
(Buenos Aires, 1 de mayo de 1932 – Buenos Aires, 20 de junio de 2009).
Nació en una familia de clase media de Flores. Su madre era hermana de Antonio Gallo, dirigente socialista que se orientó al trotskismo. Su padre, Juan, era de militancia socialista y participó de la fundación del Partido Socialista Obrero a fines de los años treinta. Su abuelo, de origen vasco, vivía junto con ellos.
Su padre era redactor de Claridad. Su casa era frecuentada por dirigentes políticos y sindicales del socialismo: Alfredo Palacios, José Tesorieri, Ángel Borlenghi, Aurelio Hernández, entre otros. También por escritores como Elías Castelnuovo, César Tiempo o Helvio “Poroto” Botana.
De joven abrevó en lecturas de corte anarquista y socialista transitando por los libros de Malatesta, Gori, Reclus, Bakunin y Kropotkin.
Su hogar vivió intensamente los debates suscitados por el desarrollo de la Guerra Civil Española, inclinándose por la opción republicana.
De joven se interesó por el teatro, consumiendo literatura y concurriendo a los ámbitos vinculados a la escena, llegando a participar de los espacios del teatro independiente ligados a la cultura de izquierdas. Participó fugazmente de la Juventud Socialista de Flores.
Su padre, Juan Unamuno, adhirió al peronismo ingresando a sus filas a través de Hortensio Quijano y Abelardo Moisés Alvarez Prado. Luego trabajó como operador político de Ángel Borlenghi (se conocían por el común pasado socialista) y se vinculó a grupos intelectuales promoviendo una asociación de intelectuales, una revista de apoyo al peronismo e integrando la delegación que viajó a Chile para preparar la visita de Perón al país trasandino, junto a César Tiempo. Estos posicionamientos condicionaron, de algún modo, las preferencias políticas de su hijo.
Miguel estudió en el Colegio del Salvador a tiempo completo, desde las 8 de la mañana a las 18 horas. El 17 de octubre, tras salir de la escuela, se sumó a la multitud, volviendo a su casa cerca de las 23 horas por ausencia de transporte. Ello le valió una reprimenda física de su padre, por lo que, más tarde, se consideró el “primer mártir” de esa jornada.
En 1950 concurría a bibliotecas de corte anarquista en la zona de Flores, en especial la que llevaba el nombre de José Ingenieros. Por ese año ingresó en el Banco Hipotecario, a instancias de su padre que llegó a una gerencia hacia 1955.
En 1954 se solidarizó con la situación de Guatemala acercándose al Embajador de ese país en Buenos Aires, Manuel Galich y a quien convocaba a núcleos de izquierda y del peronismo a defender la posición contraria al golpe, John W. Cooke.
En 1955 militaba en la Juventud Peronista, junto a Alfredo Carballeda. Para los días de septiembre se encontraba enfermo lo que le impidió participar de los acontecimientos. Su padre fue cesanteado del Banco Hipotecario y juzgado.
El 9 de noviembre de 1955 contrajo matrimonio con Lilia Saralegui, con quien tuvo seis hijos. Luego se fue de luna de miel en Córdoba, donde supo del desplazamiento de Lonardi.
Al regresar a Buenos Aires fue convocado para sumarse al levantamiento del General Federico Gentiluomo. En ese marco participó de unas escaramuzas en las cercanías del cuartel de La Tablada, que debían ocupar.
Comenzó a militar activamente en un comando clandestino, junto a Fermín Chávez, Carlos Russo, Enrique Ninín, Leopoldo López Forastier, Luis Daldini y Armando Cavalieri. Se vincularon con José M. Castiñeira de Dios del espacio intelectual y Eleuterio Cardoso, Andrés Framini, Manuel Carulias y Amado Olmos del sector gremial. Desarrollaron una campaña en favor de la jefatura de Cooke en la Capital Federal y por su libertad.
En enero de 1956 formó parte de la red de Comandos “Coronel Perón”, constituyendo un núcleo con los empleados del Banco Hipotecario. Allí se destacaba Carlos Russo, egresado de la Escuela de Periodismo al igual que Enrique Ninín. Enrique Oliva estaba en contacto continuo con ellos.
Por las características del grupo de base, se dedicaron al despliegue de la prensa clandestina haciendo llegar sueltos a los medios, a periodistas y a determinados círculos, en una actividad que podemos ligar al CEIPAP promovido por Castiñeira y Chávez.
Poco a poco, al renacer el activismo sindical, se constituyeron en un “apéndice” del movimiento gremial: “éramos un grupo de choque o ruptura en oportunidad de los grandes paros que empezaron a darse”. Fabricaban o les daban “clavos miguelitos” que tiraban por la ciudad; hacían actos de sabotaje o arrojaban bombas de alquitrán de carácter intimidatorio.
Se integraron en la intentona revolucionaria de Valle: el grupo tenía como misión la reproducción de la proclama. La prepararon en la casa de Unamuno en Castelar y algunos grupos comenzaron a distribuirla antes de conocer el desenlace fatal de la jornada. El lunes siguiente la oficina de Unamuno fue visitada por un partida policial que revisó los cajones de su escritorio y fue citado en la presidencia del Banco. Fue detenido junto a otros militantes y trasladado a Orden Político y luego a Villa Devoto. Compartió cárcel con Juan Vigo, Ítalo Luder y Sebastián Borro.
Estuvo detenido un par de meses. Al salir de la cárcel volvió a la militancia participando de los debates y enfrentamientos entre sectores del peronismo. Los ex forjistas que bregaban por la legalidad y el voto positivo y los “ultras” que seguían las directivas de Cooke o se acercaban a las posiciones de Raúl Lagomarsino y César Marcos.
Participaron de la campaña por el voto en blanco en 1957.
Fue parte del Comando Táctico designado por Perón en diciembre de 1957. Su grupo de referencia estaba integrado por Fermín Chávez, Enrique Ninín y Félix Odorizio (dirigente del sindicato de prensa). Ese espacio le dio la posibilidad de conocer a las figuras gremiales y políticas más significativas del peronismo realmente existente.
Viajó en varias oportunidades a Montevideo para ver a John W. Cooke y conoció, en esa coyuntura, a Alicia Eguren. Estuvo al tanto de las negociaciones sobre la Ley de Asociaciones Profesionales y los procesos de legalización de los gremios intervenidos.
Al volver José María Rosa al país lo frecuentó junto a otros miembros de su grupo de amigos, entre quienes estaba Alfredo Carballeda.
Junto a Vicente Trípoli seguía las posiciones de Cooke. Se inclinaban por la política insurreccional. Sentían devoción por Scalabrini Ortiz, a quien visitaban en su casa de la calle Alberdi en Olivos. En una oportunidad coincidieron con Jauretche, desatándose una ardua discusión en torno a la lucha armada: “cuando uno levanta la bandera de la revolución, seguramente se suman diez, de los cuales nueve son de la policía y el décimo es un imbécil”, decía el luchador de Paso de los Libres.
Tras la muerte de Scalabrini Ortiz, formó parte del núcleo promotor de la Fundación que le rindió homenaje y de la organización del Congreso de la Liberación Nacional de noviembre de 1959. En la oportunidad Alicia Eguren leyó el mensaje de Cooke que luego fue publicado bajo el título La lucha por la liberación nacional.
A principios de 1960, por sus estrechos lazos con Cooke, formó parte de la primera experiencia guerrillera del peronismo: “fuimos los que alentamos la aventura del llamado Uturunco, entre los cuales estaba Alicia Eguren. Ya para esa fecha, yo era íntimo amigo de ella. Incluso el Gordo me dio un departamento de la calle Maipú, que compartí con Enrique Oliva, que fue condenado y estuvo varios años preso. Ahí nos ligamos a un personaje que tuvo en esos años una influencia muy importante en acciones de los grupos de acción de la subversión: Abraham Guillén”. Por esa acción fue detenido en marzo de 1960.
Se acercó a la figura ascendente de Augusto T. Vandor. Participó de la redacción del periódico Recuperación dirigido por Américo Barrios. Tras una desavenencia con Barrios, junto a Miguel Gazzera publicaron el periódico Descartes.
Se manifestó en favor de la concurrencia a elecciones en 1962. Más tarde, compitió junto a Paulino Niembro en las elecciones internas del peronismo capitalino, quedando en la conducción del mismo y ocupando el cargo de secretario del partido.
Apoyó los planes de lucha de la CGT en tiempos del gobierno de Illia. Fue suplente de la Comisión del Operativo Retorno de Perón al país en el año 1964. Formó parte del proyecto político vandorista, defendiendo la idea que se trataba de un proyecto autonómico pero no contrario al liderazgo de Perón. En 1965 se frustró su candidatura a diputado nacional, por negociaciones entabladas por Vandor con otros sectores del peronismo capitalino. En las elecciones de Mendoza, en laque confrontaban las listas apoyadas por Vandor y Perón, se inclinó por Corvalán Nanclares, suspendiendo a último momento su viaje a la provincia.
A pedido de Vandor y en base a su trabajo en el Banco Hipotecario activó su militancia en el gremio bancario, en el momento en que ese sindicato controlado por los radicales se aproximaba a la CGT. Acompañó a Damaso Sierra en la seccional Capital, hasta llegar en el año 1967 a conquistar ese espacio.
Fue Ministro de Trabajo del gobierno de Isabel Martínez de Perón a principios de 1976.
Viajó a Madrid en el año 1969 con un grupo de sindicalistas. Se entrevistó a solas con Perón. Iba como representante del gremio bancario, integrado mayoritariamente por sectores medios de la población, con la posición de creciente integración a la CGT. En miras a la elección de 1973, compartió con el resto del sindicalismo la postura en favor de Antonio Cafiero a la presidencia. Desde esa posición consideraron con reticencia la candidatura decidida por Perón en favor de Héctor J. Cámpora.
Fue electo legislador para la Legislatura Porteña por la lista del FREJULI en 1973. Presidió ese ámbito entre 1974 y 1976. Rindió homenaje a John W. Cooke el 19 de septiembre de 1973 y reivindicó la figura de Manuel Ugarte.
Fue crítico de los grupos armados que confrontaron con el liderazgo de Perón.
Tras el golpe militar abrió una librería con Rodolfo Audi en la zona de Once. Participó de la redacción del documento que Deolindo F. Bittel, en representación del peronismo, presentó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Participó del MUSO (Movimiento Unidad Solidaridad y Organización) liderado por Antonio Cafiero.
Fue co-vicepresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos entre 1983 y 1987.
Fue electo diputado nacional entre 1983 y 1985. Fue uno de los líderes de la renovación peronista. Fue reelecto diputado en 1987.
Formó nueva pareja con Analía Gadda, con quien tuvo tres hijos.
En tiempos del gobierno de Carlos S. Menem fue embajador ante Ecuador entre 1989 y 1991. Se desempeñó como asesor del Ministro del Interior, Carlos Corach. Fue interventor del Archivo General de la Nación en el período 1995-1999.
En ese tiempo, promovió la publicación de una revista dedicada a cuestiones históricas bajo el nombre de Desmemoria, en la que participaron de manera plural personalidades dedicadas al estudio del pasado en el amplio espectro que va de Oscar Troncoso a Luis Alberto Romero pasando por Fermín Chávez y Mario Tesler.
Retomó el cargo en el Archivo General en las presidencias de Eduardo L. Duhalde y Néstor Kirchner, hasta 2007.
Fumador empedernido, desde 1999 portaba un respirador para oxigenarse. Falleció en 2009.
Obras:
Unamuno, Miguel y otros. El sindicalismo, el poder y la crisis. Buenos Aires, Ed. Belgrano, 1982.
Unamuno, Miguel y otros. El peronismo de la derrota. Buenos Aires, CEAL, 1984.
Unamuno, Miguel. Los proyectos de reformas constitucionales argentinas en el siglo XX. Buenos Aires, CEAL, 1985.
Unamuno, Miguel. Diego Luis Molinari, historiador y político. Buenos Aires, Círculo de Legisladores, 1998.
Fuentes:
Entrevista de Guillermo Gasió a Miguel Unamuno. En Peronismo con Perón en el exilio (19555-1973). Buenos Aires, Ed. del autor, 2023.
Referencias:
Carman, Facundo. El poder la palabra escrita. Buenos Aires, BN, 2015.
Darío Pulfer