(Rosario, 1926 – s d).

            Apodo: “Martincho”

            Rodolfo Martínez pasó su infancia en Rosario. Al poco tiempo se trasladó a la Capital Federal.

            Letrista. Fundador de la “Peña Peronista” en 1954. Hombre de la noche.

            Se atribuyó haber creado la fórmula “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino” por esa época.

            A fines del gobierno de Perón se acercó a la intervención del Partido Peronista en la Capital Federal.

            En los días siguientes al golpe de 1955 mantuvo guardia en el local del P.P., hasta que Arturo Jauretche lo disuadió de la inconveniencia de sostener esa posición ante la amenaza militar.

            Poco después se alistó en las huestes de la resistencia peronista. Consideró que las acciones resultaban deshilvanadas y que resultaba fundamental tomar contacto con Perón. Con esa finalidad viajó a Caracas y desde allí se conectó con Perón, quien aceptó que lo visitara en Panamá.

            A partir de allí pasó a desempeñarse como secretario, ofreciendo su pequeño departamento para se utilizado como vivienda de Perón. Fue testigo del encuentro de Perón con María Estela Martínez Casas, “Isabel” en diciembre de 1955.

            Viajó a Caracas para organizar a grupos de comandos de exiliados en ese país y conectar al resto que iban configurándose progresivamente. Desde allí activó el servicio de prensa y comunicaciones de la red de comandos en el exilio. Desde allí tuvo intercambios de opiniones sobre situaciones políticas concretas (realidad del país, actuación de figuras, contactos en el gobierno de Venezuela) mediante  correspondencia con Juan D. Perón.

            Entre los méritos que se atribuye se cuenta el de haber promovido a primer plano de la política peronista a John W. Cooke, en desmedro de Alejandro Leloir. Su conocimiento de la intervención del P.P. en 1955 le sirvió para argumentar sobre los valores morales y políticos de Cooke.

            Fue el gestor del traslado de Perón a Caracas.

            Malquistado con el entorno de Perón y con él mismo líder se retiró del grupo de apoyo del que había formado parte. Poco antes de su separación había sido parte de un altercado en un club nocturno con otro argentino que había hablado mal de Perón. Eso le valió veinticinco días preso. Recuperada la libertad, salió de Venezuela. Ese incidente, había generado malestar del gobierno venezolano con el grupo de exiliados argentinos, desde la óptica de Perón.

            Instalado en Cuba, publicó un libro en el que denunciaba actitudes mezquinas de dirigentes y del propio Perón. Tiempo antes, John W. Cooke había intentado disuadirlo, haciendo uso de su ascendencia política e intelectual.

            Poco antes del regreso de Perón al país intentó conectarse con él

mediante un memorandum de siete carillas.

            Apoyó la candidatura de Perón y su esposa a la tercera presidencia.

            Permaneció soltero a lo largo de su vida.

Obras:

Martínez, Rodolfo. Grandezas y miserias de Perón. La Habana, 1957.

Fuentes:

Martínez, Rodolfo. “Yo fui secretario de Perón”. Entrevista de Así. Número 521. 21 de septiembre de 1973.

Julio C. Melon Pirro y Darío Pulfer