(Capital Federal, 30 de enero de 1938 – Detenido desaparecido, San Isidro, 28 de diciembre de 1975).
Abogado, guerrillero, líder de las FAR y dirigente de Montoneros.
Nació en el barrio porteño de Caballito. Su padre fue empleado en una tabacalera y, luego,comerciante y su madre maestra. En su infancia temprana su familia se radicó en Castelar, provincia de Buenos Aires, y Roberto empezó la primaria en una escuela de Liniers. La continuó en San Nicolás de los Arroyos, cuando su familia se instaló en esa localidad del interior de la provincia, en 1945. Allí, estudió en el Liceo Militar y culminó sus estudios secundarios en el Colegio Normal de San Nicolás. Volvió a vivir en Buenos Aires, a los 18 años, cuando la familia emprendió el regreso a la ciudad capital.
Estudió Abogacía en la UBA. En la Facultad de Derecho empezó a militar en el Movimiento Universitario Reformista (MUR), orientado por el Partido Comunista (PC). En 1960 se afilió a la Federación Juvenil Comunista (FJC) y empezó a intervenir activamente en la política universitaria. Llegó a ser responsable de la “Fede” y Consejero estudiantil por el MUR. Al mismo tiempo, tuvo diversos empleos para solventarse sus estudios, consiguiendo trabajo en el Banco Nación. Participó de la famosa huelga de bancarios del año 1959. En 1960 fue becado para estudiar Derecho Comparado en Estados Unidos por ser uno de los mejores promedios de la carrera. A la vuelta del viaje, decidió visitar Cuba. Quedó deslumbrado por el proceso revolucionario caribeño que atravesabaun proceso marcado de radicalización. A su regreso, se recibió en el año 1962.
Apenas recibido, empezó a ejercer la abogacía y al poco tiempo, abrió su propio estudio jurídico con un socio. En 1964, se casó con Alicia Testai, su novia de muchos años. Ella nunca compartiría la militancia de Roberto y, mucho menos, la opción por la lucha armaday los riesgos que implicaba.
Vuelto de Cuba, se alejó de la FJC disconforme con la línea partidaria tendiente a impulsar una revolución democrático-burguesa como etapa previa a la revolución propiamente socialista. En consonancia con los planteos de lucha armada auspiciados por Cuba, integró Vanguardia Revolucionaria, un efímero grupo constituido por jóvenes alejados del PC. Luego de su disolución, transitó por diversas redes de ex –comunistas y, en su carácter de abogado, fue el representante legal del Sindicato de Prensa de la Capital Federal, conducido por una dirección gremial que simpatizaba fuertemente con la Revolución cubana. Por ese lado es que le llegó propuesta cubana.
En marzo de 1967 partió, junto a una docena de compañeros, entre los que se contaban Eduardo Jozami, Óscar Terán, Carlos Olmedo y Alberto Camps, hacia Cuba con la finalidad de recibir instrucción militar. El objetivo era formar parte de la columna guerrillera argentina que debía ser comandada por Ernesto “Che” Guevara, una vez que el “foco” del Ejército de Liberación de Nacional (ELN) liderado por este se hubiese consolidado en la selva boliviana. Ese plan, de alcance continental, se frustró estrepitosamente, en octubre de 1967, con la desarticulación del ELN y el asesinato de Guevara.
Regresado a la Argentina, el núcleo “cubano” se escindió. Quieto, junto a Olmedo, pasaron a ser los máximos referentes de un grupo que comienza a recibir nuevas adhesiones con el propósito de iniciar la lucha armada en el país.
A principios de 1969 se inició la organización de la sección argentina del ELN con el propósito de servir de apoyo al relanzamiento de la guerrilla boliviana, ahora, bajo el liderazgo de Álvaro “Inti” Peredo, uno de los sobrevivientes de la columna del “Che”. El grupo al que pertenecía Quietoformó parte de dicha experiencia participando del incendio de 13 supermercados “Minimax” situados en Buenos Aires y localidades circundantes como repudio a la vistita del emisario del gobierno de Estados Unidos, Nelson Rockefeller, el 26 de junio. La acción se hizo sin firmar, ya que se esperaba el alzamiento en armas en Bolivia que nunca se produjo. En septiembre de 1969 cayó asesinado “Inti” Peredo a manos de la policía, en la ciudad de La Paz.
Dicho suceso, sumado a otros factores, favorecieron la disgregación del ELN argentino. Entre fines de 1969 y principios de 1970 va a ver luz el proyecto de conformar una organización político-militar: las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Desde un principio, Quieto fueun referente natural en el grupo y el virtual “número 2” de la naciente formación.
El 30 de julio de 1970 fue la fecha elegida para dar a conocer públicamente la existencia de la nueva organización. Diversos comandos operativos tomaron la localidad de Garín, en una acción que se ejecutó con un grado de precisión notable. Quieto participó de lleno en la acción, siendo elresponsables de unos de los comandos operativos intervinientes ese día.
Impulsó la definición como peronista de las FAR que se concretizó en abril de 1971
El 6 de julio de ese año fue detenido en la puerta del domicilio de sus suegros. El secuestro de Marcelo Verd y Sara Palacio (desaparecidos), ambos militantes de las FAR, había alertado a la organización. Se atribuye la presencia de Quieto a una visita a su hija recién operada o al anhelo de despedirse de su mujer ante su inminente inmersión en la clandestinidad. Lo cierto es que vulneró los principios de seguridad establecidos corriendo el riesgo de seguir un destino semejante que el de sus compañeros. Solo el escándalo efectuado por su esposa alertó a los vecinos quienes, ante su presencia, forzaron a las fuerzas policiales a legalizar su detención.
Estuvo encarcelado en el penal de Resistencia. Luego, ante los pedidos de sus abogados, fue trasladado a la penitenciaría de Rawson, en donde se estaba pergeñando un operativo de fuga por parte de los militantes presos de diversas organizaciones armadas revolucionarias. En su calidad de recluso, animó numerosos debates políticos y formó parte de la elaboración de un documento titulado “Opiniones sobre los problemas centrales de la guerra revolucionaria en esta etapa”, popularizado como “Balido de Rawson” entre la militancia encarcelada, que sirvió para aunar las posiciones de FAR y Montoneros.
Participó en el escape de la cárcel patagónica que contempló la evasión de 116 militantes. Por problemas en el grueso del grupo de apoyo que debía efectivizar el traslado de los fugados hacia el aeropuerto de Trelew, solo los máximos dirigentes pudieron alcanzar el vuelo que los condujo a Chile. Entre ellos, se encontraban, además de Quieto, Marcos Osatinsky (FAR), Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo, Domingo Menna (PRT-ERP) y Fernando Vaca Narvaja (Montoneros). El presidente chileno, Salvador Allende, denegó su devolución a tierras argentinas y les otorgó el salvoconducto hacia Cuba a los seis dirigentes, luego de haberse producido el asesinato en una base aeronaval de 19 militantes que no habían alcanzado a tiempo el avión que propició su escape.
En Cuba, fue atendido como huésped distinguido por las autoridades y formó parte de una reunión, en conjunto con el resto de los dirigentes guerrilleros argentinos, con el mismísimo Fidel Castro. Su estadía en la isla se prolongó alrededor de 4 meses y se estima que, a principios de 1973, ya había regresado clandestinamente al país.
Se había convertido en el máximo dirigente de las FAR, a raíz de que Olmedo murió en combate en noviembre de 1971, cuando él se encontraba encarcelado. Vuelto al país pasó a ejercer plenamente su liderazgo. En virtud de ello, ocupó una posición de mucha exposición en las publicaciones militantes afines a la tendencia revolucionaria del peronismo, junto a Mario Firmenich, principal líder de Montoneros. En ese vertiginoso año 1973, en el que se produjeron la campaña electoral, la asunción del nuevo gobierno peronista, la renuncia de Cámpora y el regreso definitivo de Juan Domingo Perón al país, las organizaciones FAR y Montoneros emprendieron su fusión, que se dio a conocer públicamente el 12 de octubre.
En el seno de Montoneros ocupó el puesto número 3 de conducción, en una dirección colegiada de ocho integrantes. Por haber sido el líder de FAR y por la visibilidad que cobró, se lo solía considerar el segundo en jerarquía dentro de la organización. En virtud de su destreza militar, se le adjudica un rol protagónico en el planeamiento y ejecución del asesinato de José Rucci. En 19 de febrero de 1974 fue detenido, encontrándose en la ciudad de Rosario, por segunda vez. Tras una intensa campaña de denuncia fue liberado al mes. Se le asigna también un rol decisivo en la programación del secuestro de los hermanos Jorge y Luis Born, operativo efectuado el 19 de septiembre y que por la suma obtenida por lasliberaciones –60 millones de dólares– se convirtió en una cifra récord asegurando a las arcas montoneras un cúmulo de dinero apreciable de cara a enfrentar la escalada represiva.
El 28 de diciembre de 1975 es apresado por fuerzas policiales en una playa ubicada en la localidad de Martínez, en el partido de San Isidro, mientras se encontraba reunido con familiares. Varias fuentes aseguran que, en ese momento, Quieto estaba atravesando un período de fuertes cuestionamientos sobre la posición que había adoptado la organización frente a la deteriorada situación política que se encaminaba hacia un golpe de estado que no tardó en llegar. Presumiblemente, fue conducido a la guarnición militar de Campo de Mayo, en donde fue salvajemente torturado.
Inmediatamente a su detención, Montoneros inició una campaña, de fuerte impacto y que tuvo resonancia internacional, exigiendo su inmediata liberación. A los pocos días, ante los allanamientos realizados en varias viviendas pertenecientes a la organización, Quieto fue acusado de traición y sometido a un juicio revolucionario en ausencia. Montoneros lo encontró culpable de “deserción en operación y delación” y lo sentenció a muerte. Si bien el proceder ante el apresamiento fue la materia juzgada,el tribunal cuestionó la mala resolución de la cuestión familiar y la no asunción de todas las implicancias de la vida clandestina, aspectos que a Quieto, a lo largo de su trayectoria, siempre le fueron difícilesde armonizar. La condena nunca llegó a aplicarse dado queaún se encuentra desaparecido desde su detención.
Fuentes:
Altamirano, Carlos. La última entrevista a José M. Aricó. Estudios, N° 5, enero-junio 1995.
Tortti, María Cristina y Chama, Mauricio. Los nudos político-intelectuales de una trayectoria. Entrevista a Juan Carlos Portantiero. Cuestiones de Sociología, N° 3, 2006.
Juicio revolucionario de Roberto Quieto. Evita Montonera, N° 12, febrero-marzo 1976.
Opiniones sobre los problemas centrales de la guerra revolucionaria en esta etapa. 10 de agosto de 1972. FAR. Boletín N° 4, noviembre 1972.
Entrevista del autor a Teresa Meschiati, CABA, 22/10/2018.
Referencias:
Cheren, Liliana. La masacre de Trelew: 22 de agosto de 1972: institucionalización del terrorismo de estado. Buenos Aires, Corregidor, 1997.
Pastoriza, Lila. La “traición” de Roberto Quieto: treinta años de silencio. Lucha Armada, N° 6, 2006.
Vignollés, Alejandra. Doble condena. La verdadera historia de Roberto Quieto. Buenos Aires, Sudamericana, 2011.
Yofre, Juan Bautista. Volver a Matar. Los Archivos Ocultos de la “Cámara del Terror” (1971-1973). Buenos Aires, Sudamericana, 2009.
Carlos Custer