. Isabelita se desvinculó del conjunto y en adelante no se separó jamás de Perón.

P.-Volvamos a Perón y a Caracas.

-Bueno. Yo me enorgullezco  también de que el general puso su vida en mis manos. Hasta esos momentos el general había sido una presa codiciada para todo tipo de atentados, ya que habían salido cualquier cantidad de comandos desde la Argentina, muy bien pagados por la Revolución Libertadora, para asesinar a Perón, primero en Paraguay y luego en Panamá, vale decir que con esto que acabo de decir, al venir a vivir a mi departamento, .el general ponía su vida en mis manos … y no solo puso en mis manos su vida, sino todo su dinero, que era muy poco. Perón abrió una cuenta corriente en el Banco de Caracas con una pequeña cantidad y el resto que le quedaba en efectivo, lo depositó en una caja de seguridad a nombre de los dos …

P.-Perón «deja Panamá y se va a a Caracas. . . ¿Cómo se produce el viaje?

-Es una buena pregunta.. cuando Perón abandona el Paraguay, el primer punto de su exilio, sale con destino a Nicaragua, pero en el camino Anastasio Somoza -que estaba gobernando- le hace saber que tiene el país «muy alborotado» -y que no es prudente que viaje para allí. Perón no tiene donde ir. Llega al aeropuerto de Caracas y simulan un desperfecto en los motores del avión para quedarse y ver qué pasa.

Los atienden muy bien las autoridades en Venezuela y los invitan a permanecer. Se quedan veinticuatro horas y entonces Pascali, el embajador que está en Panamá, consigue el asilo en ese país. En Panamá lo reciben a Perón con bombos y platillos porque suponen que viaja con la Inmensa fortuna que sus enemigos políticos le atribuyen, especialmente los libertadores. Luego ccuando compruebam que no era así -Perón era un hombre de modestísimos recursos-, comienza a ser un huésped incómodo y finalmente su situación se hace insostenible. Entonces convenimos que el país más adecuado para viajar, en esos momentos, es Venezuela. Y entonces, yo en Venezuela, comienzo a trabajar y a crear las condiciones. Publioo con otra firma un reportaje en el diario «El Nacional»’, pongo en labios de Perón declaraciones que resulten gratas tanto para el pueblo como para el gobierno  venezolano. Tambiéu realizo otros operativos que seria largo enumerar, los que me permiten haeerme amigo de importantes hombres del gobierno, principalmente del ministro del Interior Y del director de seguridad nacional.

P- ¿Cómo se concreta el asilo en VenezueIa?

-Bueno, yo me mantenía atento y lo iba a hacer en el momento propicio, pero en una conversación informal el ministro del Interior me dice: “Oye, ¿por qué no le dices al general que venga a vivir acá? Qué va a vivir en ese país, que eso no es un país, que es solamente un corredor…”. Y entonces aprovecho las circunstancias y logro producir el viaje y la permanencia de Perón en Venezuela.

P. –En un momento dado usted se separa de Perón…

-Yo soy el primer argentino que va el encuentro de Perón en el exilio. Y además, estoy seguro, que soy el primer argentino que se fue del lado de Perón…

P. ¿Dejó de ser peronista?

-No…Yo soy profundamente justicialista y soy, sobre todo, un soldado del movimiento nacional y popular, y como tal reconozco en Perón al líder indiscutido e indiscutible.

-Perdone la insistencia: ¿por qué lo deja a P erón?

– Le voy a explicar, Estamos frente a un acto electoral y un acto electoral tiene las caraeterístlcas de una batalla. Es una batalla en otro campo.:. en el campo político. Y frente a la perspectiva de una batalla uno no puede discutir ni al conductor ni al estado mayor. Solo cabe encolumnarse y pelear en el sitio que le han dado o al elegiodo. Entonces yo no puedo hacer ningún tipo de crítica en estos momentos. No porque ni el movimiento ni su conductor no admitan críticas. porque nada es perfecto, todo es perfectible. Yo pienso que antes que nada hay que librar la batalla Y entonces después de la batalla hacer el análisis crítico. En estos momentos hacer critica -es traicionar, en alguna medida, el objetivo inmediato del movimiento… y después no tendría sentido revivir viejos episodios que están superados, Me voy porque me siento incómodo. no con Perón, sino por la gente que lo rodea. Gente que en un libro mío es nombrada. ¿verdad?.. quizás con demasiada pasión, hasta con demasiada crueldad. Me fui porque me sentía incómodo … Yo intenté irme varias veces pero el general me pedía que no lo hiciera. Por último se produjo un incidente con un argentino, con un compatriota, con un coterráneo rosarino como yo …

P.-¿Se puede saber el nombre?

-Ricardo Andino Carranza.. Yo no lo conocía. Lo conocí una noche que estaba en un club nocturno. Yo estaba con unos amigos, todos jugadores de fútbol que actuaban en Caracas y este señor tuvo expresiones en alta voz contrarias a Perón, dijo que era un ladrón, que era hijo de tal por cual, y otras cosas más … Yo me sentí espontáneamente obligado a hacerlo rectificar. Se suscitó un episodio … Lo lastimé, y a causa de eso estuve preso veinticinco días en Caracas. Pero yo tenía todo preparado, silenciosamente para irme y evitar que Perón me retuviera como lo había hecho anteriormente. De manera que cuando salí de estar preso esos veinticinco días, no digo en la cárcel porque estuve en una oficina muy bien tratado por otra parte, resolví irme y viajé a los dos días siguientes.

P. -¿Ud. vuelve a Buenos Aires?

-No … no. Recorrí todo el Caribe, me radiqué en Cuba tres meses donde escribí un libro que más tarde edité en México, viajé después a los Estados Unidos. Europa. También vendí los derechos del libro, lo que me permitió solventar mis viajes.

P.-¿Cómo se llama el libro?

-Prefiero, en homenaje a lo que dije anteriormente, omitir el nombre del libro.

P.-¿Cuántas ediciones se editaron?

-Tres ediciones por un total de cien mil ejemplares.

P. -Usted, entonees, emprende su gran viaje y ¿cuándo retorna al país? -En diciembre de 1957. Naturalmente me toman preso. Paso cinco meses y cinco días entre rejas, y finalmente salgo por la ley de amnistía. ¡otra medalla que me gané![1]


[1]Martínez, Rodolfo. Yo fui secretario de Perón. Entevista de Así. Número 521. 21 de septiembre de 1973.