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Raúl fue hijo de Carlos Lagomarsino, propietario de la mayor fábrica de sombreros de Buenos Aires, empresa que heredó junto a sus hermanos Lilian y Rolando.
La mayor parte de esta acomodada familia porteña se acercó al naciente peronismo. Rolando fundó otras empresas con su cuñado Ricardo Guardo, casado con Lilian, y durante los gobiernos de Farrell y Perón ocupó la presidencia del Banco Hipotecario Nacional y la Secretaria de Industria, a cuyo frente estuvo hasta 1947.
Rolando, que en su momento había iniciado estudios de medicina, se dedicó a sus empresas y no volvió a ocupar cargos públicos. Raúl, quien había comenzado la carrera de odontología, colaboró con Guardo, quien fuera presidente de la Cámara de Diputados durante el primer gobierno peronista.
A inicios de la década del 50 comenzó su vinculación con César Marcos, un ex suboficial del ejército a su vez relacionado con John William Cooke. Marcos, un autodidacta peronista, contribuyó a su formación mediante recomendaciones de lecturas y reuniones de estudio en un departamento de Villa Luro que, por lo lejos que quedaba denominaban humorísticamente “la URSS”.
Hacia 1955, mientras estaba estudiando abogacía, formó parte de los núcleos de la intervención del Partido Peronista en la Capital Federal, encabezada por Cooke, después de los bombardeos de junio.
Funcionaban en un local de la Juventud en la calle Charcas, entre Rodríguez Peña y Callao. El día 16 de septiembre junto a Marcos y Cooke y un joven de apellido Peceiro, defendieron el local con armas.
Su casa fue baleada el día del golpe militar. Un amigo de la facultad lo refugió en su hogar.
Tras el golpe de 1955, Cooke delegó en Lagomarsino el mando del Partido Peronista de la Capital Federal, ante el riesgo de su detención al haber pasado a la clandestinidad. En ese momento comenzó a desarrollar acciones desde el local de la calle Riobamba, ubicado frente a Noticias Gráficas.
Siguió el derrotero de Marcos formando parte del grupo fundador del
Comando Nacional Peronista en tiempos de la primera resistencia peronista, junto a Carlos Held. A ellos se sumaron Héctor Saavedra, Osvaldo Morales y Rodolfo “Copete” Rodríguez Galvarini.
Al caer preso Cooke en octubre de 1955, junto a Marcos quedaron a cargo del Comando Nacional.
Hasta el local de Riobamba se acercó el Coronel Federico Gentiluomo, uno de los primeros militares de orientación peronista que buscaban organizar un golpe militar restaurador.
Las acciones de ese grupo se concentraron, en ese momento, en la distribución de carbonillas y tizas para escribir V.P. en las paredes y la publicación de un boletín informativo. Era confeccionado por Lagomarsino y Marcos y distribuido en las distintas zonas del país, mediante una red de la más absoluta confianza, llegando a reproducir cerca de 4500 ejemplares. Es probable que esa publicación tuviera como nombre Barricada.
El local de Riobamba fue allanado en dos oportunidades. La primera vez Lagomarsino huyó por los techos. En la segunda ocasión fue detenido por un tiempo.
Muchos de los hombres relacionados con Gentiluomo fueron detenidos a posteriori de que en diciembre de 1955 trascendieran las actividades conspirativas del militar, que había intentado sumarlos en su iniciativa.
El 24 de febrero de 1956, en el décimo aniversario del triunfo electoral, César Marcos y Raúl Lagomarsino publicaron el primer manifiesto del Comando Nacional Peronista. Se trataba de una declaración de principios en la que sostenían “La vuelta incondicional de Perón”.
En la perspectiva de tomar contacto con Juan D. Perón, residente en Panamá, destacaron a Osvaldo Morales para llevar el segundo informe producido por el Comando. Tras pasar por Chile y entrevistarse con María de la Cruz y su asistente el Profesor Florencio Monzón, Morales pudo seguir viaje a Panamá. Perón lo recibió haciéndose del Informe, pero por la precariedad de las referencias que contaba sobre Morales y quienes lo enviaban prefirió no fijar posiciones terminantes.
Poco después, fue clausurado el local de Riobamba, pasando los integrantes del Comando a la clandestinidad.
Lagomarsino se trasladó hacia Tucumán en un tren lechero, con el propósito de fundar comandos en el interior del país.
Después de establecer contacto con los conspiradores de Juan J. Valle rechazaron la proposición de participar apoyando con la red de comandos la sublevación. La diferencia fundamental, para Lagomarsino y Marcos, radicaba en la reivindicación explícita del liderazgo de Perón que los golpistas no consideraban tácticamente útil.
Lagomarsino cayó en una redada policial en junio de 1956 cuando se escondían en una casa prefabricada en La Matanza junto a Carlos Held. La noticia periodística señalaba que se trataba de la detención de “Dos amorales”, habiendo sido acusado Lagomarsino de homosexual y drogadicto, tras haber sido descripto como un rico industrial fabricante de sombreros. Esto último motivó la publicación de una solicitada por parte de Rolando Lagomarsino, titular de la empresa familiar, señalando que Raúl no tenía vinculación alguna con la firma comercial.
Desde la cárcel escribió a Perón informes detallados del movimiento del Penal. Su hermana, Ana María Lagomarsino las sacaba de la cárcel entre sus ropas y despachaba a Alemania a nombre de Carlos Held, quien había optado por salir del país por ser hijo de alemanes. Éste, a su vez, se las enviaba a Perón.
Estuvo casi tres años preso en las cárceles de Caseros y Villa Devoto.
Desde allí continuó con los trabajos políticos vinculados al Comando Nacional. Junto a Marcos, impulsaron la salida de la publicación El Guerrillero. Con el apoyo de diversos colaboradores hacían posible su producción y difusión: María Hasein sacaba de la cárcel piezas para publicar en el periódico; Héctor Saavedra y Mario Massouh asumieron la dirección alternadamente y a través de la red de comandos enviaban los materiales al interior. Desde El Guerrillero combatieron las posiciones expresadas en el “Plan de Acción” de agosto de 1957 por su antiguo jefe y amigo John W. Cooke.
En las elecciones de febrero de 1958 desobedecieron la orden del Comando Táctico de votar por Frondizi, merced al pacto suscripto por éste con Perón.
Raul Lagomarsino recuperó la libertad con la amnistía del gobierno de Arturo Frondizi.
Si bien vivió hasta fines de los años ochenta no participó activamente en política.
Referencias:
Baschetti, Roberto. Documentos de la resistencia peronista. Buenos Aires, Puntosur, 1988.
Cichero, Martha. Cartas peligrosas. Buenos Aires, Planeta, 1992.
Cooke, John W. Obras Completas. Artículos periodísticos, reportajes, cartas y documentos. TIII. Buenos Aires, Colihue, 2009.
Monzón, Florencio (h). Llegó carta de Perón: rapsodia de la resistencia 1955-1959. Buenos Aires, Corregidor, 2008.
Monzón, Florencio (h). El peronismo del silencio. Con los escritos ocultos de César Marcos. Buenos Aires, Corregidor, 2011.
Julio César Melon Pirro y DaríoPulfer