(Buenos Aires, 1927- s/d).

            Hijo de una familia trabajadora de Quilmes. Su padre se había trasladado de la zona rural en el año 1922 y hacia 1945 trabajaba en la fábrica textil CATIA. Al producirse la detención de Perón le dijo a su hijo: “nos cagaron otra vez”.

            El 17 de octubre, recordaba: “un miércoles  que estaba muy nublado, los obreros salieron de las fábricas en camiones, otro tomaban el tranvía 22 hasta Avellaneda y desde allí partían a pie o en bote, por que ya habían levantado el puente”.

            Al prepararse las elecciones de febrero de 1946 en Quilmes se organizó el Partido Laborista con sede en la calle 1° de mayo y Andrés Baranda.  Se configuró una junta promotora local que integraban Alcides Montiel, Juana Larrauri y Ricardo Lareo. De manera paralela se movían los grupos de la UCR Junta Renovadora.  Luego del triunfo electoral se organizó el PURN (Partido Único de la Revolución Nacional) al que Juan Bonino adhirió.

            Por ese entonces comenzó a trabajar en la fábrica DUCILO, donde tiempo después fue elegido delegado e integró la conducción del gremio.

            En el año 1955, tras la detención de los dirigentes de primera línea, Bonino con la edad de treinta años asumió la conducción de la Asociación Obrera Textil de Quilmes. Desde ese espacio se integró en la “resistencia” junto a otros delegados y trabajadores. Según sus recuerdos: “La mayoría de los dirigentes estaban presos, tanto por haber sido funcionarios o legisladores, lo que implicaba una acusación de traición a la Patria. Otros habían desertado, así que nos tocó a quienes integrábamos la tercera o cuarta línea hacernos cargo de esta resistencia”. De ese modo formó parte de la renovación generacional de la dirigencia sindical.

            “El 13 de octubre del 55, cae la infantería de marina a Ducilo a sacar el busto de Evita, que nosotros habíamos puesto en un ingreso de la fabrica. La gerencia nos llama a los delegados que estábamos. Y nos negamos rotundamente a sacarlo nosotros. Entonces el gerente nos dice “mire que lo van a tirar al suelo”, “que lo tiren y después esperen las consecuencias” respondimos. Lo tiraron. Cuando tiraron el busto de Evita, paramos la fábrica en forma inmediata. Y estuvimos parados como tres, cuatro días. El sentimiento era de angustia, mucha angustia…. Y si hubiéramos tenido armas, nos hacíamos matar. Estábamos dispuestos a todo. Pero no teníamos con qué luchar. Y no sabíamos cómo luchar…“

            Mediante el uso de mimeógrafo a stencil armaban volantes y llegaron a imprimir un periódico que salía esporádicamente. Mediante esos actos buscaban mostrar la supervivencia del peronismo. En ese momento no respondía a ninguna directiva. Se trataba de acciones espontáneas de base local para reafirmar una identidad política perseguida.

            Más tarde comenzaron a organizar células y comandos. Bonino formó parte del Comando L 113, que comenzó a organizarse a partir de su detención en Berazategui con motivo de una huelga. En la cárcel, junto a Juan Belloqui, Nicolás Milaso, López Comendador y Fermín Jeanneret comenzaron a diseñar la pequeña organización. Su objetivo fue realizar sabotajes y actos relámpagos. A ellos se sumaron José María “Campito” Campos, Alfredo Jofré, Dante Lugo, Mauriño, Alfredo Corteés, Gambero, entre otros.

            En marzo de 1956 desde la base de la Comisaría  2° de Lanús, comenzaron las detenciones. Fueron presos Gambero, Alfredo Corté y su hijo “Chiche” de 17 años.  En junio, tras el levantamiento de Valle, murió por la tortura Jofré y fueron fusilados Mauriño y Lugo. Para 1957 el grupo del C L 113 fueron identificados por las fuerzas policiales y el periodisimo como “grupo gremial de propaganda y rumores”. En esa coyuntura se dedicaban a distribuir panflectos en las fábricas con las directivas que recibían de la Capital del Comando Nacional orientado por Raúl Lagomarsino y César Marcos.

            Por su accionar, muchos de ellos, volvieron a ser detenidos. Bonino sufrió la cárcel hasta la amnistía dada por el gobierno de Frondizi.

            Recuperadas las libertades siguió militando en el ámbito sindical y político. Fue preso Conintes.

            En el año 1962 apostó por el triunfo de Framini en las elecciones bonaerenses, aunque dudaba de la entrega del poder: “Yo le había dicho a los compañeros que no nos iban a dejar asumir si ganábamos. Me acuerdo que Sivori, que el candidato a Intendente, armaba y proyectaba su gobierno y yo trataba de convencerlo que no se ilusionara mucho, pero bueno, de cualquier manera aunque no nos dejaran asumir, la batalla electoral era una herramienta más de la resistencia”.

            Se desempeñó como presidente de la Asociación Cooperadora de la Escuela Nacional de Educación Técnica Taller Regional Quilmes entre los años 1966 y 1971.

Referencias:

Comisión Provincial de la Memoria. Testimonio de Juan U.Bonino.

Consejo del Partido Justicialista de Quilmes. Quilmes y el peronismo. Buenos Aires, 1995.

Duzdevich, Aldo. La resistencia peronista desde las cocinas y las fábricas. En Diario Punto Uno. Salta, 5 de septiembre de 2021.

Darío Pulfer