(Chacras de Coria, Mendoza, 29 de junio del año 1923- Buenos Aires, 27 de febrero de 2010).

            Apodos: “El Gordo”, “El Tordo”. Seudónimo: FrancoisLepot.

            Enrique fue el menor de 8 hermanos y cursó la primaria en la escuela Sargento Cabral de la capital de Mendoza. Allí despertó su vocación periodística: el diaritoJuvenilia, con un lema de Mariano Moreno: «Prefiero más una democracia peligrosa, que una dictadura tranquila». Después de concluir sus estudios secundarios se trasladó al litoral y vivió el 17 de octubre de 1945 en la ciudad de Rosario.

            A los 18 años fue alumno de Perón en Tropas de Montaña, y con 24 fue presidente del Club Andinista de Mendoza. Al año siguiente fue el primer egresado de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Cuyo. Fue nombrado secretario general de dicha institución cuando el rector era Irineo Fernando Cruz. En la Universidad Nacional del Litoral obtuvo una Licenciatura Diplomático-Consular y en 1949 el Doctorado en Ciencias Políticas. En Cuyo presenció el desarrollo del I Congreso Nacional de Filosofía y en 1950, para el año sanmartiniano, fue recibido por Juan Perón, de visita en Mendoza.

            Fue cofundador y el primer rector de la Universidad Provincial de Neuquén, que fue la base para que años después se creara la Universidad Nacional del Comahue

          En 1951 participó de la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, del cual fue asesor hasta el año 1955. Fue testigo de los bombardeos de junio de 1955. En la coyuntura política abierta por la salida de Ángel Borlenghi, Perón consideró la posibilidad de designarlo Ministro del Interior por consejo del gobernador mendocino Carlos Evans. Finalmente, ante la necesidad de negociar con la oposición, optó por la figura de Oscar Albrieu, de origen radical con experiencia parlamentaria.

          La caída del peronismo lo empujó hacia la “resistencia” en la que desempeñó un papel significativo en las organizaciones de base que surgían para rechazar a la dictadura militar.

          A fines del año 1955 participó de la creación del Comando “Coronel Perón” y en enero del año 1956,  a través de la política chilena María de la Cruz, quien ya estaba en contacto  con el presidente exiliado, obtuvo e ingresó al país las primeras Directivaspara todos los peronistas.

          En el recuerdo de Oliva: “El único que lo conocía al General era yo.  Lo había conocido siendo chico, él me enseñó a esquiar. Estuvimos vinculados por razones deportivas hasta que trabajé en la Secretaría de Presidencia durante su gobierno… Entonces viaje a Chile. Busqué a la senadora María de la Cruz que era amiga de Perón y le dije que quería conversar con él. Ella me dijo que por teléfono era imposible pero que le escribiera: ella me garantizaba que le haría llegar la carta”. María de la Cruz le avisó a Oliva que a través de un gerente de Lan Chile le iban a llegar noticias de ellos. Fue así que pronto recibió un grueso sobre: “Encontré varias páginas de Perón dirigidas a mí. Primero exponía nuestros errores: cómo caímos, cómo debíamos actuar. Y luego venían las Instrucciones Nº 1 para la Resistencia Peronista. Todas las páginas firmadas. Una carta era para mí. Y había otras. Eran hojas escritas a mano que decían: ‘Panamá’, la fecha, ‘Al dirigente que está al frente de la CGT’, ‘Al dirigente que está al frente del Partido’, al de la Juventud, a la de la Rama Femenina…Tristísimo.  Todas así: donde los saluda, les da instrucciones y los autoriza a actuar en nombre suyo. Eran no menos de cinco cartas, y en la carta dirigida a mí me pedía ‘A estas cartas póngales usted el nombre que le parezca más conveniente’. Eso quería decir que yo era el primer peronista de base o de la resistencia que me había puesto en contacto con él luego de varios meses de la caída de su gobierno”.

Perón, a su vez  le indicaba a otros grupos que tomaran contacto con Oliva y su grupo. Así lo buscaron Rodolfo Traversi de la primera juventud peronista y Raúl Lagomarsino del “Comando Nacional”. Perón les pidió que corroboraran si Oliva había sido profesor de la Universidad de Cuyo para asegurarse que se trataba de la misma persona teniendo en cuenta la fragilidad de los lazos que se constituían en ese momento de clandestinidad.

          Para asegurar las comunicaciones con el líder exiliado inventaron, junto a los miembros del Comando Nacional, un sistema de claves que requería el uso de dos diccionarios iguales, anotando entre paréntesis el número de la página y el número de la línea donde estaba la palabra y le enviaron un diccionario a Perón.Entre esos mensajes cifrados llega uno de Perón en el que les pedía que organizaran la liberación de Cooke y Antonio del penal de Rawson….

          Oliva promovió la creación de una red organizativa denominada “Comandos Coronel Perón volviendo a las Bases”, cuyo propósito era el de multiplicarse a lo largo del país.

          Entre las actividades de dicho agrupamiento, del cual el “periódico”  llamado El Grasitasería expresión, estaban las relacionadas con el objetivo de lograr de una forma más “orgánica” la difusión de las célebres Directivas de Perón. El nombre de la publicación que promovió como medio de expresión estuvo inspirado directamente en el lenguaje de Eva Perón, quien invirtiendo la carga afectiva antiperonista del término, solía hablar públicamente de sus “grasitas”. Orientado por Enrique Oliva, contó con la colaboración de otros militantes de base. Su producción fue artesanal y su salida, irregular. La distribución estaba ligada a la forma organizativa creada con anterioridad conocida popularmente como “Comandos Coronel Perón”.  Se trata de una hoja de la que solo han quedado registros y referencias fragmentarias.

          Entre los méritos que se le atribuyeron está la temprana instalación de la consigna “Perón vuelve”.

          Antes del levantamiento de Juan José Valle fue detenido por la delación de un infiltrado de los servicios de informaciones. Lo llevaron a la Infantería de Marina, en Retiro. Negó todas las acusaciones que se vertían sobre su figura. Luego fue trasladado al Penal de Caseros.  En ese momento sufrió tres simulacros de fusilamiento, junto a Marcos, Cooke, Lagomarsino, exhibiéndole decretos firmados que autorizaban a hacerlo.

          Oliva trabó vínculo con Cooke en esa coyuntura, organizando algunos planes. Luego Cooke fue trasladado al sur, quedando Oliva junto a un tío suyo y un hermano de Jorge Antonio.  En ese momento fueron identificadas unas cartas de Cooke dirigidas a Perón, Eguren y Oliva que estaban en poder del abogado Fernando Torres.

           A fines de 1956, solicitó la opción constitucional para salir al exterior. Su esposa estaba realizando los trámites, con el pago del pasaje, la salida del decreto y a poco de ser embarcado fue anulada la salida. El descubrimiento de la carta produjo esa situación y el decreto que otorgaba la autorización de salida fue dado de baja.

          Tiempo después Oliva tuvo la opción de salir del país siempre que no fuera a un país no americano. Por tal motivo se exilió en España. La intención original de Oliva era viajar a Caracas, pero al surgir  cargos en su contra por el contenido de las cartas tuvo que tomar la decisión de viajar a Madrid. Durante ese tiempo mantenía contacto con John Cooke,  quien le escribió a Perón: «Estaba muy afectado por las ridículas acusaciones que se le hicieron. Cuando salió de la cárcel quedamos en que iría para Caracas. Luego cambió de propósito con motivo de conocer que se habían formulado cargos en su contra. Es lamentable que eso haya sucedido, porque es inteligente y leal y hubiese sido para Ud. un buen colaborador».

          El viaje fue en barco, en un pasaje de última clase, por los costos del traslado en avión, y las autoridades militares le impusieron al capitán del navío, Luis Lumiére la retención del pasaporte de Oliva hasta llegar a destino.

          En Montevideo amenazó al capitán de tenerlo secuestrado y tomó contacto con Jauretche quien le ofreció recibirlo en su casa sin garantizarle trabajo en la ciudad. Siguió hacia Brasil y en Rio de Janeiro buscó infructuosamente a un abogado de apellido Acevedo que había estado preso junto a él. Debió seguir para España. Desembarcó en Vigo, donde tenía parientes. Luego fue a Madrid, donde se reencontró con amigos como Enrique Pavón Pereyra, quien lo llevó a la pensión donde paraba. Luego tomó contacto con José Manuel Buzeta, Ildefonso Cavagna Martinez, Juan Carlos Cornejo Linares, José León Suárez y José María Rosa.

          Allí se desempeñó como periodista para el diario Pueblo. Reunido con su esposa, se fue a vivir a un hotel.

          En contacto con Cooke fue convocado a Chile. Viajó junto a Buzeta y Cornejo Linares. En el camino, Cooke les indicó que bajaran en Venezuela y se contactaran con Perón. Este los ayudó a ingresar al país. Cooke había salido en libertad y se había trasladado  a Caracas. Era el momento en que avanzaba el pacto con el radicalismo intransigente. Como hombre cercano a Cooke, fue el transcriptor del Pacto Perón-Frondizi.      

Viajó luego a Venezuela donde compartió un mes con Perón en el exilio. En esa coyuntura se fraguó el pacto con Frondizi. A pedido de Cooke, fue Oliva quien lo transcribió.

          El Grasita  tuvo una segunda época luego de las elecciones de febrero de 1958, e incluso se dedicó a participar, atento, en la compleja evolución del peronismo bajo las nuevas circunstancias. Pese a la semi-legalidad de quienes de todos modos seguían proscriptos, el responsable y director siguió firmando, sencillamente, “Juan Grasa” y el medio, consecuentemente, continuó considerándose “Órgano de los soldados anónimos del movimiento peronista”.

          Oliva, que también siguió siendo su principal redactor, eraya un hombre informado de los pormenores de la vida interna del movimiento, alguien que ha participado de la resistencia y que, como hemos dicho, fue testigo privilegiado del pacto, al punto que tanto él como Miguel Unamuno han referido su participación en el tipeado de las distintas versiones del documento.

          En agosto de 1958 dio la noticia de que por necesidades del movimiento “El Hombre” (es decir, Perón)disolvió el Comando Táctico, esto es, la dirección local del peronismo con Cooke a la cabeza, a quien siguió admirando y reivindicando a lo largo de su trayectoria por su valor intelectual y físico.

          Existen evidencias para señalarlo en el apoyo logístico a la guerrilla de Uturuncos.

Al recuperar la libertad, en 1964, se dedicó a organizar la universidad provincial de Neuquén como rector-organizador. En 1966 renunció ante el golpe militar, siendo reemplazado por un Teniente Coronel.

También se desempeñó en el periodismo. Fue corresponsal de Clarín en Neuquén. Fue el fundador del Sindicato de Prensa en la provincia, siendo el primer Secretario General. Posteriormente fue corresponsal internacional de Clarin y con el seudónimo de François Lepot realizo gran numero de notas entrevistando además a personalidades de primer nivel. Autor de varios libros sobre temas tan diversos como sus intereses intelectuales, fue cronista de la caída del Muro de Berlín, cubrió la guerra Irak-Irán en 1980 y realizó numerosas misiones periodísticas en Asia.

         Tuvo a su cargo numerosas misiones periodísticas en Asia,entrevistó a numerosas personalidades, entre ellos Indira Gandhi en la India y SimonPeres en Israel y fue cronista de la caída del Muro de Berlín. Fue miembro de número de la Academia Nacional de Periodismo donde ocupó el sillón Manuel Láinez. Estuvo al frente de la Asociación de la Prensa Latinoamericana en Francia entre 1977 y 1987, de la que fue designado luego presidente de honor. Oliva también participó de las actividades del Instituto Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas” y presidió la Asociación de la Resistencia Peronista desde donde junto a David Ramos, Esther El Kadri, Carlos Ponce, entre otros, luchó para que se reconociera la lucha de los defensores de la democracia y la Constitución del 49, luego del golpe de estado de 1955.

            Escribió sobre temas tan diversos como sus intereses intelectuales aunque se dedicó preferentemente al análisis político. Publicó, dentro de esa tesitura, Política de Negocios, Política Universitaria, La guerra revolucionaria en los Estados Unidos, De Gandhi a Goa, En el Golfo, Malvinas: el colonialismo de las multinacionales, Desde Londres y Vida Cotidiana. El rey de Araucanía y Patagonia constituye  una obra histórica, política, fruto de una investigación bien documentada. Enrique presidió el Instituto Malvinas e Islas del Atlántico Sur  y apoyó y trabajó junto a los Familiares de Caídos en el conflicto por la construcción del cementerio para los argentinos muertos en las Islas Malvinas.

            En 1986 fue el primer periodista argentino en volver a pisar esa parte del territorio nacional. Su libro póstumo fue, precisamente, Malvinas: El pasado es el prólogo, una recopilación de todos los artículos escritos por Enrique Oliva relacionados a la  recuperación soberana.

            Enrique Oliva falleció a los 87 años en la ciudad de Buenos Aires, el 27 de Febrero de 2010.

Fuentes:

Comunicaciones con Maite Oliva, durante el año 2022.

Melon Pirro, Julio César. Entrevista a Miguel Unamuno, Buenos Aires, agosto de 2000.

Melon Pirro, Julio César “Enrique Oliva. Resistencia Peronista, cárcel y exilio”, entrevista realizada el 24 de enero de 2002. En Gustavo Contreras y Mara Petitti, (comps). En primera persona. Testimonios para la historia argentina de la segunda mitad del siglo XX: peronismo, política, sindicalismo y prensa. Mar del Plata,  Eudem, 2018.

Referencias:

Amaral, Samuel; Ratlif, William.Cartas del Exilio, Buenos Aires, Legasa, 1991

Chávez, Fermín. Alpargatas y libros. Diccionario de peronistas de la cultura. Bs.As., Theoría, 2003.

Chávez, Fermín. Columnas del nacionalismo marxista. Bs.As., El Calafate, 1999. Introducción.

Cichero, Marta. Cartas peligrosas. Buenos Aires, Planeta, 1993.

Julio César Melon Pirro