En el marco del proceso de desperonización llevado adelante por la autodenominada “Revolución Libertadora”, y dentro de lo que fueron las persecuciones dentro del deporte argentino a partir del accionar de la Comisión Nacional de Investigaciones Número 49 (CNI 49), el básquetbol fue uno de los deportes más perjudicados.
Si bien el peronismo buscó darle un fuerte impulso a la actividad deportiva, la mayoría de los éxitos deportivos internacionales alcanzados en aquellos años fueron producto de actuaciones individuales (como el caso de Delfo Cabrera o Juan Manuel Fangio). Por estas razones, el presidente Juan Domingo Perón pretendía tener algún deporte colectivo exitoso, en un contexto institucional complejo para el fútbol que no asistió a los mundiales de 1950 y 1954. El básquetbol aparecía como una opción predilecta, ya que venía de tener un buen rendimiento en los Juegos Olímpicos de Londres 1948. De esta forma, el peronismo decidió colaborar en la organización del primer campeonato mundial de básquetbol de 1950, que se disputó en Buenos Aires y fue bautizado “Libertador General San Martín” (en conmemoración del centenario del fallecimiento del prócer nacional). Todos los partidos se jugaron en el Luna Park, que fue especialmente acondicionado para la ocasión, con pisos de madera, marcadores electrónicos y tableros de vidrio traídos desde Nueva York. También se facilitó la participación de los mejores jugadores argentinos. Los resultados superaron las expectativas: la selección argentina obtuvo el campeonato ganando todos los partidos, incluida la final contra Estados Unidos. La multitud lo festejó hasta altas horas de la madrugada, con una marcha de antorchas por el centro porteño.
Unos días después del campeonato, tanto el presidente Perón en la Casa de Gobierno como Eva Perón en el Ministerio de Trabajo y Previsión recibieron al plantel. Mientras que Evita les otorgó una copa donada por la Fundación Evita, el presidente les entregó el trofeo de campeón. Para premiar a los jugadores, el gobierno peronista decidió facilitarle a cada uno de ellos un permiso de importación de automóvil, una modalidad muy extendida en los años peronistas. La mayoría de los jugadores vendió la orden de la importación, ya que no disponían de los recursos para comprar un automóvil. En los siguientes años, el básquetbol mantuvo destacadas actuaciones en el ámbito internacional.

“Los campeones del mundo”, Democracia, 18 de noviembre de 1950.
Todo cambió en 1955. Luego del golpe de Estado, fueron citados a dar testimonio ante la CNI 49 los jugadores campeones del mundo, junto al resto de basquetbolistas que también habían obtenido triunfos importantes durante el peronismo o participado de giras internacionales. La principal acusación que recaía sobre ellos era la de “profesionalismo” a partir de las órdenes de importación recibidas. También se los indagaba por los productos que habían adquirido en el extranjero durante las giras deportivas, dando por supuesto que estaban destinados a ser revendidos dentro del país. El básquetbol, en ese entonces, todavía era un deporte aficionado o amateur, que impedía cualquier tipo de retribución material o monetaria por las actividades deportivas practicadas. Alegando estas razones, en marzo de 1956, un informe de la CNI 49 sentenciaba que todos los jugadores que habían participado de giras junto a aquellos que habían recibido órdenes de importación habían roto con el carácter “aficionado” de su deporte.
Si bien en abril de 1956 todas las comisiones investigadoras fueron cerradas, lo indagado quedó en manos de las asociaciones del básquetbol argentino, que continuaron el proceso. De esta forma, en los primeros meses de 1957, la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) —que también se encontraba intervenida por el gobierno de facto— inhabilitó de por vida, bajo la acusación de profesionalismo, a treinta y cinco jugadores de básquetbol: los campeones del mundo de 1950, los campeones mundiales universitarios en 1953 que también habían obtenido permisos de importación de automóviles y tres jugadores del Club Palermo por sus giras internacionales; a los que se sumaron basquetbolistas de Racing Club que habían sido previamente suspendidos por sus viajes al exterior. La sanción se remitió a la Federación Internacional de Básquetbol Amateur, por lo que los jugadores se vieron impedidos de practicar el deporte en cualquier lugar del mundo. De esta forma, los mejores basquetbolistas del país se vieron apartados del deporte, lo que tuvo consecuencias negativas en el desarrollo del básquetbol nacional en las siguientes décadas. La suspensión recién fue levantada en 1967, cuando casi ninguno de los jugadores tenía una edad que les permitiese volver a practicar el deporte de forma competitiva.

“Sanciones definitivas para los basquetbolistas”, Clarín, 29 de marzo de 1957.
El análisis de la suspensión a los basquetbolistas permite adentrarnos en cómo se desarrolló el proceso de desperonización en la sociedad civil, ya que detrás de la sanción se articulan diversos conflictos y procesos acontecidos en aquellos años. En primer lugar, como señalamos, los interventores de la “Libertadora” y los dirigentes del básquetbol argentino buscaron justificar la sanción en las supuestas prácticas “profesionales” que irían en contra del carácter aficionado del deporte. El amateurismo era una postura muy extendida en las principales asociaciones del básquetbol argentino, como en la Federación de Básquetbol de Buenos Aires (FABB). No obstante, existían amenazas: la Asociación de Básquetbol de Buenos Aires, integrada por los clubes de fútbol porteño, deporte que ya era profesional desde 1931), promulgaba por llevar el básquetbol hacia el profesionalismo. Si bien esta tensión era previa a la década de 1940, la irrupción del peronismo complejizó el asunto. El gobierno peronista proponía la masificación y popularización del deporte, amenazando la persistencia del amateurismo. En este contexto, el golpe de la “Revolución Libertadora” y las intervenciones en el deporte otorgaron la posibilidad de reforzar el carácter aficionado del basquetbol.
Sin embargo, la cuestión del amateurismo está estrechamente relacionada con otras problemáticas. Por un lado, existían fuertes tensiones entre las asociaciones porteñas y las del resto del país. Esto se evidenciaba en la propia CABB y en los requisitos para conformar el seleccionado nacional: hasta el peronismo, se elegían jugadores de las provincias que habían obtenido las mejores posiciones en el Campeonato Argentino; sin embargo, las intenciones de alcanzar lo más alto del podio en el mundial de 1950 llevó a convocar a los mejores jugadores, más allá de su procedencia. Con la “Revolución Libertadora” y las intervenciones, los propulsores del federalismo volvieron a la carga y retornaron a los antiguos criterios. La importancia de este conflicto en la sanción se evidencia en que 28 de los 35 jugadores suspendidos procedían de la Capital Federal.
La sanción también permite observar las tensiones sociales y de clase que se profundizaron durante el peronismo. El básquetbol fue uno de los tantos deportes que fueron introducidos al país por sectores medios y altos, pero que con el peronismo se popularizó su práctica entre las clases bajas. Justamente, fueron los sectores identificados de clase media los que reaccionaron con más virulencia hacia las políticas del peronismo y luego apoyaron la desperonización. De esta manera, podemos argumentar que la sanción a los basquetbolistas sirvió para reforzar el carácter aficionado del básquetbol, estrechamente relacionado con la idea de un deporte practicado por las clases medias y altas, así como con mayor poder de las provincias para conformar de forma federal la selección nacional.
Otro punto importante fue el desempeño de los dirigentes del básquetbol local. Si bien la CABB fue intervenida luego del golpe de Estado de 1955, la mayoría de los nombres del elenco dirigencial durante el peronismo se repitieron en la “Revolución Libertadora”. Sin embargo, habían existido fuertes vinculaciones entre las asociaciones del básquetbol y el gobierno peronista, que trascendían el apoyo gubernamental en la organización del mundial de 1950. Por ejemplo, la FABB adoptó el nombre “General Juan Perón”, o la CABB en 1953 renombró su recinto de sesiones como “Eva Perón”. Más allá de si adoptaron estas medidas por voluntad propia o como sumisión la “peronización” llevada adelante por el gobierno peronista, es evidente que los dirigentes aparecían ligados al peronismo. Por estas razones, la sanción a los basquetbolistas en 1957 puede entenderse como una estrategia más amplia dentro de la dirigencia del básquetbol local para desmarcarse del pasado peronista y posicionarse ante el nuevo gobierno de facto cómo antiperonistas alineados con los principios de la “Revolución Libertadora”.
Este análisis multicausal de la sanción no busca matizar los componentes políticos de la misma, sino repolitizarla a partir de los significados que tuvo para los actores. En este sentido, es importante remarcar que la cuestión política estuvo presente en todo el proceso. Por ejemplo, cuando los jugadores fueron interrogados por la CNI 49, se les preguntaba por su afinidad política (más allá de que la mayoría no era peronista, e incluso estaban afiliados a otros partidos políticos, como el radicalismo y el socialismo). También los primeros jugadores en ser sancionados fueron los de Racing Club, institución acusada de favoritismo por parte del gobierno peronista. Si la dictadura pretendía negar o resignificar los logros del justicialismo, sancionar a los deportistas que habían sido exitosos durante el peronismo puede entenderse como parte de ese proceso. Finalmente, aunque fueron los dirigentes quienes concretaron la sanción en 1957, todo el proceso fue posible gracias a las políticas de desperonización y persecución al peronismo propiciadas por la “Revolución Libertadora”.
Fuentes:
Actas de la Intervención de la CABB, “Acta de la 45ª reunión ordinaria de la CABB”, 27 de marzo de 1957.
Comisión Nacional de Investigaciones 49, “Informe sobre investigación CABB”, 7 de marzo de 1956.
“Los campeones del mundo”, Democracia, 18 de noviembre de 1950.
“Sanciones definitivas para los basquetbolistas”, Clarín, 29 de marzo de 1957.
Referencias:
Campana, Santiago. “¿Aficionados, profesionales o peronistas?: el accionar de la Comisión Nacional de Investigaciones con el básquetbol argentino (1950-1957)”. Anuario del Instituto de Historia Argentina 21, núm. 2, 2021.
Campana, Santiago. “La generación prohibida. La desperonización del básquetbol argentino
durante la ‘Revolución Libertadora’ (1955-1957)”. Tesis de Licenciatura en Historia, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2024.
Ferreyra, Silvana. El peronismo denunciado: antiperonismo, corrupción y comisiones Investigadoras durante el golpe de 1955. Buenos Aires – Mar del Plata, Grupo Editor Universitario Eudem, 2018.
Gutiérrez, Emilio. Básquetbol argentino. 1956, donde habita el olvido. Buenos Aires, Aurelia Rivera, 2007.
Orbuch, Iván Pablo. “Comisiones investigadoras – Comisión número 49 – Deportes”. En Diccionario del peronismo 1955-1969: trayectorias, hechos, procesos, organizaciones, correspondencia, publicaciones periódicas y libros de una época. Septima entrega, editado por Cattaruzza, A. et al, 1180-83, Buenos Aires, UNSAM y CEDINPE, 2024.
Tokman, Iván y Baltazar Tokman (directores). Tiempo Muerto. Documental, 2010.
Santiago Campana